"Recibí la orden y disparé"

ATENEA3

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Leonardo Correa, el soldado que disparó en las palmas de las manos a un palestino en Bilín


"Cuando se trata de un comandante no tengo la capacidad de negarme", afirma este soldado. Buena muestra de uno de los antivalores que el ejército enseña a sus miembros: la obediencia ciega. Pero la obediencia, sea ciega o no, como decía Lorenzo Milani, ya no puede ser una virtud. Nada hay que pueda estar por encima de la ética personal y de la conciencia. Ni superiores, ni ordenamientos, ni leyes. Ante una injusticia patente obedecer una orden es cobardía y acarrea culpa que tiene tanto quien da la orden como quien la ejecuta. En esa situación, como en muchas otras la desobediencia no es una mera opción, es una obligación inexcusable. Nota de Tortuga.


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Haaretz

Traducido para Rebelión por J.M. y revisado por Caty R.

Dos días antes de la apertura del juicio, Leonardo correa decidió hablar: «Cuando se trata de un comandante como Omri, no tengo capacidad para negarme».

Dos días antes de la apertura del juicio en su contra en los tribunales militares de Jaffa, el cabo de reserva Leonardo Correa, acusado de dispar a un palestino en las palmas de las manos, decidió hablar: «Recibí una orden tajante de disparar y disparé. Fue cuestión de segundos, recibí la orden, fui hacia él y disparé», declaró Correa en una entrevista a Canal2. Según sus palabras, ahora comprende que se trataba de una orden ilegal, «pero con nuestro estado de ánimo, cuando se trata de un sargento como Omri, no tengo capacidad para negarme».

En sus declaraciones, Correa señala al sargento primero Omri Burberg como el mando que le dio la orden de disparar a un palestino en las palmas de las manos. En la primera indagatoria de la policía militar, Correa contó que Burberg le dijo tres veces «dispárale». Un año después de que el episodio saliera a la luz, se oyó a Correa decepcionado de su comandante de regimiento: «Le di mucho, hice más de lo requerido. Que sepa asumir la responsabilidad por lo que hace. Sabe que tiene que asumir responsabilidades. Pero no las asume».

Según las palabras de Correa, «el servicio en Cisjordania desgasta la jovenlandesal y desgasta el alma. Allí se ven cosas de las que piensas, ¡menos mal que no se filman! Hay oficiales y comandantes, y las cosas suceden. Cuando llegan arriba es necesaria una investigación». Continúa diciendo que si Burberg le hubiera ordenado disparar al palestino a quemarropa no lo habría hecho.

Hace dos meses y medio, sobre los hechos aislados, los jueces del Tribunal Supremo ordenaron al magistrado del tribunal militar agravar el inciso de culpa contra Burberg, que fue encontrado culpable de conducta inadecuada, por haber ordenado a sus soldados disparar sobre las palmas de las manos a un palestino.

Los jueces Aiialá Proktzia, Elikim Rubinstein y Janan Meltzer recibieron, todos al mismo tiempo, una denuncia de Ashrad Abu Rejama y otras cuatro organizaciones de derechos humanos contra el principal fiscal militar del tribunal superior, teniente general Abijai Mandelblit, en la que exigían que se cambiaran los cargos presentados contra Omri Burerg y Leonardo Correa, para reflejar la «gravedad de los hechos», según su definición. «La diferencia en la valoración de la naturaleza de los hechos relatados en la denuncia y la forma de valorarlos en la presentación de la denuncia en el marco del delito es tan diferente que no se puede sostener», declararon los jueces.

Hace alrededor de un año, una niña palestina fotografió con una cámara proporcionada por la ONG B’Tselem una manifestación de protesta contra la construcción del muro de separación en Bilín. En las fotos se veía al comandante del regimiento que sujetaba las manos de un manifestante palestino mientras Correa disparaba balas de goma a las palmas del manifestante desde un metro y medio de distancia. Se hizo una investigación sobre este asunto por parte de la policía militar y durante la misma, el comandante informó de que se iba de vacaciones. En la serie de discusiones que se han llevado a cabo desde que se descubrió el hecho, el ejército hizo un acuerdo para ponerle fin. En principio, en el encuentro entre el comandante y el general de la zona norte, Gadi Eizenkot, Burberg anunció su intención de renunciar. Como resultado de esto, el fiscal militar principal Mandelblit informó de que había decidido acusar de una falta leve a Burberg y Correa, una falta de conducta inapropiada, para la que no existe condena en el código penal.

Fuente: http://www.haar etz.co.il/hasite/spages/1004053.html
 
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