Con apenas 400.000 votos y 7 diputados el delincuente, prófugo de la Justicia y líder de JxC, Carles Puigdemont, le ha exigido a Pedro Sánchez para apoyar su investidura como presidente del Gobierno que se preste a un ‘compromiso histórico para la independencia de Cataluña’, lo que supone el fin del orden constitucional español nacido en la tras*ición.
Un atentado contra la democracia española que fue duramente criticado por Felipe González y que ha abierto un principio de ‘rebelión’ en el PSOE contra la actitud ‘contemplativa’ de Sánchez con Puigdemont. Sobre todo una vez que González, frente a la exigencia de una amnistía para los golpistas dijo que: ‘la amnistía es inconstitucional como el referéndum y supone condenar al Régimen español por lo ocurrido en Cataluña’ durante el golpe de Estado catalán de 2017.
Sin embargo la ministra portavoz Rodríguez no rechazó la negociación con Puigdemont afirmando que Sánchez la mantendrá dentro de la Constitución, mientras Patxi López desde el PSOE decía que ellos están en las antípodas de Puigdemont’.
Y esto a pesar que Puigdemont, además de exigir una amnistía inmediata, antes de la investidura de Sánchez, para él y los demás procesados por el golpe catalán y luego un referéndum de autodeterminación, afirmó que no renuncian a la ‘unilateralidad’. Es decir a una nueva declaración ‘unilateral’ de independencia de Cataluña.
Y al mismo tiempo, Puigdemont exige para negociar con Sánchez que se acepte un ‘mecanismo’ de garantías y de ‘verificación’ de los pactos con Sánchez. Lo que implica la presencia en la negociación de ‘observadores internacionales’. Como si se tratara de una negociación entre dos Jefes de Estado, condición que se arroga Puigdemont y que no tiene Sánchez.
En La Moncloa no saben por donde tirar, mientras miran de reojo a Felipe González y a los barones del PSOE. Y por eso la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, visiblemente agobiada, se negaba ante los periodistas a comentar la lista de exigencias de Puigdemont con la excusa de que primero se de debería consumar el fracaso de la investidura de Feijóo.
Y repitiendo una y otra vez que Sánchez actuará ‘dentro de la Constitución’. Convencido como parece estar Sánchez de que el presidente del TC, Conde Pumpido y sus magistrados afines nombrados por el PSOE lo avalarán.
Sánchez, como es habitual en él, antepone su permanencia en el poder a los intereses de España, la Constitución y al Estado de Derecho, que quedará destrozado si se aprueba la Ley de Amnistía. Y no valora que, al abrir la puerta de la amnistía, también deberá aprobar el referéndum para la autodeterminación o, como avisa Puigdemont, volverán unilateralmente a declarar la independencia de Cataluña.
Pero falta por ver si la entrada en este debate de Felipe González y de otros dirigentes del PSOE que califican el discurso de Puigdemont como chantaje no acaba provocando una rebelión en toda regla contra Sánchez y pidiendo una repetición electoral, como ya lo pide Jordi Sevilla.
Lo que significaría que Sánchez está llegando al final de su escapada y que, en este momento, está entre la espada de Puigdemont y la pared del PSOE. Y de una gran mayoría de los españoles que no perdonarán, si hay nuevas elecciones, los minutos de gloria que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz han regalado al delincuente y prófugo Puigdemont.
Tal y como se están poniendo las cosas, a Sánchez le quedan tres opciones: aceptar el chantaje de Puigdemont, con riesgo de rebelión en el PSOE; levantar (tarde) la bandera de España contra Puigdemont en caso de repetición electoral; o pactar con Feijóo un gobierno de gran coalición.
Un atentado contra la democracia española que fue duramente criticado por Felipe González y que ha abierto un principio de ‘rebelión’ en el PSOE contra la actitud ‘contemplativa’ de Sánchez con Puigdemont. Sobre todo una vez que González, frente a la exigencia de una amnistía para los golpistas dijo que: ‘la amnistía es inconstitucional como el referéndum y supone condenar al Régimen español por lo ocurrido en Cataluña’ durante el golpe de Estado catalán de 2017.
Sin embargo la ministra portavoz Rodríguez no rechazó la negociación con Puigdemont afirmando que Sánchez la mantendrá dentro de la Constitución, mientras Patxi López desde el PSOE decía que ellos están en las antípodas de Puigdemont’.
Y esto a pesar que Puigdemont, además de exigir una amnistía inmediata, antes de la investidura de Sánchez, para él y los demás procesados por el golpe catalán y luego un referéndum de autodeterminación, afirmó que no renuncian a la ‘unilateralidad’. Es decir a una nueva declaración ‘unilateral’ de independencia de Cataluña.
Y al mismo tiempo, Puigdemont exige para negociar con Sánchez que se acepte un ‘mecanismo’ de garantías y de ‘verificación’ de los pactos con Sánchez. Lo que implica la presencia en la negociación de ‘observadores internacionales’. Como si se tratara de una negociación entre dos Jefes de Estado, condición que se arroga Puigdemont y que no tiene Sánchez.
En La Moncloa no saben por donde tirar, mientras miran de reojo a Felipe González y a los barones del PSOE. Y por eso la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, visiblemente agobiada, se negaba ante los periodistas a comentar la lista de exigencias de Puigdemont con la excusa de que primero se de debería consumar el fracaso de la investidura de Feijóo.
Y repitiendo una y otra vez que Sánchez actuará ‘dentro de la Constitución’. Convencido como parece estar Sánchez de que el presidente del TC, Conde Pumpido y sus magistrados afines nombrados por el PSOE lo avalarán.
Sánchez, como es habitual en él, antepone su permanencia en el poder a los intereses de España, la Constitución y al Estado de Derecho, que quedará destrozado si se aprueba la Ley de Amnistía. Y no valora que, al abrir la puerta de la amnistía, también deberá aprobar el referéndum para la autodeterminación o, como avisa Puigdemont, volverán unilateralmente a declarar la independencia de Cataluña.
Pero falta por ver si la entrada en este debate de Felipe González y de otros dirigentes del PSOE que califican el discurso de Puigdemont como chantaje no acaba provocando una rebelión en toda regla contra Sánchez y pidiendo una repetición electoral, como ya lo pide Jordi Sevilla.
Lo que significaría que Sánchez está llegando al final de su escapada y que, en este momento, está entre la espada de Puigdemont y la pared del PSOE. Y de una gran mayoría de los españoles que no perdonarán, si hay nuevas elecciones, los minutos de gloria que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz han regalado al delincuente y prófugo Puigdemont.
Tal y como se están poniendo las cosas, a Sánchez le quedan tres opciones: aceptar el chantaje de Puigdemont, con riesgo de rebelión en el PSOE; levantar (tarde) la bandera de España contra Puigdemont en caso de repetición electoral; o pactar con Feijóo un gobierno de gran coalición.
Puigdemont exige la rendición del Estado para investir a Sánchez - Republica.com
Puigdemont le ha exigido a Sánchez para apoyar su investidura que se preste a un ‘compromiso histórico para la independencia de Cataluña’.
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