Visilleras
de Complutum
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El Gobierno sustituirá el decreto de las mascaras por otro con restricciones nuevas tras la Navidad
El entorno de Moncloa admite que "nunca será convalidado en el Congreso" por falta de votos. El nuevo incluirá "medidas necesarias" contra ómicron.
(El pin de la agenda 2030, que no falte)
En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros extraordinario y monográfico del jueves 23 de diciembre, Carolina Darias anunció que el real decreto por el que se volvía a imponer la mascarilla obligatoria en espacios públicos tendría "carácter temporal".
En realidad, que la polémica medida de la vuelta de las mascaras y el fin de "las sonrisas" decaería en breve. Y va a ser así. No ya tanto por la inmensa unanimidad reunida en contra de la iniciativa -desde Vox a Más País, todos los grupos la han despreciado-, sino porque el Gobierno ya está preparando otro decreto con restricciones para suplir a éste.
Será a la vuelta de Navidad, previsiblemente en el primer Consejo de Ministros tras las fiestas, el del martes 11 de enero, cuando Darias lleve a Moncloa un nuevo texto. O a más tardar, el día 18. En todo caso, antes de que los 30 días en los que el texto tenga que ser convalidado en el Congreso.
Y es que las fuentes del entorno de Moncloa consultadas por este periódico, además de resoplar azoradas ante cualquier pregunta sobre aquella reunión, reconocen que ese real decreto urgente "nunca será convalidado en el Congreso". Nadie votaría a favor.
Es más, que la intención de Moncloa es ni siquiera llevarlo a la Cámara Baja, sino aprobar otro texto legal que lo sustituya, subsuma en su articulado algunas de sus medidas, y tenga en cuenta "las que sean necesarias" ante la evolución rapidísima de ómicron.
Más economía que salud
Lo que ocurre es que en ese aspecto, la ministra de Sanidad no tiene claro qué debe hacer.
Este mismo miércoles se ha reunido, en el Consejo Interterritorial de Salud, con los consejeros autonómicos. La cita tenía como asunto principal para discutir la reducción de los aforos en los recintos deportivos, y la bajada de los días de cuarentena obligatoria para los infectados por el bichito.
Carolina Darias, junto a su equipo del Ministerio de Sanidad, en la reunión telemática del Consejo Interterritorial de Salud. Sanidad
"Hemos aprendido de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo y de esta nueva variante del bichito", alegan los expertos. Pero igual que la semana pasada se decidió que ya no deberán confinarse los medicados que hayan tenido contacto estrecho con un positivo, todas las nuevas medidas parecen poner más peso en que la economía no se pare que en la prudencia sanitaria.
A la vista de que la curva de contagios se ha convertido en un auténtico muro, la prevención aconsejaría tomar medidas drásticas. Parar los contagios, y no fiarlo todo en la banderillación ya puesta y en acelerar la de recuerdo...
De hecho, ya lo están haciendo algunas Comunidades Autónomas, que han decretado toques de queda, cierres del ocio nocturno, y hasta rebaja de aforos. Pero el deseo del Ejecutivo es creerse que "ómicron tan rápido como lleva, alcanza el pico y se va", que es el último diagnóstico que lanzan algunos epidemiólogos, atentos a lo que está ocurriendo en Sudáfrica.
Por eso, y tal como informó este diario, el Ministerio de Sanidad actúa con pies de plomo, confiando en que remita "en enero" la sexta ola y "en tres o cuatro semanas" regresen "las sonrisas".
Inacción del Gobierno
Pero lo que en el Gobierno se considera prudencia recibe el calificativo opuesto en la oposición y entre gobiernos autonómicos de todo signo. Incluidos los del PSOE. Por ejemplo, Aragón, Asturias, La Rioja y Navarra -todas ellas gobernadas por el PSOE- se han unido con País Vasco y Cantabria en una iniciativa conjunta para decretar restricciones comunes en estos días de Navidad, ante la falta de iniciativa del Gobierno central.
La pasada Conferencia de Presidentes fue un clamor, a la salida de la misma. No hubo delegación autonómica que no se quejara de todo lo acontecido allí.
Pedro Sánchez en una rueda de prensa tras la reunión telemática de la XXV Conferencia de presidentes autonómicos. Efe
Con más o menos clamor público, todos los asistentes lamentaron la "tardanza" en reaccionar del Ejecutivo, que Sánchez les leyera "un catálogo de medidas" ya decididas para un decreto que se aprobaría al día siguiente, que sus aportaciones cayeran en saco roto... y que, de hecho, sólo se contara con ellos como parapeto, porque cada líder regional tuvo un cronómetro de 300 segundos en cuenta atrás para que la cita no se prolongara.
"A contrapié"
El Gobierno se defiende, en conversación de varios ministros con este diario, alegando que no llegaba tarde "porque nunca dejamos de estudiar el bichito". Aunque se admite que la explosión de ómicron los ha podido pillar "a contrapié", la excusa es que esta variante "era desconocido hasta hace cinco semanas". Pero eso no explica tardar cuatro en reaccionar. La curva de contagios ya era un muro cuando se convocó la reunión.
Además, alegan que "la cogobernanza funciona". Sin embargo, se quedan sin palabras cuando se les recuerda que sólo acude a la foto de familia autonómica para afrontar las malas noticias, mientras que la retirada de las mascaras, en junio, la anunció Sánchez y la confirmó la ministra Darias. Ellos solos.
Y concluyen que "sí hay liderazgo", que Sánchez tomó las decisiones más duras "cuando no sabíamos qué hacer porque no se conocía el bichito". Que el bichito no incide igual "ni al mismo ritmo" en cada región, que además cada una "es un mundo" por sus características orográficas, poblacionales y de desarrollo. Y que los presidentes de las Comunidades Autónomas tienen que "corresponsabilizarse", asumiendo también el coste político de las restricciones.
Aun así, ya se prepara otro decreto.
El Gobierno sustituirá el decreto de las mascaras por otro con restricciones nuevas tras la Navidad
Resumen para vagos: En enero empieza el show otra vez. O mejor dicho, sigue. Y a peor
El entorno de Moncloa admite que "nunca será convalidado en el Congreso" por falta de votos. El nuevo incluirá "medidas necesarias" contra ómicron.
(El pin de la agenda 2030, que no falte)
En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros extraordinario y monográfico del jueves 23 de diciembre, Carolina Darias anunció que el real decreto por el que se volvía a imponer la mascarilla obligatoria en espacios públicos tendría "carácter temporal".
En realidad, que la polémica medida de la vuelta de las mascaras y el fin de "las sonrisas" decaería en breve. Y va a ser así. No ya tanto por la inmensa unanimidad reunida en contra de la iniciativa -desde Vox a Más País, todos los grupos la han despreciado-, sino porque el Gobierno ya está preparando otro decreto con restricciones para suplir a éste.
Será a la vuelta de Navidad, previsiblemente en el primer Consejo de Ministros tras las fiestas, el del martes 11 de enero, cuando Darias lleve a Moncloa un nuevo texto. O a más tardar, el día 18. En todo caso, antes de que los 30 días en los que el texto tenga que ser convalidado en el Congreso.
Y es que las fuentes del entorno de Moncloa consultadas por este periódico, además de resoplar azoradas ante cualquier pregunta sobre aquella reunión, reconocen que ese real decreto urgente "nunca será convalidado en el Congreso". Nadie votaría a favor.
Es más, que la intención de Moncloa es ni siquiera llevarlo a la Cámara Baja, sino aprobar otro texto legal que lo sustituya, subsuma en su articulado algunas de sus medidas, y tenga en cuenta "las que sean necesarias" ante la evolución rapidísima de ómicron.
Más economía que salud
Lo que ocurre es que en ese aspecto, la ministra de Sanidad no tiene claro qué debe hacer.
Este mismo miércoles se ha reunido, en el Consejo Interterritorial de Salud, con los consejeros autonómicos. La cita tenía como asunto principal para discutir la reducción de los aforos en los recintos deportivos, y la bajada de los días de cuarentena obligatoria para los infectados por el bichito.
Carolina Darias, junto a su equipo del Ministerio de Sanidad, en la reunión telemática del Consejo Interterritorial de Salud. Sanidad
"Hemos aprendido de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo y de esta nueva variante del bichito", alegan los expertos. Pero igual que la semana pasada se decidió que ya no deberán confinarse los medicados que hayan tenido contacto estrecho con un positivo, todas las nuevas medidas parecen poner más peso en que la economía no se pare que en la prudencia sanitaria.
A la vista de que la curva de contagios se ha convertido en un auténtico muro, la prevención aconsejaría tomar medidas drásticas. Parar los contagios, y no fiarlo todo en la banderillación ya puesta y en acelerar la de recuerdo...
De hecho, ya lo están haciendo algunas Comunidades Autónomas, que han decretado toques de queda, cierres del ocio nocturno, y hasta rebaja de aforos. Pero el deseo del Ejecutivo es creerse que "ómicron tan rápido como lleva, alcanza el pico y se va", que es el último diagnóstico que lanzan algunos epidemiólogos, atentos a lo que está ocurriendo en Sudáfrica.
Por eso, y tal como informó este diario, el Ministerio de Sanidad actúa con pies de plomo, confiando en que remita "en enero" la sexta ola y "en tres o cuatro semanas" regresen "las sonrisas".
Inacción del Gobierno
Pero lo que en el Gobierno se considera prudencia recibe el calificativo opuesto en la oposición y entre gobiernos autonómicos de todo signo. Incluidos los del PSOE. Por ejemplo, Aragón, Asturias, La Rioja y Navarra -todas ellas gobernadas por el PSOE- se han unido con País Vasco y Cantabria en una iniciativa conjunta para decretar restricciones comunes en estos días de Navidad, ante la falta de iniciativa del Gobierno central.
La pasada Conferencia de Presidentes fue un clamor, a la salida de la misma. No hubo delegación autonómica que no se quejara de todo lo acontecido allí.
Pedro Sánchez en una rueda de prensa tras la reunión telemática de la XXV Conferencia de presidentes autonómicos. Efe
Con más o menos clamor público, todos los asistentes lamentaron la "tardanza" en reaccionar del Ejecutivo, que Sánchez les leyera "un catálogo de medidas" ya decididas para un decreto que se aprobaría al día siguiente, que sus aportaciones cayeran en saco roto... y que, de hecho, sólo se contara con ellos como parapeto, porque cada líder regional tuvo un cronómetro de 300 segundos en cuenta atrás para que la cita no se prolongara.
"A contrapié"
El Gobierno se defiende, en conversación de varios ministros con este diario, alegando que no llegaba tarde "porque nunca dejamos de estudiar el bichito". Aunque se admite que la explosión de ómicron los ha podido pillar "a contrapié", la excusa es que esta variante "era desconocido hasta hace cinco semanas". Pero eso no explica tardar cuatro en reaccionar. La curva de contagios ya era un muro cuando se convocó la reunión.
Además, alegan que "la cogobernanza funciona". Sin embargo, se quedan sin palabras cuando se les recuerda que sólo acude a la foto de familia autonómica para afrontar las malas noticias, mientras que la retirada de las mascaras, en junio, la anunció Sánchez y la confirmó la ministra Darias. Ellos solos.
Y concluyen que "sí hay liderazgo", que Sánchez tomó las decisiones más duras "cuando no sabíamos qué hacer porque no se conocía el bichito". Que el bichito no incide igual "ni al mismo ritmo" en cada región, que además cada una "es un mundo" por sus características orográficas, poblacionales y de desarrollo. Y que los presidentes de las Comunidades Autónomas tienen que "corresponsabilizarse", asumiendo también el coste político de las restricciones.
Aun así, ya se prepara otro decreto.
El Gobierno sustituirá el decreto de las mascaras por otro con restricciones nuevas tras la Navidad
Resumen para vagos: En enero empieza el show otra vez. O mejor dicho, sigue. Y a peor