Max da Costa
Himbersor
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De interés especialmente para aquellas personas que de una u otra forma validan las guerras.
Mantener la calma, alejarse de las ventanas, refugiarse y tener claro el plan de acción en caso de esta emergencia son claves para poder sobrevivir a un ataque nuclear.
Con las tensiones políticas al nivel en que se encuentran, estamos todos imaginando los posibles escenarios que pueden darse de explotar una nueva guerra entre Rusia y Ucrania. Y sea cual sea, ninguno parece muy alentador.
Sobre todo, porque este conflicto no quedaría sólo entre estas naciones, sino que sabemos que hay una injerencia de Estados Unidos y la mayoría de los países miembros de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). De modo que las consecuencias de una disputa bélica tendrían una repercusión de proporciones astronómicas.
En este sentido, parece que además de hacer una plegaria al cielo, lo único que queda es mudarse a alguno de los países más seguros en caso de una guerra nuclear. Claro que, si esta opción no está a tu alcance, lo mejor es preparase para saber qué hacer si tu ciudad es blanco de un ataque nuclear.
Lo primero que debes saber es posible salvarse de la explosión de una bomba atómica aún con su enorme potencial destructivo. Si no has muerto tras la explosión inicial, lo que hagas en los primeros minutos y horas puede determinar tu supervivencia.
El potencial de la bomba
Un ataque con una bomba atómica puede producir alrededor de 45.000 muertos y 323.000 heridos. Eso sí, el alcance más severo se lo llevaría un área alrededor de la detonación con un radio de unos 800 metros.
Eso permitirá que a pesar de que los daños personales y materiales serían enormes, solo esa zona central de la explosión se vería realmente afectada, aunque estas cifras dependerán de la potencia del artefacto destructivo.
Refugiarse como primer paso de la supervivencia
Si ves o escuchas la explosión lo último que tendrías que hacer es acercarte a una ventana por ejemplo y mirar directamente. De hacerlo podría acabar perforado por miles de pequeños cristales que se propagarían a gran velocidad tras la enorme onda expansiva generada por la explosión.
El segundo paso y el más indispensable si quieres sobrevivir a un ataque nuclear es buscar un buen refugio; y aunque esta sea la idea principal, la pregunta clave es ¿dónde?
La estrategia conocida desde años atrás sobre un búnker con todo lo necesario para sobrevivir al apocalipsis durante largo tiempo ha quedado obsoleto, por lo que algunos expertos han dado una luz sobre refugios específicos.
La mayoría coincide en que lo ideal es cobijarse bajo tierra, como en un sótano, garaje o túnel del metro; mejor cuanto más alejado de la superficie y cuanto más gruesos y sólidos sean sus techos y paredes.
Sin embargo, “ni siquiera un refugio contra impactos puede resistir el golpe directo de una explosión nuclear”. Por tanto, los consejos van generalmente dirigidos a quienes se hallen fuera del alcance inmediato de la explosión.
Protegerse de la lluvia radioactiva
Lo que seguirá a la detonación del ataque es la temida lluvia radioactiva que podría exponer a las víctimas más cercanas a la explosión a radiaciones de entre 300 y 800 Roentgens en las primeras dos horas, lo que prácticamente mataría a todas las personas expuestas.
“La población en la dirección del viento se llevará lo peor de la lluvia, mientras que aquellos en la dirección opuesta podrían librarse”, señala a OpenMind Timothy Jorgensen, director del Programa de Protección contra la Radiación del Centro Médico de la Universidad de Georgetown.
Jorgensen resume los efectos de la lluvia radiactiva: “el mayor peligro es estar al aire libre cuando la lluvia empieza a asentarse; si se deposita en la piel o se respira causará quemaduras en los tejidos y llevará al interior altas dosis de radiación”.
Frente a esta situación lo mejor es mantener la calma y buscar un refugio para estar lo menos expuestos que podamos a esa lluvia radioactiva. Nada de vehículos, o lugares cercana de ventanas o que permitan que la ceniza radioactiva nos alcance.
Lo mejor es meterse cuando podamos en habitaciones interiores para tratar de que los muros actúen como barreras contra esa radiación, y si podemos, acceder a zonas subterráneas en las que la tierra también sirve como poderoso aislante es una garantía aún mayor de evitar la exposición.
En cuánto el tiempo que se debe aguardar para salir, algunos expertos aclaran que “después de 12-24 horas, es generalmente más seguro evacuar que quedarse en un refugio sin suministros”. Ya que para entonces la mayoría de las partículas radiactivas se habrán asentado y habrán decaído a niveles menos peligrosos.
Organiza el plan de emergencia
A pesar de tener claro los puntos anteriores, los expertos insisten en que la mejor respuesta en caso de ataque nuclear debe comenzar antes de una alerta real, es decir, en la prevención.
Así las cosas, se recomienda que en cada hogar se diseñe de antemano un plan de emergencia que contemple las opciones de evacuación, refugio y comunicación. Además, es aconsejable preparar kits de emergencia que contengan como mínimo alimentos y agua (un galón o 3,8 litros por persona y día) para al menos 72 horas.
Además, es necesario preparar junto con material de aseo y primeros auxilios, una radio, teléfono móvil, una máscara para el polvo, láminas de plástico y cinta para sellar el recinto, mapas, linterna, pilas y silbato.
Sumado a todo esto, deberás añadir otros artículos según las necesidades personales, como medicamentos o leche para bebés. Una recomendación bastante peculiar es que no se utilice acondicionador para el pelo, ya que actuaría como pegamento para las partículas radiactivas.
Tampoco se aconseja incluir en el kit pastillas de yoduro de potasio, ya que las píldoras de yodo tienen como objetivo bloquear la incorporación al organismo de yodo radiactivo.
Mantener la calma, alejarse de las ventanas, refugiarse y tener claro el plan de acción en caso de esta emergencia son claves para poder sobrevivir a un ataque nuclear.
Con las tensiones políticas al nivel en que se encuentran, estamos todos imaginando los posibles escenarios que pueden darse de explotar una nueva guerra entre Rusia y Ucrania. Y sea cual sea, ninguno parece muy alentador.
Sobre todo, porque este conflicto no quedaría sólo entre estas naciones, sino que sabemos que hay una injerencia de Estados Unidos y la mayoría de los países miembros de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). De modo que las consecuencias de una disputa bélica tendrían una repercusión de proporciones astronómicas.
En este sentido, parece que además de hacer una plegaria al cielo, lo único que queda es mudarse a alguno de los países más seguros en caso de una guerra nuclear. Claro que, si esta opción no está a tu alcance, lo mejor es preparase para saber qué hacer si tu ciudad es blanco de un ataque nuclear.
Lo primero que debes saber es posible salvarse de la explosión de una bomba atómica aún con su enorme potencial destructivo. Si no has muerto tras la explosión inicial, lo que hagas en los primeros minutos y horas puede determinar tu supervivencia.
El potencial de la bomba
Un ataque con una bomba atómica puede producir alrededor de 45.000 muertos y 323.000 heridos. Eso sí, el alcance más severo se lo llevaría un área alrededor de la detonación con un radio de unos 800 metros.
Eso permitirá que a pesar de que los daños personales y materiales serían enormes, solo esa zona central de la explosión se vería realmente afectada, aunque estas cifras dependerán de la potencia del artefacto destructivo.
Refugiarse como primer paso de la supervivencia
Si ves o escuchas la explosión lo último que tendrías que hacer es acercarte a una ventana por ejemplo y mirar directamente. De hacerlo podría acabar perforado por miles de pequeños cristales que se propagarían a gran velocidad tras la enorme onda expansiva generada por la explosión.
El segundo paso y el más indispensable si quieres sobrevivir a un ataque nuclear es buscar un buen refugio; y aunque esta sea la idea principal, la pregunta clave es ¿dónde?
La estrategia conocida desde años atrás sobre un búnker con todo lo necesario para sobrevivir al apocalipsis durante largo tiempo ha quedado obsoleto, por lo que algunos expertos han dado una luz sobre refugios específicos.
La mayoría coincide en que lo ideal es cobijarse bajo tierra, como en un sótano, garaje o túnel del metro; mejor cuanto más alejado de la superficie y cuanto más gruesos y sólidos sean sus techos y paredes.
Sin embargo, “ni siquiera un refugio contra impactos puede resistir el golpe directo de una explosión nuclear”. Por tanto, los consejos van generalmente dirigidos a quienes se hallen fuera del alcance inmediato de la explosión.
Protegerse de la lluvia radioactiva
Lo que seguirá a la detonación del ataque es la temida lluvia radioactiva que podría exponer a las víctimas más cercanas a la explosión a radiaciones de entre 300 y 800 Roentgens en las primeras dos horas, lo que prácticamente mataría a todas las personas expuestas.
“La población en la dirección del viento se llevará lo peor de la lluvia, mientras que aquellos en la dirección opuesta podrían librarse”, señala a OpenMind Timothy Jorgensen, director del Programa de Protección contra la Radiación del Centro Médico de la Universidad de Georgetown.
Jorgensen resume los efectos de la lluvia radiactiva: “el mayor peligro es estar al aire libre cuando la lluvia empieza a asentarse; si se deposita en la piel o se respira causará quemaduras en los tejidos y llevará al interior altas dosis de radiación”.
Frente a esta situación lo mejor es mantener la calma y buscar un refugio para estar lo menos expuestos que podamos a esa lluvia radioactiva. Nada de vehículos, o lugares cercana de ventanas o que permitan que la ceniza radioactiva nos alcance.
Lo mejor es meterse cuando podamos en habitaciones interiores para tratar de que los muros actúen como barreras contra esa radiación, y si podemos, acceder a zonas subterráneas en las que la tierra también sirve como poderoso aislante es una garantía aún mayor de evitar la exposición.
En cuánto el tiempo que se debe aguardar para salir, algunos expertos aclaran que “después de 12-24 horas, es generalmente más seguro evacuar que quedarse en un refugio sin suministros”. Ya que para entonces la mayoría de las partículas radiactivas se habrán asentado y habrán decaído a niveles menos peligrosos.
Organiza el plan de emergencia
A pesar de tener claro los puntos anteriores, los expertos insisten en que la mejor respuesta en caso de ataque nuclear debe comenzar antes de una alerta real, es decir, en la prevención.
Así las cosas, se recomienda que en cada hogar se diseñe de antemano un plan de emergencia que contemple las opciones de evacuación, refugio y comunicación. Además, es aconsejable preparar kits de emergencia que contengan como mínimo alimentos y agua (un galón o 3,8 litros por persona y día) para al menos 72 horas.
Además, es necesario preparar junto con material de aseo y primeros auxilios, una radio, teléfono móvil, una máscara para el polvo, láminas de plástico y cinta para sellar el recinto, mapas, linterna, pilas y silbato.
Sumado a todo esto, deberás añadir otros artículos según las necesidades personales, como medicamentos o leche para bebés. Una recomendación bastante peculiar es que no se utilice acondicionador para el pelo, ya que actuaría como pegamento para las partículas radiactivas.
Tampoco se aconseja incluir en el kit pastillas de yoduro de potasio, ya que las píldoras de yodo tienen como objetivo bloquear la incorporación al organismo de yodo radiactivo.
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