M. Priede
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En vista de que en la Burbuja acampan tantos socios de casino provinciano del XIX a los que, venga o no venga a cuento, les gusta extender planos encima de la mesa de billar para dar opinión acerca de los bloqueos de puertos chinos y de las posibilidades de victoria de unos y de otros en el frente de Verdún, voy a ponerles un artículo vinculado por Paul Craig Roberts y que deberían leer todos aquellos que dicen que en una guerra mundial y nuclear EEUU llevaría las de ganar. Posiblemente tengan razón. ¿A qué precio? De eso no hablan.
Tomo la traducción de Google y corrijo un poquito la sintaxis:
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Steven Starr Lynn Eden Theodore A. Postol
Misiles balísticos intercontinentales rusos se cree que puedan llevar un total de aproximadamente 1.000 cabezas nucleares estratégicas y que pueden golpear los EE.UU. menos de 30 minutos después de haber sido lanzados. De este total, alrededor de 700 cabezas nucleares se han estimado en 800 kilotones; es decir, cada uno tiene el poder explosivo de 800 mil toneladas de TNT. Lo que sigue es una descripción de las consecuencias de la detonación de una sola ojiva como sobre el centro de Manhattan, en el corazón de la ciudad de Nueva York.
La bola de fuego inicial. La cabeza nuclear probablemente sería detonada poco más de un kilómetro y medio por encima de la ciudad, para maximizar el daño creado por la onda expansiva. Dentro de unas pocas décimas de millonésimas de segundo después de la detonación, el centro de la ojiva alcanzaría una temperatura de aproximadamente 200 millones de grados Fahrenheit (aproximadamente 100 millones de grados Celsius), o alrededor de cuatro a cinco veces la temperatura en el centro del sol.
Incialmente se formaría una bola de aire sobrecalentado que se expandiría a millones de kilómetros por hora. Sería como un pistón de movimiento rápido en el aire circundante, comprimiéndolo en el borde de la bola de fuego y creando una onda de choque de gran tamaño y potencia.
Después de un segundo, la bola de fuego sería más o menos de un kilómetro y medio de diámetro. Se habría enfriado desde su temperatura inicial de muchos millones de grados a unos 16.000 grados Fahrenheit, aproximadamente 4.000 grados más caliente que la superficie del sol.
En un día despejado con condiciones meteorológicas medias, el enorme calor y la luz de la bola de fuego serían como si al al instante se encendieran fuegos simultáneos en una superficie total de cerca de 100 millas cuadradas.
El huracán de fuego. En cuestión de segundos después de la detonación comenzarían los incendios provocados a pocos kilómetros de esa bola inical. Estos incendios obligarían a que gigantescas masas de aire caliente se elevaran con aire más fresco de las áreas circundantes hacia el centro de la zona de fuego desde todas las direcciones. [Priede: similar al huracán originado en Dresde por los incendios de las bombas de fósforo arrojadas por GB]
Como los vientos conducirían las llamas a zonas donde los incendios aún no se habían desarrollado completamente, los incendios provocados por la detonación comenzarían a fusionarse. Al cabo de unas decenas de minutos de la detonación, los incendios de cerca y de lejos se unirían para formar un solo y gigantesco incendio. La energía liberada por este fuego sería de 15 a 50 veces mayor que la energía producida por la detonación nuclear.
El incendio en masa, o tormenta de fuego, aumentarían rápidamente en intensidad, calentando enormes volúmenes de aire que se elevarían a velocidades cercanas a las 300 millas por hora. Este efecto chimenea tiraría de aire frío de fuera de la zona de fuego hacia el centro del fuego a velocidades de cientos de kilómetros por hora. Estos vientos de tierra sobrecalentada alcanzarían la fuerza de un huracán e intensificarán el fuego. En el borde de la zona de fuego, los vientos serían de gran alcance, suficiente para arrancar árboles de tres metros de diámetro y absorber la gente de fuera hacia el centro.
La irrupción de los vientos conduciría las llamas horizontalmente y a ras de suelo hacia los edificios, llenando de fuego las calles de la ciudad, rompiendo puertas y ventanas, tragando todo lo que lo encontrara a su paso.
Estos vientos en tierra con fuerza de huracán tendrían temperaturas medias del aire por encima del punto de ebullición del agua. El área de orientación se tras*formaría en un gran huracán de fuego, produciendo un ambiente letal en toda la zona afectada.
La zona cero:. Midtown Manhattan La bola de fuego evaporaría las estructuras directamente debajo de él y produciría una inmensa onda expansiva con vientos de alta velocidad, aplastando las estructuras de hormigón, incluso fuertemente construidas en el área de un par de millas de la zona cero. La explosión destrozaría edificios altos y la expondría a temperaturas solares; se extenderían incendios mediante la exposición de las superficies inflamables, la liberación de materiales inflamables, y la dispersión de los materiales que están en combustión.
En el Empire State Building, Grand Central Station, el edificio Chrysler, y la Catedral de San Patricio, cerca de la mitad a tres cuartas partes de una milla de la zona cero, la luz de la bola de fuego derretiría de asfalto en las calles, quemaría la pintura de las paredes y fundiría las superficies de metal dentro de un medio segundo de la detonación. Aproximadamente un segundo después, la onda expansiva y vientos de 750 kilómetros por hora llegarían, derrumbando edificios y lanzando coches quemados al aire como si fueran hojas en una tormenta con viento. A lo largo de Midtown, los interiores de los vehículos y edificios en la línea de visión de la bola de fuego estallarían en llamas.
Un poco más de una milla de la zona cero son los barrios de Chelsea, Midtown East, y Lenox Hill, así como las Naciones Unidas; a esta distancia, por una fracción de segundo la bola de fuego brillaría 10.000 veces más brillante que el sol del desierto al mediodía. Todos los materiales combustibles iluminadas por la bola de fuego se incendiarían y producirían humo neցro.
Hierba, vegetación, y las hojas de los árboles estallarían en llamas; la superficie de la tierra iba a explotar y quedaría reducida a un polvo sobrecalentado. Cualquier material inflamable del interior de edificios (papel, cortinas, tapicería) que se exponen directamente a la bola de fuego iban a incendiarse. Las superficies de las estatuas de bronce en frente de la ONU se derretirían; superficies de mármol expuestas a la bola de fuego se agrietarían, pop, y posiblemente se evaporarían.
A esta la bola de fuego, tan sólo unos le tomaría cuatro segundos para que la onda expansiva llegase a ese lugar. Al pasar por encima, la onda expansiva podría engullir todas las estructuras y aplastarlas; generaría vientos feroces de 400 a 500 kilómetros por hora que persistiría durante unos segundos
Los fuertes vientos podrían romper los elementos estructurales de los edificios y hacer que se desintegraran de forma explosiva en pedazos más pequeños. Algunas de estas piezas se convertirían en proyectiles destructivos, causando más daños. Los vientos cargados de polvo sobrecalentado serían lo suficientemente fuertes como para volcar camiones y autobuses.
A dos millas de la zona cero, el Museo Metropolitano de Arte, con sus magníficos tesoros históricos, serían borrados. Dos millas y media de la zona cero, en el Bajo Manhattan, el East Village y Stuyvesant Town, la bola de fuego aparecerían 2.700 veces más brillante que el sol del desierto al mediodía. Allí, la radiación térmica se derretiría y urdimbre de aluminio superficies, encender los neumáticos de los automóviles, y girar a la piel expuesta al carbón, antes de que la onda expansiva llegó y destrozado los edificios.
De tres a nueve millas de la zona cero. Midtown está bordeado por los ríos relativamente amplios Hudson y Este, y los incendios comenzarían simultáneamente en grandes áreas a ambos lados de estos cursos de agua (es decir, en Queens y Brooklyn, así como Jersey City y West New York). Aunque la dirección de los vientos de fuego en las regiones cercanas al río sería modificado por el agua, el patrón general del viento a partir de estas enormes zonas de fuego vecinos sería similar a la de un solo incendio masivo, con su centro en Midtown, Manhattan.
Tres millas de la zona cero, en Union City, Nueva Jersey, y Astoria, Queens, la bola de fuego sería tan brillante como 1900 soles y alcanzarían más de cinco veces la energía térmica depositada en el perímetro del incendio masivo en Hiroshima. En Greenpoint, Brooklyn, y en el Centro Cívico del Bajo Manhattan, la ropa de la gente en la línea de visión directa de la bola de fuego se incendiaría o derretiría y la piel al descubierto serían carbonizada, causando quemaduras de tercer grado y cuarto grado.
Se necesitarían de 12 a 14 segundos para que la onda expansiva alcanzase la tres millas después de destello inicial de la bola de fuego. A esta distancia, la onda expansiva duraría unos tres segundos y estaría acompañada por vientos de 200 a 300 kilómetros por hora. Las estructuras residenciales serían destruidas; los rascacielos quedarían muy dañados.
Los incendios se extenderán en todas partes dentro de los cinco kilómetros de la zona cero. A una distancia de 5,35 millas de la detonación, el flash de la luz de la bola de fuego alcanzaría el doble de la energía térmica experimentada en el borde de la masa de fuego en Hiroshima. En Jersey City y Cliffside Park, y en Woodside en Queens, en Governors Island y en Harlem, la luz y el calor equilvadrían a 600 soles del desierto al mediodía.
La velocidad del viento en esta distancia sería de 70 a 100 millas por hora. Edificios de construcción pesada sufrirían poco daño estructural, pero todas las ventanas exteriores serían destrozadas, y las paredes y puertas interiores se verían seriamente dañadas o derribadas. Las de casas de madera producirían humo neցro debido a la pintura quemada y el mobiliario.
De seis a siete millas de la zona cero, de Moonachie, Nueva Jersey, en Crown Heights, Brooklyn, desde el Yankee Stadium en Corona, Queens y Crown Heights, Brooklyn, la bola de fuego parecería 300 veces más brillante que el sol del desierto al mediodía. Cualquier persona a la luz directa de la bola de fuego iba a sufrir quemaduras de tercer grado a su piel expuesta. La tormenta podría asolar barrios a siete millas de distancia de la zona cero, ya que estas zonas periféricas recibirían la misma cantidad de calor al igual que las áreas en el borde de la masa de fuego en Hiroshima.
A nueve kilómetros de la zona cero, en Hackensack, Bayona, y Englewood, Nueva Jersey, así como en Richmond Hill, Queens, y Flatlands, Brooklyn, la bola de fuego serían alrededor de 100 veces más brillante que el sol, lo suficientemente brillante como para causar quemaduras de segundo grado a los de la línea de visión. Aproximadamente 36 segundos después de que estallase la bola de fuego, la onda de choque llegaría y rompería todas las ventanas, junto con muchas paredes del edificio interior y algunas puertas.
No hay supervivientes. Dentro de decenas de minutos, todo lo que quedase dentro de aproximadamente cinco a siete millas de Midtown Manhattan, serían engullido por una tormenta gigantesca. La zona de fuego cubriría una superficie total de 90 a 152 millas cuadradas (230 a 389 kilómetros cuadrados). La tormenta se enfurecería de tres a seis horas. Las temperaturas del aire en la zona de fuego probablemente promedio de 400 a 500 grados Fahrenheit (200 a 260 Celsius).
Después de que el fuego se extinga, el pavimento de la calle estaría tan caliente que incluso vehículos de orugas no podrían pasar por él durante días. Enterrado, el material no quemado de los edificios derrumbados en toda la zona de fuego podría estallar en llamas cuando se expusiese al aire un mes después de que la tormenta hubiese terminado.
Quienes trataron de escapar a través de las calles habrían sido incinerados por los vientos huracanados llenos de antorchas y llamas. Incluso aquellos capaces de encontrar refugio en las sub-sótanos de nivel inferior de edificios masivos probablemente se asfixiaran debido a los gases generados por los incendios, o serían calcinados vivos al convertirse sus refugios en hornos calientes.
El fuego extinguiría toda la vida y destruiría casi todo lo demás. Decenas de kilómetros a favor del viento de la zona de destrucción inmediata, la lluvia radioactiva comenzarían a llegar dentro de unas pocas horas después de la detonación.
Pero eso es otra historia.
Nota del Editor: Este artículo es una adaptación de "City on Fire" por Lynn Edén, publicado originalmente en la edición del Boletín de los Científicos Atómicos enero de 2004.
What would happen if an 800-kiloton nuclear warhead detonated above midtown Manhattan? | Bulletin of the Atomic Scientists
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¿Entienden ahora los geoestrategas de casino el precio que alcanza una victoria militar? Seguro que en China y en Rusia los daños serían peores, sin duda, pero de rositas es muy difícil que se vayan quienes inicien un ataque como ése.
El artículo inicial, de Paul Craig Roberts:
https://paginatransversal.wordpress...servadora-amenaza-relaciones-internacionales/
Tomo la traducción de Google y corrijo un poquito la sintaxis:
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Steven Starr Lynn Eden Theodore A. Postol
Misiles balísticos intercontinentales rusos se cree que puedan llevar un total de aproximadamente 1.000 cabezas nucleares estratégicas y que pueden golpear los EE.UU. menos de 30 minutos después de haber sido lanzados. De este total, alrededor de 700 cabezas nucleares se han estimado en 800 kilotones; es decir, cada uno tiene el poder explosivo de 800 mil toneladas de TNT. Lo que sigue es una descripción de las consecuencias de la detonación de una sola ojiva como sobre el centro de Manhattan, en el corazón de la ciudad de Nueva York.
La bola de fuego inicial. La cabeza nuclear probablemente sería detonada poco más de un kilómetro y medio por encima de la ciudad, para maximizar el daño creado por la onda expansiva. Dentro de unas pocas décimas de millonésimas de segundo después de la detonación, el centro de la ojiva alcanzaría una temperatura de aproximadamente 200 millones de grados Fahrenheit (aproximadamente 100 millones de grados Celsius), o alrededor de cuatro a cinco veces la temperatura en el centro del sol.
Incialmente se formaría una bola de aire sobrecalentado que se expandiría a millones de kilómetros por hora. Sería como un pistón de movimiento rápido en el aire circundante, comprimiéndolo en el borde de la bola de fuego y creando una onda de choque de gran tamaño y potencia.
Después de un segundo, la bola de fuego sería más o menos de un kilómetro y medio de diámetro. Se habría enfriado desde su temperatura inicial de muchos millones de grados a unos 16.000 grados Fahrenheit, aproximadamente 4.000 grados más caliente que la superficie del sol.
En un día despejado con condiciones meteorológicas medias, el enorme calor y la luz de la bola de fuego serían como si al al instante se encendieran fuegos simultáneos en una superficie total de cerca de 100 millas cuadradas.
El huracán de fuego. En cuestión de segundos después de la detonación comenzarían los incendios provocados a pocos kilómetros de esa bola inical. Estos incendios obligarían a que gigantescas masas de aire caliente se elevaran con aire más fresco de las áreas circundantes hacia el centro de la zona de fuego desde todas las direcciones. [Priede: similar al huracán originado en Dresde por los incendios de las bombas de fósforo arrojadas por GB]
Como los vientos conducirían las llamas a zonas donde los incendios aún no se habían desarrollado completamente, los incendios provocados por la detonación comenzarían a fusionarse. Al cabo de unas decenas de minutos de la detonación, los incendios de cerca y de lejos se unirían para formar un solo y gigantesco incendio. La energía liberada por este fuego sería de 15 a 50 veces mayor que la energía producida por la detonación nuclear.
El incendio en masa, o tormenta de fuego, aumentarían rápidamente en intensidad, calentando enormes volúmenes de aire que se elevarían a velocidades cercanas a las 300 millas por hora. Este efecto chimenea tiraría de aire frío de fuera de la zona de fuego hacia el centro del fuego a velocidades de cientos de kilómetros por hora. Estos vientos de tierra sobrecalentada alcanzarían la fuerza de un huracán e intensificarán el fuego. En el borde de la zona de fuego, los vientos serían de gran alcance, suficiente para arrancar árboles de tres metros de diámetro y absorber la gente de fuera hacia el centro.
La irrupción de los vientos conduciría las llamas horizontalmente y a ras de suelo hacia los edificios, llenando de fuego las calles de la ciudad, rompiendo puertas y ventanas, tragando todo lo que lo encontrara a su paso.
Estos vientos en tierra con fuerza de huracán tendrían temperaturas medias del aire por encima del punto de ebullición del agua. El área de orientación se tras*formaría en un gran huracán de fuego, produciendo un ambiente letal en toda la zona afectada.
La zona cero:. Midtown Manhattan La bola de fuego evaporaría las estructuras directamente debajo de él y produciría una inmensa onda expansiva con vientos de alta velocidad, aplastando las estructuras de hormigón, incluso fuertemente construidas en el área de un par de millas de la zona cero. La explosión destrozaría edificios altos y la expondría a temperaturas solares; se extenderían incendios mediante la exposición de las superficies inflamables, la liberación de materiales inflamables, y la dispersión de los materiales que están en combustión.
En el Empire State Building, Grand Central Station, el edificio Chrysler, y la Catedral de San Patricio, cerca de la mitad a tres cuartas partes de una milla de la zona cero, la luz de la bola de fuego derretiría de asfalto en las calles, quemaría la pintura de las paredes y fundiría las superficies de metal dentro de un medio segundo de la detonación. Aproximadamente un segundo después, la onda expansiva y vientos de 750 kilómetros por hora llegarían, derrumbando edificios y lanzando coches quemados al aire como si fueran hojas en una tormenta con viento. A lo largo de Midtown, los interiores de los vehículos y edificios en la línea de visión de la bola de fuego estallarían en llamas.
Un poco más de una milla de la zona cero son los barrios de Chelsea, Midtown East, y Lenox Hill, así como las Naciones Unidas; a esta distancia, por una fracción de segundo la bola de fuego brillaría 10.000 veces más brillante que el sol del desierto al mediodía. Todos los materiales combustibles iluminadas por la bola de fuego se incendiarían y producirían humo neցro.
Hierba, vegetación, y las hojas de los árboles estallarían en llamas; la superficie de la tierra iba a explotar y quedaría reducida a un polvo sobrecalentado. Cualquier material inflamable del interior de edificios (papel, cortinas, tapicería) que se exponen directamente a la bola de fuego iban a incendiarse. Las superficies de las estatuas de bronce en frente de la ONU se derretirían; superficies de mármol expuestas a la bola de fuego se agrietarían, pop, y posiblemente se evaporarían.
A esta la bola de fuego, tan sólo unos le tomaría cuatro segundos para que la onda expansiva llegase a ese lugar. Al pasar por encima, la onda expansiva podría engullir todas las estructuras y aplastarlas; generaría vientos feroces de 400 a 500 kilómetros por hora que persistiría durante unos segundos
Los fuertes vientos podrían romper los elementos estructurales de los edificios y hacer que se desintegraran de forma explosiva en pedazos más pequeños. Algunas de estas piezas se convertirían en proyectiles destructivos, causando más daños. Los vientos cargados de polvo sobrecalentado serían lo suficientemente fuertes como para volcar camiones y autobuses.
A dos millas de la zona cero, el Museo Metropolitano de Arte, con sus magníficos tesoros históricos, serían borrados. Dos millas y media de la zona cero, en el Bajo Manhattan, el East Village y Stuyvesant Town, la bola de fuego aparecerían 2.700 veces más brillante que el sol del desierto al mediodía. Allí, la radiación térmica se derretiría y urdimbre de aluminio superficies, encender los neumáticos de los automóviles, y girar a la piel expuesta al carbón, antes de que la onda expansiva llegó y destrozado los edificios.
De tres a nueve millas de la zona cero. Midtown está bordeado por los ríos relativamente amplios Hudson y Este, y los incendios comenzarían simultáneamente en grandes áreas a ambos lados de estos cursos de agua (es decir, en Queens y Brooklyn, así como Jersey City y West New York). Aunque la dirección de los vientos de fuego en las regiones cercanas al río sería modificado por el agua, el patrón general del viento a partir de estas enormes zonas de fuego vecinos sería similar a la de un solo incendio masivo, con su centro en Midtown, Manhattan.
Tres millas de la zona cero, en Union City, Nueva Jersey, y Astoria, Queens, la bola de fuego sería tan brillante como 1900 soles y alcanzarían más de cinco veces la energía térmica depositada en el perímetro del incendio masivo en Hiroshima. En Greenpoint, Brooklyn, y en el Centro Cívico del Bajo Manhattan, la ropa de la gente en la línea de visión directa de la bola de fuego se incendiaría o derretiría y la piel al descubierto serían carbonizada, causando quemaduras de tercer grado y cuarto grado.
Se necesitarían de 12 a 14 segundos para que la onda expansiva alcanzase la tres millas después de destello inicial de la bola de fuego. A esta distancia, la onda expansiva duraría unos tres segundos y estaría acompañada por vientos de 200 a 300 kilómetros por hora. Las estructuras residenciales serían destruidas; los rascacielos quedarían muy dañados.
Los incendios se extenderán en todas partes dentro de los cinco kilómetros de la zona cero. A una distancia de 5,35 millas de la detonación, el flash de la luz de la bola de fuego alcanzaría el doble de la energía térmica experimentada en el borde de la masa de fuego en Hiroshima. En Jersey City y Cliffside Park, y en Woodside en Queens, en Governors Island y en Harlem, la luz y el calor equilvadrían a 600 soles del desierto al mediodía.
La velocidad del viento en esta distancia sería de 70 a 100 millas por hora. Edificios de construcción pesada sufrirían poco daño estructural, pero todas las ventanas exteriores serían destrozadas, y las paredes y puertas interiores se verían seriamente dañadas o derribadas. Las de casas de madera producirían humo neցro debido a la pintura quemada y el mobiliario.
De seis a siete millas de la zona cero, de Moonachie, Nueva Jersey, en Crown Heights, Brooklyn, desde el Yankee Stadium en Corona, Queens y Crown Heights, Brooklyn, la bola de fuego parecería 300 veces más brillante que el sol del desierto al mediodía. Cualquier persona a la luz directa de la bola de fuego iba a sufrir quemaduras de tercer grado a su piel expuesta. La tormenta podría asolar barrios a siete millas de distancia de la zona cero, ya que estas zonas periféricas recibirían la misma cantidad de calor al igual que las áreas en el borde de la masa de fuego en Hiroshima.
A nueve kilómetros de la zona cero, en Hackensack, Bayona, y Englewood, Nueva Jersey, así como en Richmond Hill, Queens, y Flatlands, Brooklyn, la bola de fuego serían alrededor de 100 veces más brillante que el sol, lo suficientemente brillante como para causar quemaduras de segundo grado a los de la línea de visión. Aproximadamente 36 segundos después de que estallase la bola de fuego, la onda de choque llegaría y rompería todas las ventanas, junto con muchas paredes del edificio interior y algunas puertas.
No hay supervivientes. Dentro de decenas de minutos, todo lo que quedase dentro de aproximadamente cinco a siete millas de Midtown Manhattan, serían engullido por una tormenta gigantesca. La zona de fuego cubriría una superficie total de 90 a 152 millas cuadradas (230 a 389 kilómetros cuadrados). La tormenta se enfurecería de tres a seis horas. Las temperaturas del aire en la zona de fuego probablemente promedio de 400 a 500 grados Fahrenheit (200 a 260 Celsius).
Después de que el fuego se extinga, el pavimento de la calle estaría tan caliente que incluso vehículos de orugas no podrían pasar por él durante días. Enterrado, el material no quemado de los edificios derrumbados en toda la zona de fuego podría estallar en llamas cuando se expusiese al aire un mes después de que la tormenta hubiese terminado.
Quienes trataron de escapar a través de las calles habrían sido incinerados por los vientos huracanados llenos de antorchas y llamas. Incluso aquellos capaces de encontrar refugio en las sub-sótanos de nivel inferior de edificios masivos probablemente se asfixiaran debido a los gases generados por los incendios, o serían calcinados vivos al convertirse sus refugios en hornos calientes.
El fuego extinguiría toda la vida y destruiría casi todo lo demás. Decenas de kilómetros a favor del viento de la zona de destrucción inmediata, la lluvia radioactiva comenzarían a llegar dentro de unas pocas horas después de la detonación.
Pero eso es otra historia.
Nota del Editor: Este artículo es una adaptación de "City on Fire" por Lynn Edén, publicado originalmente en la edición del Boletín de los Científicos Atómicos enero de 2004.
What would happen if an 800-kiloton nuclear warhead detonated above midtown Manhattan? | Bulletin of the Atomic Scientists
----------------------------
¿Entienden ahora los geoestrategas de casino el precio que alcanza una victoria militar? Seguro que en China y en Rusia los daños serían peores, sin duda, pero de rositas es muy difícil que se vayan quienes inicien un ataque como ése.
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