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Madmaxista
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Regulá, murtá y perseguí a los himbersoreh que semoh ahorradoreh y hemte desenteh que amor trabajao muncho pa montá hoteles pirata, que no declaramoh y lo hasemoh todo en fraude de lei, no sirve de ná cuñao, zon puerta ar campo, se va sé subí loj presio, ni habrá pisoh pa quilá, tó más inasesible, la jemteh va dejá loj piso serrao y vai a dormí en la calle, roho de mielda, lo tenemoh todo controlao.
«En Santiago es constante el goteo de incorporaciones de viviendas de uso turístico al alquiler de larga duración»
Álvaro SevillaSANTIAGO / LA VOZ
SANTIAGO · Exclusivo suscriptores
En portales como Idealista se constata esa caída repentina de los precios de los inmuebles XOAN A. SOLER
Los propietarios ofertan los inmuebles a unos 1.000 euros al mes y las inmobiliarias vaticinan una inminente caída de los precios
En Santiago de Compostela es sencillo distinguir qué viviendas llevan décadas destinadas al alquiler, especialmente si es para el colectivo universitario. Muebles añosos, suelos de terrazo, sofás en los que dormir es casi una quimera y lámparas de araña que imitan a las del palacio de Versalles. Esas características definían al que hasta ahora era el mercado compostelano, en el que comienzan a aparecer inmuebles que, a todas luces, funcionaban hasta hace escasas semanas como viviendas de uso turístico (VUT).
«Es un constante el goteo de incorporaciones de VUT al alquiler de larga duración», confirma Carlos Debasa, de Percent Servicios Inmobiliarios y, hasta hace meses, presidente de la Asociación Gallega de Inmobiliarias (Agalin): «Es verdad que se están incorporando a precios altos, pero será cuestión de tiempo, poco tiempo, que el mercado las regule». Ese vaticinio es compartido por otros profesionales del sector inmobiliario que, por primera vez en años, se encuentran con que en pleno septiembre aún hay unos 300 inmuebles sin arrendar, lo que creen que zarandeará los precios a la baja. O los dueños acceden, o los mantendrán vacíos todo el año.
Solo hay que echar un vistazo al portal web Idealista para comprobar que las palabras de Debasa no se sustentan en elucubraciones. Por primera vez en mucho tiempo, abundan viviendas para arrendar, incluso dentro del casco histórico, que cuentan con buenos acabados, cocinas de última generación, estancias diáfanas y muebles de moda. La gran mayoría, exceptuando los más pequeños, son «de temporada» y superan los 1.000 euros mensuales. En muchos anuncios, ese vaticinio del sector se cumple, ya que los hay que han tenido que bajar sus precios entre un 10 y un 20 %, perdiendo de 100 a 300 euros al mes. Que no es suficiente lo demuestra que por el momento aún siguen en Idealista.
«En los casos en que las viviendas estén claramente fuera del precio del mercado, comenzarán a prologarse en el tiempo en la búsqueda de un inquilino», confirma Debasa, que tiene claro que «lógicamente, esta situación no es la deseada por ningún inversor que posea una propiedad con destino a rentabilizar su inversión. Obligatoriamente tendrá que realizar una bajada de precio buscando un punto de encuentro con el futuro inquilino».
Él es uno de los que cree que el mercado se encuentra actualmente en ese instante de impás en que la oferta ha crecido, aunque todavía no ha afectado demasiado en los precios: «Hay que tener algo de paciencia, pero esta parte del camino se está realizando de manera correcta y conforme a lo previsto. Falta completarla con más acciones». Entre ellas, dar seguridad a los propietarios de viviendas vacías para que pongan sus inmuebles en el mercado, sea con seguros ante impagos o cobertura jurídica ante desahucios. También fomentando la vivienda nueva con un porcentaje reservado al alquiler, o con bonificaciones en las reformas de pisos deshabitados, en mal estado o heredados: «Hay más, pero en eso ya se está trabajando».
Los Erasmus, la última alternativa de los caseros para lograr arrendar sus viviendas
Los estudiantes extranjeros que realizan Erasmus pueden convertirse en la salvación de muchos propietarios que tradicionalmente alquilaban sus viviendas a universitarios y que todavía no tienen reservadas sus viviendas. Tal y como confirma Vicente Martínez, vicesecretario de Agalin, la gran mayoría de los matriculados ya cuentan con alojamiento para el curso, de ahí también vaticine una caída en los precios de los inmuebles que aún están en el mercado. Cree que es la única alternativa: «Vemos que los pisos que se quieren alquilar a 900 euros van a tener que acabar bajándose a 850 u 800. Lo mismo ocurrirá con los más caros. Es eso o tenerlo vacío todo el año».
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