Tae-suk
Doña Inés, a sus pies
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Jos Garca Domnguez - Podemos, ese caballo de Troya - Libertad Digital
Podemos, ese caballo de Troya
José García Domínguez
El español de derechas es un nihilista radical persuadido de que, con su sola excepción, todos los demás españoles de derechas son necios incurables y piensan votar a Podemos. La histeria general a propósito de las posibilidades reales de la troupe de Pablo Iglesias lo deja entrever a las claras. Al tiempo, esas encuestas disparatadas, las que aseguran que un grupo de chavales de la Complutense liderados por un tertuliano locuaz va a desbordar en escaños a PP y PSOE, no suponen más que la definitiva certificación demoscópica de dos delirios simultáneos: el de la opinión pública y el de su guía, tutora y madrastra, la opinión publicada. Creer en serio que Podemos va a ganar las próximas elecciones generales es de locos. Pero en la desquiciada España del momento, hacerse el loco comienza a resultar un negocio muy rentable para más de uno.
Paradojas de la Ley D'Hondt, el Partido del Cabreo, que no otra cosa resulta ser lo de Iglesias y Monedero, va a devenir en lo que un marxista de la vieja escuela llamaría "aliado objetivo" del Gobierno. Inopinada extravagancia de la aritmética electoral hispana que, sin duda, no debe resultar desconocida para los estrategas de Génova. Así, el hecho de que en las provincias menos pobladas del interior el régimen electoral sea equivalente de facto a un sistema mayoritario convierte a Iglesias en una bendición para los de Rajoy. En esas circunscripciones, y con muchas menos papeletas que en 2011, el PP podrá rascar ahora más escaños merced a la fatal fragmentación que introduce Podemos en el sufragio de la izquierda. Un regalo del cielo con coleta.
Está calculado: con apenas el 34% de los votos populares, el PP obtendría más asientos en las próximas Cortes que la suma de PSOE, Izquierda Unida y Podemos. Son números, no especulaciones gratuitas de barra de bar. Y el muy sorprendente fervor hacia Iglesias de ciertos magnates de la comunicación que están a la derecha de Tutankamón acaso no resulte del todo ajeno a esa incontestable evidencia algebraica. Quién nos lo iba a decir, gracias al mago D'Hondt y sus inexplicables juegos de manos, las patadas a Rajoy, al final, se las van a dar en el ojo ciego de Pedro Sánchez. Sí, Podemos puede ganar… el Gobierno para el PP.
---------- Post added 03-nov-2014 at 16:48 ----------
Manuel Llamas - Por qu Podemos puede ganar - Libertad Digital
Por qué Podemos puede ganar
Manuel Llamas
Mientras el inepto y ruinoso sociólogo del PP, Pedro Arriola, menospreciaba a los miembros de Podemos tildándolos de "frikis", henchido de soberbia y engreimiento, tras las europeas del pasado mayo, otros advertíamos que Pablo Iglesias barrería del mapa a IU para convertirse en el nuevo referente de la izquierda española. Este fatal diagnóstico no solo se ha cumplido, sino que ha sido superado con creces por la realidad de los hechos debido, sobre todo, a la enorme torpeza que está demostrando el bipartidismo en su vano intento por frenar el ascenso del populismo. En los últimos meses, Podemos ha pasado de la tercera a la primera fuerza política en intención de voto, de modo que si hoy se celebraran elecciones generales recabaría el 27% de las papeletas, superando a PSOE (26,2%) y PP, que, con apenas un 20,7%, habría sufrido un desplome brutal, según la encuesta que publica este domingo El País.
Para entender este histórico vuelco es necesario tener muy presente una serie de factores excepcionales. El primero y más importante de todos es, sin duda, la crisis y, especialmente, la elevadísima tasa de paro (24%). El impacto generalizado de la recesión en todos los estratos de la sociedad y el drama de tener que soportar más de 5 millones de desempleados tras siete agónicos años de crisis es el caldo de cultivo idóneo para el nacimiento y desarrollo de una oleada de indignación, desconfianza y hartazgo entre la opinión pública, cuyo descontento hacia la casta política ha sabido interpretar y recoger a la perfección la cúpula de Podemos. Y lo cierto es que no les falta razón a los de Iglesias cuando cargan sin compasión contra PSOE y PP, culpándoles de la actual situación económica, pero yerran de plano en la solución. Si la crisis continúa no es por el exceso de capitalismo y la ausencia de intervencionismo estatal, tal y como erróneamente pregonan los comunistas de Podemos, sino por todo lo contrario. España es, por desgracia, una de las economías menos libres del mundo desarrollado, al tiempo que registra uno de los mayores déficits públicos de la OCDE e impone una sangrante carga fiscal a familias y empresas.
Desde 2007, socialistas y populares han disfrutado de una oportunidad histórica para hacer reformas estructurales con el fin de ganar competitividad económica y eficiencia administrativa y hacer de la española una economía mucho más atractiva para los negocios y la inversión exterior, tal y como hizo el Reino Unido durante los años 80, el norte de Europa a principios de los 90, Irlanda poco después, Alemania a inicios de la pasada década y los países del este de Europa durante la presente Gran Recesión. Por desgracia, los políticos patrios no quisieron o no supieron hacerlo. Primero Zapatero y ahora Rajoy se han contentado con hacer lo mínimo e imprescindible para que todo siga más o menos igual.
Los resultados saltan a la vista, y, como es lógico, esta desesperante decadencia económica se ha ido tras*formando con el paso del tiempo en una creciente desconfianza hacia los partidos tradicionales, ante su evidente incapacidad para resolver el principal problema del país (paro). Podemos ha bebido directamente de este descontento social gracias a su hábil y astuta estrategia de sustituir el tradicional debate izquierda-derecha por el de "casta" (PSOE y PP) versus "pueblo" (Podemos). Una vez identificado claramente el enemigo (ellos), es mucho más fácil aportar la teórica solución (nosotros) a todos los males. Pero es que, además, a la incompetencia manifiesta mostrada por PSOE y PP para solventar la crisis se ha unido un factor adicional que, hasta hace poco, casi carecía de relevancia electoral: la corrupción. El desapego de la población hacia la clase política ha alcanzado máximos históricos tras comprobarse la incapacidad del bipartidismo para reducir el paro, mientras sus cúpulas y estructuras se han llenado los bolsillos de forma ilícita durante décadas mediante el cobro de suculentas comisiones.
La corrupción campa a sus anchas en España desde hace mucho, pero es ahora cuando se percibe como un problema grave. Mientras todo iba bien (crecimiento burbujístico), se toleró, pero cuando las cosas van mal resulta inaceptable que los políticos abusen de su privilegiada posición para enriquecerse. No es casualidad que la corrupción sea, hoy por hoy, el segundo problema más importante (42,7% de los encuestados), tras el paro (75,3%), mientras que en 2007 no superaba el 1%. El salto cualitativo en esta materia se produjo a principios de 2013, cuando estallaron los casos Bárcenas, Nóos y ERE: la percepción de la corrupción como gran problema se disparó desde el 18 hata el 40%. Podemos también ha pescado –y mucho– en este río debido a su virginidad –todavía no han tocado poder y, por tanto, están libres de pecado– y a la sensación de total impunidad de la que gozaban hasta hace poco PP y PSOE. Ambos partidos se han negado a adoptar medidas contundentes y eficaces para limpiar la podredumbre que corroe sus cimientos.
Por último, es necesario tener en cuenta que el ideario de extrema izquierda que propugna Podemos ha encontrado eco en la sociedad gracias al profundo estatismo imperante en España desde hace décadas. Existía ya en la dictadura de Franco, pero se ha refinado y desarrollado durante la democracia. La mayoría de los españoles desconfía del capitalismo, rechaza la austeridad, quiere un Estado grande (Estado del Bienestar) y defiende un elevado grado de intervencionismo público en la economía. Basta observar este gráfico para percatarse de esta triste realidad: España es, junto a Japón, el país avanzado que menos apoya el libre mercado (capitalismo), por delante incluso de Grecia.
El desastroso modelo de planificación educativa que existe en España ha hecho muy bien su trabajo al inculcar las bondades del socialismo en el ideario colectivo. Un nuevo éxito, sin duda, de PSOE y PP. Por ello, no es de extrañar que el reciente populismo español (Podemos), el griego (Syriza) y el francés (Frente Nacional) hayan adoptado ropajes comunistas y fascistas (el principal nexo común de ambas ideologías totalitarias es el anticapitalismo), mientras que la reacción política a la crisis en EEUU (Tea Party), Reino Unido (UKIP) y Alemania (Alternativa para Alemania), donde la defensa del libre mercado es mayoritaria, se ha materializado en movimientos civiles más o menos procapitalistas.
Aún está por ver que Pablo Iglesias consolide su avance, pero lo relevante es que la posibilidad de que gobierne, hasta hace poco impensable, ya existe, tal y como sucede en Grecia con Syriza. Si los comunistas de Podemos llegan al poder, los españoles tendremos, simplemente, el justo castigo a nuestros pecados.
---------- Post added 03-nov-2014 at 16:50 ----------
Carlos Alberto Montaner - Podemos es peor que la corrupcin - Libertad Digital
Podemos es peor que la corrupción
Carlos Alberto Montaner
España está en medio de una tremenda crisis que puede acabar con una buena parte de sus formaciones políticas y precipitarla en una crisis institucional gravísima.
La mala noticia es que el origen del conflicto se encuentra en la corrupción generalizada, que afecta al Partido Popular, al Partido Socialista, a los sindicatos, a los comunistas de Izquierda Unida, a los jefes históricos de Convergència i Unió, un partido catalán de centroderecha que hoy busca la independencia, y, naturalmente, a unos cuantos empresarios enriquecidos al amparo del poder político.
Surge un escándalo tras otro, al extremo de que es frecuente escuchar que todos los políticos son unos ladrones. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha pedido perdón al país. También lo ha hecho Esperanza Aguirre, líder madrileña del Partido Popular, por haber elegido mal a sus colaboradores. Es correcto pedir perdón.
La buena noticia es que está actuando la justicia y nadie trata de impedirlo. En el país hay más de 600 personas condenadas por delitos relacionados con el peculado, la malversación o el impago de los impuestos. Los últimos detenidos e imputados son más de medio centenar. Se terminó la impunidad.
Las consecuencias de esta pérdida de prestigio de la clase política es la ascensión del grupo político conocido como Podemos, dirigido por un joven profesor llamado Pablo Iglesias. Un sondeo publicado por El País lo sitúa a la cabeza de las preferencias electorales.
El programa político de Podemos es una suma de todos los devastadores disparates que pueden arruinar a la sociedad, pero, ante el descrédito de los partidos políticos, una buena parte de los españoles ha llegado a la conclusión de que hay que castigar en las urnas a las formaciones del establishment, o de "la casta", como les llama Podemos despectivamente, sin advertir que la corrupción es mala, pero mucho más daño puede hacer la entronización en el país de un Gobierno populista de corte chavista que destruya el aparato productivo y crispe, empobrezca y divida aún más a los españoles.
Podemos cree en el control de precios y salarios, en reducir los horarios laborales para que, supuestamente, trabajen más personas. Cree en poner tope a los alquileres, en confiscar las propiedades no habitadas para asignarlas al pueblo, en nacionalizar los servicios públicos que no cobren tarifas adecuadas. En fin, cree en Gobiernos intervencionistas y planificadores, de esos que dictan las políticas públicas que han arruinado a docenas de países en el pasado.
Muchos españoles piensan que esa pesadilla no les puede ocurrir a ellos. Me temo que están minuciosamente equivocados. La poca falta de cultura está al alcance de cualquier pueblo. Pregúntenles a cubanos y venezolanos. Ellos también pensaban que algo así no podía suceder en sus países. Pero sucedió, y ahí sigue… y sigue.
---------- Post added 03-nov-2014 at 16:50 ----------
Santiago Abascal - "Nosotros tambin podemos" - Libertad Digital
"Nosotros también podemos"
Santiago Abascal
Han catapultado al liderazgo a un tipo con coleta y eslogan evangélico. Han movilizado la miseria generalizada, el mileurismo masivo, el paro demoledor, las esperanzas perdidas, el rechazo a la corrupción de los que mandan.
Nunca han creado nada, ni impulsado o propiciado un solo puesto de trabajo. Pero garantizan la prosperidad a base de repartir. No va con ellos saber de dónde sale lo que hay que repartir.
Algunos insensatos, de entre los más ricos y los más poderosos, han propiciado esta gigantesca operación de ira y marketing. Políticos y dueños de televisiones, periodistas cientomileuristas e intelectuales a sueldo son los orates útiles del ascenso de sus futuros verdugos. Creen que podrán modelar a su juguete, y utilizarlo como otro ZP para sus negocios y populismos.
En el otro lado, donde antes estaba la derecha política, se consuma la rendición indigna de sus dirigentes.Tienen pocas ideas pero confusas, salvo la de haber pastoreado a sus huestes hacia el progresismo del PSOE, quizá pensando en un gobierno de coalición como acto final del sistema. Nadie ha hecho tanto daño a sus propios votantes en tan poco tiempo. El diagnóstico y el pronóstico de su acción de desgobierno son desoladores. El presidente se ha fumado un puro tras otro mientras encarcelaban a quien cumplió sus órdenes como tesorero del partido, y a quien compartió con él vacaciones y yates en una isla privilegiada. Ha continuado fumando mientras se hacían públicos descorazonadores datos de la conducta de sus propias gentes en Caja Madrid. Y mientras algunos miembros de su partido eran detenidos por constituir organizaciones criminales para enriquecerse a costa del sudor de los españoles. Ha apurado las últimas caladas mientras traiciona por penúltima vez sus siglas y su programa haciendo del PP un partido en la vanguardia abortista de Europa. Su legislatura apenas ha servido para culminar la obra de Zapatero y confirma la demolición del sistema.
Las masas apaleadas y despreciadas por el establishment marchan a la toma del poder con Monedero e Iglesias enarbolando las banderas de la envidia y la revancha. No sonarán en su camino palabras como esfuerzo, sacrificio, generosidad o perdón. Ellos no serán los garantes de nuestra educación, nuestra sanidad, o nuestras pensiones. Sólo podrán asegurar nuestra ruina porque jamás han levantado nada que no sea el estandarte del rencor. El silencio y la cobardía de quien hoy está en los mandos de la nave encorajina a los amotinados y preludia el éxito final del motín.
Ante todo este bullicioso caos, algunos queremos seguir en la batalla. Muchos españoles buscan soluciones reales para encontrar la paz, la prosperidad y la convivencia en libertad. Es preciso, con nuestros medios, ayudar a distinguir seriamente lo justo de lo injusto, a reflexionar sobre nuestro modelo de sociedad desde la verdad y la responsabilidad. Volver a decir que existen lo bueno y lo malo, la virtud y el vicio, y que no es lo mismo la víctima y el malo, que no tienen los mismos derechos el ladrón y el hombre honrado.
Son momentos para la suma, de ideas, de personas, de proyectos. Suma y encuentro de todos aquellos que no quieren dejarse arrinconar ni manejar por mediocres envilecidos ni por tiranuelos de aldea.
Nosotros también podemos ponernos en marcha. Es más, nosotros que entendemos la responsabilidad histórica, debemos hacerlo.
Santiago Abascal, presidente de Vox.
---------- Post added 03-nov-2014 at 16:51 ----------
Pedro de Tena - ¿Hijos de la ira? - Libertad Digital
¿Hijos de la ira?
Pedro de Tena
"España es una nación con más de cuarenta millones de cadáveres (según las últimas encuestas)... Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente España, por qué se pudren más de cuarenta millones de cadáveres en esta nación española...". No, no lo escribió Dámaso Alonso en su Hijos de la ira, pero son versos que, intencionadamente modificados, parecen venir como anillo al dedo a esta España que se desayuna hoy con un demoscópico triunfo de Podemos en unas próximas elecciones generales. Así es la democracia y significa que millones de españoles, y creciendo, en sus conciencias individuales han llegado a la conclusión de que el sistema instaurado en 1978 con la Constitución española debe ser derruido y que el solar patrio debe ser entregado a un partido leninista ochomesino que no cree en España como nación, que no oculta su vocación dictatorial y que ni siquiera tiene personas cualificadas como para desempeñar la misión de gobernar. Además de dos o tres gerifaltes de diseño, ¿a quién más se conoce por su nombre y biografía en esta turbia marea política?
Que la corrupción y la degradación del nivel de vida vayan a terminarse por obra y gracia de una formación política anómala como Podemos no es una alucinación colectiva. Es una mentira espectacular. De hecho, en los países que apoyan bajo cuerda a Podemos, como Bolivia, Venezuela o Cuba cuando menos, el nivel de vida es lamentable y la corrupción insuperable. En toda dictadura la corrupción es más difícil de frenar que en las democracias. Por ello, esperar de Podemos la regeneración de España es intelectualmente ridículo y políticamente suicida. Pero eso no tiene nada que ver con que los ciudadanos españoles estemos hasta los huevones –dicho sea de este modo para subrayar su gravedad– de un régimen democrático que se ha ido configurando como una dinámica partidista-sindical-separatista que ha ido degradando la vida cotidiana de la gente hasta límites tan insostenibles que la ira está estallando en los sondeos.
Por eso, cabe decir que los partidarios de Podemos no son "hijos de la ira". Son hijos de la desorientación y de la licenciatura en decepción de unos ciudadanos que han visto cómo la democracia española se convertía en una estructura al servicio de los nuevos poderes fácticos (junto a de los de siempre) antes que un mecanismo de defensa de sus libertades, sus oportunidades y su igualdad ante la ley. La Constitución se ha dedicado a la destitución efectiva de los titulares de la nacionalidad española y su soberanía antes que a su fortalecimiento y dignidad. ¿Estamos a tiempo de enderezar este gigantesco entuerto o habremos de pasar una temporada en el caos, del cual nadie puede aventurar cómo saldremos? Pues aquí pocos hacen examen de conciencia en serio, ni sienten dolor por los pecados cometidos, ni parecen tener propósito de enmienda, ni reconocen públicamente su responsabilidad ni, al parecer, están dispuestos a ningún tipo de penitencia. Por tanto, no parece posible ningún tipo de perdón.
Las dos Españas (Podemos es el nuevo disfraz de una de ellas) están volviendo a helarnos el corazón y la tercera España, sociedad abierta, capaz, jovenlandesal y civil, que debió haber sido desarrollada por la democracia, sigue en estado letárgico sin referentes ni horizonte.
¿De qué sima se yergue, cada cuarenta años e incluso menos, esta sombra tan de color? En Andalucía tenemos un dicho popular bien expresivo: ¿lo hacemos bien –y tenemos ya poco tiempo– o como siempre? Pues eso.
Podemos, ese caballo de Troya
José García Domínguez
El español de derechas es un nihilista radical persuadido de que, con su sola excepción, todos los demás españoles de derechas son necios incurables y piensan votar a Podemos. La histeria general a propósito de las posibilidades reales de la troupe de Pablo Iglesias lo deja entrever a las claras. Al tiempo, esas encuestas disparatadas, las que aseguran que un grupo de chavales de la Complutense liderados por un tertuliano locuaz va a desbordar en escaños a PP y PSOE, no suponen más que la definitiva certificación demoscópica de dos delirios simultáneos: el de la opinión pública y el de su guía, tutora y madrastra, la opinión publicada. Creer en serio que Podemos va a ganar las próximas elecciones generales es de locos. Pero en la desquiciada España del momento, hacerse el loco comienza a resultar un negocio muy rentable para más de uno.
Paradojas de la Ley D'Hondt, el Partido del Cabreo, que no otra cosa resulta ser lo de Iglesias y Monedero, va a devenir en lo que un marxista de la vieja escuela llamaría "aliado objetivo" del Gobierno. Inopinada extravagancia de la aritmética electoral hispana que, sin duda, no debe resultar desconocida para los estrategas de Génova. Así, el hecho de que en las provincias menos pobladas del interior el régimen electoral sea equivalente de facto a un sistema mayoritario convierte a Iglesias en una bendición para los de Rajoy. En esas circunscripciones, y con muchas menos papeletas que en 2011, el PP podrá rascar ahora más escaños merced a la fatal fragmentación que introduce Podemos en el sufragio de la izquierda. Un regalo del cielo con coleta.
Está calculado: con apenas el 34% de los votos populares, el PP obtendría más asientos en las próximas Cortes que la suma de PSOE, Izquierda Unida y Podemos. Son números, no especulaciones gratuitas de barra de bar. Y el muy sorprendente fervor hacia Iglesias de ciertos magnates de la comunicación que están a la derecha de Tutankamón acaso no resulte del todo ajeno a esa incontestable evidencia algebraica. Quién nos lo iba a decir, gracias al mago D'Hondt y sus inexplicables juegos de manos, las patadas a Rajoy, al final, se las van a dar en el ojo ciego de Pedro Sánchez. Sí, Podemos puede ganar… el Gobierno para el PP.
---------- Post added 03-nov-2014 at 16:48 ----------
Manuel Llamas - Por qu Podemos puede ganar - Libertad Digital
Por qué Podemos puede ganar
Manuel Llamas
Mientras el inepto y ruinoso sociólogo del PP, Pedro Arriola, menospreciaba a los miembros de Podemos tildándolos de "frikis", henchido de soberbia y engreimiento, tras las europeas del pasado mayo, otros advertíamos que Pablo Iglesias barrería del mapa a IU para convertirse en el nuevo referente de la izquierda española. Este fatal diagnóstico no solo se ha cumplido, sino que ha sido superado con creces por la realidad de los hechos debido, sobre todo, a la enorme torpeza que está demostrando el bipartidismo en su vano intento por frenar el ascenso del populismo. En los últimos meses, Podemos ha pasado de la tercera a la primera fuerza política en intención de voto, de modo que si hoy se celebraran elecciones generales recabaría el 27% de las papeletas, superando a PSOE (26,2%) y PP, que, con apenas un 20,7%, habría sufrido un desplome brutal, según la encuesta que publica este domingo El País.
Para entender este histórico vuelco es necesario tener muy presente una serie de factores excepcionales. El primero y más importante de todos es, sin duda, la crisis y, especialmente, la elevadísima tasa de paro (24%). El impacto generalizado de la recesión en todos los estratos de la sociedad y el drama de tener que soportar más de 5 millones de desempleados tras siete agónicos años de crisis es el caldo de cultivo idóneo para el nacimiento y desarrollo de una oleada de indignación, desconfianza y hartazgo entre la opinión pública, cuyo descontento hacia la casta política ha sabido interpretar y recoger a la perfección la cúpula de Podemos. Y lo cierto es que no les falta razón a los de Iglesias cuando cargan sin compasión contra PSOE y PP, culpándoles de la actual situación económica, pero yerran de plano en la solución. Si la crisis continúa no es por el exceso de capitalismo y la ausencia de intervencionismo estatal, tal y como erróneamente pregonan los comunistas de Podemos, sino por todo lo contrario. España es, por desgracia, una de las economías menos libres del mundo desarrollado, al tiempo que registra uno de los mayores déficits públicos de la OCDE e impone una sangrante carga fiscal a familias y empresas.
Desde 2007, socialistas y populares han disfrutado de una oportunidad histórica para hacer reformas estructurales con el fin de ganar competitividad económica y eficiencia administrativa y hacer de la española una economía mucho más atractiva para los negocios y la inversión exterior, tal y como hizo el Reino Unido durante los años 80, el norte de Europa a principios de los 90, Irlanda poco después, Alemania a inicios de la pasada década y los países del este de Europa durante la presente Gran Recesión. Por desgracia, los políticos patrios no quisieron o no supieron hacerlo. Primero Zapatero y ahora Rajoy se han contentado con hacer lo mínimo e imprescindible para que todo siga más o menos igual.
Los resultados saltan a la vista, y, como es lógico, esta desesperante decadencia económica se ha ido tras*formando con el paso del tiempo en una creciente desconfianza hacia los partidos tradicionales, ante su evidente incapacidad para resolver el principal problema del país (paro). Podemos ha bebido directamente de este descontento social gracias a su hábil y astuta estrategia de sustituir el tradicional debate izquierda-derecha por el de "casta" (PSOE y PP) versus "pueblo" (Podemos). Una vez identificado claramente el enemigo (ellos), es mucho más fácil aportar la teórica solución (nosotros) a todos los males. Pero es que, además, a la incompetencia manifiesta mostrada por PSOE y PP para solventar la crisis se ha unido un factor adicional que, hasta hace poco, casi carecía de relevancia electoral: la corrupción. El desapego de la población hacia la clase política ha alcanzado máximos históricos tras comprobarse la incapacidad del bipartidismo para reducir el paro, mientras sus cúpulas y estructuras se han llenado los bolsillos de forma ilícita durante décadas mediante el cobro de suculentas comisiones.
La corrupción campa a sus anchas en España desde hace mucho, pero es ahora cuando se percibe como un problema grave. Mientras todo iba bien (crecimiento burbujístico), se toleró, pero cuando las cosas van mal resulta inaceptable que los políticos abusen de su privilegiada posición para enriquecerse. No es casualidad que la corrupción sea, hoy por hoy, el segundo problema más importante (42,7% de los encuestados), tras el paro (75,3%), mientras que en 2007 no superaba el 1%. El salto cualitativo en esta materia se produjo a principios de 2013, cuando estallaron los casos Bárcenas, Nóos y ERE: la percepción de la corrupción como gran problema se disparó desde el 18 hata el 40%. Podemos también ha pescado –y mucho– en este río debido a su virginidad –todavía no han tocado poder y, por tanto, están libres de pecado– y a la sensación de total impunidad de la que gozaban hasta hace poco PP y PSOE. Ambos partidos se han negado a adoptar medidas contundentes y eficaces para limpiar la podredumbre que corroe sus cimientos.
Por último, es necesario tener en cuenta que el ideario de extrema izquierda que propugna Podemos ha encontrado eco en la sociedad gracias al profundo estatismo imperante en España desde hace décadas. Existía ya en la dictadura de Franco, pero se ha refinado y desarrollado durante la democracia. La mayoría de los españoles desconfía del capitalismo, rechaza la austeridad, quiere un Estado grande (Estado del Bienestar) y defiende un elevado grado de intervencionismo público en la economía. Basta observar este gráfico para percatarse de esta triste realidad: España es, junto a Japón, el país avanzado que menos apoya el libre mercado (capitalismo), por delante incluso de Grecia.
El desastroso modelo de planificación educativa que existe en España ha hecho muy bien su trabajo al inculcar las bondades del socialismo en el ideario colectivo. Un nuevo éxito, sin duda, de PSOE y PP. Por ello, no es de extrañar que el reciente populismo español (Podemos), el griego (Syriza) y el francés (Frente Nacional) hayan adoptado ropajes comunistas y fascistas (el principal nexo común de ambas ideologías totalitarias es el anticapitalismo), mientras que la reacción política a la crisis en EEUU (Tea Party), Reino Unido (UKIP) y Alemania (Alternativa para Alemania), donde la defensa del libre mercado es mayoritaria, se ha materializado en movimientos civiles más o menos procapitalistas.
Aún está por ver que Pablo Iglesias consolide su avance, pero lo relevante es que la posibilidad de que gobierne, hasta hace poco impensable, ya existe, tal y como sucede en Grecia con Syriza. Si los comunistas de Podemos llegan al poder, los españoles tendremos, simplemente, el justo castigo a nuestros pecados.
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Carlos Alberto Montaner - Podemos es peor que la corrupcin - Libertad Digital
Podemos es peor que la corrupción
Carlos Alberto Montaner
España está en medio de una tremenda crisis que puede acabar con una buena parte de sus formaciones políticas y precipitarla en una crisis institucional gravísima.
La mala noticia es que el origen del conflicto se encuentra en la corrupción generalizada, que afecta al Partido Popular, al Partido Socialista, a los sindicatos, a los comunistas de Izquierda Unida, a los jefes históricos de Convergència i Unió, un partido catalán de centroderecha que hoy busca la independencia, y, naturalmente, a unos cuantos empresarios enriquecidos al amparo del poder político.
Surge un escándalo tras otro, al extremo de que es frecuente escuchar que todos los políticos son unos ladrones. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha pedido perdón al país. También lo ha hecho Esperanza Aguirre, líder madrileña del Partido Popular, por haber elegido mal a sus colaboradores. Es correcto pedir perdón.
La buena noticia es que está actuando la justicia y nadie trata de impedirlo. En el país hay más de 600 personas condenadas por delitos relacionados con el peculado, la malversación o el impago de los impuestos. Los últimos detenidos e imputados son más de medio centenar. Se terminó la impunidad.
Las consecuencias de esta pérdida de prestigio de la clase política es la ascensión del grupo político conocido como Podemos, dirigido por un joven profesor llamado Pablo Iglesias. Un sondeo publicado por El País lo sitúa a la cabeza de las preferencias electorales.
El programa político de Podemos es una suma de todos los devastadores disparates que pueden arruinar a la sociedad, pero, ante el descrédito de los partidos políticos, una buena parte de los españoles ha llegado a la conclusión de que hay que castigar en las urnas a las formaciones del establishment, o de "la casta", como les llama Podemos despectivamente, sin advertir que la corrupción es mala, pero mucho más daño puede hacer la entronización en el país de un Gobierno populista de corte chavista que destruya el aparato productivo y crispe, empobrezca y divida aún más a los españoles.
Podemos cree en el control de precios y salarios, en reducir los horarios laborales para que, supuestamente, trabajen más personas. Cree en poner tope a los alquileres, en confiscar las propiedades no habitadas para asignarlas al pueblo, en nacionalizar los servicios públicos que no cobren tarifas adecuadas. En fin, cree en Gobiernos intervencionistas y planificadores, de esos que dictan las políticas públicas que han arruinado a docenas de países en el pasado.
Muchos españoles piensan que esa pesadilla no les puede ocurrir a ellos. Me temo que están minuciosamente equivocados. La poca falta de cultura está al alcance de cualquier pueblo. Pregúntenles a cubanos y venezolanos. Ellos también pensaban que algo así no podía suceder en sus países. Pero sucedió, y ahí sigue… y sigue.
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Santiago Abascal - "Nosotros tambin podemos" - Libertad Digital
"Nosotros también podemos"
Santiago Abascal
Han catapultado al liderazgo a un tipo con coleta y eslogan evangélico. Han movilizado la miseria generalizada, el mileurismo masivo, el paro demoledor, las esperanzas perdidas, el rechazo a la corrupción de los que mandan.
Nunca han creado nada, ni impulsado o propiciado un solo puesto de trabajo. Pero garantizan la prosperidad a base de repartir. No va con ellos saber de dónde sale lo que hay que repartir.
Algunos insensatos, de entre los más ricos y los más poderosos, han propiciado esta gigantesca operación de ira y marketing. Políticos y dueños de televisiones, periodistas cientomileuristas e intelectuales a sueldo son los orates útiles del ascenso de sus futuros verdugos. Creen que podrán modelar a su juguete, y utilizarlo como otro ZP para sus negocios y populismos.
En el otro lado, donde antes estaba la derecha política, se consuma la rendición indigna de sus dirigentes.Tienen pocas ideas pero confusas, salvo la de haber pastoreado a sus huestes hacia el progresismo del PSOE, quizá pensando en un gobierno de coalición como acto final del sistema. Nadie ha hecho tanto daño a sus propios votantes en tan poco tiempo. El diagnóstico y el pronóstico de su acción de desgobierno son desoladores. El presidente se ha fumado un puro tras otro mientras encarcelaban a quien cumplió sus órdenes como tesorero del partido, y a quien compartió con él vacaciones y yates en una isla privilegiada. Ha continuado fumando mientras se hacían públicos descorazonadores datos de la conducta de sus propias gentes en Caja Madrid. Y mientras algunos miembros de su partido eran detenidos por constituir organizaciones criminales para enriquecerse a costa del sudor de los españoles. Ha apurado las últimas caladas mientras traiciona por penúltima vez sus siglas y su programa haciendo del PP un partido en la vanguardia abortista de Europa. Su legislatura apenas ha servido para culminar la obra de Zapatero y confirma la demolición del sistema.
Las masas apaleadas y despreciadas por el establishment marchan a la toma del poder con Monedero e Iglesias enarbolando las banderas de la envidia y la revancha. No sonarán en su camino palabras como esfuerzo, sacrificio, generosidad o perdón. Ellos no serán los garantes de nuestra educación, nuestra sanidad, o nuestras pensiones. Sólo podrán asegurar nuestra ruina porque jamás han levantado nada que no sea el estandarte del rencor. El silencio y la cobardía de quien hoy está en los mandos de la nave encorajina a los amotinados y preludia el éxito final del motín.
Ante todo este bullicioso caos, algunos queremos seguir en la batalla. Muchos españoles buscan soluciones reales para encontrar la paz, la prosperidad y la convivencia en libertad. Es preciso, con nuestros medios, ayudar a distinguir seriamente lo justo de lo injusto, a reflexionar sobre nuestro modelo de sociedad desde la verdad y la responsabilidad. Volver a decir que existen lo bueno y lo malo, la virtud y el vicio, y que no es lo mismo la víctima y el malo, que no tienen los mismos derechos el ladrón y el hombre honrado.
Son momentos para la suma, de ideas, de personas, de proyectos. Suma y encuentro de todos aquellos que no quieren dejarse arrinconar ni manejar por mediocres envilecidos ni por tiranuelos de aldea.
Nosotros también podemos ponernos en marcha. Es más, nosotros que entendemos la responsabilidad histórica, debemos hacerlo.
Santiago Abascal, presidente de Vox.
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Pedro de Tena - ¿Hijos de la ira? - Libertad Digital
¿Hijos de la ira?
Pedro de Tena
"España es una nación con más de cuarenta millones de cadáveres (según las últimas encuestas)... Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente España, por qué se pudren más de cuarenta millones de cadáveres en esta nación española...". No, no lo escribió Dámaso Alonso en su Hijos de la ira, pero son versos que, intencionadamente modificados, parecen venir como anillo al dedo a esta España que se desayuna hoy con un demoscópico triunfo de Podemos en unas próximas elecciones generales. Así es la democracia y significa que millones de españoles, y creciendo, en sus conciencias individuales han llegado a la conclusión de que el sistema instaurado en 1978 con la Constitución española debe ser derruido y que el solar patrio debe ser entregado a un partido leninista ochomesino que no cree en España como nación, que no oculta su vocación dictatorial y que ni siquiera tiene personas cualificadas como para desempeñar la misión de gobernar. Además de dos o tres gerifaltes de diseño, ¿a quién más se conoce por su nombre y biografía en esta turbia marea política?
Que la corrupción y la degradación del nivel de vida vayan a terminarse por obra y gracia de una formación política anómala como Podemos no es una alucinación colectiva. Es una mentira espectacular. De hecho, en los países que apoyan bajo cuerda a Podemos, como Bolivia, Venezuela o Cuba cuando menos, el nivel de vida es lamentable y la corrupción insuperable. En toda dictadura la corrupción es más difícil de frenar que en las democracias. Por ello, esperar de Podemos la regeneración de España es intelectualmente ridículo y políticamente suicida. Pero eso no tiene nada que ver con que los ciudadanos españoles estemos hasta los huevones –dicho sea de este modo para subrayar su gravedad– de un régimen democrático que se ha ido configurando como una dinámica partidista-sindical-separatista que ha ido degradando la vida cotidiana de la gente hasta límites tan insostenibles que la ira está estallando en los sondeos.
Por eso, cabe decir que los partidarios de Podemos no son "hijos de la ira". Son hijos de la desorientación y de la licenciatura en decepción de unos ciudadanos que han visto cómo la democracia española se convertía en una estructura al servicio de los nuevos poderes fácticos (junto a de los de siempre) antes que un mecanismo de defensa de sus libertades, sus oportunidades y su igualdad ante la ley. La Constitución se ha dedicado a la destitución efectiva de los titulares de la nacionalidad española y su soberanía antes que a su fortalecimiento y dignidad. ¿Estamos a tiempo de enderezar este gigantesco entuerto o habremos de pasar una temporada en el caos, del cual nadie puede aventurar cómo saldremos? Pues aquí pocos hacen examen de conciencia en serio, ni sienten dolor por los pecados cometidos, ni parecen tener propósito de enmienda, ni reconocen públicamente su responsabilidad ni, al parecer, están dispuestos a ningún tipo de penitencia. Por tanto, no parece posible ningún tipo de perdón.
Las dos Españas (Podemos es el nuevo disfraz de una de ellas) están volviendo a helarnos el corazón y la tercera España, sociedad abierta, capaz, jovenlandesal y civil, que debió haber sido desarrollada por la democracia, sigue en estado letárgico sin referentes ni horizonte.
¿De qué sima se yergue, cada cuarenta años e incluso menos, esta sombra tan de color? En Andalucía tenemos un dicho popular bien expresivo: ¿lo hacemos bien –y tenemos ya poco tiempo– o como siempre? Pues eso.