Republicano
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En este foro se ve muchas veces como gentes que han nacido y crecido en una comunidad autónoma favorecida vacila y presume ante sus vecinos del sur achacando esa posición preponderante al buen hacer que desde el siglo XIX tuvieron catalanes y vascos frente a los indolentes andaluces que se conformaron con rendir pleitesía a terratenientes que no tuvieron visión emprendedora.
Es un hecho que Andalucía fue la región más rica de España desde que España se llama así o su original Hispania, hasta el desdichado siglo XIX. Pero, ¿realmente no hubo en Andalucía nadie que quisiera adaptar a los tiempos esta tierra, que dejara de ser agrícola y pasara a ser industrial? Bueno, esto es muy relativo, lo de agrícola, porque en el siglo XIX Andalucía contaba con enormes ciudades para la época: Sevilla, Cádiz, Málaga, Granada, o incluso Córdoba, y en las ciudades no se vivía de la agricultura. De hecho, había potentes industrias artesanales: seda, tabaco, lanas,...
Pero la revolución industrial llegó, ¿y pasó de largo en Andalucía?. Pues parece que no. Que si se hubieran tomado las decisiones adecuadas, Andalucía o amplias áreas de ella hubieran sido como Cataluña y Pais Vasco. Pero parece que no se tomaron las decisiones adecuadas:
No siempre estuvimos en el furgón de cola
Ya puestos, lo más probable es que también desconozca que en Marbella y Málaga existió una importante industrialización superior incluso, por ejemplo, a la de Vizcaya con sus Altos Hornos. ¿Y qué me dice de que en el XIX había más ovejas que olivares en Jaén? Pues todas estas cuestiones de las que probablemente no tuviera ni idea, como el que suscribe, se las explican ahora bien claritas y de una manera muy gráfica en el Atlas de Historia Económica de Andalucía de los siglos XIX y XX, una iniciativa del Instituto de Estadística y Cartografía que se presenta como una herramienta en formato web enfocada al público general que, a base de mapas, gráficos y fotos históricas, logra que una materia en teoría tan sesuda y árida quede al alcance incluso de los escolares (y de sus maestros, porque todos los elementos del Atlas pueden descargarse gratis para así facilitar su papel didáctico).
«Es un atlas de síntesis de la historia económica de Andalucía en los siglos XIX y XX», resume el historiador Fernando Olmedo, coordinador de una obra que ayuda a desterrar tópicos que nosotros mismos asumimos. Los gráficos, por ejemplo, demuestran que «Sevilla, Málaga y Córdoba tuvieron un arranque industrial potente, equiparable al de otras ciudades españolas», así que no es verdad eso de que siempre hemos sido los últimos de la fila. «Quizás se ha sobresimplificado la cuestión y siempre hemos hablado del fracaso de la Revolución Industrial en Andalucía por la preponderancia de una economía extractiva y agrícola. Es así, pero no tanto, llegamos a tener una industria bastante potente», subraya.
en 1860, la aportación de Andalucía al producto industrial español era de casi un 18 por ciento. En 1930 ya estaba por debajo del 16 por ciento y en 1960 se hundió al 8 por ciento, una cifra similar a la que mantenía todavía en 2006.
Y es que las cosas no siempre han sido como creemos, y de nuevo tenemos que Sevilla, Málaga y Córdoba «tuvieron un índice industrial elevado hasta los años 30. A partir de la Guerra Civil es cuando se asienta una economía andaluza agrícola, extractiva y de servicios». Así lo corrobora también el historiador económico Andrés Sánchez *****, de la Universidad de Almería, quien reconoce que «el mayor retroceso se da tras la Guerra Civil: entre los años 40 y 60 la renta andaluza se hunde, porque la media española sube y Andalucía se queda rezagada».
Tras tres años de guerra, la dictadura franquista no es que la tome con Andalucía en particular, pero la autarquía que se impone (fruto del aislamiento internacional al dictador) perjudica especialmente a nuestra tierra. «El sector minero, por ejemplo, vivía de las exportaciones y se ve muy afectado, se debilita mucho», relata Sánchez *****, y la política de precios tasados para combatir el desabastecimiento de los años 40 perjudicó a sectores como los del cereal y el olivar, a la vez que se desincentivaba la inversión. «Fueron 20 años muy negativos para dos sectores, el agrícola y el minero, que eran los que tenían más capacidad para generar empleo en una Andalucía» que se hunde y que «profundiza mucho la distancia con el resto de España».
Lo que Cataluña se llevó
La carta data de 1919 y gracias a Knudsen la Ford decidió abrir la que iba a ser su primera fábrica en España, en Cádiz.
La Ford tuvo también en cuenta los beneficios fiscales que suponía la existencia en Cádiz de un Depósito Franco, precursor de la Zona Franca, que en parte se ubicaban en locales de la Segunda Aguada, conocidos como la Fábrica de Cervezas.
Allí se habilitaron varias naves para la llegada de las piezas que venían de Detroit. Éstas se ensamblaban en Cádiz y se distribuían por todo el país. Se producían 30 automóviles cada jornada de trabajo.
Tenía razón la carta del director de la Ford cuando habló de la implicación de los trabajadores gaditanos, hasta el punto que éstos remitieron una carta al patrono agradeciéndoles el salario que recibían. Así, los problemas no llegaron de la parte de la plantilla sino de los problemas que la administración imponía en el trabajo de la empresa americana en Cádiz. Hacienda se negaba a cumplir los compromisos en todo lo referido al régimen arancelario creado por el que entonces era ministro de Hacienda, un consumado catalanista, cofundador de la Liga Regionalista, que estaría en el origen de Convergencia, Francisco Cambó y Battle. Aunque diputados, presidentes de entidades económicas y sociales reclamaron una solución del ministro, éste se negó a ello. Ford anunció en mayo de 1923 su cierre y marcha a Barcelona, ciudad que venía presionando desde hacía meses para quedarse con esta empresa. Hacienda le negó a Cádiz se le concedió a la capital catalana.
http://www.raco.cat/index.php/HistoriaIndustrial/article/viewFile/297674/386638
Nació así en 1832 La Constancia, que entre
1833 y 1839 se hizo con gran parte del mercado español al dejar de producir
las ferrerías vascas durante la guerra carlista. Heredia sabía por entonces
que el futuro era el sistema indirecto, pero fabricando el colado con carbón
mineral. Tras un viaje a Gran Bretaña, construyó en La Constancia en 1843
dos altos hornos que alimentó con antracita. El experimento fracasó y, perdida
también la batalla para importar hulla inglesa libre de aranceles, los altos
hornos fueron readaptados para beneficiar carbón vegetal.
Decisiones políticas impidieron que prosperara una industria de altos hornos, textil, agroalimentaria, automovilística, en suelo andaluz.
¿Que pudo hacer que se tomaran estas decisiones que perjudicaron tanto a la economía andaluza y dejó a las burguesías catalana y vasca sin la competencia sureña? Quien lo sabe. Pensarían que debían sacar del atraso secular que arrastraban esas regiones que desembocaban en absurdas guerras carlistas, y que Andalucía habiendo sido una potencia económica podría sobrevivir a esas piedras en el camino.
Pero no, fue imposible prosperar, y de lo que podía haber sido una España más repartida industrialmente al estilo Alemania, terminó como Italia con un Norte industrial y un sur agrícola.
Pero lo que queda claro es que no se debe a la mentalidad ni personalidad ni laboriosidad de unos versus indolencia, vagancia y vida bohemia de otros, sino a oportunidades históricas que gobiernos de la nación se encargaron de arrebatar.
A toro pasado es muy fácil vacilar cuando estás asentado en una economía fuerte, pero el karma puede ser muy cabrón y veremos si tras tirar tanto de la cuerda que han llegado a romperla la esquina catalana no se vea superada en unos años por el levante valenciano.
Es un hecho que Andalucía fue la región más rica de España desde que España se llama así o su original Hispania, hasta el desdichado siglo XIX. Pero, ¿realmente no hubo en Andalucía nadie que quisiera adaptar a los tiempos esta tierra, que dejara de ser agrícola y pasara a ser industrial? Bueno, esto es muy relativo, lo de agrícola, porque en el siglo XIX Andalucía contaba con enormes ciudades para la época: Sevilla, Cádiz, Málaga, Granada, o incluso Córdoba, y en las ciudades no se vivía de la agricultura. De hecho, había potentes industrias artesanales: seda, tabaco, lanas,...
Pero la revolución industrial llegó, ¿y pasó de largo en Andalucía?. Pues parece que no. Que si se hubieran tomado las decisiones adecuadas, Andalucía o amplias áreas de ella hubieran sido como Cataluña y Pais Vasco. Pero parece que no se tomaron las decisiones adecuadas:
No siempre estuvimos en el furgón de cola
Ya puestos, lo más probable es que también desconozca que en Marbella y Málaga existió una importante industrialización superior incluso, por ejemplo, a la de Vizcaya con sus Altos Hornos. ¿Y qué me dice de que en el XIX había más ovejas que olivares en Jaén? Pues todas estas cuestiones de las que probablemente no tuviera ni idea, como el que suscribe, se las explican ahora bien claritas y de una manera muy gráfica en el Atlas de Historia Económica de Andalucía de los siglos XIX y XX, una iniciativa del Instituto de Estadística y Cartografía que se presenta como una herramienta en formato web enfocada al público general que, a base de mapas, gráficos y fotos históricas, logra que una materia en teoría tan sesuda y árida quede al alcance incluso de los escolares (y de sus maestros, porque todos los elementos del Atlas pueden descargarse gratis para así facilitar su papel didáctico).
«Es un atlas de síntesis de la historia económica de Andalucía en los siglos XIX y XX», resume el historiador Fernando Olmedo, coordinador de una obra que ayuda a desterrar tópicos que nosotros mismos asumimos. Los gráficos, por ejemplo, demuestran que «Sevilla, Málaga y Córdoba tuvieron un arranque industrial potente, equiparable al de otras ciudades españolas», así que no es verdad eso de que siempre hemos sido los últimos de la fila. «Quizás se ha sobresimplificado la cuestión y siempre hemos hablado del fracaso de la Revolución Industrial en Andalucía por la preponderancia de una economía extractiva y agrícola. Es así, pero no tanto, llegamos a tener una industria bastante potente», subraya.
en 1860, la aportación de Andalucía al producto industrial español era de casi un 18 por ciento. En 1930 ya estaba por debajo del 16 por ciento y en 1960 se hundió al 8 por ciento, una cifra similar a la que mantenía todavía en 2006.
Y es que las cosas no siempre han sido como creemos, y de nuevo tenemos que Sevilla, Málaga y Córdoba «tuvieron un índice industrial elevado hasta los años 30. A partir de la Guerra Civil es cuando se asienta una economía andaluza agrícola, extractiva y de servicios». Así lo corrobora también el historiador económico Andrés Sánchez *****, de la Universidad de Almería, quien reconoce que «el mayor retroceso se da tras la Guerra Civil: entre los años 40 y 60 la renta andaluza se hunde, porque la media española sube y Andalucía se queda rezagada».
Tras tres años de guerra, la dictadura franquista no es que la tome con Andalucía en particular, pero la autarquía que se impone (fruto del aislamiento internacional al dictador) perjudica especialmente a nuestra tierra. «El sector minero, por ejemplo, vivía de las exportaciones y se ve muy afectado, se debilita mucho», relata Sánchez *****, y la política de precios tasados para combatir el desabastecimiento de los años 40 perjudicó a sectores como los del cereal y el olivar, a la vez que se desincentivaba la inversión. «Fueron 20 años muy negativos para dos sectores, el agrícola y el minero, que eran los que tenían más capacidad para generar empleo en una Andalucía» que se hunde y que «profundiza mucho la distancia con el resto de España».
Lo que Cataluña se llevó
La carta data de 1919 y gracias a Knudsen la Ford decidió abrir la que iba a ser su primera fábrica en España, en Cádiz.
La Ford tuvo también en cuenta los beneficios fiscales que suponía la existencia en Cádiz de un Depósito Franco, precursor de la Zona Franca, que en parte se ubicaban en locales de la Segunda Aguada, conocidos como la Fábrica de Cervezas.
Allí se habilitaron varias naves para la llegada de las piezas que venían de Detroit. Éstas se ensamblaban en Cádiz y se distribuían por todo el país. Se producían 30 automóviles cada jornada de trabajo.
Tenía razón la carta del director de la Ford cuando habló de la implicación de los trabajadores gaditanos, hasta el punto que éstos remitieron una carta al patrono agradeciéndoles el salario que recibían. Así, los problemas no llegaron de la parte de la plantilla sino de los problemas que la administración imponía en el trabajo de la empresa americana en Cádiz. Hacienda se negaba a cumplir los compromisos en todo lo referido al régimen arancelario creado por el que entonces era ministro de Hacienda, un consumado catalanista, cofundador de la Liga Regionalista, que estaría en el origen de Convergencia, Francisco Cambó y Battle. Aunque diputados, presidentes de entidades económicas y sociales reclamaron una solución del ministro, éste se negó a ello. Ford anunció en mayo de 1923 su cierre y marcha a Barcelona, ciudad que venía presionando desde hacía meses para quedarse con esta empresa. Hacienda le negó a Cádiz se le concedió a la capital catalana.
http://www.raco.cat/index.php/HistoriaIndustrial/article/viewFile/297674/386638
Nació así en 1832 La Constancia, que entre
1833 y 1839 se hizo con gran parte del mercado español al dejar de producir
las ferrerías vascas durante la guerra carlista. Heredia sabía por entonces
que el futuro era el sistema indirecto, pero fabricando el colado con carbón
mineral. Tras un viaje a Gran Bretaña, construyó en La Constancia en 1843
dos altos hornos que alimentó con antracita. El experimento fracasó y, perdida
también la batalla para importar hulla inglesa libre de aranceles, los altos
hornos fueron readaptados para beneficiar carbón vegetal.
Decisiones políticas impidieron que prosperara una industria de altos hornos, textil, agroalimentaria, automovilística, en suelo andaluz.
¿Que pudo hacer que se tomaran estas decisiones que perjudicaron tanto a la economía andaluza y dejó a las burguesías catalana y vasca sin la competencia sureña? Quien lo sabe. Pensarían que debían sacar del atraso secular que arrastraban esas regiones que desembocaban en absurdas guerras carlistas, y que Andalucía habiendo sido una potencia económica podría sobrevivir a esas piedras en el camino.
Pero no, fue imposible prosperar, y de lo que podía haber sido una España más repartida industrialmente al estilo Alemania, terminó como Italia con un Norte industrial y un sur agrícola.
Pero lo que queda claro es que no se debe a la mentalidad ni personalidad ni laboriosidad de unos versus indolencia, vagancia y vida bohemia de otros, sino a oportunidades históricas que gobiernos de la nación se encargaron de arrebatar.
A toro pasado es muy fácil vacilar cuando estás asentado en una economía fuerte, pero el karma puede ser muy cabrón y veremos si tras tirar tanto de la cuerda que han llegado a romperla la esquina catalana no se vea superada en unos años por el levante valenciano.