"Quiero saber la verdad sobre lo que motiva a los hombres a cometer violaciones"

nyyrikki

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https://www.elconfidencial.com/cult...-hooven-testosterona-sesso-violencia_3497603/

No os dejeis llevar por el titulo. Lo cierto es que no nos crucifica. Interesante que una mujer en USA se atreva a decir estas cosas con todo el lio que tienen montado con los generos y tal.....

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P. ¿La testosterona produce todas esas diferencias?

R. En la agresividad, como en el deseo sensual, produce grandes diferencias. Por ejemplo, si una mujer bloquea el estrógeno y toma testosterona, se vuelve sexualmente mucho más ansiosa. Ese tratamiento que hacen algunos tras* puede producir un apetito sensual que el sujeto que se lo administra ni siquiera sabía que podía desarrollarse con tal intensidad. Hay mujeres que, cuando lo hacen, dicen sentirse abrumadas al experimentar lo que podría ser el típico apetito sensual masculino. Dicen: "Oh, Dios mío, ahora lo entiendo todo. Ahora comprendo cómo es la vida con el deseo sensual de un hombre". No digo que las mujeres no tengan deseo sensual. Ciertamente lo tienen. Pero no es como el deseo sensual masculino.
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copio y pego inicio de entrevista :no puedo hacerlo todo por el limite de 20.000 caracteres---------------------


Carole Hooven es profesora y codirectora de estudios universitarios en el Departamento de Biología Evolutiva Humana de la Universidad de Harvard. Su libro'Testosterona' (Arpa) acaba de ser traducido al español. Es un viaje por el orígen biológico de la masculinidad y ha suscitado cierta polémica en Estados Unidos al plantear debates que muchos consideran prohibidos. Dice que la hormona explica casi todas las diferencias entre sexos en el reino animal. Y sostiene que el ser humano no es una excepción, aunque seamos capaces de controlar y modular los instintos gracias a la educación y al barniz cultural.


PREGUNTA. Tu libro empieza narrando una escena escalofriante con un grupo de chimpancés. Podemos empezar con eso.


RESPUESTA. Ocurrió hace años, cuando yo llevaba ya meses en Uganda. Había observado que los chimpancés machos se comportaban de manera muy diferente a los chimpancés hembras. Demostraban mucha más violencia y mucha más actividad física. Ese día abandoné al grupo principal de chimpancés que estaba siguiendo y me fui detrás del macho dominante. Él viajaba con una de mis hembras favoritas, y con sus dos hijos. Uno era un bebé. Había sido un día pacífico y hermoso. Cuando estás en la jungla, en medio de la nada, escuchas sobre todos insectos y pájaros. Y también los chimpancés, que hacen pequeños gruñidos. Todo muy pacífico, muy tranquilo. Los más pequeños retozaban en la hierba y estaban sentados en un tronco. De repente, el macho se puso de pie y comenzó a vocalizar una serie de aullidos y gritos muy fuertes. Luego comenzó a golpear a su hembra, a patearla. Ella se encorvó para proteger a su bebé de los golpes. Una escena así se hace larga cuando dura más de medio minuto. Esta vez fueron más de nueve. Utilizó un arma para lastimarla, un palo. Era algo que no se había documentado nunca antes. Acabó saliendo en la revista 'Time'.



P. ¿Nunca se había documentado el uso de un palo para golpear a una hembra de chimpancé?


R. No. Evidentemente, era algo importante para mí, para mi carrera. Pero al mismo tiempo fue perturbador. Emocionante, pero realmente inquietante. Era muy parecido a lo que vemos a menudo con los humanos. Aún me emociono al contarlo. Si has leído el libro, sabrás que tengo un problema con el llanto. La progenitora trataba de proteger a sus hijos mientras el macho descargaba su violencia. Realmente era imposible saber qué estaba pasando. ¿Por qué había comenzado a golpearla sin motivo? Todas las agresiones de chimpancés machos que había visto hasta ese momento eran menos intensas, y más en el contexto del acto sensual, cuando ella está en una fase muy fértil y él siente la urgencia. Normalmente es una bofetada, un grito, una patada. Nada más. Pero nunca había visto nada como esto.


P. ¿Tienes una hipótesis sobre lo que desencadenó el ataque?


R. Los chimpancés a veces usan la agresión física para conseguir lo que quieren, pero esto era mucho más intenso y prolongado. No tenía ni idea de por qué estaba pasando. En el libro explico que los machos que son particularmente violentos con las hembras tienen más probabilidades de engendrar hijos con ellas. No agreden sin ninguna razón, no es aleatorio. No lo hacen porque las odien. Aparentemente, la evolución, la selección sensual, ha premiado este tipo de comportamiento en los chimpancés. El resultado es un mejor rendimiento reproductivo para el macho. De alguna manera, funciona para mantener a la hembra a su disposición siempre que quiera. Para mantenerla sexualmente disponible. El macho quiere asegurarse de que ella no se apareará con muchos otros machos o que no le negará el sesso cuando él lo desee.



P. ¿Es un comportamiento premeditado?


R. El macho la alejó del resto del grupo por una razón, como una suerte de secuestro, para apartarla del resto de machos y demostrar su condición dominante en la relación de una manera que resultase ventajosa para reproducirse. Por supuesto, es inquietante porque puedes pensar que, de alguna manera, esta hipótesis se podría extrapolar a los humanos y explicar patrones de comportamiento muy extendidos en la violencia interpersonal.


P. Y lo que explica es que, al hacer esta extrapolación, corremos el riesgo de normalizarlo, de justificar las agresiones como algo propio de la naturaleza animal.


R. Exacto. Podríamos resistirnos a aceptar este tipo de explicaciones porque parece eso, que estamos normalizando lo que ocurre con los humanos. Porque habría gente que podría llegar a la conclusión de que, está bien, es algo natural, algo normal entre los machos. Pero hay dos cosas que decir al respecto. La primera es que quizá no es en absoluto así, quiero decir que quizás el comportamiento de los chimpancés en este caso no tiene nada que ver con lo que les ocurre a los humanos. El segundo error es dar por hecho que no se puede modificar algo que tiene raíces genéticas. Este es otro gran malentendido que hace que opongamos resistencia a las explicaciones biológicas sobre el comportamiento humano. Al revés, sabemos que cualquier cosa que tenga raíces genéticas se puede cambiar cuando se trata de comportamientos complejos. Lo sabemos porque las diferentes culturas tienen diferentes leyes y normas sociales estrictas en torno a las agresiones masculinas. Hay culturas que tienen tasas mucho más bajas que otras respecto a la violencia masculina y respecto a la violencia en general.


P. En el libro, intentas separar los descubrimientos científicos de la manera en que se utilizan a menudo para sacar conclusiones equivocadas.


R. Lo peor que podemos hacer es cerrar los ojos a las verdades científicas para evitar que se usen como justificación de comportamientos problemáticos. Al revés, creo que necesitamos tener toda la evidencia que podamos para resolver nuestros problemas. Pero necesitamos hacer un mejor trabajo a la hora de educar a las personas sobre el determinismo genético, que es falso. E insistir en que, cuando se trata de comportamientos humanos complejos, tenemos control sobre lo que hacemos. Al mismo tiempo, necesitamos entender cómo funcionan esos comportamientos y bajo qué circunstancias ambientales o culturales se producen.



P. En el libro, explicas que la testosterona está presente tanto en hombres como en mujeres, pero en concentraciones muy diferentes.


R. Es un punto controvertido, porque quienes niegan las diferencias sensuales en el comportamiento sostienen que las concentraciones son parecidas. Y eso no es así.


P. La pregunta sería precisamente esa. Viene a ser la pregunta central del libro. ¿Hasta que punto la concentración de testosterona ayuda a explicar estas diferencias?


R. La respuesta es que la testosterona es extremadamente importante en términos de diferencias fisiológicas. Y eso podría explicar las diferencias de comportamiento. De hecho, es el factor más importante. No hay nada más importante para explicar las diferencias sensuales en el cuerpo y el comportamiento que las diferencias en la cantidad de testosterona. Su concentración pone a machos y hembras en caminos diferentes a partir de las primeras semanas tras la concepción, los lleva hacia tipos de comportamiento distintos. Después, desde que nacen, esas diferencias interactúan con la cultura. La testosterona no explica todas las diferencias, ni explica, es cierto, que alguien se comporte como se comporta simplemente por sus genitales. Sin embargo, la testosterona tiene acciones muy profundas tanto en el cuerpo como en el cerebro masculino ya antes del nacimiento. Incluso los bebés son diferentes en algunas formas predecibles. En promedio, porque esto siempre son promedios, los bebés macho son más activos. Y ya solo esto, por ejemplo, puede cambiar la manera en que son tratados cuando nacen.


P. Se nace con condicionantes que interactúan después con el ambiente y la cultura.


R. Se produce una profunda e inextricable interacción continua entre el individuo y su entorno. Y no se puede separar una cosa de la otra, la biológica y la genética. Aunque la testosterona no tuviese un impacto en el cerebro, aunque solo la tuviese en el cuerpo, haciendo a los hombres más grandes y fuertes desde la pubertad, esto por sí solo ya tendría un impacto profundo en el comportamiento. Serían socialmente diferentes. Pero es que los niños y las niñas, incluso antes de esos cambios físicos de la pubertad, se comportan ya de manera muy, muy diferente en todo el mundo. Hablamos, hay que insistir, de promedios. Obviamente, hay niñas más agresivas que muchos niños. Yo, por ejemplo, era una niña muy masculina. Jugué al béisbol, trepaba a los árboles y quería golpear a mis tres hermanos mayores. Pero hablamos siempre de patrones de comportamiento.


P. Explicar estas diferencias, que muchas veces resultan evidentes, puede ser un tema polémico.


R. Generalmente, las niñas pequeñas no se reúnen para enfrentarse por diversión. Y esto es así en cualquier parte del mundo. No lo hacen todos los niños, ni todas las niñas, pero lo que yo sostengo es que ese patrón tiene que ser investigado y explicado. Existe el mismo patrón en animales no humanos, y es algo que parece estar condicionado de alguna manera por los niveles de testosterona. Existe una preferencia por las actividades físicas más arriesgadas entre los machos y un nivel de actividad más alto en general. Existe el deseo de competir físicamente con otros chicos por el estatus.


P. Otra cosa es que una cultura concreta refuerce, o intensifique, estas diferencias. ¿No?


R. En la evolución humana, los hombres más grandes y más fuertes eran capaces, en promedio, de sobrevivir y reproducirse de manera más efectiva. Por eso es que digo que la testosterona es el aspecto más importante de nuestra biología. Nos coloca en trayectorias que luego interactúan con la cultura. Y hay culturas que amplifican estas diferencias sensuales. Hay culturas que empujan a las mujeres a ser superfemeninas y obligan a las niñas pequeñas a quedarse en casa y a ayudar a sus madres. Mientras, los chicos deben salir a luchar, tienen que estar trabajando en una mina de carbón, o ser camioneros, o lo que sea. Otras culturas, sin embargo, marcan mucho menos esas diferencias. Con todo, no hay cultura en la que no veamos patrones similares, siendo las mujeres más cariñosas y los hombres más agresivos en general.


P. ¿Y es la testosterona la gran responsable?


R. Algunas personas piensan que lo importante son los cromosomas, el hecho de tener un cromosoma Y en lugar de dos X. Todos nuestros otros genes son iguales con esa única excepción, de manera que no somos muy diferentes en este sentido. No tenemos genes diferentes. A veces esto se explica como si hubiese un gen para tener barba. Y no es así. Yo podría dejarme crecer la barba si tuviera mucha testosterona. De hecho, es algo que se hace.


P. ¿La testosterona produce todas esas diferencias?


R. En la agresividad, como en el deseo sensual, produce grandes diferencias. Por ejemplo, si una mujer bloquea el estrógeno y toma testosterona, se vuelve sexualmente mucho más ansiosa. Ese tratamiento que hacen algunos tras* puede producir un apetito sensual que el sujeto que se lo administra ni siquiera sabía que podía desarrollarse con tal intensidad. Hay mujeres que, cuando lo hacen, dicen sentirse abrumadas al experimentar lo que podría ser el típico apetito sensual masculino. Dicen: "Oh, Dios mío, ahora lo entiendo todo. Ahora comprendo cómo es la vida con el deseo sensual de un hombre". No digo que las mujeres no tengan deseo sensual. Ciertamente lo tienen. Pero no es como el deseo sensual masculino.


P. Una de las partes más interesantes del libro es cuando lo explicas hablando de ciervos y gorriones.


R. Me alegro de que me preguntes eso, porque no creo que la gente aprecie lo valioso que puede ser estudiar animales no humanos para profundizar en nuestro propio comportamiento. Los hombres frecuentemente ayudan a cuidar de sus crías, algo que no es muy común en otros animales. Casi nunca sucede entre mamíferos. Menos del 5% lo hace. Normalmente, aportan el esperma y el resto lo hacen las hembras. El caso de los ciervos gente de izquierdas es espectacular. Los machos son básicamente pacíficos fuera de la temporada de reproducción. Y son pacíficos porque las hembras no pueden quedar embarazadas, no son fértiles. Así que no hay razón para que los machos desperdicien energía valiosa tratando de matarse unos a otros y manteniendo sus armas en la cabeza, esos enormes cuernos, que están diseñados para apiolar, mutilar o cegar a los otros machos, con los que generalmente viven pacíficamente fuera de la temporada de reproducción.


P. ¿Se deshacen de ellos fuera de la época de celo?


R. Cuando las hembras no son fértiles, ellos no necesitan masa muscular extra, ni cuernos, ni esa enorme melena alrededor del cuello para verse más grandes e intimidantes. No necesitan estar rugiendo constantemente. Todas esas cosas solo aparecen cuando las hembras son fértiles. ¿Y cómo se regula ese cambio? Con la testosterona. Todas las cosas que he descrito se desarrollan con altos niveles de testosterona, incluida la agresividad y el deseo de tener relaciones sensuales. Cuando la testosterona baja, las astas se caen. Y otra cosa muy importante: la testosterona impulsa la producción de esperma. Sin testosterona, no hay esperma.



P. ¿Su reproducción depende de la testosterona?


R. Es el factor más importante. Si vas a producir esperma, tienes que estar diseñado para usarlo. Y no puedes usarlo si no ganas las peleas. Así que los animales machos están particularmente diseñados para hacer casi cualquier cosa con tal de usar el esperma que producen. Dependiendo de la especie, tienen que golpear, apiolar, competir físicamente o intimidar a otros machos. Están muy motivados para tener sesso y también están muy motivados para ser grandes, fuertes, duros y extremadamente violentos si es necesario. Lo hacen a pesar de que todas esas cosas son perjudiciales para su supervivencia. Gastan más energía y se ponen en riesgo. A menudo se concentran en competir y tener relaciones sensuales, y no en conseguir comida. Pelearse con otros machos es peligroso. Puedes lesionarte gravemente. Puedes morir. Puedes romperte una pata.
 
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Los hombres no violamos.
Los que violan son los forzadores.
Que sean hombres no es extensible a todo el sesso masculino.
Hacen trampas al solitario.

Creo que están hablando de por qué la mayoría de forzadores son hombres, no de que la mayoría de hombres sean forzadores.
 
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