ATENEA3
Madmaxista
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Bernard Lecherbonnier, en su libro ?Les lobbies à lŽassaut de lŽEurope? reconoce que solamente un 3% de las 507 propuestas legislativas de la Comision europea tuvieron lugar a iniciativas de los propios delegados. Muchas normas aprobadas fueron precocinadas o redactadas previamente en un despacho de abogados por encargo de alguna gran empresa o grupo de presión. Junto con los 785 eurodiputados participan con trepidante intensidad y recursos ilimitados unos tres mil lobbistas permanentes (en Bruselas se habla de que operan casi quince mil) y otros miles de temporales que, con su correspondiente acreditación oficial deambulan, aconsejan, sugieren y presionan por los pasillos y salas del Parlamente Europeo.
Alexandre Stubb, diputado conservador irlándés, proclive a la tras*parencia y a la regulación de estos lobbis de intereses como tal existe en el Congreso de los EEUU, Canadá y Alemania, en un informe incluye una lista de 15 organizaciones, instituciones o empresas que han sido consultadas por el Parlamento Europeo, entre ellas Bussines Europe (la patronal europea), el Consejo Europeo de la industria Química, el Consejo de Abogados y Sociedades Legales de Europa, UKLawSociety, las cámaras de Comercio Americana y de Francia, Toyota Motor Europa, Exxon Mobile, Alter-Eu?
(de un artículo de Andreu Missé, en El País, martes 6 de mayo)
El desmantelamiento del Estado Nacional es un hecho. El cumplió perfectamente su papel de instrumento de las burguesías nacionales para hacer realizable los procesos de acumulación del Capital. Lo hizo asegurando las infraestructuras básicas en el territorio para un desarrollo industrial (energía, minería, comunicaciones, construcción naval, acerías y altos hornos?), respaldando a un sector bancario y crediticio dirigido fundamentalmente al sector productivo que hacía posible continuar el circuito de dinero-mercancía-mercancía-dinero, de unas políticas intervencionistas en el mercado, del control de las reservas, del control del endeudamiento y del mantenimiento en mas o menos grado de un Estado benefactor que cuando menos asegurase una buena reposición de la fuerza de trabajo asalariada. Las formas políticas que correspondían a este estadio de desarrollo capitalista y sobre las que la burguesía legitimaba su poder eran la democracia parlamentaria, el partido pagado, el teatro de la lucha política o ideológica y cómo no, el Estado Nacional indisoluble.
En los Estados fuertes el Capital consiguió tras*itar con éxito hacia el nuevo periodo de acumulación capitalista mediante la conformación de grandes trust y monopolios industriales (generalmente con la privatización de las grandes empresas públicas) que dieron paso a grandes grupos financieros que participarían, más allá de sus territorios, en la construcción de instrumentos supranacionales más acorde con sus intereses. En los Estados fallidos, los grandes grupos financieros acabaron también con el viejo estado de las burguesías o el viejo estado de las burocracias postcomunistas, a través de la descapitalización de sus empresas públicas, la compra de bonos estatales, el endeudamiento, la adquisición a precio de saldo de las infraestructuras básicas, su desmantelamiento o cuando no su destrucción (caso de Yugoslavia).
La Unión Europea que se quiere construir en base fundamentalmente a dos Estados fuertes (Francia y Alemania) está creando sus propios instrumentos supranacionales al servicio de un nuevo capitalismo en donde la ingeniería financiera tiene en sus garras a toda la actividad productiva y tiene una absoluta libertad de movimientos que sobrepasa las propias fronteras nacionales y continentales. La ingeniería financiera retira capitales de la producción para reinvertirlos allá en donde rindan más beneficios, ya sea por la especulación de los precios o por la especulación. Del capitalismo productivo hemos pasado al capitalismo ?rentista? (control de los bonos estatales, fondos de inversión, fondos de pensiones, seguros?y control del desarrollo de la investigación y de las nuevas tecnologías a través de las patentes y de la propiedad industrial e intelectual).
Las nuevas formas políticas de este periodo son diferentes. La crisis de la democracia, de los parlamentos nacionales, de los partidos políticos, de los sindicatos? de todo el orden que legalizaba el antiguo régimen burgués, es evidente. Los actos solemnes de normalidad democrática que el Parlamento Europeo pretende instalar en este instrumento continental del Capital financiero, son en balde. Los ciudadanos sabemos quien, en definitiva, mueve los hilos. La legalización y ?la tras*parencia? de los lobbies que? deambulan, aconsejan, sugieren y presionan por los pasillos, despachos, salas de reuniones y debates del Parlamente Europeo no hará más que confirmar lo que ya es un hecho: en los entresijos de los palacios del Capital, en reuniones secretas, en acuerdos de espaldas a los ciudadanos se organiza el pillaje social.
Josep (http://josepgmaynou.blogspots.net)
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Alexandre Stubb, diputado conservador irlándés, proclive a la tras*parencia y a la regulación de estos lobbis de intereses como tal existe en el Congreso de los EEUU, Canadá y Alemania, en un informe incluye una lista de 15 organizaciones, instituciones o empresas que han sido consultadas por el Parlamento Europeo, entre ellas Bussines Europe (la patronal europea), el Consejo Europeo de la industria Química, el Consejo de Abogados y Sociedades Legales de Europa, UKLawSociety, las cámaras de Comercio Americana y de Francia, Toyota Motor Europa, Exxon Mobile, Alter-Eu?
(de un artículo de Andreu Missé, en El País, martes 6 de mayo)
El desmantelamiento del Estado Nacional es un hecho. El cumplió perfectamente su papel de instrumento de las burguesías nacionales para hacer realizable los procesos de acumulación del Capital. Lo hizo asegurando las infraestructuras básicas en el territorio para un desarrollo industrial (energía, minería, comunicaciones, construcción naval, acerías y altos hornos?), respaldando a un sector bancario y crediticio dirigido fundamentalmente al sector productivo que hacía posible continuar el circuito de dinero-mercancía-mercancía-dinero, de unas políticas intervencionistas en el mercado, del control de las reservas, del control del endeudamiento y del mantenimiento en mas o menos grado de un Estado benefactor que cuando menos asegurase una buena reposición de la fuerza de trabajo asalariada. Las formas políticas que correspondían a este estadio de desarrollo capitalista y sobre las que la burguesía legitimaba su poder eran la democracia parlamentaria, el partido pagado, el teatro de la lucha política o ideológica y cómo no, el Estado Nacional indisoluble.
En los Estados fuertes el Capital consiguió tras*itar con éxito hacia el nuevo periodo de acumulación capitalista mediante la conformación de grandes trust y monopolios industriales (generalmente con la privatización de las grandes empresas públicas) que dieron paso a grandes grupos financieros que participarían, más allá de sus territorios, en la construcción de instrumentos supranacionales más acorde con sus intereses. En los Estados fallidos, los grandes grupos financieros acabaron también con el viejo estado de las burguesías o el viejo estado de las burocracias postcomunistas, a través de la descapitalización de sus empresas públicas, la compra de bonos estatales, el endeudamiento, la adquisición a precio de saldo de las infraestructuras básicas, su desmantelamiento o cuando no su destrucción (caso de Yugoslavia).
La Unión Europea que se quiere construir en base fundamentalmente a dos Estados fuertes (Francia y Alemania) está creando sus propios instrumentos supranacionales al servicio de un nuevo capitalismo en donde la ingeniería financiera tiene en sus garras a toda la actividad productiva y tiene una absoluta libertad de movimientos que sobrepasa las propias fronteras nacionales y continentales. La ingeniería financiera retira capitales de la producción para reinvertirlos allá en donde rindan más beneficios, ya sea por la especulación de los precios o por la especulación. Del capitalismo productivo hemos pasado al capitalismo ?rentista? (control de los bonos estatales, fondos de inversión, fondos de pensiones, seguros?y control del desarrollo de la investigación y de las nuevas tecnologías a través de las patentes y de la propiedad industrial e intelectual).
Las nuevas formas políticas de este periodo son diferentes. La crisis de la democracia, de los parlamentos nacionales, de los partidos políticos, de los sindicatos? de todo el orden que legalizaba el antiguo régimen burgués, es evidente. Los actos solemnes de normalidad democrática que el Parlamento Europeo pretende instalar en este instrumento continental del Capital financiero, son en balde. Los ciudadanos sabemos quien, en definitiva, mueve los hilos. La legalización y ?la tras*parencia? de los lobbies que? deambulan, aconsejan, sugieren y presionan por los pasillos, despachos, salas de reuniones y debates del Parlamente Europeo no hará más que confirmar lo que ya es un hecho: en los entresijos de los palacios del Capital, en reuniones secretas, en acuerdos de espaldas a los ciudadanos se organiza el pillaje social.
Josep (http://josepgmaynou.blogspots.net)
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