En absoluto.
Nuestros pastores nos hacen pasar como ellos quieran. Puedes morir con 90 años, y aparecer en un corredor oscuro con 9 años, asustado y gritando llamando a tu progenitora.
Te pueden "rebobinar" terminada tu estancia aquí, al punto de memoria que quieran en tu vida, y les convenga para manipularte. Todo es un acto físico, una puerta que debes cruzar, un acto que debes aceptar. Pueden manipular tu memoria y tu percepción. No necesitan "convencerte", es sólo un único acto de aceptación. Te meten en un escenario donde aceptes y ya estás dentro.
El 99,9% de la humanidad pasa por el aro sin preguntar siquiera. El 0,01% pasa por el aro planteándose algún cuestionamiento, si tiene suerte. Pero pasa igual por el mismo aro.
A los creyentes les pondrán delante seres relacionados con sus creencias. Ángeles. Familiares fallecidos. Dioses. Maestros ascendidos. Lo que sea.
A los materialistas les invitarán a una sala llena de tesoros codiciados. A los rencorosos, les pondrán cuchillo en mano y atado a una silla, a quien más odien. A los lujuriosos los invitarán una sala donde 90 mujeres están celebrando una orgía del cual es el protagonista.
A cada persona le evaluarán y decidirán como van a meterte otra vez en la rueda. Pero nadie sale de la rueda. Incluso aunque el toro mate al torero (una de cada X veces, se acepta que puede pasar) el toro no puede escapar a su destino. El toro es animal, y su destino no depende de él sino de sus superiores, los humanos. El toro no puede huir del país, esconderse, pasar desapercibido, comprar documentos falsos, engañar un control de carretera... el toro está limitado por su misma naturaleza frente a la de sus superiores.
Y como es arriba, es abajo.