Que levante el dedo la que haya llegado a ministra por enchufe

KUTRONIO

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No cabe duda que Irene Montero se encuentra hace tiempo en el centro del debate político generando una profunda división de opiniones. Concretamente la opinión general se divide entre quienes piensan que es una inútil y quienes piensan que es una enchufada. Salta a la vista que el debate no beneficia mucho a la ministra de Igualdad que no obstante contesta con su furia y arrogancia acostumbrada: ella merece el cargo que ocupa por méritos propios, ella no hace nunca nada mal y todos los que la critican son unos machistas y unos fascistas que practican contra ella la violencia política. ¿Y por qué estamos discutiendo esta tontería todavía? Pues porque entre arreglar el problema de que los agresores sensuales salgan a la calle o proteger contra toda evidencia a Irene Montero, la izquierda que se dice feminista ha elegido proteger a Montero. No están con las víctimas pasadas de todos esos agresores. No están tampoco con las posibles víctimas futuras. Están con Irene Montero. El error en la ley no se puede corregir porque sería admitir un grave fallo de Irene Montero. Pero volvamos al foco del debate que es si Irene Montero es ante todo una inútil o ante todo una enchufada de su marido. La cerilla encendida la lanzó ayer Carla Toscano, la diputada de VOX, al acusar a Irene Montero de que su único mérito para ocupar el puesto que ostenta es haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias. Que cada cual entienda lo que quiera al respecto.



Inmediatamente toda la izquierda, no sólo Podemos, saltó en tromba en defensa de Irene Montero. No por nada, sino porque al mantener a Montero en su puesto pese a la pifia de la Ley del “sólo sí es sí” ahora toda la izquierda es responsable mancomunada por esa pifia y sus consecuencias. Defendiendo a Montero se defienden a sí mismos, o según se mire se autodestruyen a sí mismos. El caso es que criticar a Montero por su incompetencia es machismo, fascismo y violencia política.





¿Se puede criticar el enchufismo? O cambiando la pregunta, ¿en qué clase de democracia no se puede criticar el enchufismo político? Criticar a un hombre enchufado no es mayor problema pero, ¿cómo hacemos para criticar a una mujer enchufada? ¿O aquí ya no podemos criticar a una mujer enchufada? Para Podemos, ¿es ilegítimo criticar a una mujer enchufada o sólo es ilegítimo criticar a las enchufadas de Podemos? Cuando Podemos estaba en la oposición, ¿por qué no era machismo y violencia política llamar enchufada a Ana Botella como hacía Pablo Iglesias? ¿Por qué ahora sí lo es criticar a Irene Montero?



Respecto a si Irene Montero es una enchufada o no, por otro lado, no resulta posible albergar muchas dudas. Entre todas las cajeras del Saturn o todas las licenciadas en Psicología de España, ¿había alguna otra que no estuviera emparejada con Pablo Iglesias con posibilidades de haber sido ministra? ¿Alguien se imagina los calificativos si un vicepresidente del PP hubiera metido a su mujer en el consejo de ministros? De hecho el conflicto de intereses sigue vivo incluso a fecha de hoy, porque a nadie se le escapa que la posición de Podemos la sigue marcando Pablo Iglesias desde la sombra. Iglesias tiene un conflicto de intereses porque es la pareja de Irene Montero y es la progenitora de sus hijos. Si Montero no fuera la pareja de Pablo Iglesias a estas horas se hubiera cesado a Montero, se hubiera reconocido el error, se habría empezado a arreglar el problema y se habría iniciado el proceso para taponar la excarcelación de agresores sensuales. Pero como Iglesias no puede aprobar el cese de una ministra que vive en su casa, y el PSOE no puede prescindir de Podemos para seguir en la Moncloa, aquí estamos perdiendo el tiempo discutiendo evidencias como que la Ley del “sólo sí es sí” es un desastre y que Irene Montero es una inútil con un enchufe.

Alguien podría cuestionar la conveniencia de haber llamado enchufada a Irene Montero cuando existe un pleno consenso respecto a que es una inútil, pero es que la inutilidad y el enchufe de la ministra son dos caras de la misma moneda. O sea, es una enchufada porque es una inútil o no le haría falta el enchufe, y como es una inútil ha perpetrado un auténtico destrozo legal del que ahora se pueden beneficiar los agresores sensuales, incluyendo hasta algún miembro de la “manada”, cuya sentencia irónicamente se encuentra en el origen de la ley que ahora le puede beneficiar.

El desastre de la Ley del “sólo sí es sí”, por otro lado, no ha hecho sino poner de manifiesto no sólo el peligro de poner a legislar a incompetentes que en materias tan delicadas sustituyen el conocimiento por el sectarismo, sino también el peligro de tener en el gobierno a gente que no acepta la crítica. No aceptar la crítica es una buena definición de totalitario. Y con los totalitarios la gente que les critica y la libertad corren evidente peligro.
 
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