Roma Domuit Vascones

Urederra

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Roma Domuit Vascones

Es seguramente el tema más polémico de nuestro pasado antiguo. También uno sobre el que se han dicho muchas tonterías impunes. Pero en realidad las cosas están bastante claras, y sólo los que por pura política se empeñan no saben cuáles fueron las relaciones entre los romanos y los vascones, de las que quedan testimonios de todo tipo cada vez más incontestables.

Cinco de las 35 vías romanas del llamado Itinerario de Antonino pasaban por territorio vascón, siendo el más importante el XXXIV que unía Astúrica Augusta (Astorga) con Burdigalia (Burdeos) pasando por Veleia (Álava) y Pompaelo, además de por el Summo Pireneo y por Oiasso (Irún). La zona comprendida entre esta ruta y la XXXII, que pasaba por Calagurris (Calahorra) y el valle del Ebro superior, debió de tener numerosos asentamientos y villas, según la cantidad de vestigios arqueológicos. No era una zona despoblada ni en guerra en época republicana ni menos en la imperial, como demuestran los ricos depósitos en los museos de Irún, Pamplona, Veleia, Calahorra y Zaragoza, además de los continuos nuevos hallazgos romanos en el territorio vascón.

Y es que los vascones, desde que sabemos de ellos, eran todo lo contrario que los galos de Astérix: había vascones en el ejército romano al menos desde el siglo I a. C., por todo el Imperio. La Cohors II Vasconum Civium Romanorum estuvo destinada en Germania, donde nos habla de su heroísmo el mismo Tácito, y luego luchó en Britannia y en la Mauritania Tingitana. Y no eran mercenarios sino ciudadanos de pleno derecho, y así debían de serlo sus ciudades y pueblos de origen. Vascones de la actual Ribera fueron hasta los legionarios que protegían la vida de Augusto. Así que de resistencia poco o nada.

Los restos arqueológicos romanos son muy abundantes en el territorio vascón (básicamente la actual Navarra, aunque con salida al Cantábrico, del Bidasoa al Ebro y del Pirineo a las Cinco Villas), y también en el de los várdulos (Guipúzcoa y parte de Álava), caristios (partes de Vizcaya y Álava), autrigones (partes de Vizcaya, Santander, Burgos y Álava), berones (partes de Logroño) y por otro lado jacetanos (partes de Huesca). Es una zona de intensa romanización, como lo es la Aquitania en el Sur de la Galia, y sin resistencia armada sino todo lo contrario. Otros pueblos prerromanos bien cercanos sí defendieron su independencia con mucha fuerza y durante siglos, como es el caso de los celtíberos primero y de los cántabros y astures después.

Se ha intentado inventar, incluso con una manipulación arqueológica, esa inexistente resistencia antirromana. En el yacimiento alavés de Iruña-Veleia, desde 1994 bajo la dirección de Eliseo Gil Zubillaga y luego de Idoia Filloy aparecieron, grabados sobre diversos soportes, una buena colección de grafitos con estratigrafías que certificaban su datación en época romana. Escandaloso para la “versión oficial”: una vez más, textos eusquéricos ligados al latín, a Roma y al cristianismo y a lo largo de muchos siglos. Al final, como se estaba encontrando lo que no gustaba… los nacionalistas quitaron el permiso de excavación a Eliseo Gil. Quizá no falte mucho para que en la Navarra de Uxue, Geroa y Bildu se nos acerque una des-romanización política a posteriori de este tipo.

Desde la Diputación de Álava tenemos este ejemplo de una intervención política (representada allí por Lorena López de Lacalle, de Bildu) muy interesada en que los hallazgos aparecieran como falsificaciones, por no coincidir con las teorías de algunos lingüistas y por las lecturas de algunos políticos nacionalistas. Los vascones fueron fieles romanos y tempranos cristianos, colaboradores desde la oleada turística y conservadores de la romanidad, y eso hoy les molesta a los súper-nacionalistas, que para atacar esa versión tengan no temen mentir ni imponer en las aulas sus teorías “resistentes” y “tardías”.

La romanización en Vasconia como en Aquitania está descrita en los textos de los historiadores romanos, incluyendo como saben hasta los estudiantes de los Institutos el mismo Julio César. Estos y otros hallazgos arqueológicos han permitido completar sus datos. Ya antes del siglo III hubo contacto entre vascones y romanos, pues sabemos hasta que mercenarios vascones lucharon junto a Aníbal en la Segunda Guerra Púnica, acompañándole a él y a Asdrúbal en su oleada turística de Italia. Gente práctica, los vascones vieron en general la potencia de Roma en aquella victoria, y cuando los romanos llegaron a territorio vascón colaboraron y no resistieron. Por eso los vascones se romanizaron conservando su identidad y hasta gobernando ciudades y territorios de otros pueblos que sí resistieron y en cuya derrota ayudaron a Roma (quizá Graccurris y Calagurris de los berones).

Con los vascones, en el 194 a. C. el cónsul Catón el Viejo toma Jaca mediante una treta, con su ayuda en el 188 a. C. el pretor Publio Cornelio Escipión cipión Nasica vence a los celtíberos cerca de Calahorra, y en 178 a. C. Sempronio Graco funda junto a los vascones Graccurris (Alfaro) sobre los restos de Ilurcis. Hay inscripciones vasconas y con nombres vascones cada vez más presentes, que testimonian más una presencia vascona y romana conjunta en territorio autrigón y tanto más caristio que una enemistad de vascones y romanos de la que no hay testimonios. Vemos presentes desde muy pronto cuestores civiles romanos, nunca legiones en campaña contra los vascones y siempre en cambio militares romanos acogidos y apoyados aquí. Había pueblos celtas y no sucesivamente llegados, conviviendo y conservado un tiempo su identidad… pero la única certeza es la romanización, y que ésta fue intensa, profunda y temprana en lo que hoy es Navarra.

Es difícil dudar de este hecho, aunque queda mucho por saber de sus detalles. Calagurris (Calahorra) llegó a tener la condición de municipium civium Romanorum, y fue la ciudad vascona estatutariamente más importante. Ya hemos dicho que la guardia de Augusto fue de vascones de esta zona. Una generación antes César necesitó a Publio Licinio Craso y diez cohortes de legionarios para conquistar Aquitania en el 56 a. C., y sin embargo nada se necesitó contra los vascones. Otra generación más atrás, los pamploneses dieron todo su apoyo a Pompeyo en su guerra contra Sertorio que en 77 a.C. tiene su base en Osca. No es de extrañar, con todo eso, que el mayor monumento romano de toda el área navarra fuese justamente el triunfal de Pompeyo en el Sumo Pirineo, que quizá por testificar lo contrario de una anti-romanidad es sistemáticamente olvidado do por la propaganda oficial. Ni el Ager ni el Saltus Vasconum fueron de principio a fin otra cosa que territorios muy romanizados y plena y privilegiadamente integrados en la Hispania romana. Cuanto más se investiga más se comprueba, y más molesta a los que querrían inventar un pasado a su medida de pequeñeces, miserias, luchas y rencillas.

Artículo sacado de 'LA RESISTENCIA' nº3 (Noviembre del 2015): http:// navarraxesp.blogspot.com.es/2015/11/la-resistencia-no-03.html
 

Muchas gracias
Muy interesante aporte hustórico.
Desgraciadamente hay gente que falsea los hechos, porque querria fuesen otros a su gusto.
 
No es de extrañar, a los romanos les molaba el cereal y la vid.

Navarra, salvo la zona de montaña, era perfecta para ellos. En el norte quedan los pasos militares y minería en Oiartzun y Oiasso

De la antigua Pompaelo no queda mucho, pero podéis visitar:

Villa romana de Arellano

Ciudad romana de Andelos

Ya en Zaragoza, pero muy cerca,
Los bañales

Edito: De la utilización política de la historia... mejor no hablar.
 
Esto de los vascones aliados con los romanos, nos salió en una conversación donde estaba Begoña Errasti y otros que eran nacionalistas, no lo discutió nadie.
 
Esto de los vascones aliados con los romanos, nos salió en una conversación donde estaba Begoña Errasti y otros que eran nacionalistas, no lo discutió nadie.

Porque esa gente lo quiere vender como una especie de alianza de "igual a igual" y no como un simple vasallaje que es lo que realmente fue.

Vasallaje que era común por cierto a tantísimas tribus íberas y algunas celtiberas. De hecho era el otro arma que utilizaban los romanos para "conquistar". A muchos los sometían directamente "manu militari" pero a tantos otros simplemente les ofrecían pactos de vasallaje, por el que estos se sometían al imperio y garantizaban tropas y tributos a cambio de conservar cierta autonomia.

De hecho en la conquista de Hispania, intervienen tantas tropas auxiliares o federadas hispanas como legionarios romanos. Y será así en casi todas las partes de Europa. Era lo más eficaz y lo más lógico.

Por eso el cuento de la famosa "irreductibilidad vascona" resulta del todo ridiculo por no decir patético. Por cierto UN MITO POTENCIADO DESDE LA PROPIA ESPAÑA, incluso más que desde el nacionalismo, porque es anterior a Sabino.

Cuando los vascos eran más españoles que nadie, convertir a estos en una especie de émulos de los numantinos o los cantabros era una herramienta muy útil para potenciar el nacionalismo español. Solo que luego los de la boina se lo creyeron de verdad y asumieron que realmente ellos eran "especiales".

Paradojas de la historia oiga. Que cosas. ;)

---------- Post added 23-feb-2016 at 14:13 ----------

Se me olvidaba, por cierto metodo de conquista romano QUE COPIAN JUSTAMENTE LOS ESPAÑOLES AL LLEGAR A AMERICA. Siendo lo primero que hacen aliarse con unos caquiques locales que aceptan el vasallaje a España y al rey Carlos en contra de aquellos caudillos o facciones indígenas menos amistosas.

Por eso apenas un millar de española es capaz de conquistar México como si nada. Les garantizan a muchos caudillos y caciques indígenas conservar buena parte de su poder a cambio de vasallaje.
 
Summus Pyrenaeus, un símbolo completo de la identidad de Navarra

En el tercer número de nuestra revista impresa considerábamos que era “el tema más polémico de nuestro pasado antiguo” y también “uno sobre el que se han dicho muchas tonterías impunes” (NavarraResiste.com: Roma Domuit Vascones). Conforme avanzan los meses de gobierno abertzale y de resistencia miedosa o de simple sumisión al mismo, comprobamos que es verdad: les molesta que los romanos estuviesen aquí, que los vascones jamás se les resistiesen y que Roma dejase aquí su identidad y todos sus símbolos.

Ya hemos explicado, creando polémica entre los que no suelen pensar sino balar, que las relaciones entre romanos y vascones fueron de amistad primero y de plena integración después, sin resistencia armada. Hemos citado, y puede explicarse en más detalle, que “cinco de las 35 vías romanas del llamado Itinerario de Antonino pasaban por territorio vascón”, con una gran abundancia de asentamientos, villas y templos, plenamente romanos y desde muy pronto, tanto en el ‘ager’ como en el ‘saltus vasconum’. De hecho, sabemos que molesta, pero los vascones lucharon durante más de cinco siglos, es cierto, pero A FAVOR de Roma: había vascones en el ejército romano al menos desde el siglo I a. C., por todo el Imperio. Probablemente ya en la II Guerra Púnica, y con seguridad desde las Guerras celtíbero-lusitanas de 154-133 a.C. los vascones combatían por Roma, y a la vez se impregnaban de romanidad, sin que Roma jamás impusiese ni pagase nada.

Tenemos en Navarra un monumento singular, casi en la displuvial pirenaica, que es la llamada ‘torre de Urkulu’. Durante siglos, desde la Edad Media hasta el Diario de Navarra del 20 de marzo, se han escrito y dicho muchas cosas sobre él. Muchas simplezas y algunas malintencionadas, también. No fue desde luego mausoleo de la ninfa Pyrene. Tampoco tumba de guerreros muertos en Roncesvalles. Aunque por costumbre (equivocada) se le ha llamado ‘torre’, no lo es, y no es una fortaleza franca, ni mucho menos navarra, ni nada parecido.

Todo en Urkulu es sorprendente, sin necesidad de inventar nada. Una enorme base cilíndrica o troncocónica de mampostería, que originalmente medía cuatro metros y medio al menos de altura y 19 y medio de diámetro, en la cima de una montaña sin utilidad militar alguna, pero visible desde ambos lados del Pirineo y sobre uno de los principales pasos posibles del mismo. Un símbolo, un recuerdo, una señal viva de lo que esta tierra es y no es.

En la Guerra Sertoriana. en 81-73 a.C., Quinto Sertorio, pretor de la Hispania Citerior, se subleva contra Roma ayudado por los celtíberos. Los vascones permanecen fieles a Roma y colaboran con ella. Luchando contra Sertorio, en el 74 a.C. Cneo Pompeyo inverna en Pamplona, reorganiza a los vascones y a los demás pueblos fieles de la zona, da su nombre a la ciudad y traza con claridad vías, rutas y señales. Sabemos por el Itinerario de Antonio que la vía romana de Asturica (Astorga) a Burdigala (Burdeos) atravesaba el Pirineo en el punto llamado Summo Pyreneo. No importa ahora demasiado saber si el cruce principal de la cadena montañosa por las comunicaciones romanas estaba en Oiasso (Irún), en el entorno de Quinto Real, en el Alto de Ibañeta junto a Roncesvalles, en Orbaiceta o hasta en el Irati. Probablemente todas estas opciones de cruce hayan ido alternando su importancia en la historia, como ahora. Pero todas tienen algo en común: en todas ellas se han ido encontrando, y más cada vez, restos romanos cada vez más antiguos e importantes, desde hallazgos numismáticos y cerámicos a un ara dedicada al Sol Invicto.

En Urkulu sabemos ya con certeza arqueológica hace más de 35 años –con la excavación dirigida por María Ángeles Mezquíriz y Jean Luc Tobie- que se trata de un monumento romano hecho ex profeso, conmemorativo de victorias y delimitador de posesiones. Con toda probabilidad, se trata de los restos del monumento erigido por Pompeyo en el límite de Hispania con la Galia, una entonces Galia aún no romana, señalando que desde allí y gracias a sus victorias imperaba la paz y la ley de Roma. Se ha perdido la parte superior del monumento, pero ahí queda éste como signo innegable de algo que a muchos molesta.

¿Y qué molesta? Molesta que, justo en el Pirineo navarro, se marque la frontera de… la España romana. Molesta que, sin discusión, por allí pasasen las principales vías romanas, sin resistencia ni oposición. Molesta que Pompeyo, en nombre de Roma, erigiese el mayor monumento de toda la posterior Navarra antes de los templos que precedieron a las iglesias y catedrales. Molesta que, a los pies del Monumento de Pompeyo, el Camino de Santiago haya entrado durante más de un milenio en España.

Urkulu es Roma, es Camino, es Europa, es altar, es templo y es monumento. No hay resistencia, sino lealtad a la Ciudad y aceptación de su lengua, su cultura, su fe y y sus gentes. Urkulu es y será todo lo contrario de lo que querrían ver los que sueñan con una resistencia antiromana que nunca se dio o con una Navarra que nunca ha sido otra cosa que España. Por eso conviene echar un ojo de ven en cuando a aquel símbolo… no vaya a ser que en nombre del Cuatripartito lo quiten, o le den un sentido inventado.

NavarraResiste.com: Summus Pyrenaeus, un símbolo completo de la identidad de Navarra

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