Uritorco
The White Revolution is the only solution.
Entre los pioneros en el campo de la fabricación y divulgación de mitos y leyendas acerca del líder y estadista alemán, sobre los que se podrían escribir una enciclopedia entera que aun está por esbozar, se encuentran muy especialmente el «alquimista» judío Jacques Bergier (foto derecha), nacido en Rusia en 1912 con el nombre de Yakob Mikhailovich Berger y un psicólogo freudiano (cuyo verdadero origen se ignora) llamado Walter C. Langer, hijo de una familia de refugiados alemanes, que durante la II Guerra Mundial trabajó para la OSS, el servicio secreto de EE.UU. que por esos años se encontraba obstinadamente enfrascado en un proceso de campañas de repruebo e intoxicación antialemanas con las que predisponer a la opinión pública norteamericana contra ese país.
En cuanto a Bergier, vinculado igualmente al servicio de espionaje norteamericano y que decía tener facultades telepáticas, fue el autor de una conocida obra publicada en Francia en 1960 con el título El retorno de los brujos, escrita en colaboración con el periodista francmasón Louis Pauwels (foto izquierda). El libro de marras, donde entre otras cosas pretende revelar las conexiones «ocultistas» y «diabólicas» del nacionalsocialismo, rápidamente vendió millones de ejemplares convirtiéndose en todo un fenómeno. La edición en español de 1967 lanzada por Plaza & Janés luce en su portada simbología masónica, el característico e inconfundible Ojo de Horus (foto).
Langer, por su parte, amigo personal de Sigmund Freud, fue el encargado de "desbrozar" con su "equipo" la personalidad más íntima de Hitler en 1942 a través de un retrato psicoanalítico, que originó un libro que, tras ser finalmente desclasificado, sería publicado en septiembre de 1972, que inmediatamente alcanzó un enorme éxito de ventas. La obra, publicada por Basic Books (fundada por el judío Arthur Rosenthal), lleva por título The Mind of Adolf Hitler con un prólogo escrito por su hermano William, un historiador de Harvard que se desempeñó como alto funcionario de la OSS y más tarde de la CIA.
Según publicó —muy oportunamente— el The New York Times el año de su edición, dicho "estudio psicológico" de Hitler, circuló profusamente entre los planificadores de guerra estadounidenses y británicos como el análisis definitivo para conocer la psicología y la personalidad del hombre al que se enfrentaban. El "perfil" del Dr. Langer, escrito en 1943, concluía que Hitler era "probablemente un orate neurótico al borde de la esquizofrenia", asegurando que cuando Alemania comenzara a perder la guerra, Hitler "se volvería cada vez más neurótico" y probablemente se quitaría la vida.
Precisamente este libelo, publicado en español en 1974 por la Editorial Grijalbo, se encuentra en el origen de casi toda la inexorable serie de fantasías y disparates que hoy envuelven la figura del gran dirigente alemán, entre ellas sus perversiones sensuales (sadomasoquismo, impotencia, gaysidad, coprofagia, etc), traumas infantiles, su obsesión por el ocultismo, así como su supuesto origen judío (un Rothschild, concretamente), que se lleva la palma. Sobre este punto, consultar el exclarecedor trabajo «La falsa leyenda del “abuelo judío” de Adolf Hitler», de la escritora e historiadora norteamericana Carolyn Yeager, cuyo sabroso texto en español se puede encontrar en internet (ver enlace), así como el minucioso y detallado estudio de Werner Maser, Hitler: legend, myth & reality, tanto en su edición alemana (1971) o inglesa (1973), sobre el que la historiografía oficial ha hecho un espeso silencio, donde de manera fehaciente se desmiente dicho infundio, lanzados generalmente por judíos.
En la actualidad se destaca en este fructífero terreno precisamente uno de ellos, el doctor especializado en salud pública Leonard Horowitz, conocido investigador norteamericano autor de múltiples escritos y diversas obras, individuo que lidera el top ten en cuanto a la difusión de fábulas que envuelven al nacionalsocialismo.
Por ejemplo, la de asegurar alegremente, entre otras sandeces, que los bichito del Sida y el Ébola son en realidad pandemias sintéticas elaboradas por científicos del III Reich dentro de su programa de higiene racial y continuados por la industria farmacéutica actual, la OMS —organismo onusino, cuyo actual director es el masón Tedros Adhahom y su vicedirector el judío sefardita Peter Salama― y ciertas corporaciones multinacionales subordinadas al dólar, teoría recogida en su best seller bichito emergentes: Sida y Ebola, ¿naturales, accidentales o intencionales?
Una industria, por el contrario, controlada por sus hermanos de raza y de logia, como lo demuestra, por citar únicamente tres ejemplos, el caso de los doctores Walter A. Orenstein, uno de los mayores defensores del uso excesivo de las banderillas en el mundo, Stanley A. Plotkin, el llamado "padrino" de las banderillas, principal consultor de la OMS y miembro de enlace de los Centers for Disease Control and Prevention (cuya actual directora es Anne Schuchat, judía también, cargo en el que sucedió a su conracial Thomas R. Frieden, principal «experto» de salud e higiene mental de Nueva York) con el Comité Nacional de banderillas de los Estados Unidos, o Hilary Koprowski, creador de la primera banderilla oral contra el bichito de la polio y «mentor» de Plotkin.
La contraparte en España de Horowitz es el periodista Santiago Camacho, ex redactor-jefe de la revista “Enigmas”, uno de los "habitués" de los programas Milenio 3 y Cuarto Milenio, y autor de todo un tratado al respecto titulado El nazismo después de Hitler, especie de evangelio para quienes solo desean confirmar sus prejuicios. No sabemos si es judío, aunque estos suelen destacar y llevar la primacía en dicho campo, seguidos por los masones. Entre las pueriles lindezas del Sr. Camacho está la de calificar a la Ahnenerbe de «secta ocultista nancy», cuando ésta era en realidad un Instituto científico creado específicamente para el estudio de la herencia, la cultura y las tradiciones ancestrales de los pueblos nórdicos y germánicos, todo eso que representa el centro esencial de las ideas malditas para el Sistema. Nada que ver, no obstante, con brujería y adoradores del diablo con pretensiones criminales, según los tópicos al uso de los asalariados de la prensa sionista. Ellos sí que son satánicos y adoradores empecinados del peor de los demonios: el poder del dinero.
Para quien quiera profundizar más en este asunto:
www.burbuja.info
En cuanto a Bergier, vinculado igualmente al servicio de espionaje norteamericano y que decía tener facultades telepáticas, fue el autor de una conocida obra publicada en Francia en 1960 con el título El retorno de los brujos, escrita en colaboración con el periodista francmasón Louis Pauwels (foto izquierda). El libro de marras, donde entre otras cosas pretende revelar las conexiones «ocultistas» y «diabólicas» del nacionalsocialismo, rápidamente vendió millones de ejemplares convirtiéndose en todo un fenómeno. La edición en español de 1967 lanzada por Plaza & Janés luce en su portada simbología masónica, el característico e inconfundible Ojo de Horus (foto).
Langer, por su parte, amigo personal de Sigmund Freud, fue el encargado de "desbrozar" con su "equipo" la personalidad más íntima de Hitler en 1942 a través de un retrato psicoanalítico, que originó un libro que, tras ser finalmente desclasificado, sería publicado en septiembre de 1972, que inmediatamente alcanzó un enorme éxito de ventas. La obra, publicada por Basic Books (fundada por el judío Arthur Rosenthal), lleva por título The Mind of Adolf Hitler con un prólogo escrito por su hermano William, un historiador de Harvard que se desempeñó como alto funcionario de la OSS y más tarde de la CIA.
Según publicó —muy oportunamente— el The New York Times el año de su edición, dicho "estudio psicológico" de Hitler, circuló profusamente entre los planificadores de guerra estadounidenses y británicos como el análisis definitivo para conocer la psicología y la personalidad del hombre al que se enfrentaban. El "perfil" del Dr. Langer, escrito en 1943, concluía que Hitler era "probablemente un orate neurótico al borde de la esquizofrenia", asegurando que cuando Alemania comenzara a perder la guerra, Hitler "se volvería cada vez más neurótico" y probablemente se quitaría la vida.
Precisamente este libelo, publicado en español en 1974 por la Editorial Grijalbo, se encuentra en el origen de casi toda la inexorable serie de fantasías y disparates que hoy envuelven la figura del gran dirigente alemán, entre ellas sus perversiones sensuales (sadomasoquismo, impotencia, gaysidad, coprofagia, etc), traumas infantiles, su obsesión por el ocultismo, así como su supuesto origen judío (un Rothschild, concretamente), que se lleva la palma. Sobre este punto, consultar el exclarecedor trabajo «La falsa leyenda del “abuelo judío” de Adolf Hitler», de la escritora e historiadora norteamericana Carolyn Yeager, cuyo sabroso texto en español se puede encontrar en internet (ver enlace), así como el minucioso y detallado estudio de Werner Maser, Hitler: legend, myth & reality, tanto en su edición alemana (1971) o inglesa (1973), sobre el que la historiografía oficial ha hecho un espeso silencio, donde de manera fehaciente se desmiente dicho infundio, lanzados generalmente por judíos.
En la actualidad se destaca en este fructífero terreno precisamente uno de ellos, el doctor especializado en salud pública Leonard Horowitz, conocido investigador norteamericano autor de múltiples escritos y diversas obras, individuo que lidera el top ten en cuanto a la difusión de fábulas que envuelven al nacionalsocialismo.
Por ejemplo, la de asegurar alegremente, entre otras sandeces, que los bichito del Sida y el Ébola son en realidad pandemias sintéticas elaboradas por científicos del III Reich dentro de su programa de higiene racial y continuados por la industria farmacéutica actual, la OMS —organismo onusino, cuyo actual director es el masón Tedros Adhahom y su vicedirector el judío sefardita Peter Salama― y ciertas corporaciones multinacionales subordinadas al dólar, teoría recogida en su best seller bichito emergentes: Sida y Ebola, ¿naturales, accidentales o intencionales?
Una industria, por el contrario, controlada por sus hermanos de raza y de logia, como lo demuestra, por citar únicamente tres ejemplos, el caso de los doctores Walter A. Orenstein, uno de los mayores defensores del uso excesivo de las banderillas en el mundo, Stanley A. Plotkin, el llamado "padrino" de las banderillas, principal consultor de la OMS y miembro de enlace de los Centers for Disease Control and Prevention (cuya actual directora es Anne Schuchat, judía también, cargo en el que sucedió a su conracial Thomas R. Frieden, principal «experto» de salud e higiene mental de Nueva York) con el Comité Nacional de banderillas de los Estados Unidos, o Hilary Koprowski, creador de la primera banderilla oral contra el bichito de la polio y «mentor» de Plotkin.
La contraparte en España de Horowitz es el periodista Santiago Camacho, ex redactor-jefe de la revista “Enigmas”, uno de los "habitués" de los programas Milenio 3 y Cuarto Milenio, y autor de todo un tratado al respecto titulado El nazismo después de Hitler, especie de evangelio para quienes solo desean confirmar sus prejuicios. No sabemos si es judío, aunque estos suelen destacar y llevar la primacía en dicho campo, seguidos por los masones. Entre las pueriles lindezas del Sr. Camacho está la de calificar a la Ahnenerbe de «secta ocultista nancy», cuando ésta era en realidad un Instituto científico creado específicamente para el estudio de la herencia, la cultura y las tradiciones ancestrales de los pueblos nórdicos y germánicos, todo eso que representa el centro esencial de las ideas malditas para el Sistema. Nada que ver, no obstante, con brujería y adoradores del diablo con pretensiones criminales, según los tópicos al uso de los asalariados de la prensa sionista. Ellos sí que son satánicos y adoradores empecinados del peor de los demonios: el poder del dinero.
Para quien quiera profundizar más en este asunto:
Sectas, magos, satanes y... NAZIS!! La estafa del "ocultismo" hitleriano.
Una de las patrañas más divulgadas y aceptadas popularmente acerca del régimen nancy y de su líder Adolf Hitler, al margen del mito de los "seis millones", es su supuesta fascinación por todo lo que rodeaba al mundo del ocultismo. Pues bien, es conveniente desmitificar dicho infundio y aclarar...
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