Asurbanipal
Será en Octubre
Rusia y China quieren obligar Estados Unidos a respetar la Carta de la ONU
por Thierry Meyssan
Rusia y China acaban de exigir por escrito a Estados Unidos que respete la Carta de las Naciones Unidas y los compromisos que ha contraído. Esta exigencia, desprovista de toda forma de agresividad, pone en tela de juicio no sólo el funcionamiento de la ONU, de la OTAN y de la Unión Europea sino casi todas las prerrogativas que Estados Unidos se había arrogado desde la disolución de la URSS, lo cual la hace inaceptable para Washington. Pero la superpotencia estadounidense ya no es la de antes y tendrá que resignarse al repliegue.
Red Voltaire | París (Francia) | 4 de enero de 2022
El mundo actual se halla bajo la dirección de los Estados Unidos de América y de la OTAN, que se presentan a sí mismos como las únicas potencias globales, olvidando que la Federación Rusa y la República Popular China se han vuelto más poderosas que ellos, tanto en el plano económico como en el campo militar.
El 17 de diciembre de 2021, Moscú hizo público un borrador del Tratado Bilateral que propone a Washington, documento que contiene una serie de garantías fundamentales para la paz [1]. También publicó un borrador del acuerdo que permitiría poner en aplicación el documento anterior [2]. Estos documentos no están dirigidos contra Estados Unidos. Sólo apuntan a hacer que Estados Unidos se atenga al contenido de la Carta de la ONU y que respete sus propios compromisos.
El 23 de diciembre, durante la conferencia de prensa anual del presidente ruso Vladimir pilinguin, una pregunta de la periodista Diana Magnay, de Sky News, suscitó gran conmoción. El presidente pilinguin le contestó secamente que las observaciones de Moscú sobre el comportamiento de Estados Unidos datan de 1990 y que Washington no sólo las ignoró sino que además ha persistido desde entonces en ir cada vez más lejos en ese comportamiento. Subrayó seguidamente que en este momento, la OTAN está a punto de desplegar su armamento en Ucrania, lo cual sería inaceptable para Rusia [3]. Es muy importante resaltar que ningún dirigente ruso se había expresado así anteriormente. Y también es importante entender que instalar misiles a 4 minutos de Moscú plantea una amenaza tan extrema que puede llevar a la guerra.
El 30 de diciembre, los presidentes Joe Biden y Vladimir pilinguin sostuvieron una conversación telefónica. La parte estadounidense emitió ciertas proposiciones para resolver la cuestión ucraniana mientas que la parte rusa dirigió nuevamente la discusión hacia las violaciones de la Carta de la ONU cometidas por Estados Unidos y sobre el hecho que ese país viola constantemente su palabra.
Estados Unidos pretende mostrar su buena fe no incorporando Ucrania a la OTAN. Pero esa manera de abordar la situación responde sólo en parte al problema planteado y no permitiría evitar la guerra si no se acompaña de una retirada militar.
Es evidente que estamos entrando en un periodo de enfrentamiento extremo que se prolongará por años y que puede llevar a una guerra mundial.
En este artículo examinaremos ese conflicto, del cual no se habla en Occidente.
1- La extensión de la OTAN hacia
las fronteras de Rusia
Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos permitió deliberadamente que la Unión Soviética tuviera que cargar con la mayor parte del esfuerzo. En la Segunda Guerra Mundial murieron entre 22 y 27 millones de soviéticos (un 13 o 16% de la población de la URSS) frente a 418 000 muertos estadounidenses (0,32% de la población de Estados Unidos).
Al término de aquella carnicería, Estados Unidos creó una alianza militar en Europa occidental. La URSS respondió con la creación del Pacto de Varsovia.
Rápidamente, la OTAN resultó ser más bien una federación que viola el principio de soberanía de los Estados enunciado en el artículo 2 de la Carta de la ONU [4], algo que varios países del Tercer Mundo denunciaron públicamente en 1955 en la Conferencia de Bandung [5]. En definitiva, la URSS acabó violando también la Carta de la ONU con la adopción de la doctrina Brezhnev, en 1968, y su imposición a los miembros del Pacto de Varsovia. Con la disolución de la URSS, algunos Estados ex soviéticos crearon una nueva alianza militar –el Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC, siglas correspondientes a Organización del Tratado de Seguridad Colectiva)– y decidieron abordarla como una confederación que se atiene al respeto de la Carta de la ONU.
Llegados a este punto es importante aclarar la diferencia entre una “federación” y una “confederación”. Por ejemplo, durante la Guerra de Secesión en Estados Unidos, los nordistas formaron una “federación” ya que la autoridad del gobierno central, en Washington, se imponía a todos los Estados. Los Estados del sur, al contrario, formaron una confederación ya que cada Estado seguía siendo soberano.
En 1989, a raíz de la caída del muro de Berlín, los alemanes quisieron reunificar su nación en un solo país. Pero eso significaba extender la OTAN al territorio de la República Democrática Alemana (RDA). Inicialmente, los sovieticos se opusieron. Se planteó entonces una reunificación alemana que mantendría el territorio de la RDA como un espacio neutro. Pero Mijail Gorbatchov acabó aceptando la extensión de la OTAN mediante la reunificación alemana, con la condición de que la OTAN no tratara de extenderse hacia el este.
El canciller de la RFA, Helmut Kohl; su ministro de Exteriores, Hans-Dietrich Genscher; y el entonces presidente de Francia, Francois Mitterrand, apoyaron la posición de Moscú: la OTAN debía comprometerse a no seguir extendiéndose hacia el este.
Del otro lado del Atlántico, el presidente George Bush padre y su secretario de Estado, James Baker, emitieron numerosas declaraciones públicas y aceptaron compromisos en ese sentido ante todos sus interlocutores [6].
En cuanto se disolvió la URSS, 3 países neutrales –Austria, Finlandia y Suecia– se convirtieron en miembros de la Unión Europea. La Unión Europea y la OTAN son una sola entidad –la UE es el ala civil y la OTAN es la militar– y las dos tienen su sede en Bruselas. Según el Tratado sobre la Unión Europea, modificado por el Tratado de Lisboa (artículo 42, párrafo 7), la OTAN asume la defensa de la Unión Europea, independientemente de que todos los miembros de la UE sean o no miembros del bloque atlántico. De hecho, aquellos países “neutrales” dejaron de serlo al convertirse en miembros de la Unión Europea.
En 1993, el Consejo Europeo reunido en Copenhague anunció que los países del centro y del este de Europa podrían incorporarse a la Unión Europea. A partir de entonces, los ex miembros del bloque soviético emprendieron el proceso de incorporación a la OTAN, sin más obstáculo que las tradicionales observaciones provenientes de Rusia.
Pero en los años 1990, Rusia era sólo la sombra de sí misma. Sus riquezas fueron sometidas al saqueo de 90 individuos que se dio en llamar los «oligarcas». El nivel de vida de los rusos se derrumbó y su esperanza de vida disminuyó en 20 años. En ese contexto, nadie prestaba atención a lo que decía Moscú.
En 1997, la cumbre de la OTAN reunida en Madrid exhortó los ex miembros del bloque soviético a unirse al Tratado del Atlántico Norte. En 1990, la extensión de la OTAN sobre el territorio de la ex RDA se había pactado con Moscú. Pero cuando la República Checa, Hungría y Polonia se convirtieron en miembros de la OTAN (en 1999), Estados Unidos estaba violando la palabra que había dado a Moscú.
Estados Unidos volvió a romper su promesa en 2004, cuando Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia también se convirtieron en miembros de la OTAN. Estados Unidos tampoco respetó su palabra en 2009, así que Albania y Croacia también pasaron a ser miembros de la OTAN. Lo mismo sucedió en 2017, con la incorporación de Montenegro, y en 2020, con Macedonia del Norte.
Ahora resulta que Ucrania y Georgia también podrían convertirse próximamente en miembros de la OTAN mientras que Suecia y Finlandia podrían renunciar a la “neutralidad” –que ya es sólo teórica– para integrarse abiertamente a las filas de la alianza atlántica.
Lo que era inaceptable en 1990 sigue siendo inaceptable hoy en día. Es inconcebible que la OTAN emplace misiles a sólo minutos de vuelo de Moscú. Es la misma situación que ya se vio en 1962. Estados Unidos desplegó misiles a las puertas de la URSS, en Turquía. Los soviéticos respondieron instalando misiles en Cuba, a 90 millas de las costas de Estados Unidos. La administración Kennedy descubrió in extremis la situacion de amenaza que el Pentágono había creado para Estados Unidos. El jefe del Estado Mayor conjunto estadounidense, el general Lyman Lemnitzer, era virulentamente antisoviético y quería desatar una guerra nuclear. Felizmente, el general Mark Milley, quien ocupa actualmente ese cargo, es más inteligente y mantiene relaciones respetuosas con los militares rusos.
(El artículo continúa en el siguiente mensaje de este hilo):
por Thierry Meyssan
Rusia y China acaban de exigir por escrito a Estados Unidos que respete la Carta de las Naciones Unidas y los compromisos que ha contraído. Esta exigencia, desprovista de toda forma de agresividad, pone en tela de juicio no sólo el funcionamiento de la ONU, de la OTAN y de la Unión Europea sino casi todas las prerrogativas que Estados Unidos se había arrogado desde la disolución de la URSS, lo cual la hace inaceptable para Washington. Pero la superpotencia estadounidense ya no es la de antes y tendrá que resignarse al repliegue.
Red Voltaire | París (Francia) | 4 de enero de 2022
El mundo actual se halla bajo la dirección de los Estados Unidos de América y de la OTAN, que se presentan a sí mismos como las únicas potencias globales, olvidando que la Federación Rusa y la República Popular China se han vuelto más poderosas que ellos, tanto en el plano económico como en el campo militar.
El 17 de diciembre de 2021, Moscú hizo público un borrador del Tratado Bilateral que propone a Washington, documento que contiene una serie de garantías fundamentales para la paz [1]. También publicó un borrador del acuerdo que permitiría poner en aplicación el documento anterior [2]. Estos documentos no están dirigidos contra Estados Unidos. Sólo apuntan a hacer que Estados Unidos se atenga al contenido de la Carta de la ONU y que respete sus propios compromisos.
El 23 de diciembre, durante la conferencia de prensa anual del presidente ruso Vladimir pilinguin, una pregunta de la periodista Diana Magnay, de Sky News, suscitó gran conmoción. El presidente pilinguin le contestó secamente que las observaciones de Moscú sobre el comportamiento de Estados Unidos datan de 1990 y que Washington no sólo las ignoró sino que además ha persistido desde entonces en ir cada vez más lejos en ese comportamiento. Subrayó seguidamente que en este momento, la OTAN está a punto de desplegar su armamento en Ucrania, lo cual sería inaceptable para Rusia [3]. Es muy importante resaltar que ningún dirigente ruso se había expresado así anteriormente. Y también es importante entender que instalar misiles a 4 minutos de Moscú plantea una amenaza tan extrema que puede llevar a la guerra.
El 30 de diciembre, los presidentes Joe Biden y Vladimir pilinguin sostuvieron una conversación telefónica. La parte estadounidense emitió ciertas proposiciones para resolver la cuestión ucraniana mientas que la parte rusa dirigió nuevamente la discusión hacia las violaciones de la Carta de la ONU cometidas por Estados Unidos y sobre el hecho que ese país viola constantemente su palabra.
Estados Unidos pretende mostrar su buena fe no incorporando Ucrania a la OTAN. Pero esa manera de abordar la situación responde sólo en parte al problema planteado y no permitiría evitar la guerra si no se acompaña de una retirada militar.
Es evidente que estamos entrando en un periodo de enfrentamiento extremo que se prolongará por años y que puede llevar a una guerra mundial.
En este artículo examinaremos ese conflicto, del cual no se habla en Occidente.
1- La extensión de la OTAN hacia
las fronteras de Rusia
Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos permitió deliberadamente que la Unión Soviética tuviera que cargar con la mayor parte del esfuerzo. En la Segunda Guerra Mundial murieron entre 22 y 27 millones de soviéticos (un 13 o 16% de la población de la URSS) frente a 418 000 muertos estadounidenses (0,32% de la población de Estados Unidos).
Al término de aquella carnicería, Estados Unidos creó una alianza militar en Europa occidental. La URSS respondió con la creación del Pacto de Varsovia.
Rápidamente, la OTAN resultó ser más bien una federación que viola el principio de soberanía de los Estados enunciado en el artículo 2 de la Carta de la ONU [4], algo que varios países del Tercer Mundo denunciaron públicamente en 1955 en la Conferencia de Bandung [5]. En definitiva, la URSS acabó violando también la Carta de la ONU con la adopción de la doctrina Brezhnev, en 1968, y su imposición a los miembros del Pacto de Varsovia. Con la disolución de la URSS, algunos Estados ex soviéticos crearon una nueva alianza militar –el Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC, siglas correspondientes a Organización del Tratado de Seguridad Colectiva)– y decidieron abordarla como una confederación que se atiene al respeto de la Carta de la ONU.
Llegados a este punto es importante aclarar la diferencia entre una “federación” y una “confederación”. Por ejemplo, durante la Guerra de Secesión en Estados Unidos, los nordistas formaron una “federación” ya que la autoridad del gobierno central, en Washington, se imponía a todos los Estados. Los Estados del sur, al contrario, formaron una confederación ya que cada Estado seguía siendo soberano.
En 1989, a raíz de la caída del muro de Berlín, los alemanes quisieron reunificar su nación en un solo país. Pero eso significaba extender la OTAN al territorio de la República Democrática Alemana (RDA). Inicialmente, los sovieticos se opusieron. Se planteó entonces una reunificación alemana que mantendría el territorio de la RDA como un espacio neutro. Pero Mijail Gorbatchov acabó aceptando la extensión de la OTAN mediante la reunificación alemana, con la condición de que la OTAN no tratara de extenderse hacia el este.
El canciller de la RFA, Helmut Kohl; su ministro de Exteriores, Hans-Dietrich Genscher; y el entonces presidente de Francia, Francois Mitterrand, apoyaron la posición de Moscú: la OTAN debía comprometerse a no seguir extendiéndose hacia el este.
Del otro lado del Atlántico, el presidente George Bush padre y su secretario de Estado, James Baker, emitieron numerosas declaraciones públicas y aceptaron compromisos en ese sentido ante todos sus interlocutores [6].
En cuanto se disolvió la URSS, 3 países neutrales –Austria, Finlandia y Suecia– se convirtieron en miembros de la Unión Europea. La Unión Europea y la OTAN son una sola entidad –la UE es el ala civil y la OTAN es la militar– y las dos tienen su sede en Bruselas. Según el Tratado sobre la Unión Europea, modificado por el Tratado de Lisboa (artículo 42, párrafo 7), la OTAN asume la defensa de la Unión Europea, independientemente de que todos los miembros de la UE sean o no miembros del bloque atlántico. De hecho, aquellos países “neutrales” dejaron de serlo al convertirse en miembros de la Unión Europea.
En 1993, el Consejo Europeo reunido en Copenhague anunció que los países del centro y del este de Europa podrían incorporarse a la Unión Europea. A partir de entonces, los ex miembros del bloque soviético emprendieron el proceso de incorporación a la OTAN, sin más obstáculo que las tradicionales observaciones provenientes de Rusia.
Pero en los años 1990, Rusia era sólo la sombra de sí misma. Sus riquezas fueron sometidas al saqueo de 90 individuos que se dio en llamar los «oligarcas». El nivel de vida de los rusos se derrumbó y su esperanza de vida disminuyó en 20 años. En ese contexto, nadie prestaba atención a lo que decía Moscú.
En 1997, la cumbre de la OTAN reunida en Madrid exhortó los ex miembros del bloque soviético a unirse al Tratado del Atlántico Norte. En 1990, la extensión de la OTAN sobre el territorio de la ex RDA se había pactado con Moscú. Pero cuando la República Checa, Hungría y Polonia se convirtieron en miembros de la OTAN (en 1999), Estados Unidos estaba violando la palabra que había dado a Moscú.
Estados Unidos volvió a romper su promesa en 2004, cuando Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia también se convirtieron en miembros de la OTAN. Estados Unidos tampoco respetó su palabra en 2009, así que Albania y Croacia también pasaron a ser miembros de la OTAN. Lo mismo sucedió en 2017, con la incorporación de Montenegro, y en 2020, con Macedonia del Norte.
Ahora resulta que Ucrania y Georgia también podrían convertirse próximamente en miembros de la OTAN mientras que Suecia y Finlandia podrían renunciar a la “neutralidad” –que ya es sólo teórica– para integrarse abiertamente a las filas de la alianza atlántica.
Lo que era inaceptable en 1990 sigue siendo inaceptable hoy en día. Es inconcebible que la OTAN emplace misiles a sólo minutos de vuelo de Moscú. Es la misma situación que ya se vio en 1962. Estados Unidos desplegó misiles a las puertas de la URSS, en Turquía. Los soviéticos respondieron instalando misiles en Cuba, a 90 millas de las costas de Estados Unidos. La administración Kennedy descubrió in extremis la situacion de amenaza que el Pentágono había creado para Estados Unidos. El jefe del Estado Mayor conjunto estadounidense, el general Lyman Lemnitzer, era virulentamente antisoviético y quería desatar una guerra nuclear. Felizmente, el general Mark Milley, quien ocupa actualmente ese cargo, es más inteligente y mantiene relaciones respetuosas con los militares rusos.
(El artículo continúa en el siguiente mensaje de este hilo):