angrymorty
Himbersor
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¿Qué fuerza nos impele a añorar el apocalipsis?
Edit:¿Por qué sentimos nostalgia por él? ¿Por qué lo anhelamos?
Históricamente, todas las religiones nos ofrecen su versión del final.
La religión cientificista tiene apocalipsis para todos los gustos: la secta del cambio climático predice una atmósfera venusiana, por ejemplo.
La religión del peak oil nos promete la racionalización perpetua de los recursos energéticos y alimenticios.
La religión de la guerra global nos obsequia con la MAD.
Y miles más. MILES.
Todas se esfuerzan en describir un infierno dantesco. En contrapartida, todas ofrecen el cielo, al cual se accede cumpliendo sus mandamientos.
La realidad es que el mundo sigue y los agoreros pasan a mejor vida.
Y Burbuja.info es un canal que sirve para aplacar las pulsiones de los más dependientes a esta sensación de éxtasis por el fin; en el fondo, es un lugar de encuentro donde miles de profetas, sacerdotes y emisarios del fin del mundo se dan cita; como el mercadillo del domingo en el recinto ferial, con expositores tremebundos y dolorosamente gráficos, esperando vender su opio catastrofista a los yonkis del apocalipsis.
Edit:
Históricamente, todas las religiones nos ofrecen su versión del final.
La religión cientificista tiene apocalipsis para todos los gustos: la secta del cambio climático predice una atmósfera venusiana, por ejemplo.
La religión del peak oil nos promete la racionalización perpetua de los recursos energéticos y alimenticios.
La religión de la guerra global nos obsequia con la MAD.
Y miles más. MILES.
Todas se esfuerzan en describir un infierno dantesco. En contrapartida, todas ofrecen el cielo, al cual se accede cumpliendo sus mandamientos.
La realidad es que el mundo sigue y los agoreros pasan a mejor vida.
Y Burbuja.info es un canal que sirve para aplacar las pulsiones de los más dependientes a esta sensación de éxtasis por el fin; en el fondo, es un lugar de encuentro donde miles de profetas, sacerdotes y emisarios del fin del mundo se dan cita; como el mercadillo del domingo en el recinto ferial, con expositores tremebundos y dolorosamente gráficos, esperando vender su opio catastrofista a los yonkis del apocalipsis.
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