"¿Quo vadis, América Latina?", o la hipocresía de Josep Piqué

M. Priede

Será en Octubre
Desde
14 Sep 2011
Mensajes
50.061
Reputación
112.273
La duda se nos presenta cuando nos preguntamos si Josep Piqué se cree sus propias mentiras, teniendo en cuenta la cantidad de intereses creados en los que está envuelto, además desde siempre:

Josep Piqué Camps (Villanueva y Geltrú, Barcelona, 21 de febrero de 1955) es un expolítico, economista y empresario español, ministro de distintas carteras durante los gobiernos de José María Aznar, entre 1996 y 2003. Desde diciembre de 2007 hasta agosto de 2013, fue el presidente de la compañía aérea Vueling.2 El 1 de octubre de 2013 fue nombrado consejero delegado y vicepresidente segundo de OHL.3 Es el CEO de Política Exterior, grupo editorial centrado en el análisis de las relaciones internacionales cuyo consejo asesor está compuesto por todos los exministros de Asuntos Exteriores de España.4
Pongo en negrita y cursiva mis críticas.

*******************

En la actual situación de efervescencia geopolítica, con la pugna entre Estados Unidos y China, la esa época en el 2020 de la que yo le hablo y sus efectos o la oleada turística de Ucrania por parte de Rusia, asistimos a todo tipo de publicaciones y debates que ponen de relieve un momento crucial en la reconfiguración de la distribución del poder a nivel global.

El desplazamiento del centro de gravedad desde el Atlántico hacia el Indo-Pacífico es ya un hecho evidente, a pesar de la guerra en Europa. De hecho, Estados Unidos actúa en el conflicto, pensando en la lectura que pueda efectuar China en relación con sus afanes expansionistas y en su reivindicación de Taiwán. Así, el propio peso de China, India, Japón, Corea, Australia o Indonesia... y la naturaleza de superpotencia global de Estados Unidos que exige su presencia en la zona nos alejan a Europa del centro del poder después de haber escrito la historia del planeta en los últimos siglos.

Desde Europa, es hora de mirar hacia el Atlántico, más allá de Estados Unidos [O lo que es lo mismo: "Consejos doy que para mí no tengo"]

El mundo ya no es europeo y ni tan siquiera occidental. La hegemonía de Occidente (sostenida en el último siglo por Estados Unidos) ya no es tal y nos obliga a repensar el orden internacional.

La vertiginosa emergencia de China es el mayor ejemplo y su desafío a Occidente, cada vez más explícito. Pero India va a ser clara protagonista (por su peso demográfico, por su crecimiento económico y su capacidad tecnológica), así como los países del Sudeste Asiático. Y seguiremos hablando de Oriente Medio, de Asia Central o cada vez más de África (único continente con una dinámica demográfica positiva y muy intensa).

Obviamente, todo ello nos obliga a reflexionar sobre el papel de Europa en este nuevo escenario y su relevancia (que va a depender de su capacidad de profundizar en su proyecto político de integración). La reacción de la Unión Europea frente a la esa época en el 2020 de la que yo le hablo o frente a la agresión rusa a Ucrania ha ido en la buena dirección [Cuando resulta que todos los males acaecidos en 2022 -y que además continuarán, y a peor- tienen su origen en la agresión de EEUU a Rusia desde 2014], pero claramente hay que ir mucho más allá en el desarrollo de una auténtica autonomía estratégica, que compagine nuestro carácter occidental y nuestra imprescindible alianza con Estados Unidos con la capacidad de defender nuestros propios intereses. [La pregunta que debería hacerse Piqué sería muy diferente: si nuestra alianza con EEUU choca frontalmente con nuestros intereses]

En cualquier caso, es evidente que, ante este nuevo panorama, la gran ausente es América Latina. [¡Pues anda que Europa! Creo que es al revés: (4) La economía china conquista Iberoamérica | Burbuja.info El señor Piqué parece un ilustrado francés, cuando despreciaban a rusos y españoles por lo mal que se gobernaban, y lo hacían justo en el momento en que los ingleses expulsaron a Francia de América, que sólo les dejó Haití, hoy un modelo de país precisamente por el buen hacer de Francia]Apenas se habla de ella, salvo como objeto de deseo de las grandes potencias por sus recursos naturales, por una parte, o por su gran inestabilidad política, por otra. Pero no desempeña un papel como un sujeto político relevante en estos momentos de profunda recomposición del poder global. [La UE sin embargo es modélica]

Las causas son diversas y deben abordarlas los propios latinoamericanos. En primer lugar, analizando por qué todos los intentos de integración regional han fracasado o están en estado de hibernación o de estancamiento, como es el caso del Mercosur o de la Alianza del Pacífico. [Por la misma razón que la UE no pudo formar una alianza comercial con Rusia, que tan buenos rendimientos nos habría dado a ambos: porque su amo -el mismo que el nuestro- no ha querido]

Los países de la región siguen siendo economías cerradas (excepto México, por su vecindad con Estados Unidos) y poco permeables entre sí y el comercio se basa en las materias primas, cuyos precios marcan sus ciclos económicos. Unos ciclos que, cuando son positivos, no han sido aprovechados para hacer reformas estructurales orientadas a la productividad y la competitividad en un mundo globalizado, dando lugar a las conocidas décadas perdidas.

Así, América Latina, a pesar de su enorme potencial, no ha logrado integrarse eficazmente en las cadenas globales de valor, y ha perdido buena parte del valor añadido de los procesos productivos. El resultado es que su peso específico en el mundo ha ido disminuyendo. [Mientras que el nuestro, el de la UE, ha crecido exponencialmente. Su amigo Josep Borrell, comisario de la UE en política exterior, es arrojado a las tinieblas cada vez que quiere ponerse a negociar en pie de igualdad con Rusia, China y EEUU. A López Obrador lo respetan más. Continúa Piqué dando consejos....]

Pero la principal reflexión debe ser política, porque la capacidad de emprender auténticas reformas depende de la consistencia de los sistemas políticos y de sus instituciones. Y ahí radica, probablemente, la raíz del problema: América Latina, en términos generales, tiene un problema muy profundo de gobernanza, que se ha concretado en dictaduras militares, en revoluciones fracasadas o en democracias poco inclusivas.

En general, los gobiernos democráticos, protagonizados hasta hace poco por las élites criollas, no han tenido éxito a la hora de cohesionar sus países y se han basado en instituciones que, por su debilidad, impiden la consolidación de consensos básicos que vayan más allá de los gobiernos de turno. [Pues anda, que los politiquillos de los países de la UE... ¿Hablamos de la primera ministra finlandesa? ¿Del engendro zascandil que gobierna España? ¿De Macron? ¿De los 'estadistas' alemanes? ¿De los italianos, holandeses y suecos?]

Una profunda inestabilidad aqueja la región

Una buena muestra de ello es la práctica desaparición de los partidos políticos tradicionales, que lleva a una fragmentación parlamentaria que impide la gobernabilidad al dificultar enormemente la configuración de mayorías que den estabilidad. Y cabe añadir que los presidentes son elegidos directamente y no emanan de los parlamentos, lo que alimenta las plataformas personalistas y las contradicciones entre las políticas gubernamentales y los posicionamientos parlamentarios. [En España no sucede eso, gracias al buen hacer de nuestros políticos, empezando por los de su tierra, Cataluña]

La consecuencia es la profunda inestabilidad que hoy aqueja a casi toda la región y que se está haciendo particularmente patente de forma dramática en Perú. Pero también explica la proliferación de populismos, formalmente democráticos, pero profundamente iliberales, como el peronismo kirchnerista en Argentina o el bolsonarismo en Brasil.

Hasta hace poco, nadie hubiera discutido la naturaleza occidental de América Latina (se llama así por eso). [No, no se llama así por eso, sino porque lo pusieron los franceses cuando en su delirio impotente quisieron meter baza en México apoyando la instauración de una monarquía, la de Maximiliano (fusilado en 1867), apoyada también por ingleses, que tenían la esperanza de hacerse de nuevo con EEUU y por eso apoyaron a los secesionistas del sur, de ahí que a los franceses les molestara lo de 'hispanos'; mejor latinoamericanos, porque francoamericanos no podía colar] Hoy no sabemos hacia dónde puede decantarse la región. Es vital que América Latina tome conciencia de sí misma y defina qué lugar quiere ocupar en el escenario global, que no puede ser otro que el de compartir nuestros valores. [¿Cuáles son nuestros valores? ¿Cuáles son los valores de Piqué? Ya los señalé al principio, vienen en la misma Wikipedia] Y más allá de la responsabilidad histórica de Estados Unidos, Europa (no solo España y Portugal) tiene la obligación de tomarse en serio a América Latina, y darle una visión estratégica profunda a la relación bilateral, hoy por hoy lamentablemente inexistente. [El tío le echa huevones; estamos para dar consejos a nadie. Ya lo dije: Piqué parece ilustrado francés: pedantería, soberbia, vanidad, fatuidad, falta de rigor en el análisis... En fin]

Miramos, lógicamente, al Este y al Sur. Es hora de que miremos también hacia el Atlántico, más allá de Estados Unidos. [Mejor mirábamos en nuestra propia casa, porque esto va camino de ser irreconocible antes de una década]
 
Última edición:
Volver