Hugo_Sanchez
Nunca subestimes el poder de la negación
EL MUNDO
Ritxar Bacete, el investigador que lucha contra el estigma del padre escapista: "Los hombres no tenemos la tecnología biosocial para el cuidado"
Padre de familia numerosa, primero experimentó el cambio en su propia piel y después quiso convertirlo en su modo de vida. Ritxar Bacete (Vitoria, 1973) se dice antropólogo por vocación y trabajador social por convicción. También es especialista en género, masculinidades, políticas de igualdad, paternidad positiva y economía del desarrollo. En este ámbito, ha conducido numerosas investigaciones tanto nacionales como internacionales. Es coordinador para España de la ONG Equimundo, Center for Masculinities and Social Justice. Su último libro, Papá (Ed. Destino, 2021), recoge la historia de 25 padres diferentes de la Historia en 25 cuentos breves ilustrados.
PREGUNTA: ¿Es la crianza paritaria todavía un mito?
RESPUESTA: Vivimos en un contexto que nos define, piensa cómo hubiera sido tu vida si hubieras vivido en Extremadura en los años 40, cuando los roles estaban bien definidos. Parece que nos hemos caído de un andamio espacial y de repente desearíamos vivir en unas relaciones completamente igualitarias. Ese es el escenario ideal al que queremos llegar, claro, pero hay que tener en cuenta de dónde venimos. En el siglo XVIII la industrialización arrancó a los hombres del ámbito familiar y los convirtió en ganapanes con un modelo extremadamente rígido de masculinidad basado en el control de las emociones y la rudeza. Pensemos en nuestros padres y abuelos y veamos qué hemos heredado. Con la inteligencia artificial se pueden hacer artificios, pero en los avances sociales hacemos lo que podemos. La evidencia científica muestra que los hombres tienen una mayor deseabilidad que las mujeres hacia los cuidados, e incluso están más dispuestos a que su vida profesional se vea impactada. La mirada crítica puede decir: no lo hacen, pero el hecho es que hacen mucho más que antes.
PREGUNTA: El feminismo reconoce un avance, pero denuncia que la mujeres sigue asumiendo las tareas invisibles.
RESPUESTA: La agenda feminista para los hombres pasa por que seamos adultos funcionales, y eso supone asumir el 100%, incluida la carga mental. Además, debe ir acompañado de un desempeño de entre el 40 y el 60% de las tareas del hogar, no vale decir que se es pianista pero luego no tocar. Tenemos que salir de la idea de la lucha y el conflicto, son mucho más eficaces los espacios de negociación que la rabia y la ira.
PREGUNTA: ¿A qué se refiere?
RESPUESTA: Los hombres no hemos sido socializados para el cuidado, no hemos adquirido la tecnología biosocial para ejercerlo. Con esto no nos quito ni un ápice de responsabilidad, sólo marco el camino de baldosas amarillas que he aprendido en los procesos de negociación con mi pareja. Efectivamente, tenemos que aprender a ver que creemos que hacemos más de lo que hacemos, a reconocer nuestro privilegio masculino. La tras*formación es posible pero tenemos que hacerla de la mano. Millones de hombres se incorporan al hogar y hacen tareas que nadie ve, hace 13 años que no se publica la encuesta de empleo del tiempo del INE, pero sí sabemos que los hombres que piden una excedencia para cuidar a sus mayores representan ya el 25% del total en España. Insistir en el binarismo, decir que al final los hombres se escaquean es poco efectivo. Hay que ir a los datos, y nos dicen que estamos en el momento de la Historia en que los hombres están más implicados en los cuidados.
PREGUNTA: Muchos padres cuidadores tienen reparos a la hora de publicitar su trabajo en casa por miedo a las miradas reprobatorias. ¿Sigue siendo un tema tabú?
RESPUESTA: Creo que ya hace mucho que hemos superado la sorpresa y el aplauso gratuito constante. Hace tiempo que se están generando relaciones distintas, y este cambio está profundamente ligado al empoderamiento de las mujeres. Que ella gane más que él es más determinante que la ideología, y la evidencia genera cambios estables. La estigmatización de los hombres corresponsables tiene que ver con una parte del mercado laboral en España que sigue anclado en modelos productivos de otra época, pero las empresas punteras se están dando cuenta de lo contrario: una mayor preocupación de los varones en la corresponsabilidad tras*forma su desempeño profesional en prácticas más responsables. Si un hombre es capaz de hacer sacrificios importantes a cambio de nada, imagínate lo que puede conseguir en la empresa.
PREGUNTA: ¿Qué significa ser un buen padre en 2024?
RESPUESTA: Ser un buen padre es iniciar un proceso de tras*formación hacia modelos y paradigmas pacíficos, cuidadores, imperfectos, desde el reconocimiento de los privilegios pero también del trauma que supone haber sido socializado como hombre. Cuando a un niño le repites que no llore le generas un estrés que tiene un impacto en cómo nos relacionamos los hombres. Ser un buen padre es sanarte, es volver a casa, al espacio seguro donde tras*formarte.
Ritxar Bacete, el investigador que lucha contra el estigma del padre escapista: "Los hombres no tenemos la tecnología biosocial para el cuidado"
Padre de familia numerosa, primero experimentó el cambio en su propia piel y después quiso convertirlo en su modo de vida. Ritxar Bacete (Vitoria, 1973) se dice antropólogo por vocación y trabajador social por convicción. También es especialista en género, masculinidades, políticas de igualdad, paternidad positiva y economía del desarrollo. En este ámbito, ha conducido numerosas investigaciones tanto nacionales como internacionales. Es coordinador para España de la ONG Equimundo, Center for Masculinities and Social Justice. Su último libro, Papá (Ed. Destino, 2021), recoge la historia de 25 padres diferentes de la Historia en 25 cuentos breves ilustrados.
PREGUNTA: ¿Es la crianza paritaria todavía un mito?
RESPUESTA: Vivimos en un contexto que nos define, piensa cómo hubiera sido tu vida si hubieras vivido en Extremadura en los años 40, cuando los roles estaban bien definidos. Parece que nos hemos caído de un andamio espacial y de repente desearíamos vivir en unas relaciones completamente igualitarias. Ese es el escenario ideal al que queremos llegar, claro, pero hay que tener en cuenta de dónde venimos. En el siglo XVIII la industrialización arrancó a los hombres del ámbito familiar y los convirtió en ganapanes con un modelo extremadamente rígido de masculinidad basado en el control de las emociones y la rudeza. Pensemos en nuestros padres y abuelos y veamos qué hemos heredado. Con la inteligencia artificial se pueden hacer artificios, pero en los avances sociales hacemos lo que podemos. La evidencia científica muestra que los hombres tienen una mayor deseabilidad que las mujeres hacia los cuidados, e incluso están más dispuestos a que su vida profesional se vea impactada. La mirada crítica puede decir: no lo hacen, pero el hecho es que hacen mucho más que antes.
PREGUNTA: El feminismo reconoce un avance, pero denuncia que la mujeres sigue asumiendo las tareas invisibles.
RESPUESTA: La agenda feminista para los hombres pasa por que seamos adultos funcionales, y eso supone asumir el 100%, incluida la carga mental. Además, debe ir acompañado de un desempeño de entre el 40 y el 60% de las tareas del hogar, no vale decir que se es pianista pero luego no tocar. Tenemos que salir de la idea de la lucha y el conflicto, son mucho más eficaces los espacios de negociación que la rabia y la ira.
PREGUNTA: ¿A qué se refiere?
RESPUESTA: Los hombres no hemos sido socializados para el cuidado, no hemos adquirido la tecnología biosocial para ejercerlo. Con esto no nos quito ni un ápice de responsabilidad, sólo marco el camino de baldosas amarillas que he aprendido en los procesos de negociación con mi pareja. Efectivamente, tenemos que aprender a ver que creemos que hacemos más de lo que hacemos, a reconocer nuestro privilegio masculino. La tras*formación es posible pero tenemos que hacerla de la mano. Millones de hombres se incorporan al hogar y hacen tareas que nadie ve, hace 13 años que no se publica la encuesta de empleo del tiempo del INE, pero sí sabemos que los hombres que piden una excedencia para cuidar a sus mayores representan ya el 25% del total en España. Insistir en el binarismo, decir que al final los hombres se escaquean es poco efectivo. Hay que ir a los datos, y nos dicen que estamos en el momento de la Historia en que los hombres están más implicados en los cuidados.
PREGUNTA: Muchos padres cuidadores tienen reparos a la hora de publicitar su trabajo en casa por miedo a las miradas reprobatorias. ¿Sigue siendo un tema tabú?
RESPUESTA: Creo que ya hace mucho que hemos superado la sorpresa y el aplauso gratuito constante. Hace tiempo que se están generando relaciones distintas, y este cambio está profundamente ligado al empoderamiento de las mujeres. Que ella gane más que él es más determinante que la ideología, y la evidencia genera cambios estables. La estigmatización de los hombres corresponsables tiene que ver con una parte del mercado laboral en España que sigue anclado en modelos productivos de otra época, pero las empresas punteras se están dando cuenta de lo contrario: una mayor preocupación de los varones en la corresponsabilidad tras*forma su desempeño profesional en prácticas más responsables. Si un hombre es capaz de hacer sacrificios importantes a cambio de nada, imagínate lo que puede conseguir en la empresa.
PREGUNTA: ¿Qué significa ser un buen padre en 2024?
RESPUESTA: Ser un buen padre es iniciar un proceso de tras*formación hacia modelos y paradigmas pacíficos, cuidadores, imperfectos, desde el reconocimiento de los privilegios pero también del trauma que supone haber sido socializado como hombre. Cuando a un niño le repites que no llore le generas un estrés que tiene un impacto en cómo nos relacionamos los hombres. Ser un buen padre es sanarte, es volver a casa, al espacio seguro donde tras*formarte.
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