castguer
Madmaxista
Lóbulo frontal, o de Goldberg, en el que se cree reside la capacidad de toma de decisiones típicamente humanas.Sujetos incapaces de tomar una decisión sensata.Menos aún, de proyectarse en el futuro y de pensar en las consecuencias de diversos cursos de acción, con ganancias y pérdidas. Pros y contras no existen para ellas. Nada sospesan y nada valoran. Al no haberse desarrollado del todo la función del lóbulo frontal, son inmaduros y condicionada su toma de decisiones por influencias externas.
A la vuelta de unos días conoceremos el desenlace de la farsa electoral para enviar al parlamento europeo a los sobreros del cotarro partitocrático. El sueño democrático no solo de una España unida sino de una Europa unida queda tan lejos de actores y espectadores como esas galaxias que explora el Hubble en los confines del Universo. Lo que se dirime a cara de perro y dentelladas es la determinación de Rodríguez de atornillarse en la Moncloa, de Rajoy por sustituirle o de los minoritarios por mantener sus opciones de chantaje. Enrocamiento al poder de por vida. No hay más bajo la carpa del circo partitocrático que cobija una burda y truculenta exhibición de trucos, trampas y timos por doquier. Pero un público hastiado se ausenta de las gradas, y los encuestadores dan por cierto que en torno a un sesenta por ciento del electorado hará regazona y dejará las urnas más flacas que una anoréxica con vocación de cadáver. Luego dirán que el descalabro es porque se trata de elecciones al Parlamento europeo pero que en las nacionales siempre es otra cosa. Ocurre, sin embargo, que como ya se vio con la patochada del referéndum para la aprobación del Estatuto catalán, vale el trágala de la mitad más uno, aunque esa mitad más uno sea ridícula respecto del censo electoral. Pero claro, desde ese momento quedan deslegitimados en España y evidenciados en Europa.
Demos
A la vuelta de unos días conoceremos el desenlace de la farsa electoral para enviar al parlamento europeo a los sobreros del cotarro partitocrático. El sueño democrático no solo de una España unida sino de una Europa unida queda tan lejos de actores y espectadores como esas galaxias que explora el Hubble en los confines del Universo. Lo que se dirime a cara de perro y dentelladas es la determinación de Rodríguez de atornillarse en la Moncloa, de Rajoy por sustituirle o de los minoritarios por mantener sus opciones de chantaje. Enrocamiento al poder de por vida. No hay más bajo la carpa del circo partitocrático que cobija una burda y truculenta exhibición de trucos, trampas y timos por doquier. Pero un público hastiado se ausenta de las gradas, y los encuestadores dan por cierto que en torno a un sesenta por ciento del electorado hará regazona y dejará las urnas más flacas que una anoréxica con vocación de cadáver. Luego dirán que el descalabro es porque se trata de elecciones al Parlamento europeo pero que en las nacionales siempre es otra cosa. Ocurre, sin embargo, que como ya se vio con la patochada del referéndum para la aprobación del Estatuto catalán, vale el trágala de la mitad más uno, aunque esa mitad más uno sea ridícula respecto del censo electoral. Pero claro, desde ese momento quedan deslegitimados en España y evidenciados en Europa.
Demos
