Rusia se impone a la guerra energética estadounidense en Oriente Medio

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Rusia se impone a la guerra energética estadounidense en Oriente Medio​
Por William Engdahl, 17 de septiembre de 2016​

En un sentido fundamental, la totalidad de la guerra de cinco años en Siria, además de todas las Primaveras Árabes, desde Libia a Irak pasando por Egipto, se ha debido al control de los recursos hidrocarburos – petróleo y gas natural – y de los potenciales oleoductos/gasoductos hacia los prometedores mercados de la Unión Europea. La Guerra contra el Terror de 2001 de Dick Cheney fue principalmente para proveer la excusa para una toma militar directa estadounidense de los enormes yacimientos petrolíferos de Irak y otros países clave de Oriente Medio. La guerra de Washington en Siria no ha sido tanto por el control del petróleo. Más bien, es por ver quién controla el flujo de gas natural, mediante gasoductos, a través de las fronteras del enorme mercado de gas de la UE. En este punto, cada vez parece más claro que la estrategia geopolítica y geo-económica de Rusia es imponerse a la muy problemática táctica de Washington en la región. Turquía parece que se decide a convertirse en un aliado clave en este triunfo energético ruso.

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A principios de septiembre, el ministro de energía turco, Berat Albayrak, se reunió con el director ejecutivo de Gazprom, Alexei Miller, en Estambul para hablar de resucitar el gigantesco gasoducto Tuskish Stream que va desde Rusia, pasando por debajo del Mar neցro hasta Turquía y la frontera con el país miembro de la UE, Grecia.


El progreso del gasoducto ruso-turco se detuvo abruptamente cuando las relaciones entre Moscú y Estambul se rompieron tras el derribo de un caza ruso por parte de Turquía en territorio sirio.


Tras las conversaciones del 1 de septiembre en Estambul, una semana más tarde Berat Albayrak, ministro de energía, expidió los primeros permisos para comenzar el proyecto. Gazprom emitió esta declaración: “Se alcanzó un acuerdo en la reunión para completar el asunto de todos los permisos requeridos para iniciar la implementación del proyecto Turkish Stream lo más pronto posible. Las negociaciones comerciales sobre las condiciones de los suministros de gas ruso a Turquía continuarán”. El Turkish Stream implicará la construcción de un gasoducto desde Rusia a Turquía a través del fondo del Mar neցro, donde se extenderán 660 kilómetros de gasoducto en el antiguo corredor del South Stream, que fue cancelado en diciembre de 2014, y 250 kilómetros se extenderán en un nuevo corredor hacía la parte europea de Turquía.

Por primera vez, en una indicación aún mayor de la seriedad de Turquía en el acuerdo sobre el gasoducto ruso, el presidente Erdogan ha propuesto que Turquía haga considerables concesiones financieras a Rusia, incluso pagar por la mitad de la construcción del gasoducto.

Es conveniente señalar que el suegro de Beret Albayrak resulta ser Recep Tayyip Erdogan, el hombre al que la CIA y las redes Cemaat de Fethullah Gülen dentro del Ejército Turco trataron de derrocar en el fallido golpe de estado, supuestamente porque Erdogan había decidido deshacerse de su primer ministro proOTAN, Ahmet Davutoglu, en mayo de este año e intentar una reconciliación con la Rusia de pilinguin. Este giro de 180 grados para alejarse de la OTAN y reestablecer lazos con Rusia desencadenó el fallido intento de golpe de estado contra Erdogan, por parte de las redes leales a Gülen y a la CIA. En el centro de las alarmas para Washington estaba su estimación de que Erdogan iba a resucitar el Turkish Stream cuando se encontrara con pilinguin en San Petersburgo, el 9 de agosto.

Ahora que el suspendido proyecto del Turkish Stream de Gazprom no sólo ha vuelto a las negociaciones, sino que además evoluciona concretamente bajo la estricta supervisión del yerno de Erdogan, sugiere que, a pesar de que parezca hacer un trato con Washington sobre Siria y los kurdos sirios tras la reunión de emergencia del 24 de agosto con el vicepresidente Joe Biden, Erdogan va muy en serio al desarrollar lazos estratégicos con Rusia.

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Biden, que juega un papel similar en la Administración Obama al que Dick Cheney jugó para George W. Bush, corrió a Ankara en un frenético intento por hacer que Turquía siguiera en la OTAN, incluso a expensas de la estrategia a largo plazo de Washington para un estado separado del Kurdistán. Ahora Turquía, con el claro acuerdo de Moscú, ha prevenido aparentemente un enclave separado kurdo en la frontera de Turquía que amenazaba con unirse en el futuro a los kurdos turcos. Claramente, hay una gran parte de regateos a puerta cerrada entre Moscú y Ankara sobre asuntos estratégicos que son esenciales para ambos. El flujo del gas natural es lo principal.

Con el progreso del proyecto Turkish Stream, Turquía y Rusia están ya posicionados para imponerse a los continuos esfuerzos por parte de Washington y sus aliados de la OTAN para expulsar a Rusia y a Gazprom de la UE y abrir la puerta al control estadounidense del enorme mercado de gas natural de la UE.

El primer paso en los esfuerzos estadounidenses por romper los lazos entre Rusia y Europa Occidental fue el golpe de estado de febrero de 2014 en Ucrania, al que George Friedman de Stratfor se refirió como “el golpe más descarado de la historia estadounidense”. En una entrevista con el diario Kommersant de Moscú, de la que quizá se arrepienta a día de hoy, Friedman, entonces asesor del Pentágono y de la CIA, admitió abiertamente que el objetivo geopolítico de toda la Revolución de tonalidad de la Plaza Maidán, dirigida por EE. UU., no era en absoluto para imponer la “democracia” en Ucrania, sino más bien para bloquear los crecientes lazos entre Alemania y la Rusia de pilinguin.


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Como señaló Friedman: “Se consideró que la alianza potencial más peligrosa, desde la perspectiva de los Estados Unidos, sería una alianza entre Rusia y Alemania. Esta sería una alianza entre la tecnología y el capital alemanes y los recursos naturales y humanos rusos”. Y las guerras por los gasoductos son el principal foco de los esfuerzos estadounidenses por bloquear los lazos económicos de Rusia en la UE.


Guerra de gasoductos, fase uno

En diciembre de 2014, unos nueve meses después del golpe de Washington en Kiev, Vladimir pilinguin fue a Ankara a reunirse con Erdogan.

Tras esas conversaciones en Ankara, pilinguin anunció la cancelación del gran proyecto del gasoducto South Sream que hubiese llevado el gas ruso también a través del Mar neցro desde Rusia, evitando Ucrania, asolada por la guerra, para llegar a Bulgaria, y desde ahí enviar el gas de Gazprom a través de la mayor parte del sureste de Europa e Italia. En su declaración, pilinguin citó el rechazo del gobierno búlgaro a dar el visto bueno. Una presión enorme de Washington, a través de la Comisión Europea de Bruselas, había obligado a Bulgaria a echarse atrás.

En ese momento parecía que Washington se había apuntado una gran victoria en la guerra por los gasoductos. No iba a ser tan fácil.

En lugar del South Stream, la Rusia de pilinguin anunció, en la reunión de diciembre de 2014 con Erdogan, que ambos unirían sus fuerzas para construir lo que se llamó el Turkish Stream. Usando gran parte de la planificación y la ruta del South Stream pero llegando en lugar de a la costa de Bulgaria, a la costa turca del Mar neցro, el nuevo gasoducto cruzaría Turquía hasta llegar a la frontera de Grecia. Una vez aquí, sería la responsabilidad de los estados de la UE, faltos de gas, la de construir sus propios gasoductos para comprar el gas ruso a través de Turquía. pilinguin, el presidente de Rusia, propuso desarrollar inicialmente el gasoducto del Turkish Stream como cuatro gasoductos paralelos de 16 000 millones de m3/año cada uno, que irían a través del Mar neցro desde Rusia hasta tocar tierra en Kiyikoy, en la provincia de Tracia en la costa europea de Turquía. El proyecto ha sido ahora recudido a una considerable cantidad de 31 500 millones de m3/año a través de dos ramas.

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La ruptura de los lazos entre Erdogan y la Rusia de pilinguin, después del derribo de un caza ruso en el espacio aéreo sirio el 24 de noviembre de 2015, parecía situar a Washington en ventaja en relación al control del flujo de gas natural de la UE. El único paso que quedaba sería asegurarse de que Washington y sus aliados controlaran también las reservas de gas natural fuera de Rusia, que surtirían al creciente mercado de gas de la UE. Aquí vemos la verdadera agenda tras la guerra de cinco años de duración por parte de Washington para el cambio de régimen en Damasco, una guerra con grupos terroristas como ISIS o el Frente al-Nusra en Siria, financiados principalmente con dinero de Qatar.



La guerra por el gasoducto sirio​

La decisión de Rusia de entrar en la guerra de Siria a la llamada del presidente sirio Bashar al Assad el 30 de septiembre de 2015, también está unida estratégica y geopolíticamente a todo el asunto de los futuros suministros del gas natural de la Unión Europea. Este es un trasfondo cuidadosamente escondido de lo que es una de las guerras indirectas más largas y amargas de la historia. Tal como lo ven algunos círculos geopolíticos estadounidenses y británicos, quien controle el futuro del flujo de gas natural de la UE tiene el máximo control sobre la UE, al menos en gran parte.

Los 28 países miembros de la Unión Europea son hoy el mercado más grande de importación de gas natural. Las fuentes de suministro doméstico en los sectores de Reino Unido y Holanda del Mar del Norte están disminuyendo rápidamente. Además, las reservas marítimas de gas natural de Noruega están descendiendo dramáticamente y el estado ha decidido, aparentemente, no invertir en proyectos de producción más costosos, sino centrarse en la energía renovable.

Sólo el 35% de las demandas de gas de la Unión Europea es satisfecho por la producción doméstica, siendo el resto importado principalmente de Rusia (40%), Noruega (30%), Argelia (13%) y el 8% de Qatar. Para el año 2025, se espera que la UE importe más del 80% del gas natural. Este control sobre el futuro del mercado de gas natural de la UE es donde está finalmente el “premio”, como lo llamó Dick Cheney es su ya infame discurso de 1999 en el London Institute of Petroleum. Las únicas fuentes importantes de suministros estables de gas natural para satisfacer las demandas de la UE durante las próximas décadas, a parte de Rusia, son Qatar e Irán, con el GNL estadounidense de gas de esquisto como una posibilidad muy distante al bajo precio actual.

En 2009, parecía claro para algunos estrategas geopolíticos en Washington que Qatar iba a jugar un papel estratégico en echar a Rusia del juego del gas natural de la UE y en poner a un proveedor controlado por EE. UU., Qatar, en el papel dominante.

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En 2009, Qatar propuso a Assad un gasoducto hacia la UE a través de Siria y Turquía. En su lugar, apoyó un gasoducto desde Irán, junto a Irak e Irán.


También en 2009, el jeque de Qatar, Hamad bin Khalifa, fue a Damasco a proponerle a Bashar al Assad la construcción de un nuevo gasoducto a través de Siria y hasta Turquía, dirigido al enorme mercado de gas de la UE. El gas natural qatarí por su parte venía del mayor yacimiento de gas en las aguas territoriales qataríes en el Golfo Pérsico.

En julio de 2011, Assad, junto a los líderes de Irán e Irak anunciaron que estaban planeando una alternativa al gasoducto Qatar-Siria-Turquía hacia la UE, para llevar el gas natural desde South Pars, el lado iraní del mismo yacimiento gigante que el qatarí.

El nuevo gasoducto Irán-Irak-Siria-Líbano iba a ser un competidor directo no sólo del gasoducto Qatar-Turquía, sino del con poca gracia gasoducto Nabucco de Washington, que pretendía emplear los yacimientos de gas controlados por las principales petroleras estadounidenses y británicas. Al rechazar la oferta de Qatar en 2009, Bashar al Assad declaró que su motivo era “proteger los intereses de [su] aliado ruso, que es el mayor proveedor de gas de Europa”.

En su lugar, Assad buscó negociar un plan para un gasoducto alternativo valorado en 10 mil millones de dólares con Irán, a través de Iraq hasta Siria, que permitiría potencialmente a Irán suministrar gas a Europa desde su yacimiento de South Pars. En julio de 2012, Assad firmó un Memorandum de Entendimiento con Irak e Irán. Ese fue el momento preciso en el que EE. UU. dio luz verde a Arabia Saudí, Qatar y Turquía para respaldar el cambio de régimen en Damasco – una demente geopolítica por el gas.

Aún está por ver que el último acuerdo entre Rusia y Turquía sobre el Turkish Stream incluya un cambio definitivo por parte turca para dejar de apoyar a los grupos terroristas antiAssad en Siria y desde la frontera turca. Si así fuera, supondría una derrota devastadora no sólo para Qatar y la desgraciada monarquía saudí. Podría reabrir la puerta potencialmente al gasoducto, respaldado por Rusia, de Irán, a través de Irak y Siria, y ahora Turquía, hasta la UE.


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¿Esto hará de Rusia la ganadora en las guerras globales por los gasoductos? ¿O simplemente será el detonante de una nueva ronda de guerras por parte de Washington sobre las vías energéticas, en un momento en el que el mundo se está distanciando del petróleo y el gas?

El periódico turco, Hurriyet, en un análisis de las últimas negociaciones sobre gas entre Rusia y Turquía, comenta: “Las relaciones turco-rusas se están entibiando otra vez tras la crisis por el avión que detuvo las mayores inversiones en energía del mundo”. Advierten de que EE. UU. y la UE podrían intentar hacer todo lo posible para bloquear la implementación no sólo del gasoducto Turkish Stream, sino también de la construcción de la Central Nuclear Akkuyu en Turquía por parte de Rusia. El diario dice que Occidente es probable que lo haga mediante el “respaldo de organizaciones terroristas y el belicismo. No es la afirmación ‘Llevaremos la paz y la democracia a Oriente Medio’ simplemente un disfraz para la ‘guerra por el petróleo’?” preguntan. Parece que saben la respuesta.
 
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