El Pionero
Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
«Azca siempre ha tenido líos, pero últimamente está reuniendo a gente de dudosa reputación y pasa lo que pasa... Tengo tres hijas y me niego a que, al volver a casa, se encuentren reyertas, robos o escenas violentas. No queremos vivir con miedo». Inquieto, con tono serio, un vecino de la calle Orense, a pocos metros del Santiago Bernabéu, expone los signos de inseguridad que, en los últimos meses, están resurgiendo.
Se refiere a una oleada de hechos violentos que se remontan a la brutal pelea que en noviembre de 2023 se saldó con siete heridos, dos de ellos graves, y en la que no faltaron armas blancas; al joven de 22 años que sufrió un traumatismo craneoencefálico severo tras una pelea este pasado 28 de septiembre; o las cuatro tortas que en abdomen y tórax recibió otro joven este pasado 4 de octubre.
Todas estas trifulcas han tenido un común denominador: se produjeron por clientes que salían de las discotecas de los bajos de Orense. Y en al menos tres de las riñas empezaron frente a la sala Nazca y, según ha podido saber este diario, algunos de sus protagonistas habían salido de la misma antes de la riña.
A esto se suma que, frente a esta sala, se ubica otro local muy frecuentado por pandilleros de la banda latina de los Trinitarios. Y completa este triángulo de la inseguridad los jóvenes marroquíes que esperan a que clientes de los garitos de la zona salgan, borrachos, para robarles en plena calle aplicándoles, en la mayoría de casos, la técnica del Ronaldinho.
Entre medias, este agosto, también se produjo en la calle Orense un cruento atropello intencionado de un conductor que embistió a un joven y, acto seguido, se dio a la fuga. Dos semanas después se acabó entregando en dependencias policiales.
Esta acumulación de hechos delictivos ha puesto al barrio en alerta. Desde Comunazca, la asociación de comunidades de residentes de Orense-Azca, llevan meses canalizando todo el descontento vecinal. Acumulando, según precisan a este diario, denuncias de residentes cansados por el incremento de robos, hastiados de unos ruidos que no les dejan descansar, y atemorizados por peleas callejeras que acontecen cada semana.
Ya han ganado bastantes pleitos contra discotecas de la zona, alguno incluso penal, aunque acaban abriendo nuevas sociedades y les toca volver a empezar. «Ellos atraen a la fauna, pero como los sucesos ocurren en la calle...», desliza Laura Morilla, portavoz de Comunazca, quien reconoce que, actualmente, «son cuatro los locales más problemáticos». «Nazca está en el punto de mira por todas las quejas de los vecinos. Estos establecimientos nos están produciendo enfermedades, y no solo a los adultos, que estamos desesperados... También a los niños, provocándoles falta de sueño. Esto les puede ocasionar daños cerebrales, problemas físicos e insomnio permanente. Algunos tienen que ir a psicólogos. Piensa que lo sufrimos todos los días, aunque se recrudece de jueves a domingo», añade Morilla.
Ante esta situación, desde la Policía Municipal no se ha decidido, por el momento, reforzar la vigilancia en la zona con más efectivos. «Sería necesario tener una patrulla permanente como se hizo hace tiempo. Cada noche de fin de semana nos llaman una decena de veces por reyertas y peleas en los bajos de Orense y siempre junto al local Nazca», dice un agente. Los clientes de este negocio aseguran que hay gente de todo tipo en la sala: «Aquí se junta gente variopinta, no todo el mundo que viene es gente». «Esta discoteca es de las mejores, por eso acude gente de todo Madrid. Las peleas son fuera», señaló medio enfadado uno de los porteros de la discoteca.
«Los hechos están ahí, hay gente muy peligrosa en la zona. Aunque entiendo que si pasa fuera, en la calle, las discotecas se laven las manos. Pero alguien, desde el Ayuntamiento, debería preguntarles qué sucede para que tres de los últimos sucesos graves hayan sido protagonizados por clientes suyos», se quejaba otro residente, quien asume que legalmente no se puede hacer nada. Y se preguntaba: «¿No entiendo que salgan de fiesta con un puñal? ¿Cómo es posible? ¿Quién en su sano juicio sale a pasárselo bien armado?».
Por el día los bajos de la zona de Orense de este corazón financiero de la capital son un lugar lúgubre y deshabitado. De noche estos mismos pasadizos se llenan de gente con ganas de fiesta en discotecas donde se baila al ritmo de la música latina. «Yo al caer el sol doy un rodeo para no pasar por ahí. Cuando abren las discotecas todo este entramado de pasadizos es una zona muy insegura», señala una vecina que mantiene que todo está lleno de sarama y resto de orines al amanecer.
«Es increíble lo que está pasando en Azca. Hace años había una comisaría que abrieron y que dio mucha tranquilidad. La cerraron y pusieron 56 cámaras de videovigilancia, pero no han servido para nada», se queja el portero de otra finca de la calle de Orense.
Este pasado mes de marzo el Ayuntamiento anunció un convenio para remodelar Azca con el acuerdo de sus 12 grandes propietarios. El pacto empresarial llegaba después de casi dos años dando vueltas a Renazca, un ambicioso proyecto de reforma integral presentado por una parte de los propietarios, que implicaba la privatización del corazón financiero de Madrid durante 40 años.
Los vecinos confían en que cuando se lleve a cabo la remodelación de Azca todo cambie. A los largos trámites burocráticos, como la licitación, le seguirán un inicio de obras para las que no hay una fecha fija, pero se estima que podrían comenzar a mediados de 2026.
Se refiere a una oleada de hechos violentos que se remontan a la brutal pelea que en noviembre de 2023 se saldó con siete heridos, dos de ellos graves, y en la que no faltaron armas blancas; al joven de 22 años que sufrió un traumatismo craneoencefálico severo tras una pelea este pasado 28 de septiembre; o las cuatro tortas que en abdomen y tórax recibió otro joven este pasado 4 de octubre.
Todas estas trifulcas han tenido un común denominador: se produjeron por clientes que salían de las discotecas de los bajos de Orense. Y en al menos tres de las riñas empezaron frente a la sala Nazca y, según ha podido saber este diario, algunos de sus protagonistas habían salido de la misma antes de la riña.
A esto se suma que, frente a esta sala, se ubica otro local muy frecuentado por pandilleros de la banda latina de los Trinitarios. Y completa este triángulo de la inseguridad los jóvenes marroquíes que esperan a que clientes de los garitos de la zona salgan, borrachos, para robarles en plena calle aplicándoles, en la mayoría de casos, la técnica del Ronaldinho.
Entre medias, este agosto, también se produjo en la calle Orense un cruento atropello intencionado de un conductor que embistió a un joven y, acto seguido, se dio a la fuga. Dos semanas después se acabó entregando en dependencias policiales.
Esta acumulación de hechos delictivos ha puesto al barrio en alerta. Desde Comunazca, la asociación de comunidades de residentes de Orense-Azca, llevan meses canalizando todo el descontento vecinal. Acumulando, según precisan a este diario, denuncias de residentes cansados por el incremento de robos, hastiados de unos ruidos que no les dejan descansar, y atemorizados por peleas callejeras que acontecen cada semana.
Ya han ganado bastantes pleitos contra discotecas de la zona, alguno incluso penal, aunque acaban abriendo nuevas sociedades y les toca volver a empezar. «Ellos atraen a la fauna, pero como los sucesos ocurren en la calle...», desliza Laura Morilla, portavoz de Comunazca, quien reconoce que, actualmente, «son cuatro los locales más problemáticos». «Nazca está en el punto de mira por todas las quejas de los vecinos. Estos establecimientos nos están produciendo enfermedades, y no solo a los adultos, que estamos desesperados... También a los niños, provocándoles falta de sueño. Esto les puede ocasionar daños cerebrales, problemas físicos e insomnio permanente. Algunos tienen que ir a psicólogos. Piensa que lo sufrimos todos los días, aunque se recrudece de jueves a domingo», añade Morilla.
Ante esta situación, desde la Policía Municipal no se ha decidido, por el momento, reforzar la vigilancia en la zona con más efectivos. «Sería necesario tener una patrulla permanente como se hizo hace tiempo. Cada noche de fin de semana nos llaman una decena de veces por reyertas y peleas en los bajos de Orense y siempre junto al local Nazca», dice un agente. Los clientes de este negocio aseguran que hay gente de todo tipo en la sala: «Aquí se junta gente variopinta, no todo el mundo que viene es gente». «Esta discoteca es de las mejores, por eso acude gente de todo Madrid. Las peleas son fuera», señaló medio enfadado uno de los porteros de la discoteca.
«Los hechos están ahí, hay gente muy peligrosa en la zona. Aunque entiendo que si pasa fuera, en la calle, las discotecas se laven las manos. Pero alguien, desde el Ayuntamiento, debería preguntarles qué sucede para que tres de los últimos sucesos graves hayan sido protagonizados por clientes suyos», se quejaba otro residente, quien asume que legalmente no se puede hacer nada. Y se preguntaba: «¿No entiendo que salgan de fiesta con un puñal? ¿Cómo es posible? ¿Quién en su sano juicio sale a pasárselo bien armado?».
Por el día los bajos de la zona de Orense de este corazón financiero de la capital son un lugar lúgubre y deshabitado. De noche estos mismos pasadizos se llenan de gente con ganas de fiesta en discotecas donde se baila al ritmo de la música latina. «Yo al caer el sol doy un rodeo para no pasar por ahí. Cuando abren las discotecas todo este entramado de pasadizos es una zona muy insegura», señala una vecina que mantiene que todo está lleno de sarama y resto de orines al amanecer.
«Es increíble lo que está pasando en Azca. Hace años había una comisaría que abrieron y que dio mucha tranquilidad. La cerraron y pusieron 56 cámaras de videovigilancia, pero no han servido para nada», se queja el portero de otra finca de la calle de Orense.
Este pasado mes de marzo el Ayuntamiento anunció un convenio para remodelar Azca con el acuerdo de sus 12 grandes propietarios. El pacto empresarial llegaba después de casi dos años dando vueltas a Renazca, un ambicioso proyecto de reforma integral presentado por una parte de los propietarios, que implicaba la privatización del corazón financiero de Madrid durante 40 años.
Los vecinos confían en que cuando se lleve a cabo la remodelación de Azca todo cambie. A los largos trámites burocráticos, como la licitación, le seguirán un inicio de obras para las que no hay una fecha fija, pero se estima que podrían comenzar a mediados de 2026.
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