Rafael Yuste, neurobiólogo: "Poder modificar la actividad cerebral nos va a permitir eliminar lacras como la violencia"
El neurobiólogo Rafael Yuste, profesor de ciencias biológicas en la Universidad de Columbia (Nueva York) e ideólogo del proyecto BRAIN, ha sido invitado al segundo episodio de la serie de reportajes 2124 presentados por Javier del Pino para intentar imaginar como será la vida en la Tierra dentro de cien años. Yuste, especializado en circuitos neuronales, confía en que el futuro de la neurotecnología permitirá al ser humano aumentar sus capacidades cognitivas para eliminar ciertas lacras sociales como la violencia o la agresión física.
"Veo bastante claro que la conexión del cerebro con la red y las máquinas va a llevar a un futuro en el cual los seres humanos nos podremos aumentar nuestras capacidades mentales y cognitivas", ha asegurado en una entrevista con la Cadena SER, en la que ha indicado que "al igual que llevamos ahora zapatos para protegernos de las piedras o gafas cuando no para cuando no te llega la vista, pues igual tendremos gafas mentales que nos permitirán procesar información que ahora no podemos procesar o saber cosas que ahora no tenemos en el cerebro".
Yuste se considera una persona "muy positiva" y considera que si mirando al pasado de la humanidad hemos ido a mejor, "lo lógico no es que nos paremos ahora, es que sigamos yendo a mejor". "Poder modificar la actividad cerebral nos va a permitir eliminar ciertas lacras que tenemos en la sociedad como, por ejemplo, la violencia o la agresión", asegura el neurobiólogo, que también ha imaginado que las generaciones futuras verán las guerras del presente como una estupidez.
"En el siglo XXI, 2024, millones de personas mueren al año en guerras. Muchas veces estas guerras son por razones tan estúpidas que ni siquiera las entiendes. Es igual que ahora miramos a las sociedades de hace 200 años que tenían esclavos y decimos: 'pero bueno. ¡qué animales! ¿No sabían que los esclavos eran seres humanos? ¿Cómo les trataban como si no tuvieran ninguna dignidad?' Pues igual nos miraran en 200 años y dirán, 'pero bueno estos animales que se mataban por agresión'", ha reflexionado el profesor sobre el futuro del ser humano.
La teoría de la realidad generada
Hay teorías que apuntan a que cada persona percibe la realidad de manera distinta, algo que refuerza el pensamiento de dejar de creer en las cosas porque nada es del todo real. Una hipótesis que, si bien es interesante, todavía no está del todo comprobada, explica Yuste. "El cerebro es como una máquina para ver el futuro. Si esa teoría es correcta, la realidad en la que vivimos cada uno de nosotros en realidad es una realidad inventada o generada por nuestro cerebro, pero que tiene un ajuste directo con la realidad exterior", indica.
El neurobiólogo explica que, si se piensa que la realidad es personal y no absoluta, es cierto que la realidad de cada uno sería "construida por el cerebro", no inventada. "Eso no significa que la neurotecnología va a ser un desmadre y que cada uno va a hacer lo que quiera y vivir donde quiera. Para eso estamos precisamente los científicos intentando entender el cerebro, desarrollando estos métodos promulgando e intentando propagar unos derechos humanos que protejan precisamente a la población para que estos escenarios negativos no ocurran", sentencia Rafael Yuste sobre la realidad construida.
El neurobiólogo Rafael Yuste, profesor de ciencias biológicas en la Universidad de Columbia (Nueva York) e ideólogo del proyecto BRAIN, ha sido invitado al segundo episodio de la serie de reportajes 2124 presentados por Javier del Pino para intentar imaginar como será la vida en la Tierra dentro de cien años. Yuste, especializado en circuitos neuronales, confía en que el futuro de la neurotecnología permitirá al ser humano aumentar sus capacidades cognitivas para eliminar ciertas lacras sociales como la violencia o la agresión física.
"Veo bastante claro que la conexión del cerebro con la red y las máquinas va a llevar a un futuro en el cual los seres humanos nos podremos aumentar nuestras capacidades mentales y cognitivas", ha asegurado en una entrevista con la Cadena SER, en la que ha indicado que "al igual que llevamos ahora zapatos para protegernos de las piedras o gafas cuando no para cuando no te llega la vista, pues igual tendremos gafas mentales que nos permitirán procesar información que ahora no podemos procesar o saber cosas que ahora no tenemos en el cerebro".
Yuste se considera una persona "muy positiva" y considera que si mirando al pasado de la humanidad hemos ido a mejor, "lo lógico no es que nos paremos ahora, es que sigamos yendo a mejor". "Poder modificar la actividad cerebral nos va a permitir eliminar ciertas lacras que tenemos en la sociedad como, por ejemplo, la violencia o la agresión", asegura el neurobiólogo, que también ha imaginado que las generaciones futuras verán las guerras del presente como una estupidez.
"En el siglo XXI, 2024, millones de personas mueren al año en guerras. Muchas veces estas guerras son por razones tan estúpidas que ni siquiera las entiendes. Es igual que ahora miramos a las sociedades de hace 200 años que tenían esclavos y decimos: 'pero bueno. ¡qué animales! ¿No sabían que los esclavos eran seres humanos? ¿Cómo les trataban como si no tuvieran ninguna dignidad?' Pues igual nos miraran en 200 años y dirán, 'pero bueno estos animales que se mataban por agresión'", ha reflexionado el profesor sobre el futuro del ser humano.
La teoría de la realidad generada
Hay teorías que apuntan a que cada persona percibe la realidad de manera distinta, algo que refuerza el pensamiento de dejar de creer en las cosas porque nada es del todo real. Una hipótesis que, si bien es interesante, todavía no está del todo comprobada, explica Yuste. "El cerebro es como una máquina para ver el futuro. Si esa teoría es correcta, la realidad en la que vivimos cada uno de nosotros en realidad es una realidad inventada o generada por nuestro cerebro, pero que tiene un ajuste directo con la realidad exterior", indica.
El neurobiólogo explica que, si se piensa que la realidad es personal y no absoluta, es cierto que la realidad de cada uno sería "construida por el cerebro", no inventada. "Eso no significa que la neurotecnología va a ser un desmadre y que cada uno va a hacer lo que quiera y vivir donde quiera. Para eso estamos precisamente los científicos intentando entender el cerebro, desarrollando estos métodos promulgando e intentando propagar unos derechos humanos que protejan precisamente a la población para que estos escenarios negativos no ocurran", sentencia Rafael Yuste sobre la realidad construida.