Resurgen las nacionalizaciones tras el Ocaso, que coincidió con el final de la II Guerra Mundial
Moisés Romero
Hay dos enunciados enfrentados, que han marcado el desarrollo económico de los últimos años en el mundo. Son, el auge de las privatizaciones, más reciente, y el ocaso de las nacionalizaciones, coincidente con el final de la II Guerra Mundial. Ahora, el proceso se invierte a velocidad de vértigo y los Estados, que hasta hace unas horas se definían desarrollados, han iniciado, unos más que otros, sendos Planes de Rescate Económico y Financiero, que comportan la nacionalización de grandes bancos, cajas de ahorro y sociedades hipotecarias. La de hoy es una Carta enunciativa, porque el análisis no puede reducirse a unas pocas líneas. Se trata, otra vez, de un hecho histórico. Lo peor es que la mayor parte de los actores actuales en los mercados desconocen ambos fenómenos. Algunos hemos vivido el auge de las privatizaciones, pero eso es pasado, hace más de 30 años. Comienzo por las nacionalizaciones, que es la impronta de ahora. En cualquier manual de referencia pueden encontrarse multitud de estudios y definiciones. Entro en Encarta y leo que la política de nacionalizaciones parte de la creencia de que ciertas actividades económicas deben estar gestionadas por el sector público para lograr un mayor bienestar social.
Tras la Revolución Rusa se propagaron las ideas comunistas por toda Europa Oriental; al finalizar la II Guerra Mundial se produjeron numerosas nacionalizaciones a raíz de la adopción de la economía planificada en todos los países bajo el control de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Otros países comunistas, como China y Cuba, adoptaron también el principio de propiedad colectiva (o control estatal de los medios de producción). En China se inició la nacionalización de la tierra en 1946, finalizando el proceso en 1956. En 1960 se nacionalizaron en Cuba todas las propiedades de extranjeros.
Nacionalización es la expropiación de empresas que pertenecen al sector privado por parte del sector público. Estos procesos suelen tener carácter obligatorio, pero el Derecho internacional público impele a recompensar al propietario de la empresa de negocios que se expropia, lo que no ha evitado que los Gobiernos se apropien de activos pertenecientes a individuos privados, ni que éstos demanden por la vía judicial a aquéllos al considerar la compensación insuficiente o injusta.
El final de la II Guerra Mundial también supuso un aumento de las nacionalizaciones en Europa Occidental. En Inglaterra, con la llegada al poder del partido laborista se inició un extenso plan de nacionalizaciones a partir de 1945, con el fin de asegurar a los trabajadores una distribución más equitativa del fruto de su trabajo. En Francia e Italia se produjeron procesos similares en las mismas fechas. En 1956 el líder egipcio Gamal Abdel Nasser nacionalizó el canal de Suez, provocando la intervención de Francia e Inglaterra, que tuvieron que replegarse al carecer del apoyo del resto de la comunidad internacional. En América Latina, a partir de la II Guerra Mundial, la política de nacionalizaciones alcanzó amplio desarrollo, siguiendo la influencia de los modelos socialistas y socialdemócratas que se impulsaban en Europa.
En Francia, con la llegada al poder del Partido Socialista Francés, en 1981, liderado por François Mitterrand, se promulgó una política de intensa orientación pública, nacionalizándose grandes empresas de los principales sectores de la economía, desde la banca hasta las grandes empresas automovilísticas. Más tarde, debido a la mala gestión del sector público y a la adopción de decisiones con objetivos más políticos que económicos, hubo que privatizar algunas de las empresas nacionalizadas poco antes. La política de nacionalizaciones ha ido perdiendo adeptos en todo el mundo a partir de la década de 1970, acelerándose esta tendencia tras la caída del muro de Berlín en 1989, que supuso el fin de las economías centralizadas y el regreso hacia el sector privado como motor principal de la economía. AHORA VUELVE
Respecto a las privatizaciones, en el Diccionario Crítico de Ciencias Sociales leo un estudio de Rocío Valdivielso del Real (Universidad Nacional de Educación a Distancia). Reflexiona que ningún problema de la política económica contemporánea, es tan crucial y complejo como el de considerar la privatización y la reforma del sector público de una economía. Estos dos aspectos de la política pública, se encuentran íntimamente relacionados con los grados de intervención económica del Estado y con la regulación de los mercados. También se hallan orgánicamente vinculados a otros aspectos, tales como la asignación óptima de los recursos públicos, la provisión de los bienes públicos, y la distribución de la riqueza en la sociedad.
A lo largo de toda la historia del pensamiento económico, puede observarse que los economistas se han preocupado siempre de las acciones del Gobierno. Sin embargo, los términos de la cuestión han cambiado con el tras*curso del tiempo. Durante el siglo XVIII, y los primeros años del siglo XIX, se consideraba que el Gobierno debía propiciar el clima adecuado para que los agentes económicos desempeñaran su función; es decir, la defensa de la propiedad privada y el cumplimiento de los contratos…
...Pero a finales del siglo XIX, el Gobierno comenzó a resurgir como un importante actor de la economía. La expansión de las ideas socialistas, y la creciente creencia popular de que la actuación económica era también responsabilidad del Gobierno, contribuyó a la afirmación de esta tendencia. La expansión de las funciones gubernamentales adoptó diversas formas: expansión de la propiedad pública de la industria, utilización del sistema impositivo y del gasto público como un medio de redistribuir la renta, un incremento en el número de precios y salarios sometidos a control público y el sentimiento generalizado de que el Gobierno era también responsable del nivel general de la producción y el empleo, sobre todo después del desastre de la gran depresión de 1929. Esta tendencia creciente del intervencionismo del Gobierno en la actividad económica, todavía experimentó un mayor auge con el desencadenamiento de las dos guerras mundiales. Por otra parte, en la mayoría de los países occidentales, los partidos socialistas comenzaron a alternar en el Gobierno con los conservadores, de tal forma que el intervencionismo gubernamental se incrementó todavía más…
...Desde la década de los ochenta, sin embargo, asistimos a un proceso de modificación e inversión de esta tendencia. En efecto, la política de privatizaciones de empresas públicas es una práctica casi generalizada en los países desarrollados, y en los países en vías de desarrollo. El sector público cesa en su crecimiento y el Estado retrocede en su intervención de la actividad económica. Esto pone de relieve el principal factor existente en el ambiente general de los años ochenta, que consistió en el sentimiento de frustración como consecuencia de la puesta en práctica del dirigismo estatal y de las doctrinas Keynesianas. Este escepticismo en torno a la eficacia del Estado intervencionista fue especialmente agudo en Gran Bretaña, aunque alcanzó también a otros países europeos y a Estados Unidos.
Por tanto, ya se trate de gobiernos capitalistas o de gobiernos socialistas, de gobiernos liberales controlados por una mayoría conservadora, o dirigidos por una mayoría de izquierda, el problema del alcance y de los métodos de gestión del sector público permanece como una preocupación general y constante.
¿Dónde estamos, hacia dónde vamos? Es más ¿acaso sabe alguien de dónde venimos?
La Carta de la Bolsa
Moisés Romero
Hay dos enunciados enfrentados, que han marcado el desarrollo económico de los últimos años en el mundo. Son, el auge de las privatizaciones, más reciente, y el ocaso de las nacionalizaciones, coincidente con el final de la II Guerra Mundial. Ahora, el proceso se invierte a velocidad de vértigo y los Estados, que hasta hace unas horas se definían desarrollados, han iniciado, unos más que otros, sendos Planes de Rescate Económico y Financiero, que comportan la nacionalización de grandes bancos, cajas de ahorro y sociedades hipotecarias. La de hoy es una Carta enunciativa, porque el análisis no puede reducirse a unas pocas líneas. Se trata, otra vez, de un hecho histórico. Lo peor es que la mayor parte de los actores actuales en los mercados desconocen ambos fenómenos. Algunos hemos vivido el auge de las privatizaciones, pero eso es pasado, hace más de 30 años. Comienzo por las nacionalizaciones, que es la impronta de ahora. En cualquier manual de referencia pueden encontrarse multitud de estudios y definiciones. Entro en Encarta y leo que la política de nacionalizaciones parte de la creencia de que ciertas actividades económicas deben estar gestionadas por el sector público para lograr un mayor bienestar social.
Tras la Revolución Rusa se propagaron las ideas comunistas por toda Europa Oriental; al finalizar la II Guerra Mundial se produjeron numerosas nacionalizaciones a raíz de la adopción de la economía planificada en todos los países bajo el control de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Otros países comunistas, como China y Cuba, adoptaron también el principio de propiedad colectiva (o control estatal de los medios de producción). En China se inició la nacionalización de la tierra en 1946, finalizando el proceso en 1956. En 1960 se nacionalizaron en Cuba todas las propiedades de extranjeros.
Nacionalización es la expropiación de empresas que pertenecen al sector privado por parte del sector público. Estos procesos suelen tener carácter obligatorio, pero el Derecho internacional público impele a recompensar al propietario de la empresa de negocios que se expropia, lo que no ha evitado que los Gobiernos se apropien de activos pertenecientes a individuos privados, ni que éstos demanden por la vía judicial a aquéllos al considerar la compensación insuficiente o injusta.
El final de la II Guerra Mundial también supuso un aumento de las nacionalizaciones en Europa Occidental. En Inglaterra, con la llegada al poder del partido laborista se inició un extenso plan de nacionalizaciones a partir de 1945, con el fin de asegurar a los trabajadores una distribución más equitativa del fruto de su trabajo. En Francia e Italia se produjeron procesos similares en las mismas fechas. En 1956 el líder egipcio Gamal Abdel Nasser nacionalizó el canal de Suez, provocando la intervención de Francia e Inglaterra, que tuvieron que replegarse al carecer del apoyo del resto de la comunidad internacional. En América Latina, a partir de la II Guerra Mundial, la política de nacionalizaciones alcanzó amplio desarrollo, siguiendo la influencia de los modelos socialistas y socialdemócratas que se impulsaban en Europa.
En Francia, con la llegada al poder del Partido Socialista Francés, en 1981, liderado por François Mitterrand, se promulgó una política de intensa orientación pública, nacionalizándose grandes empresas de los principales sectores de la economía, desde la banca hasta las grandes empresas automovilísticas. Más tarde, debido a la mala gestión del sector público y a la adopción de decisiones con objetivos más políticos que económicos, hubo que privatizar algunas de las empresas nacionalizadas poco antes. La política de nacionalizaciones ha ido perdiendo adeptos en todo el mundo a partir de la década de 1970, acelerándose esta tendencia tras la caída del muro de Berlín en 1989, que supuso el fin de las economías centralizadas y el regreso hacia el sector privado como motor principal de la economía. AHORA VUELVE
Respecto a las privatizaciones, en el Diccionario Crítico de Ciencias Sociales leo un estudio de Rocío Valdivielso del Real (Universidad Nacional de Educación a Distancia). Reflexiona que ningún problema de la política económica contemporánea, es tan crucial y complejo como el de considerar la privatización y la reforma del sector público de una economía. Estos dos aspectos de la política pública, se encuentran íntimamente relacionados con los grados de intervención económica del Estado y con la regulación de los mercados. También se hallan orgánicamente vinculados a otros aspectos, tales como la asignación óptima de los recursos públicos, la provisión de los bienes públicos, y la distribución de la riqueza en la sociedad.
A lo largo de toda la historia del pensamiento económico, puede observarse que los economistas se han preocupado siempre de las acciones del Gobierno. Sin embargo, los términos de la cuestión han cambiado con el tras*curso del tiempo. Durante el siglo XVIII, y los primeros años del siglo XIX, se consideraba que el Gobierno debía propiciar el clima adecuado para que los agentes económicos desempeñaran su función; es decir, la defensa de la propiedad privada y el cumplimiento de los contratos…
...Pero a finales del siglo XIX, el Gobierno comenzó a resurgir como un importante actor de la economía. La expansión de las ideas socialistas, y la creciente creencia popular de que la actuación económica era también responsabilidad del Gobierno, contribuyó a la afirmación de esta tendencia. La expansión de las funciones gubernamentales adoptó diversas formas: expansión de la propiedad pública de la industria, utilización del sistema impositivo y del gasto público como un medio de redistribuir la renta, un incremento en el número de precios y salarios sometidos a control público y el sentimiento generalizado de que el Gobierno era también responsable del nivel general de la producción y el empleo, sobre todo después del desastre de la gran depresión de 1929. Esta tendencia creciente del intervencionismo del Gobierno en la actividad económica, todavía experimentó un mayor auge con el desencadenamiento de las dos guerras mundiales. Por otra parte, en la mayoría de los países occidentales, los partidos socialistas comenzaron a alternar en el Gobierno con los conservadores, de tal forma que el intervencionismo gubernamental se incrementó todavía más…
...Desde la década de los ochenta, sin embargo, asistimos a un proceso de modificación e inversión de esta tendencia. En efecto, la política de privatizaciones de empresas públicas es una práctica casi generalizada en los países desarrollados, y en los países en vías de desarrollo. El sector público cesa en su crecimiento y el Estado retrocede en su intervención de la actividad económica. Esto pone de relieve el principal factor existente en el ambiente general de los años ochenta, que consistió en el sentimiento de frustración como consecuencia de la puesta en práctica del dirigismo estatal y de las doctrinas Keynesianas. Este escepticismo en torno a la eficacia del Estado intervencionista fue especialmente agudo en Gran Bretaña, aunque alcanzó también a otros países europeos y a Estados Unidos.
Por tanto, ya se trate de gobiernos capitalistas o de gobiernos socialistas, de gobiernos liberales controlados por una mayoría conservadora, o dirigidos por una mayoría de izquierda, el problema del alcance y de los métodos de gestión del sector público permanece como una preocupación general y constante.
¿Dónde estamos, hacia dónde vamos? Es más ¿acaso sabe alguien de dónde venimos?
La Carta de la Bolsa