Santo Evangelio de hoy y lecturas. Domingo de la Divina Misericordia, 16 de abril, "Dad gracias al Señor porque es bueno" *****Sto.ROSARIO A LAS 22.00

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20 May 2012
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ACTUALIZACIÓN:

Santo Rosario. 22:00 horas, horario en España peninsular.

EMPEZAMOS A REZAR A LAS 22:00 HORAS.



Desde Lourdes (en castellano y en vivo):



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Letanías (no son obligatorias, pero agradan a nuestra progenitora del Cielo):



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Salve



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Ave María (cantado)





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¿Cómo se reza el Rosario? Con viñetas explicativas.


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Promesas del Rosario (apariciones marianas):



Aquellos que recen con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales.

Prometo mi protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario.

El Rosario es un arma poderosa para no ir al infierno, destruirá los vicios, disminuirá los pecados, y defendernos de las herejías.

Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio.

El alma que se encomiende a mí en el Rosario no perecerá.

Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una fin violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.

Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.

Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su fin encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia, en la hora de la fin participarán en el paraíso por los méritos de los Santos.

Libraré del purgatorio a quienes recen el Rosario devotamente.

Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.

Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.

Aquellos que propaguen mi Rosario serán asistidos por mí en sus necesidades.

Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se encomiende a mí al rezar el Rosario tendrá como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la fin.

Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesucristo.

La devoción a mi Rosario es una gran señal de profecía.

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Prosiguiendo con la iniciativa que comenzamos para subir diariamente la Palabra -siempre necesaria, pero especialmente en los tiempos bélicos y de desesperación que vivimos-, en primer lugar os recuerdo los beneficios que relaciona el Salmo 119 (en Spoiler porque es reiteración).

Beneficios de la Palabra

1) Nutre tu alma sedienta.

«Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra.» (Salmo 119: 25).

2) Fortalece tus huesos cansados.

«Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.» (Salmo 119: 107).

3) Redirige tu mirada a lo que es justo.

«Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino.» (Salmo 119:37).

4) Calma tu corazón desanimado.

«Me anticipé al alba, y clamé; Esperé en tu palabra.» (Salmo 119:147).

5) Concede Completa Paz.

«Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.» (Salmo 119:165).

6) Llena De Esperanza.

«Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar.» (Salmo 119:49).

7) Alimenta Tu Espíritu Hambriento.

«¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.» (Salmo 119:103).

8) Da Profunda Sabiduría.

«Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos;» (Salmo 119:100).

9) Tranquilidad Durante El Dolor.

«Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.» (Salmo 119:75)

10) Te Llena De Sus Alabanzas.

«A medianoche me levanto para alabarte Por tus justos juicios.» (Salmo 119:62).

11) Guarda De Caer En La Tentación.

«Apartaos de mí, malignos, Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.» (Salmo 119:115).

12) Señala Tus Creencias y Acciones Equivocadas.

«Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu ley.» (Salmo 119:29).

13) Nos Da Seguridad De Nuestra Herencia Eterna.

«Mis ojos desfallecieron por tu salvación, Y por la palabra de tu justicia.» (Salmo 119:123).

14) Consuela En Tiempo De Angustia.

«Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.» (Salmo 119:50).

15) En todo momento, puedes ir y dejar que la palabra de Dios te guie, Jesucristo.

«Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, Porque no me he olvidado de tus mandamientos.»(Salmo 119:176).

A continuación, el Evangelio de hoy domingo y las lecturas:


Hemos visto al Señor

Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 42-47

Los hermanos perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones.
Todo el mundo estaba impresionado, y los apóstoles hacían muchos prodigios y signos. Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno.
Con perseverancia acudían a diario al templo con un mismo espíritu, partían el pan en las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón; alababan a Dios y eran bien vistos de todo el pueblo; y día tras día el Señor iba agregando a los que se iban salvando.

Salmo
Sal 117, 2-4. 13-15. 22-24 R/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia

Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos.
Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día que hizo el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia

Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 3-9

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesucristo, que, por su gran misericordia, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha regenerado para una esperanza viva; para una herencia incorruptible, intachable e inmarcesible, reservada en el cielo a vosotros, que, mediante la fe, estáis protegidos con la fuerza de Dios; para una salvación dispuesta a revelarse en el momento final.
Por ello os alegráis, aunque ahora sea preciso padecer un Poco en pruebas diversas; así la autenticidad de vuestra fe, má preciosa que el oro, que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego, merecerá premio, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; sin haberlo visto lo amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en él y así os alegráis con un gozo inefable y radiante, alcanzando así la meta de vuestra fe: la salvación de vuestras almas.

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-31

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en
medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
«Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
«Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás:
«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás:
«Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.


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Bonus: Añado los comentarios de los dominicos con el Evangelio anterior, así como los del padre Pedro Brassesco, en YT. Para quien prefiera las reflexiones por escrito, las dejo a continuación, hoy a cargo de Fray Gerardo Sánchez Mielgo, del Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia).






Comentario bíblico

Primera lectura: Hechos 2,42-47.
Marco:El fragmento corresponde al primer sumario sobre la vida de la comunidad. La consecuencia de la aceptación del Mensaje Pascual fue la constitución de una comunidad alrededor de los Apóstoles. El Misterio Pascual proclamado y aceptado crea la comunidad cristiana, el nuevo Pueblo de Dios.

Reflexiones:

1ª) ¡La comunidad de Jesús, una comunidad pascual!

Los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. La verdadera proclamación del Mensaje Pascual y su aceptación sincera produce la comunidad. Pascua y comunidad van inseparables. En el acontecimiento pascual se han derribado todos los muros de separación. Ha sido liberado el hombre de la ley, del pecado y de la fin. Por eso es posible la comunión: "sabemos que hemos pasado de la fin a la vida en que amamos a los hermanos, en que podemos vivir en comunión". Así nos lo recuerda admirablemente el autor de la Primera Carta de Juan en 1,1-3: y nuestra comunión es con el Padre y con el Hijo.

2ª) Pascua y solidaridad.

Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno. El autor del libro del Deuteronomio enseña que cuando el pueblo entre en la Tierra Prometida no debe haber ya pobres entre ellos. El Acontecimiento Pascual fundamenta la más honda solidaridad. El compartir los bienes no se impuso como una regla, brotó como una espléndida manifestación de la experiencia de vida y de resurrección. La fe cristiana y la experiencia pascual tienen que manifestarse en la solidaridad a todos los niveles. "Si alguno dice: 'Amo a Dios', y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve" (1Jn 4,20). El autor de la Primera Carta de Juan nos recuerda: y que vuestro amor no sea de boquilla, sino "de obra y de verdad" (1Jn 3,18).

3ª) Pascua y comunidad a la escucha de la Palabra.

Los que aceptaron el mensaje eran perseverantes en la enseñanza apostólica, en la Fracción del Pan, en el compartir los bienes y en las oraciones. Son los cuatro pilares de la comunidad. No debe fallar ninguno de ellos. Los cuatro se interrelacionan y se ayudan mutuamente. La escucha perseverante de la Palabra y la participación en la Fracción del Pan establecen y crean la comunión con el Resucitado que se manifiesta en la comunión y en la oración compartida. Sólo así la comunidad puede testimoniar ante el mundo de que Jesús está realmente vivo y es la esperanza en un mundo dividido y agresivo contrario a la comunión y a la solidaridad.

4ª) Pascua y crecimiento de la comunidad

Todo el mundo estaba impresionado por los muchos prodigios y signos que los apóstoles hacían en Jerusalén... eran bien vistos de todo el pueblo y día tras día el Señor iba agregando al grupo los que se iban salvando. El testimonio apostólico en favor de la Resurrección de Jesús y el testimonio silencioso de la comunidad que vive fraternalmente empujaba a otros a sumarse a la comunidad: "día tras día el Señor iba agregando al grupo los que se iban salvando". La Pascua es la fuerza que empuja a la Iglesia a su crecimiento y a su madurez constante empujándola a ser "signo de salvación para todo el mundo". El pueblo de la esperanza sabe que en el momento más importante de la intervención de Dios a favor suyo (en la liberación de Egipto y en el Éxodo) su Dios se prodigó en prodigios que hicieran posible la liberación. Y los realizó por medio del gran profeta que no tuvo otro igual a él, Moisés. Ahora comprueban algo parecido y deducen que Dios está interviniendo en la historia de manera poderosa. Por eso se sienten impresionados. Y todavía más cuanto que no se ven acontecimientos ostentosos de carácter público como en el Éxodo. La pregunta lógica y adecuada era la siguiente: ¿Qué está ocurriendo entre nosotros? Es necesario dejarse interrogar por los signos para acceder a la verdadera fe que desborda siempre los propios signos. Los signos apuntan a otra realidad más importante: la misión liberadora de todo un pueblo por medio de Moisés; la liberación de toda la humanidad de los lazos de la fin por medio de Jesús de Nazaret resucitado de entre los muertos.

Segunda lectura: 1Pedro 1,3-9.
Marco: Es el saludo solemne de la Carta. Está dirigida a comunidades perseguidas por la fe dispersas en distintas regiones.

Reflexiones:

1ª) ¡Generosa misericordia de Dios!

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia nos ha reengendrado a una esperanza vivificante. La Pascua perpetúa el don del amor de Dios ofrecido al mundo en la Cruz. Expresión suprema y perfecta de la misericordia de Dios volcándose en favor del mundo, en favor de los hombres que, en definitiva, somos imágenes y semejanzas suyas. Ciertamente Él nos ha creado para la vida y para la felicidad y ese plan lo ha truncado el hombre. Pero Dios no se ha desentendido nunca del hombre imagen suya. Dios sabe muy bien que la más terrible esclavitud del hombre es el miedo a la fin. Y como es Fiel, como es Dios y no un hombre, santo en medio de su pueblo (Oseas 11) responde al hombre por medio de su Hijo Resucitado. He ahí el proyecto verdadero de Dios sobre la humanidad. He ahí el motivo de la esperanza: el Dios Misericordioso es Fiel y cumple su Palabra. Es necesario proclamar ante nuestro mundo esta gran esperanza que se fundamenta en la gran experiencia de la misericordia de Dios para llevarnos de nuevo a la vida sin fin y feliz. Y el Príncipe de este camino hacia la vida, el que abre camino hacia la vida es Jesús Resucitado (Hechos; Carta a los Hebreos).

2ª) La Pascua raíz y fundamento de la esperanza.

Nos ha reengendrado a una esperanza vivificante por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. El autor de esta carta relaciona directamente la Resurrección de Jesús con la esperanza cristiana. Esta virtud teologal se fundamenta en la Bondad y en el Poder de Dios. La resurrección es la expresión culminante del Poder de Dios. La resurrección expresa más y mejor el Poder de Dios que incluso la propia creación de la nada. Porque en la resurrección de Jesús todos los hombres son llamados e invitados a la vida para siempre. Pues bien, esta es la razón por la que la esperanza cristiana y la Resurrección de Jesús están íntimamente relacionadas. La expresión petrina es vigorosa: "Por medio de la Resurrección de Jesucristo nos ha reengendrado a una esperanza vivificante".

3ª) Pascua mantiene la esperanza en la persecución.

La fuerza de Dios os custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final. Alegraos de ello, aunque de momento tengáis que sufrir un poco, en pruebas diversas; así la comprobación de vuestra fe se resolverá en gloria y honor. No podemos olvidar que esta Carta ha sido escrita para alentar a los cristianos sometidos a la persecución y a la fin. La esperanza fundamentada en la Resurrección es la respuesta ante la persecución. Pedro les remite al momento fundamental: aquel en que fueron reengendrados. Aquel momento sacramental les injertó e incorporó Jesús sacramentalmente (porque no podía ser de otro modo) pero no por ello menos real, sólo que todavía en primicias. Ahora son perseguidos cruentamente con lo que participan realmente de la fin de Jesús (ya no sólo sacramentalmente) luego han de levantar el ánimo y la esperanza porque se acerca, es inminente ya su resurrección real con Jesús (y ya no sólo sacramental). Por eso esta Carta es de un vigor extraordinario. Y con un mensaje para los creyentes de hoy fuerte y consolador: muchos creyentes (bautizados por tanto) están participando del martirio incruento ("a plazos" lo llamaba J.L. Martín Descalzo) de la silenciosa persecución de la incomprensión, aislamiento o frontal rechazo verbal o de actitudes. Estos son los momentos propicios para renovar nuestra fe y nuestra esperanza pascual que inyectan ánimo en nuestras vidas históricas concretas.

(...continúan las reflexiones en el siguiente post)

Fuente: Hemos visto al Señor

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Y porque has resucitado, te damos las gracias. Contigo seremos invencibles. Contigo, llamados a la Vida.


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Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.» (Salmo 90)
 
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OFICIO DE LECTURA

V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: OH PERPETUO PASTOR QUE PURIFICAS

Oh perpetuo Pastor que purificas
a tu grey con las aguas bautismales,
en las que hallan limpieza nuestras mentes
y sepulcro final nuestras maldades.

Oh tú que, al ver manchada nuestra especie
por obra del malo y de sus fraudes,
asumiste la carne de los hombres
y su forma perdida reformaste.

Oh tú que, en una cruz clavado un día,
llegaste por amor a extremos tales,
que pagaste la deuda de los hombres
con el precio divino de tu sangre.

Oh Jesucristo, libra de la fin
a cuantos hoy reviven y renacen,
para que seas el perenne gozo
pascual de nuestras mentes inmortales.

Gloria al Padre celeste y gloria al Hijo,
que de la fin resurgió triunfante,
y gloria con entrambos al divino Paracleto,
por siglos incesantes. Amén.

SALMODIA

Ant 1.
Yo soy el que soy, Y no sigo el consejo de los impíos, sino que mi gozo es la ley del Señor. Aleluya.

Salmo 1 - LOS DOS CAMINOS DEL HOMBRE

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.

Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto a su tiempo
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.

No así los impíos, no así;
serán trabajo manual que arrebata el viento.
En el juicio los impíos no se levantarán,
ni los pecadores en la asamblea de los justos;
porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Yo soy el que soy, Y no sigo el consejo de los impíos, sino que mi gozo es la ley del Señor. Aleluya.

Ant 2. Lo he pedido a mi Padre, y me ha dado en herencia las naciones. Aleluya.

Salmo 2 - EL MESÍAS, REY VENCEDOR.

¿Por qué se amotinan las naciones,
y los pueblos planean un fracaso?

Se alían los reyes de la tierra,
los príncipes conspiran
contra el Señor y contra su Mesías:
«rompamos sus coyundas,
sacudamos su yugo.»

El que habita en el cielo sonríe,
el Señor se burla de ellos.
Luego les habla con ira,
los espanta con su cólera:
«yo mismo he establecido a mi Rey
en Sión, mi monte santo».

Voy a proclamar el decreto del Señor;
él me ha dicho: «Tú eres mi hijo:
yo te he engendrado hoy.
Pídemelo: te daré en herencia las naciones,
en posesión los confines de la tierra:
los gobernarás con cetro de hierro,
los quebrarás como jarro de loza.»

Y ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad los que regís la tierra:
servid al Señor con temor,
rendidle homenaje temblando;
no sea que se irrite, y vayáis a la ruina,
porque se inflama de pronto su ira.
¡Dichosos los que se refugian en él!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Lo he pedido a mi Padre, y me ha dado en herencia las naciones. Aleluya.

Ant 3. Yo me acosté, dormí y desperté, porque el Señor me sostuvo. Aleluya.

Salmo 3 - CONFIANZA EN MEDIO DE LA ANGUSTIA.

Señor, cuántos son mis enemigos,
cuántos se levantan contra mí;
cuántos dicen de mí:
«ya no lo protege Dios.»

Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,
tú mantienes alta mi cabeza.
Si grito invocando al Señor,
él me escucha desde su monte santo.

Puedo acostarme y dormir y despertar:
el Señor me sostiene.
No temeré al pueblo innumerable
que acampa a mi alrededor.

Levántate, Señor;
sálvame, Dios mío:
tú golpeaste a mis enemigos en la mejilla,
rompiste los dientes de los malvados.

De ti, Señor, viene la salvación
y la bendición sobre tu pueblo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Yo me acosté, dormí y desperté, porque el Señor me sostuvo. Aleluya.

V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.
R. Al ver al Señor. Aleluya.

PRIMERA LECTURA

De la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-17

LA VIDA NUEVA EN CRISTO

Hermanos: Si habéis sido resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Poned vuestro corazón en las cosas del cielo, no en las de la tierra. Porque habéis muerto y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios; cuando se manifieste Cristo, que es vuestra vida, os manifestaréis también vosotros con él, revestidos de gloria.

Mortificad las pasiones de vuestro hombre terrenal: la fornicación, la impureza, la concupiscencia, los malos deseos y la avaricia, que es una idolatría. Por ellas se desata la cólera de Dios.

En todo eso anduvisteis también vosotros, cuando vivíais entregados a ellas. Pero ahora dejad también vosotros a un lado todo eso: la ira, la indignación, la malignidad, la maledicencia y el torpe lenguaje. No os engañéis unos a otros.

Despojaos del hombre viejo con sus malas pasiones y revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento pleno de Dios y se va configurando con la imagen del que lo creó. Así, ya no hay griego ni judío, ni circunciso ni incircunciso, ni bárbaro ni escita, ni esclavo ni libre. Sólo Cristo todo y en todos.

Por lo tanto, como pueblo elegido de Dios, pueblo sacro y amado, sea vuestro uniforme: la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.

Por encima de todo, procurad el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y vivid siempre agradecidos. Que la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de todo corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.

Todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, ofreciendo la Acción de Gracias a Dios Padre por medio de él.

RESPONSORIO Col 3, 1. 2. 3

R.
Si habéis sido resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. * Poned vuestro corazón en las cosas del cielo, no en las de la tierra. Aleluya.
V. Porque habéis muerto y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios.
R. Poned vuestro corazón en las cosas del cielo, no en las de la tierra. Aleluya.

SEGUNDA LECTURA

De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 8, En la octava de Pascua, 1, 4: PL 46, 838. 841)

LA NUEVA CREATURA EN CRISTO

Me dirijo a vosotros, recién nacidos por el bautismo, párvulos en Cristo, nueva prole de la Iglesia, complacencia del Padre, fecundidad de la progenitora, germen puro, grupo recién agregado, motivo el más preciado de nuestro honor y fruto de nuestro trabajo, mi gozo y mi corona, todos los que perseveráis firmes en el Señor.

Os hablo con palabras del Apóstol: Revestíos de Jesucristo, el Señor, y no os entreguéis a satisfacer las pasiones de esta vida mortal, para que os revistáis de la vida que habéis revestido en el sacramento. Todos los que habéis sido bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judío y gentil, ni entre libre y esclavo, ni entre hombre y mujer: todos sois uno en Cristo Jesús.

Ésta es precisamente la eficacia del sacramento: se trata, en efecto, del sacramento de la vida nueva, la cual empieza en el tiempo presente por el perdón de todos los pecados pasados, y llegará a su plenitud en la resurrección de los muertos. Por nuestro bautismo fuimos sepultados con él, para participar de su fin; para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos, así también nosotros vivamos una vida nueva. Ahora camináis en la fe, mientras vivís desterrados en este cuerpo mortal, lejos del Señor; pero el mismo Jesucristo, al dignarse asumir por nosotros la condición humana, se ha convertido para vosotros en el camino seguro hacia él, al cual os dirigís. Es grande, en efecto, la bondad que tiene reservada para sus fieles, y que descubrirá y completará para los que se acogen a él, cuando llegue el momento de la posesión efectiva de aquello que ahora hemos recibido sólo en esperanza.

Hoy hace ocho días de vuestro nacimiento espiritual; hoy recibís el complemento del sello de la fe, lo cual, en los padres antiguos, se realizaba por la circuncisión de la carne, al octavo día del nacimiento carnal.

Pues el mismo Señor, al despojarse de la mortalidad de la carne por su resurrección y al hacer resurgir un cuerpo no distinto del de antes, pero sí libre para siempre de la fin, señaló con su resurrección el día del domingo, que es el tercero después de la pasión, es el octavo después del sábado, según la numeración de días, pero que es al mismo tiempo el primero.

Por esto también vosotros, si habéis sido resucitados con Cristo —aunque todavía no de hecho, pero sí ya con esperanza cierta, porque habéis recibido el sacramento de ello y las arras del Espíritu—, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Poned vuestro corazón en las cosas del cielo, no en las de la tierra. Porque habéis muerto y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios; cuando se manifieste Cristo, que es vuestra vida, os manifestaréis también vosotros con él, revestidos de gloria.

RESPONSORIO Col 3, 3-4; Rm 6, 11

R.
Habéis muerto y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios; * cuando se manifieste Cristo, que es vuestra vida, os manifestaréis también vosotros con él, revestidos de gloria. Aleluya.
V. Considerad que estáis muertos al pecado, pero que vivís para Dios en unión con Cristo Jesús.
R. Cuando se manifieste Cristo, que es vuestra vida, os manifestaréis también vosotros con él, revestidos de gloria. Aleluya.

Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO

Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra alabanza,
a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.

Postrados ante ti, los ángeles te adoran
y cantan sin cesar:

Santo, santo, santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los profetas te enaltece,
y el ejército glorioso de los mártires te aclama.

A ti la Iglesia santa,
por todos los confines extendida,
con júbilo te adora y canta tu grandeza:

Padre, infinitamente santo,
Hijo eterno, unigénito de Dios,
santo Espíritu de amor y de consuelo.

Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú el Hijo y Palabra del Padre,
tú el Rey de toda la creación.

Tú, para salvar al hombre,
tomaste la condición de esclavo
en el seno de una virgen.

Tú destruiste la fin
y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.

Tú vives ahora,
inmortal y glorioso, en el reino del Padre.

Tú vendrás algún día,
como juez universal.

Muéstrate, pues, amigo y defensor
de los hombres que salvaste.

Y recíbelos por siempre allá en tu reino,
con tus santos y elegidos.

La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.

Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice a tu heredad.

Sé su pastor,
y guíalos por siempre.

Día tras día te bendeciremos
y alabaremos tu nombre por siempre jamás.

Dígnate, Señor,
guardarnos de pecado en este día.

Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

A ti, Señor, me acojo,
no quede yo nunca defraudado.

ORACIÓN

OREMOS,
Señor Dios, cuya misericordia es eterna, tú que reanimas la fe de tu pueblo con la celebración anual de las fiestas pascuales, aumenta en nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor la excelencia del bautismo que nos ha purificado, la grandeza del Espíritu que nos ha reengendrado y el precio de la sangre que nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V.
Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

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