Henry Rearden
Madmaxista
Había un alopécico llamado querido líder, con su Spectrum, un genio al revés. Gobernaba un foro de gente rara, donde cada día era una nueva maraña.
Con su teclado viejo y su pantalla gris, querido líder dictaba reglas sin fin. Los usuarios, todos un poco extraños, seguían sus órdenes como rebaños.
“¡No se permite hablar de gatos!”, decía querido líder con sus datos. “Y si alguien menciona el queso, será baneado sin ningún proceso.”
Los foreros, con sus rarezas, discutían sobre teorías y rarezas. Uno creía en ovnis y fantasmas, otro en conspiraciones y dramas.
Pero querido líder, con su calva brillante, mantenía el orden, siempre vigilante. Con su Spectrum, su trono digital, era el rey de un reino virtual.
Y aunque su foro era un caos total, querido líder reinaba, un genio sin igual. Con su risa y su ingenio peculiar, hacía de Internet un lugar singular.
Con su teclado viejo y su pantalla gris, querido líder dictaba reglas sin fin. Los usuarios, todos un poco extraños, seguían sus órdenes como rebaños.
“¡No se permite hablar de gatos!”, decía querido líder con sus datos. “Y si alguien menciona el queso, será baneado sin ningún proceso.”
Los foreros, con sus rarezas, discutían sobre teorías y rarezas. Uno creía en ovnis y fantasmas, otro en conspiraciones y dramas.
Pero querido líder, con su calva brillante, mantenía el orden, siempre vigilante. Con su Spectrum, su trono digital, era el rey de un reino virtual.
Y aunque su foro era un caos total, querido líder reinaba, un genio sin igual. Con su risa y su ingenio peculiar, hacía de Internet un lugar singular.