Kadashman-Enlil I
Madmaxista
Hace mucho tiempo, en un secarral muy, muy lejano, La Fuerza notó un tenue, casi imperceptible resquebrajamiento en su ser, que no llegó a ser advertido por los cabezudos lugareños, pero sí fue notado en el cuartel de Los Chupasartenes, la antiquísima orden monacal compuesta de caballeros que velaban por la paz y el orden en la galaxia de La Sagra. Hacía tiempo que gañanes sin oficio ni beneficio se reunían en el Riqui Pollo de la Autovía de Toledo a hacer el ganso, tras lo cual, montados en sus abollados y petardosos Sagreños AP-22 con mini-motor de pulso de plasma básico, salían a molestar a las poblaciones vecinas, atronando por en medio de la plaza del ayuntamiento, al grito de “PANTOJA, LA QUE NO ES fruta ES COJA!” o “COBEJA, MÁS pilinguis QUE TEJAS!”, costumbre que escandalizaba a las señoras pero no tanto a los cazadores, habituados a peores cosas.
Sin embargo, no era eso lo que percibía el caballero Chovi-Juan Jenovi; la perturbación era más intensa. Durante las últimas semanas, se recibieron informes de que habían vuelto a originarse revueltas en la zona de Numancia de la Sagra por el nombre de la localidad. Grupos aparentemente dirigidos estaban reflotando una antiquísima disputa, originada en el año 745 antes de la República Sagreña, causada por el lugarteniente de un antiguo caudillo indígena, que, confundiendo el nombre de la localidad con el apellido de un enemigo, cambió el nombre del poblado por otro que halagara a su jefe.
La contienda estaba siendo particularmente enconada, hasta el punto de haberse enviado un ejército de androides, que no hicieron más que empeorar la situacion al partir en dos con sus armas láser a un grupo de abuelas que salían de misa, confundiéndolas con los conspiradores.
No obstante, había algo que hacía presentir a los Caballeros Cani que esto no era todo y se estaba cocinando algo más que unas simples disputas vecinales agravadas por el exceso de presencia militar.
En efecto, al poco tiempo, recibieron informes de los spiders automáticos que periódicamente sobrevolaban la superficie del planeta Sagra II, y que revelaron el plan urdido por el maléfico Lord Palpatillas: el conflicto de Numancia-Azaña había sido agitado desde el seno de los partidarios del Imperio para distraer a la República de la construcción de la Estrella de la Suerte, una gigantesca estación espacial, que alimentada con neumáticos en desuso, emitiría, una vez acabada, un potentísimo rayo hiper-laser capaz de recalificar terrenos y construir y legalizar bingos, salas de juego, pilinguis, naves y urbanizaciones pardoes en medio de la nada en unos pocos milisegundos, amenazando con plagar el secarral de aún más locales de ocio y cubículos de ladrillo que se llenarían de organismos provenientes de toda la galaxia, especialmente de los planetas Moruscant, latinitooine y Rumanella.
Chovi-Juan estaba seguro de lograr detener la construcción de la Estrella, pero tuvo que afrontar un inesperado obstáculo: Su discípulo dilecto, Joaquín Ascay Guázquez, entrenado en las artes Keli de la telequinesis, clarividencia, control mental, okupación, carterismo, simpa y uso de la navaja romaní, había sucumbido al soborno del promotor de las urbanizaciones y se había pasado al "lado oscuro", cambiando su nombre a Brayan Váter y perdiéndose en el laberinto de casas de vicio y yantar de Toledonia y más allá.
Mientras tanto, ignorante de toda esta movida, el Lucas Ascay Guázquez, un pobre huérfano, se encontraba en el párking del Mercadona de El Álamo, registrando el monedero que acababa de bombachar a una señora mientras su madrastra y su actual pareja estaban entretenidos gritándose con la cajera porque no les daba la gana de girar el carro lleno de licor café, orujo Convidado de Baco, whisky John Cor y 100 gramos de loncha sandwich del Hacendado.
Tras contar meticulosamente los dineros hallados, que llegaron a sumar veinte pavos, desenrolló un canutillo de papel que se encontraba en el fondo de la faltriquera, y se puso a leerlo trabajosamente.
Era un mensaje de auxilio: "OoolaH, Wapo. Soy la Prinsesa (sic) Yeny (algunos nombres pueden variar) y estoiii cautiba del Brayan Váter en su Citroen Saxo. Tengo los planos de la Estrella de la Suerte, ¿me rescatas wapo? ¿estás mueno y tó cachas? Aste cuenta en Burbuja, ablamos por aquí y quedamos y eso, besis"
El Lucas era un tirillas maltratado por la vida; apenas levantaba del suelo, delgadísimo, moreno, ojeroso y más listo que el hambre, conducía mejor que El Pera, y a sus trece años había liderado ya más de una banda de delincuentes, pero no había conocido el amor, al menos hasta ese momento. Al acabar de leer la misiva, exhaló un profundo suspiro y supo que el resto de su vida estaría dedicada a ser el campeón de la libertad de la Prinsesa Yeny.
Absorto en sus pensamientos, hizo todo el viaje de vuelta en la fregoneta sin hacer caso de los chillidos de su madrastra recriminándole la masiva y persistente rigidez* que llevaba. Al llegar a su casa, ni siquiera probó el arroz con habichuelas; cogió sus cosas y se fue al locutorio. Decidido a complacer a su Dulcinea, se abrió un modesto perfil en Burbuja: sería un español blanco, de 32 años, de 1,92 de estatura, platanón que no entra en un vaso de cubata, con ADN verificado por Ancestry perteneciente a una antigua tribu pre-vikinga, mazado, trader exitoso, con cuatro deportivos, cinturón neցro de Krav Maga, jurista, forjador de cuchillos de supervivencia, sniper, mecánico de competición, virólogo, astrónomo, matemático y físico.
Su primer post fue en el principal, su título fue OLA y como texto escribió "Ola".
A decir verdad, no tuvo mucho éxito.
Pero insistió, y al cabo de unos seis meses, logró comprender el funcionamiento de un foro y comunicarse con Yeny. Ésta le contó por privado que lo de que estaba secuestrada era mentira, aunque sí era verdad que tenía los planos de la Estrella, que los había encontrado er páaapa en el vertedero y pensó que seguramente tenían algún valor.
Al Luqui todo esto de los planos le sonaba a chino mandarín y tampoco le importaba mucho, porque lo que en realidad quería hacer era verse con la Yeny y pinchar ol rait.
Lo que ignoraba es que Chovi-Juan Jenovi, el poderoso caballero defensor de la luz y la verdad, había detectado la presencia innata de La Fuerza en el joven Lucas y, siguiendo de cerca todos sus pasos, juzgó que ya estaba listo para ser entrenado como aprendiz de la Orden.
Días más tarde, se presentó en la penumbra de la tarde otoñal ante la puerta de la chabola, una figura baja, rechoncha y cabezona. Era Chovi-Juan. Tras cruzar rápidamente unas palabras con el dueño de casa, se llevó a Lucas a cambio de una caja de ginebras del Eroski a 4 leuros la botella.
El Lucas accedió a entrenarse como Caballero Cani, pero a cambio de que le pusieran una habitación para él con cama grande, internet de alta velocidad, la play, bebida a todas horas, gramos, y que le trajesen a su amor forero a vivir con él. Chovi-Juan le dijo que era pequeño para esas cosas, pero ante las amenazas de ser rajado como un lechón a filo de navaja, debió ceder.
Al final, Chovi-Juan, el Luqui, la Yeni, unos colegas que fueron trayendo, algunos foreros de Burbuja que se agregaron, y tres o cuatro pitbulls que cagaban unas cosas como misiles, acabaron viviendo en una especie de comuna, hasta que llegó el Maestro aguante a poner orden en el sindiós que se había montado.
Repuesto el orden marcial, el grupo se abocó a la trascendental misión que les había sido encomendada: preservar el ecosistema del secarral evitando que la Estrella de la Suerte llenara La Sagra de bingos y bloques, para lo que era imprescindible hallar la vulnerabilidad de la base y atacarla.
Examinando los planos que el padrastro de la Yeny había encontrado, El Luqui, que a sus trece años sabía un huevo de mecánica, rápidamente notó que el punto débil de la Estrella era la junta de la trócola. Atacándola con la suficiente precisión, podría conseguirse enganchar los piñones a la correa del bendix, encogiendo así el campo gaussiano y dejando a la base espacial sin protección durante el tiempo suficiente para invertir el fluzo del laser hacia dentro mediante un llave Stillson telescópica guiada por un haz de puñeterones.
Chovi-Juan, el artífice del plan, no tuvo mayores dificultades en convencer, chupitos de WD40 mediante, a los droides del ayuntamiento de coger una baja por depresión y unirse a los rebeldes para poner a punto los cazas que utilizarían para el ataque, si es que podían merecer el nombre de cazas.
En realidad, eran trastos de diversa procedencia, que los droides deberían apañar con trozos de tubería y chapa hurtados de Recuperaciones Garrido, mientras Chovi-Juan y la Yeny se encargaban de secuestrar al Miguel de Los Cagacines, que estaba ingresado en la Residencia Los Álamos de Yuncler por hallarse afectado de demencia senil, pero que había sido piloto y podía echar una mano en el adiestramiento. Los foreros de Burbuja fueron asignados a abrir hilos de cosa con el fin de distraer a los topos del Imperio.
En poco tiempo los cazas estuvieron a punto, sufriéndose como únicos contratiempos la pérdida de una de las naves, pilotada por el Miguel Cagacines, que en un rapto de demencia, despareció a todo gas una mañana rumbo a la Academia de Infantería al grito de "LAS OCHO MENOS VEINTE, LLEGO TARDE A PASAR REVISTA, shishiOOOOOO", y el obligado aplazamiento del ataque debido a que uno de los cazas no pasó la ITV en Olías.
Finalmente los cazas fueron presentados, recibiendo la bendición del Párroco de Yuncler, D. Salustiano García-Vaquero Hidalgo XVI.
Estaban guapos a su manera, con la pintura de tonalidad amarillo chillón -que no era un tonalidad discreto, pero era el único que habían conseguido- y las vistosas pegatinas publicitarias de Olías Padel, Hipo Gegant, Talleres Sobrino, Todo Mobil Homes, Hermanos Orozco, Farmacia Alonso Mateos y Parque de Bolas Los Duendecillos, patrocinadores de la aventura.
Decidieron que se coordinarían por guasa para atacar todos a una el "Día D", aunque hubo que esperar que fuesen llegando, mientras los mensajes se sucedían: "Hola buenas, xdón porfa, me dormío", "la niña tuvo mala noche", "me fui a duchar y estaba la luz cortada", "en 10 minutos yego", etc.
Seis meses después del inicio de la conspiración, había llegado el momento. Chovi-Juan, el Caballero Cani, inició el ataque, seguido por el Luqui, la Yeny en segunda línea y los foreros detrás. El grupo pinchó en hueso, ya que los pulsos de los cañones de puñeterones rebotaban sobre el escudo sin causar daño. Al Luqui se le encendió la lámpara, y guió al grupo por debajo del escudo, entre los cañones de largo alcance, que quedaron inutilizados por dispararse entre ellos.
Hubo bajas, sin embargo.
El Brayan Váter, que había abandonado tras*itoriamente la vida disipada para defender la tétrica estación espacial, había ordenado servirse de cazas y artillería de alcance reducido para contener las arremetidas rebeldes.
Cayeron foreros. El Luqui estuvo a punto de perder el control de su Bolo-X, los ojos ciegos por las lágrimas derramadas por sus compañeros, cuyos jailos de "HILER ERA SOSIALISTA" ya no volvería a leer.
Pero el dolor le dio nuevas fuerzas. Loco de ira y dolor, aceleró su caza, buscando el pasillo, a cuyo final se encontraba LA JUNTA DE LA TRÓCOLA.
La Fuerza creció en él, lo que hizo sonreír orgulloso a Chovi-Juan, que situó su Jilguero LS-3 al flanco derecho del Luqui.
-"¡Ve a por la trócola, yo esperaré rodeando el laser con la llave Stillson enhiesta! Vamos!", ordenó.
El Luqui subió la marcha a 16.000 recalificaciones/hora. El pasillo era simplemente sombras que pasaban velozmente, confundidas con los haces de luz naranja procedente de los cañones de puñeterones de los cazas imperiales. Con la serenidad de quien juega al FIFA 20, con hábiles toques esquvaba todos los intentos de derribarlo, apoyado por los cazas foreros que disparaban incesantemente Garbanzos de Pedrosillano, que al entrar son suaves, y al salir te parten el ano. Al llegar al punto en el que el neցro cráter de la temible trócola se hizo visible, contuvo el aliento, sincronizó su mente con el viento ancestral que hace rodar los salicones, y disparó. Disparó sin cesar, y por las bocas de los blásters salieron, una tras otra, las cosas de los pitbulls acumuladas durante seis meses y secadas al sol, hasta obtener la consistencia y la dureza de una aleación de titanio.
Al pasar sobre el profundisimo abismo que conducía a las entrañas mecánico-cibernéticas de la base, se hizo el silencio.
El Luqui estuvo tentado de desmoronarse. "He fallado", pensó.
Segundos más tarde, una catarata de explosiones hizo temblar su nave, mientras oía gritos, risas y vítores por radio: ¡Hurra! ¡Hemos acertado! ¡Me nutre! ¡BOOOOOOMMMM!
-¡Allá vamos!, exclamó Chovi-Juan.
La Estrella de La Suerte había quedado inoperante; la oscuridad y el silencio lo invadían todo. El Caballero Cani guió de manera casi quirúrgica la llave telescópica con el haz de puñeterones de alta vibración, y en apenas segundos, el mega-láser quedó invertido.
El Brayan Váter corría por los pasillos gritando ¡NO DÉIS LA LUZ! ¡NO DÉIS LA LUZ! ¡NO DÉIS LA LUZ, huevonES!, pero en medio del desconcierto general, nadie le hizo caso.
Al subir los plomos para restablecer el escudo y los servicios de la nave, se activó el mega-laser, PERO HACIA DENTRO DE LA NAVE.
Se desató entonces una pesadilla propia de Escher, Vitrubio, El Bosco y El Pocero juntos. El primer rayo recalificó el Cristal Emisor de Pulsos. El segundo convirtió a la Torre Generadora de Atracción, la Subestación Procesadora de Atmósfera, y los Edificios de la Red de Procesamiento en un conjunto abigarrado de bloques de pisos, en los que se yuxtaponían centros comerciales, vertederos de neumáticos, bingos y casas de pilinguis.
Los edificios comenzaron a reproducirse como en una especie de mitosis constructora, hasta que la Estrella reventó, esparciendo ladrillos, grúas, sacos de arena, tuberías, lonas, piscinas hinchables, coches abandonados y fichas de casino de tal manera que se formó un cinturon de productos típicos de La Sagra en torno a la derroyida estación espacial.
Al llegar triunfantes a tierra sagreña, fueron objeto de grandes agasajos.
El presidente de Tanatorio Cobeja les obsequió con un talonario de vales para servicios premium a coste cero; el Riqui Pollo les premió con un año de alitas de pollo con salsa a escoger; el Ayuntamiento de Yuncler les obsequió con un año de aparcar fuente a los vados sin pagar multa y Pavimentos El Peco ofreció correr con todos los gastos de reforma de baños, de bañera a plato de ducha prácticamente sin obra, para todos los guerreros.
-Victoria.
Lacónicamente, Chovi-Juan se felicitó ante el Maestro aguante.
Éste respondió: "¡¿Victoria?! Victoria dices..., Maestro Chovi-Juan, nada de victoria... del lado oscuro el tocho ha caído, la Guerra empezado ya ha..."
Sin embargo, no era eso lo que percibía el caballero Chovi-Juan Jenovi; la perturbación era más intensa. Durante las últimas semanas, se recibieron informes de que habían vuelto a originarse revueltas en la zona de Numancia de la Sagra por el nombre de la localidad. Grupos aparentemente dirigidos estaban reflotando una antiquísima disputa, originada en el año 745 antes de la República Sagreña, causada por el lugarteniente de un antiguo caudillo indígena, que, confundiendo el nombre de la localidad con el apellido de un enemigo, cambió el nombre del poblado por otro que halagara a su jefe.
La contienda estaba siendo particularmente enconada, hasta el punto de haberse enviado un ejército de androides, que no hicieron más que empeorar la situacion al partir en dos con sus armas láser a un grupo de abuelas que salían de misa, confundiéndolas con los conspiradores.
No obstante, había algo que hacía presentir a los Caballeros Cani que esto no era todo y se estaba cocinando algo más que unas simples disputas vecinales agravadas por el exceso de presencia militar.
En efecto, al poco tiempo, recibieron informes de los spiders automáticos que periódicamente sobrevolaban la superficie del planeta Sagra II, y que revelaron el plan urdido por el maléfico Lord Palpatillas: el conflicto de Numancia-Azaña había sido agitado desde el seno de los partidarios del Imperio para distraer a la República de la construcción de la Estrella de la Suerte, una gigantesca estación espacial, que alimentada con neumáticos en desuso, emitiría, una vez acabada, un potentísimo rayo hiper-laser capaz de recalificar terrenos y construir y legalizar bingos, salas de juego, pilinguis, naves y urbanizaciones pardoes en medio de la nada en unos pocos milisegundos, amenazando con plagar el secarral de aún más locales de ocio y cubículos de ladrillo que se llenarían de organismos provenientes de toda la galaxia, especialmente de los planetas Moruscant, latinitooine y Rumanella.
Chovi-Juan estaba seguro de lograr detener la construcción de la Estrella, pero tuvo que afrontar un inesperado obstáculo: Su discípulo dilecto, Joaquín Ascay Guázquez, entrenado en las artes Keli de la telequinesis, clarividencia, control mental, okupación, carterismo, simpa y uso de la navaja romaní, había sucumbido al soborno del promotor de las urbanizaciones y se había pasado al "lado oscuro", cambiando su nombre a Brayan Váter y perdiéndose en el laberinto de casas de vicio y yantar de Toledonia y más allá.
Mientras tanto, ignorante de toda esta movida, el Lucas Ascay Guázquez, un pobre huérfano, se encontraba en el párking del Mercadona de El Álamo, registrando el monedero que acababa de bombachar a una señora mientras su madrastra y su actual pareja estaban entretenidos gritándose con la cajera porque no les daba la gana de girar el carro lleno de licor café, orujo Convidado de Baco, whisky John Cor y 100 gramos de loncha sandwich del Hacendado.
Tras contar meticulosamente los dineros hallados, que llegaron a sumar veinte pavos, desenrolló un canutillo de papel que se encontraba en el fondo de la faltriquera, y se puso a leerlo trabajosamente.
Era un mensaje de auxilio: "OoolaH, Wapo. Soy la Prinsesa (sic) Yeny (algunos nombres pueden variar) y estoiii cautiba del Brayan Váter en su Citroen Saxo. Tengo los planos de la Estrella de la Suerte, ¿me rescatas wapo? ¿estás mueno y tó cachas? Aste cuenta en Burbuja, ablamos por aquí y quedamos y eso, besis"
El Lucas era un tirillas maltratado por la vida; apenas levantaba del suelo, delgadísimo, moreno, ojeroso y más listo que el hambre, conducía mejor que El Pera, y a sus trece años había liderado ya más de una banda de delincuentes, pero no había conocido el amor, al menos hasta ese momento. Al acabar de leer la misiva, exhaló un profundo suspiro y supo que el resto de su vida estaría dedicada a ser el campeón de la libertad de la Prinsesa Yeny.
Absorto en sus pensamientos, hizo todo el viaje de vuelta en la fregoneta sin hacer caso de los chillidos de su madrastra recriminándole la masiva y persistente rigidez* que llevaba. Al llegar a su casa, ni siquiera probó el arroz con habichuelas; cogió sus cosas y se fue al locutorio. Decidido a complacer a su Dulcinea, se abrió un modesto perfil en Burbuja: sería un español blanco, de 32 años, de 1,92 de estatura, platanón que no entra en un vaso de cubata, con ADN verificado por Ancestry perteneciente a una antigua tribu pre-vikinga, mazado, trader exitoso, con cuatro deportivos, cinturón neցro de Krav Maga, jurista, forjador de cuchillos de supervivencia, sniper, mecánico de competición, virólogo, astrónomo, matemático y físico.
Su primer post fue en el principal, su título fue OLA y como texto escribió "Ola".
A decir verdad, no tuvo mucho éxito.
Pero insistió, y al cabo de unos seis meses, logró comprender el funcionamiento de un foro y comunicarse con Yeny. Ésta le contó por privado que lo de que estaba secuestrada era mentira, aunque sí era verdad que tenía los planos de la Estrella, que los había encontrado er páaapa en el vertedero y pensó que seguramente tenían algún valor.
Al Luqui todo esto de los planos le sonaba a chino mandarín y tampoco le importaba mucho, porque lo que en realidad quería hacer era verse con la Yeny y pinchar ol rait.
Lo que ignoraba es que Chovi-Juan Jenovi, el poderoso caballero defensor de la luz y la verdad, había detectado la presencia innata de La Fuerza en el joven Lucas y, siguiendo de cerca todos sus pasos, juzgó que ya estaba listo para ser entrenado como aprendiz de la Orden.
Días más tarde, se presentó en la penumbra de la tarde otoñal ante la puerta de la chabola, una figura baja, rechoncha y cabezona. Era Chovi-Juan. Tras cruzar rápidamente unas palabras con el dueño de casa, se llevó a Lucas a cambio de una caja de ginebras del Eroski a 4 leuros la botella.
El Lucas accedió a entrenarse como Caballero Cani, pero a cambio de que le pusieran una habitación para él con cama grande, internet de alta velocidad, la play, bebida a todas horas, gramos, y que le trajesen a su amor forero a vivir con él. Chovi-Juan le dijo que era pequeño para esas cosas, pero ante las amenazas de ser rajado como un lechón a filo de navaja, debió ceder.
Al final, Chovi-Juan, el Luqui, la Yeni, unos colegas que fueron trayendo, algunos foreros de Burbuja que se agregaron, y tres o cuatro pitbulls que cagaban unas cosas como misiles, acabaron viviendo en una especie de comuna, hasta que llegó el Maestro aguante a poner orden en el sindiós que se había montado.
Repuesto el orden marcial, el grupo se abocó a la trascendental misión que les había sido encomendada: preservar el ecosistema del secarral evitando que la Estrella de la Suerte llenara La Sagra de bingos y bloques, para lo que era imprescindible hallar la vulnerabilidad de la base y atacarla.
Examinando los planos que el padrastro de la Yeny había encontrado, El Luqui, que a sus trece años sabía un huevo de mecánica, rápidamente notó que el punto débil de la Estrella era la junta de la trócola. Atacándola con la suficiente precisión, podría conseguirse enganchar los piñones a la correa del bendix, encogiendo así el campo gaussiano y dejando a la base espacial sin protección durante el tiempo suficiente para invertir el fluzo del laser hacia dentro mediante un llave Stillson telescópica guiada por un haz de puñeterones.
Chovi-Juan, el artífice del plan, no tuvo mayores dificultades en convencer, chupitos de WD40 mediante, a los droides del ayuntamiento de coger una baja por depresión y unirse a los rebeldes para poner a punto los cazas que utilizarían para el ataque, si es que podían merecer el nombre de cazas.
En realidad, eran trastos de diversa procedencia, que los droides deberían apañar con trozos de tubería y chapa hurtados de Recuperaciones Garrido, mientras Chovi-Juan y la Yeny se encargaban de secuestrar al Miguel de Los Cagacines, que estaba ingresado en la Residencia Los Álamos de Yuncler por hallarse afectado de demencia senil, pero que había sido piloto y podía echar una mano en el adiestramiento. Los foreros de Burbuja fueron asignados a abrir hilos de cosa con el fin de distraer a los topos del Imperio.
En poco tiempo los cazas estuvieron a punto, sufriéndose como únicos contratiempos la pérdida de una de las naves, pilotada por el Miguel Cagacines, que en un rapto de demencia, despareció a todo gas una mañana rumbo a la Academia de Infantería al grito de "LAS OCHO MENOS VEINTE, LLEGO TARDE A PASAR REVISTA, shishiOOOOOO", y el obligado aplazamiento del ataque debido a que uno de los cazas no pasó la ITV en Olías.
Finalmente los cazas fueron presentados, recibiendo la bendición del Párroco de Yuncler, D. Salustiano García-Vaquero Hidalgo XVI.
Estaban guapos a su manera, con la pintura de tonalidad amarillo chillón -que no era un tonalidad discreto, pero era el único que habían conseguido- y las vistosas pegatinas publicitarias de Olías Padel, Hipo Gegant, Talleres Sobrino, Todo Mobil Homes, Hermanos Orozco, Farmacia Alonso Mateos y Parque de Bolas Los Duendecillos, patrocinadores de la aventura.
Decidieron que se coordinarían por guasa para atacar todos a una el "Día D", aunque hubo que esperar que fuesen llegando, mientras los mensajes se sucedían: "Hola buenas, xdón porfa, me dormío", "la niña tuvo mala noche", "me fui a duchar y estaba la luz cortada", "en 10 minutos yego", etc.
Seis meses después del inicio de la conspiración, había llegado el momento. Chovi-Juan, el Caballero Cani, inició el ataque, seguido por el Luqui, la Yeny en segunda línea y los foreros detrás. El grupo pinchó en hueso, ya que los pulsos de los cañones de puñeterones rebotaban sobre el escudo sin causar daño. Al Luqui se le encendió la lámpara, y guió al grupo por debajo del escudo, entre los cañones de largo alcance, que quedaron inutilizados por dispararse entre ellos.
Hubo bajas, sin embargo.
El Brayan Váter, que había abandonado tras*itoriamente la vida disipada para defender la tétrica estación espacial, había ordenado servirse de cazas y artillería de alcance reducido para contener las arremetidas rebeldes.
Cayeron foreros. El Luqui estuvo a punto de perder el control de su Bolo-X, los ojos ciegos por las lágrimas derramadas por sus compañeros, cuyos jailos de "HILER ERA SOSIALISTA" ya no volvería a leer.
Pero el dolor le dio nuevas fuerzas. Loco de ira y dolor, aceleró su caza, buscando el pasillo, a cuyo final se encontraba LA JUNTA DE LA TRÓCOLA.
La Fuerza creció en él, lo que hizo sonreír orgulloso a Chovi-Juan, que situó su Jilguero LS-3 al flanco derecho del Luqui.
-"¡Ve a por la trócola, yo esperaré rodeando el laser con la llave Stillson enhiesta! Vamos!", ordenó.
El Luqui subió la marcha a 16.000 recalificaciones/hora. El pasillo era simplemente sombras que pasaban velozmente, confundidas con los haces de luz naranja procedente de los cañones de puñeterones de los cazas imperiales. Con la serenidad de quien juega al FIFA 20, con hábiles toques esquvaba todos los intentos de derribarlo, apoyado por los cazas foreros que disparaban incesantemente Garbanzos de Pedrosillano, que al entrar son suaves, y al salir te parten el ano. Al llegar al punto en el que el neցro cráter de la temible trócola se hizo visible, contuvo el aliento, sincronizó su mente con el viento ancestral que hace rodar los salicones, y disparó. Disparó sin cesar, y por las bocas de los blásters salieron, una tras otra, las cosas de los pitbulls acumuladas durante seis meses y secadas al sol, hasta obtener la consistencia y la dureza de una aleación de titanio.
Al pasar sobre el profundisimo abismo que conducía a las entrañas mecánico-cibernéticas de la base, se hizo el silencio.
El Luqui estuvo tentado de desmoronarse. "He fallado", pensó.
Segundos más tarde, una catarata de explosiones hizo temblar su nave, mientras oía gritos, risas y vítores por radio: ¡Hurra! ¡Hemos acertado! ¡Me nutre! ¡BOOOOOOMMMM!
-¡Allá vamos!, exclamó Chovi-Juan.
La Estrella de La Suerte había quedado inoperante; la oscuridad y el silencio lo invadían todo. El Caballero Cani guió de manera casi quirúrgica la llave telescópica con el haz de puñeterones de alta vibración, y en apenas segundos, el mega-láser quedó invertido.
El Brayan Váter corría por los pasillos gritando ¡NO DÉIS LA LUZ! ¡NO DÉIS LA LUZ! ¡NO DÉIS LA LUZ, huevonES!, pero en medio del desconcierto general, nadie le hizo caso.
Al subir los plomos para restablecer el escudo y los servicios de la nave, se activó el mega-laser, PERO HACIA DENTRO DE LA NAVE.
Se desató entonces una pesadilla propia de Escher, Vitrubio, El Bosco y El Pocero juntos. El primer rayo recalificó el Cristal Emisor de Pulsos. El segundo convirtió a la Torre Generadora de Atracción, la Subestación Procesadora de Atmósfera, y los Edificios de la Red de Procesamiento en un conjunto abigarrado de bloques de pisos, en los que se yuxtaponían centros comerciales, vertederos de neumáticos, bingos y casas de pilinguis.
Los edificios comenzaron a reproducirse como en una especie de mitosis constructora, hasta que la Estrella reventó, esparciendo ladrillos, grúas, sacos de arena, tuberías, lonas, piscinas hinchables, coches abandonados y fichas de casino de tal manera que se formó un cinturon de productos típicos de La Sagra en torno a la derroyida estación espacial.
Al llegar triunfantes a tierra sagreña, fueron objeto de grandes agasajos.
El presidente de Tanatorio Cobeja les obsequió con un talonario de vales para servicios premium a coste cero; el Riqui Pollo les premió con un año de alitas de pollo con salsa a escoger; el Ayuntamiento de Yuncler les obsequió con un año de aparcar fuente a los vados sin pagar multa y Pavimentos El Peco ofreció correr con todos los gastos de reforma de baños, de bañera a plato de ducha prácticamente sin obra, para todos los guerreros.
-Victoria.
Lacónicamente, Chovi-Juan se felicitó ante el Maestro aguante.
Éste respondió: "¡¿Victoria?! Victoria dices..., Maestro Chovi-Juan, nada de victoria... del lado oscuro el tocho ha caído, la Guerra empezado ya ha..."
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