Eric Finch
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¿Recuerdan cuando Ciudadanos no era feminista? | El Quicio de la Mancebía [EQM]
¿Recuerdan cuando Ciudadanos no era feminista?
Del Programa de Ciudadanos para las elecciones generales de 2015 [http://servicios.lasprovincias.es/documentos/programa-electoral-ciudadanos-20D-2015.pdf]
Artículo 14 de la Constitución Española
Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sesso, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
Sí, por favor, hagamos un poco de memoria
Recuerden la razonable disertación de Marta Rivera [les adjunto parte de la intervención], el 9 de diciembre de 2015 en TVE, en un debate en plena campaña electoral, defendiendo, en materia de violencia, la no discriminación por razón de sesso, tal y como establece el art 14 de la Constitución y establecía el programa electoral de su partido y, planteando, como alternativa, políticas educativas y la actualización de las penales circunstancias agravantes cuando así lo exigiera la protección de los débiles frente a los fuertes.
La furibunda y demagógica reacción del resto de partidos, incluido el PP, fue inmediata, fulminante, en el mismo debate, Y Ciudadanos, asustado por la presión mediática del ecofeminismo, en complicidad ‘antimasculinizante’ con la progresía, optó por borrar de un plumazo tal defensa antidiscriminatoria, dejando a Marta a los pies de la ‘yeguas’, más que caballos.
Sin olvidar que entonces, como ahora, España era uno de los países del mundo con menor violencia doméstica y que la sectaria movida ‘antiheteropatriarcal’ ha convertido en lacra lo que nunca ha sido. Pensemos, por ejemplo, los miles de ancianos que anualmente mueren abandonados en sus casas por sus familias o las decenas de niños a manos de sus madres o cuidadoras. O las decenas de miles de denuncias archivadas. O los suicidios de hombres. Silencio absoluto.
Y miren ustedes por donde, Ciudadanos se ve en la tesitura de tener que condenar a Vox porque éste partido defiende en Andalucía precisamente aquello que ellos dejaron de defender por puro y oportunista acojone electoral, es decir, que se deje de utilizar la violencia doméstica como instrumento ‘antimachista’ para que la cobertura se extienda a todos los miembros de la familia [mujeres y hombres; ancianos y niños].
Así se escribe la historia.
EQM
pd Con el fin de ahondar en tal recuerdo, les adjunto más abajo tres artículos, de Santiago González, Arcadi Espada y de Federico J. Losantos, que hicieron historia en aquel momento.
De la intervención de Marta Rivera:
Marta Rivera (Ciutadans) nega el component de gènere a la violència contra les dones - YouTube
El desprecio y el sesso
Santiago González en El Mundo, 111215. http://www.elmundo.es/opinion/2015/12/11/5669e0aaca474151018b4662.html
Es el caso que en el debate a nueve, la candidata a diputada Marta Rivera de la Cruz fue interpelada sobre la intención de Ciudadanos de eliminar el agravante penal por violencia de género, una discriminación por razón de sesso que el zapaterismo introdujo mediante la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, sencillamente llamada Ley contra la Violencia de Género.
Rivera se vio rodeada en el debate a propósito del programa de su partido. De las 335 páginas del programa, hay tres, de la 203 a la 205 que tratan de manera específica, razonada y razonable la cuestión de Igualdad y violencia de género e intrafamiliar. La frase que suscitó el escándalo del socialista Hernandofue la siguiente: “En cuanto a la actual ley contra la violencia de género, en Ciudadanos pensamos que debe ser modificada para acabar con la asimetría penal por cuestión de sesso y la ineficacia de la propia ley”.
El hombre que ha sido portavoz socialista en el Congreso durante la legislatura pasada se puso severo para decir: “C’s quiere quitar el agravante por violencia de género. Se conoce que no han entendido ustedes nada”. La interpelada respondió que “es tan grave que un niño vea cómo su padre mata a su progenitora como que vea que su progenitora mata a su padre”, y denunció los fallos de la ley mientras el portavoz en funciones la miraba como las vaquitas al tren del tópico.
El pobre Sánchez ha terciado en el debate para exigir a Ciudadanos que modifique la propuesta reproducida más arriba porque expresa “un pensamiento reaccionario” que demuestra “un desconocimiento pasmoso” de esta realidad.
Hagamos un poco de historia para que Antonio y Pedro se aclaren un poquito. Esa protección de la mujer que debe de parecerle progresista al joven, aunque despistado Sánchez, data de 1944, cuando el franquismo creó un agravante para los delitos que tuvieran como víctimas a mujeres. Se llamaba “desprecio de sesso” y así estuvo durante los 39 años siguientes. Hasta que aquel Congreso de los 202 escaños socialistas aprobó la eliminación del agravante. Las iniciativa fue del PSOE, naturalmente.
Era ministro de Justicia Fernando Ledesma Bartret. Su directora de Gabinete se llamaba María Teresa Fernández de la Vega. Defendió la posición del PSOE el diputado Paco Granados, mi librero de Burgos. Sostuvo que el argumento de la debilidad de la mujer era insostenible en unos tiempos en que una mujer –la Sansona del siglo XX la llamaban- arrastraba un camión tirando de una soga con los dientes.
El Tribunal Supremo se había adelantado. En sentencia de 1977 estableció que: “La agravante de sesso es un tanto anacrónica en tiempos como los actuales, de emancipación femenina en los que la mujer ha conseguido o está en trance de conseguir la absoluta igualdad de sexos, pareciendo que incluso desea renunciar a todo privilegio o protección que implique discriminación o desigualdad respecto al varón”.
Así fueron las cosas y tantos años más tarde los compañeros de Eguigurensiguen agarrándose a la galantería franquista para proteger a las mujeres. ¡En tiempos de la Dulce Neus! Literalmente acojonante. Estoy convencido de que no es maldad, sólo ignorancia.
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Suicidio ampliado de la razón
Arcadi Espada en El Mundo, 141215. http://www.elmundo.es/opinion/2015/12/13/566c6526268e3ece348b4686.html
Mi liberada:
Habrás seguido con tu indignación habitual el último capítulo de lo que llamas violencia de género. Sé que las razonables declaraciones de Marta Rivera de la Cruz sobre la necesidad de que se equiparen las penas de los hombres y mujeres implicados en esos crímenes te habrán parecido una delincuencia. El linchamiento de la candidata de C’s demuestra hasta qué punto el ejercicio de la razón se ha convertido en España en una forma suprema de valor, y cómo twitter ha dejado de ser el espontáneo refugio de tantos orates para convertirse en una organización metódica de malvados. La candidata se rebela contra el hecho penal de que la mujer pague menos que el hombre por los crímenes de pareja. Una extravagancia jovenlandesal y jurídica que se da solo en España y en Suecia.
El atenuante está basado, al parecer, en la evidencia de que las mujeres son víctimas de esa violencia en una proporción mayor que los hombres. Pero, a mi juicio, queda incompleto. Porque dado el hecho de que los hombres son ejecutores de la violencia, empezando por la que ejercen contra su propia vida, en una proporción mucho mayor que las mujeres (por eso en Barcelona hay cuatro prisiones de hombres por una de mujeres), deberían ver agravadas todas sus penas. La ley de género suecoespañola no entiende de hombres particulares sino del hombre genérico. Por lo tanto el hecho de que los otros crímenes masculinos no padezcan el agravante de sesso indica que la ley de género, antes que agravar la culpabilidad de los hombres, atenúa la de las mujeres. Y precisa el punto de cocción al que ha llegado la discriminación positiva.
Sin embargo, el atenuante femenino no es solo jurídico ni es el principal. El atenuante principal es el mediático y, en consecuencia, el social. Voy a demostrártelo, pero deberás hacer el esfuerzo de leer lo que sigue. Una crónica publicada en un periódico español, sobre un crimen que ocurrió hace cuatro días en la ciudad de Gerona. Dice así:
Título: «Un padre lanza a sus dos hijas por la ventana y se suicida»
Subtítulo: «El hombre sufría una depresión, episodio que se pudo ver agravado por su dificultad para manejar las distintas edades de sus hijas.»
«Querido Pedro, demasiado tarde pero estoy contigo”. Así comienza una carta colocada ayer junto a tres rosas en el suelo de la plaza de Mela Mutermilch de Girona. Allí, la noche del miércoles murieron una niña de once años, una bebé de diez meses y el padre de ambas, Pedro P., de 42. Los tres cayeron desde un decimotercer piso. Fuentes cercanas a la investigación aseguran que el padre lanzó a las niñas por una ventana y, acto seguido, se suicidó.
La ciudad de Girona ha quedado rota tras la fin de Pedro P. y dos de sus hijas. El aparejador, de 42 años, era hijo de un conocido matrimonio de empresarios de tiendas de calzado. A las 19.30 del miércoles se trasladó junto a dos de sus hijas hasta su despacho de arquitectos, en el piso 13 del número 63 de la calle Joaquim Vayreda. Allí trabajaba junto a su esposa en el mismo piso donde el aparejador pasó su infancia. Uno de los primeros edificios de la ciudad catalana en el que la pareja había instalado su despacho —Martí Franch Arquitectura del Paisaje— desde el que habían logrado el reconocimiento internacional.
Doce minutos después de atravesar el portal del inmueble, los cuerpos de las dos menores impactaron frente a la terraza del bar Kiu, en la plaza Mela Mutermilch. Un segundo después, el cuerpo del padre caía sobre un depósito de obra, a unos metros de sus hijas.
El Ayuntamiento convocó ayer un minuto de silencio. Muchos conocían a Pedro o a su familia. Las cinco tiendas de Calzados Girona, propiedad de los padres del fallecido, abrieron las puertas. “Es el mejor homenaje que podemos hacer”, aseguró una dependienta del comercio situado en la calle Francesc Roger. “Él pasaba muy poco por aquí”, asegura la joven.
El psiquiatra Juan Romeu sostiene que este tipo de comportamiento se denomina suicidio ampliado. “En muchas ocasiones la persona tiene que empezar a suicidarse y, matando primero a sus hijos, llega a un punto de no retorno”.
Este tipo de muertes se producen cuando la persona “llega a la conclusión de que es mejor apiolar a sus hijos de forma piadosa antes de suicidarse para no dejarles huérfanos”.
“Pedro P., hemos fallado, te querremos siempre”, rezaba otra de las pocas cartas depositadas en la plaza.»
¿Lo has leído? ¿Lo has hecho atentamente? Sí, ya veo. Ya veo tu cara granate de indignación. Quizá te estás preguntando por qué no aparece en la descripción de la acción el verbo apiolar o cualquiera de sus sinónimos. O, mucho peor, por qué aparece esta frase: «Allí, la noche del miércoles murieron (¡¡murieron!!) una niña de once años, una bebé de diez meses y el padre de ambas, Pedro P., de 42.» O acaso estás intentando comprender por qué la depresión, un vago rumor exculpatorio, se erige como sólido atenuante, al modo con que la pasión desbocada disculpaba en otro tiempo a los asesinos de mujeres.
Incluso, tal vez, estás esbozando una risa trágica ante la hipótesis de que no poder manejar a niños de diferentes edades sea causa de echarlos ventana abajo. Sería razonable que estuvieras indignada porque un ayuntamiento incluya a un malo en su minuto de silencio y puede que quieras llevar a los tribunales al psiquiatra ampliado Romeu por concluir que es mejor apiolar a los hijos de forma piadosa.
No concibes cómo la crónica desprecia la hipótesis principal en este tipo de crímenes, la que los hace inequívocos crímenes de género, y es que el asesinato de los hijos es la suprema venganza contra la mujer. Y por último: tal vez estás escupiendo, literalmente, sobre la posibilidad de que la culpa individual del hombre y genérica del macho se diluya en ese asombroso «hemos fallado, te querremos siempre.»
Pero no. Lo sé. Tu cara granate solo se explica porque compruebas que te la he jugado y donde pone Pedro P. debe poner Mireia P., que ése es el nombre de la asesina suicida y el único cambio, con sus derivados lógicos, que me he permitido hacer en la crónica.
Sigue ciega tu camino.
A.
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Marta Rivera tiene razón
Federico Jiménez Losantos en El Mundo, 111215. http://www.elmundo.es/opinion/2015/12/11/5669dd7fca474153038b4671.html
Se le puede reprochar a Albert Rivera haber salido a empatar a cero para pasar la eliminatoria del Atrespartito, cuando podría haberla ganado, pero Ciudadanos sigue siendo el rival a batir por la pinza de PPodemos y cuando se atontolina lo despiertan sus enemigos calumniándolo. Es el caso de la campaña contra una de las figuras más notables de las listas de C’s, Marta Rivera de la Cruz, escritora gallega de éxito y defensora de los derechos de sus paisanos, que somos todos los españoles, contra las imposiciones lingüísticas del nacionalismo, agravadas por el PP.
En el debate a 9 del miércoles en TVE, Rivera defendió la igualdad de género que proclama la Constitución contra la Ley de Violencia de Género que discrimina a las personas por razón de sesso, y que sólo por abyecta demagogia propuso el PSOE, tragó el PP y refrendó el Constitucional. Esto dijo:
«Es tan grave que un hijo vea cómo su padre mata a su progenitora que el que vea cómo su progenitora mata a su padre».
Las feministas de verdad –Arenal, Pardo Bazán o Campoamor– se habrían levantado de la fosa para aplaudirla. Las feminista radicals sexistas y las femitontas de cuota se le han lanzado al cuello por defender el gran logro de las mujeres -y de las sociedades donde ha sido posible- en el último siglo: la igualdad ante la ley en todos los ámbitos, incluido el criminal.
Rivera tiene razón y, además, Constitución: «Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sesso, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social» (Art.14). Pero va Susana Camarero, del PP, y tuitea: «Ciudadanos pretende debilitar la Ley contra la violencia d Genero. Debería pensar antes en las más de 750 mujeres asesinadas en 10 años». O sea, que Marta Rivera no piensa en las mujeres asesinadas. Ese es privilegio de Camarero, que tras criticar ferozmente la Ley en el Parlamento, cobardemente, la votó.
El sexismo debería ser ilegal siempre. La mentira como arma política, también. Soraya, la Niña de Rajoy, que montó con Ana Pastor el numerito feminoide del móvil, llama a Marta «desacertada»; Alfonso Alonso, «disparate»; y Catalá, que son «propuestas desde el desconocimiento, la frivolidad». Yo pensaba ya votar a Rivera Albert. A Rivera Marta, como ciudadano, la requetevotaré.