El presidente en funciones se apartó del guion institucional acordado y cargó sobre el encargo del Rey al líder del PP ante un auditorio empresarial y con 25 embajadores
La intervención del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en la sede de la patronal provocó irritación en la cúpula de CEOE, según pudo confirmar EL MUNDO.
La organización que preside Antonio Garamendi cedió sus instalaciones a Moncloa para que Sánchez presentara un informe de la presidencia española de la UE sobre seguridad económica, que es de alto interés para la patronal Business Europe, a la que pertenece CEOE. Garamendi promovió que el presidente acudiera a lo que llama «la casa de los empresarios» para la presentación de un documento de reindustrialización europea que él apoya.
Entre los asistentes habían sido invitados además unos 25 embajadores de países de la UE para que conocieran de primera mano esta propuesta de la presidencia española de la UE para asegurar las cadenas de suministro del Viejo Continente.
Sin embargo, Sánchez no se contuvo y dedicó el final de su discurso a cargar contra el líder del PP y a presentar como una pérdida de tiempo el encargo de Felipe VI a Alberto Núñez Feijóo de investidura.
«La parte política de la intervención del presidente ha estado fuera de lugar, para nosotros ha sido una sorpresa», asegura un dirigente de la patronal. «El discurso iba bien, pero al final se le ha ido la olla. No es el sitio para atacar a un rival político y hablar así de un encargo del Rey», resume otro destacado miembro de la cúpula. Fuentes de CEOE enmarcaron el encuentro en la normalidad institucional y negaron que se haya producido un acercamiento táctico a Sánchez ante la posibilidad de ser investido: «Estamos donde siempre». También aseguraron el empresario vasco tiene previsto acudir este lunes a una reunión convocada por Feijóo con los agentes sociales.
Lo acordado con Moncloa era, por tanto, que Sánchez acudía como presidente de turno de la UE para hablar de seguridad de suministro ante empresarios y embajadores. Incluso estaba previsto inicialmente que participara el presidente de Business Europe, el sueco Fredrik Persson. Éste sólo pudo intervenir de forma telemática, porque Moncloa desplazó el evento del miércoles al viernes por el el bichito contraído por el presidente del Gobierno en funciones.
El líder del PSOE se apartó del guión previsto y a medida que Sánchez calificaba el encargo del Jefe del Estado a Feijóo de «pérdida de tiempo descomunal» y, al líder del PP, un político «nocivo» en un acto que iba a ser económico y europeo, subía la irritación de empresarios asistentes.
Garamendi había abierto, sin embargo, previamente el evento ceñido al guión y sin hacer ninguna mención a su posición tradicional en defensa del Estado de Derecho, la Corona y en contra de los ataques del Gobierno a los empresarios. Se mostró cordial e incluso acogió de buen grado los gestos afectuosos que le dedicó Sánchez, ávido de implicar a CEOE en lo que él denominó ir tejiendo «alianzas con la sociedad civil» de casa a continuar cuatro años más en el poder.
Al ser el presidente del Gobierno en funciones el que cerraba el acto, no hubo ya réplica. Sánchez y su comitiva de hasta cinco ministros se fueron rápidamente evitando contacto en el cóctel posterior con los empresarios asistentes y con los periodistas. Sólo el titular de Industria, Héctor Gómez, accedió a permanecer, de mod0 que el resto de ministros mostraron que acudían a CEOE más a arropar al líder socialista que a reanudar contactos con dirigentes de la organización empresarial.
Entre los escasos presidentes de grandes empresas asistentes destacaron los nombrados a propuesta del Gobierno. La presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor, el de Indra, Marc Murtra y el de Enagás, Antoni Llardén no faltaron a la cita. También asistió el presidente de Gestamp, Francisco J. Riberas pero en su caso, al igual que Inés Juste, la presidenta de la farmacéutica del mismo nombre, habían participado previamente en coloquios organizados conjuntamente por Moncloa y CEOE.
La intervención del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en la sede de la patronal provocó irritación en la cúpula de CEOE, según pudo confirmar EL MUNDO.
La organización que preside Antonio Garamendi cedió sus instalaciones a Moncloa para que Sánchez presentara un informe de la presidencia española de la UE sobre seguridad económica, que es de alto interés para la patronal Business Europe, a la que pertenece CEOE. Garamendi promovió que el presidente acudiera a lo que llama «la casa de los empresarios» para la presentación de un documento de reindustrialización europea que él apoya.
Entre los asistentes habían sido invitados además unos 25 embajadores de países de la UE para que conocieran de primera mano esta propuesta de la presidencia española de la UE para asegurar las cadenas de suministro del Viejo Continente.
Sin embargo, Sánchez no se contuvo y dedicó el final de su discurso a cargar contra el líder del PP y a presentar como una pérdida de tiempo el encargo de Felipe VI a Alberto Núñez Feijóo de investidura.
«La parte política de la intervención del presidente ha estado fuera de lugar, para nosotros ha sido una sorpresa», asegura un dirigente de la patronal. «El discurso iba bien, pero al final se le ha ido la olla. No es el sitio para atacar a un rival político y hablar así de un encargo del Rey», resume otro destacado miembro de la cúpula. Fuentes de CEOE enmarcaron el encuentro en la normalidad institucional y negaron que se haya producido un acercamiento táctico a Sánchez ante la posibilidad de ser investido: «Estamos donde siempre». También aseguraron el empresario vasco tiene previsto acudir este lunes a una reunión convocada por Feijóo con los agentes sociales.
Lo acordado con Moncloa era, por tanto, que Sánchez acudía como presidente de turno de la UE para hablar de seguridad de suministro ante empresarios y embajadores. Incluso estaba previsto inicialmente que participara el presidente de Business Europe, el sueco Fredrik Persson. Éste sólo pudo intervenir de forma telemática, porque Moncloa desplazó el evento del miércoles al viernes por el el bichito contraído por el presidente del Gobierno en funciones.
El líder del PSOE se apartó del guión previsto y a medida que Sánchez calificaba el encargo del Jefe del Estado a Feijóo de «pérdida de tiempo descomunal» y, al líder del PP, un político «nocivo» en un acto que iba a ser económico y europeo, subía la irritación de empresarios asistentes.
Garamendi había abierto, sin embargo, previamente el evento ceñido al guión y sin hacer ninguna mención a su posición tradicional en defensa del Estado de Derecho, la Corona y en contra de los ataques del Gobierno a los empresarios. Se mostró cordial e incluso acogió de buen grado los gestos afectuosos que le dedicó Sánchez, ávido de implicar a CEOE en lo que él denominó ir tejiendo «alianzas con la sociedad civil» de casa a continuar cuatro años más en el poder.
Al ser el presidente del Gobierno en funciones el que cerraba el acto, no hubo ya réplica. Sánchez y su comitiva de hasta cinco ministros se fueron rápidamente evitando contacto en el cóctel posterior con los empresarios asistentes y con los periodistas. Sólo el titular de Industria, Héctor Gómez, accedió a permanecer, de mod0 que el resto de ministros mostraron que acudían a CEOE más a arropar al líder socialista que a reanudar contactos con dirigentes de la organización empresarial.
Entre los escasos presidentes de grandes empresas asistentes destacaron los nombrados a propuesta del Gobierno. La presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor, el de Indra, Marc Murtra y el de Enagás, Antoni Llardén no faltaron a la cita. También asistió el presidente de Gestamp, Francisco J. Riberas pero en su caso, al igual que Inés Juste, la presidenta de la farmacéutica del mismo nombre, habían participado previamente en coloquios organizados conjuntamente por Moncloa y CEOE.
Sánchez irrita a la CEOE al usar su sede para dar un mitin contra Feijóo: "Se le ha ido la olla"
La intervención del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en la sede de la patronal provocó irritación en la cúpula de CEOE, según pudo confirmar EL MUNDO.
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