El PSOE está dispuesto a enviar a Waterloo al secretario de organización, Santos Cerdán, para firmar con Carles Puigdemont el acuerdo del PSOE y JxC para la investidura de Pedro Sánchez, con la promesa incluida de la Ley de amnistía, ‘Dios mediante’.
Y tras los pasos que la vicepresidenta en funciones Yolanda Díaz dio días atrás hasta llegar al ‘santuario’ de Waterloo con su famosa visita a Carles Puigdemont para rendir, la lideresa de Sumar, su pleitesía al delincuente y prófugo y además burgués y pedir que JxC apoye la investidura de Pedro Sánchez, para que ella vuelva a ser vicepresidenta del gobierno.
Ahora Puigdemont pide más humillación ante su persona de los más altos representantes de las instituciones españolas y le ha exigido a Sánchez que el PSOE también se allane en la guarida de Waterloo. Y ha rechazado que el visitante sea Salvador Illa, el líder del PSC, al que Sánchez nominó jefe del equipo negociador del PSOE con JxC, pero el prófugo lo rechazó.
De manera que ahora la propuesta de Sánchez, para viajar a Waterloo, es la de Santos Cerdán. Un oscuro funcionario del aparato del PSOE que ya veremos si le parecerá suficiente a Puigdemont.
O si, crecido como está el golpista, va a exigir que sea Pedro Sánchez quien viaje a Bruselas para escenificar ambos, ‘El abrazo de Waterloo’ y sellar el pacto de investidura y legislatura con la Ley de amnistía incluida. Y esa foto de Sánchez con Puigdemont en Waterloo vale mucho para el prófugo porque la presentará en el tribunal de la UE donde tiene pendiente la causa sobre su pretendida inmunidad parlamentaria europea.
Al tiempo que dicho encuentro con Sánchez en Waterloo constituiría la plena humillación de España ante el golpista y el descrédito de nuestras instituciones empezando por el Tribunal Supremo y acabando por el Tribunal Constitucional, donde Conde-Pumpido prepara el acta de defunción de la Constitución de 1978.
Pero si Puigdemont se empeña en que sea Sánchez quien viaje a Waterloo (a pesar de los celos Junqueras) es muy probable que Sánchez se suba al Falcon camino de la residencia belga de Waterloo con el solo argumento de: ‘si hay que ir se va’.
Para garantizar su investidura con apoyo de JxC y escenificando el pacto con un ‘abrazo’ como el histórico de Vergara, con Puigdemont (que es un ‘carlistón’) en el rol del general Maroto y Sánchez en el papel del general Espartero del ejército español.
Esto de los ‘abrazos’ es algo que le gusta mucho a Sánchez y que ensayó con Albert Rivera en su investidura fallida de 2016. Y posteriormente lo repitió con Pablo Iglesias en 2019, después de haber prometido que nunca pactaría un gobierno de coalición con Podemos.
Lo que finalmente hizo Sánchez a tan solo pocas horas de conocer el resultado electoral de 2019, fundiéndose en un abrazo con Pablo Iglesias. El que Sánchez, si le hace falta, repetirá gustoso con Puigdemont en Waterloo.
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Y tras los pasos que la vicepresidenta en funciones Yolanda Díaz dio días atrás hasta llegar al ‘santuario’ de Waterloo con su famosa visita a Carles Puigdemont para rendir, la lideresa de Sumar, su pleitesía al delincuente y prófugo y además burgués y pedir que JxC apoye la investidura de Pedro Sánchez, para que ella vuelva a ser vicepresidenta del gobierno.
Ahora Puigdemont pide más humillación ante su persona de los más altos representantes de las instituciones españolas y le ha exigido a Sánchez que el PSOE también se allane en la guarida de Waterloo. Y ha rechazado que el visitante sea Salvador Illa, el líder del PSC, al que Sánchez nominó jefe del equipo negociador del PSOE con JxC, pero el prófugo lo rechazó.
De manera que ahora la propuesta de Sánchez, para viajar a Waterloo, es la de Santos Cerdán. Un oscuro funcionario del aparato del PSOE que ya veremos si le parecerá suficiente a Puigdemont.
O si, crecido como está el golpista, va a exigir que sea Pedro Sánchez quien viaje a Bruselas para escenificar ambos, ‘El abrazo de Waterloo’ y sellar el pacto de investidura y legislatura con la Ley de amnistía incluida. Y esa foto de Sánchez con Puigdemont en Waterloo vale mucho para el prófugo porque la presentará en el tribunal de la UE donde tiene pendiente la causa sobre su pretendida inmunidad parlamentaria europea.
Al tiempo que dicho encuentro con Sánchez en Waterloo constituiría la plena humillación de España ante el golpista y el descrédito de nuestras instituciones empezando por el Tribunal Supremo y acabando por el Tribunal Constitucional, donde Conde-Pumpido prepara el acta de defunción de la Constitución de 1978.
Pero si Puigdemont se empeña en que sea Sánchez quien viaje a Waterloo (a pesar de los celos Junqueras) es muy probable que Sánchez se suba al Falcon camino de la residencia belga de Waterloo con el solo argumento de: ‘si hay que ir se va’.
Para garantizar su investidura con apoyo de JxC y escenificando el pacto con un ‘abrazo’ como el histórico de Vergara, con Puigdemont (que es un ‘carlistón’) en el rol del general Maroto y Sánchez en el papel del general Espartero del ejército español.
Esto de los ‘abrazos’ es algo que le gusta mucho a Sánchez y que ensayó con Albert Rivera en su investidura fallida de 2016. Y posteriormente lo repitió con Pablo Iglesias en 2019, después de haber prometido que nunca pactaría un gobierno de coalición con Podemos.
Lo que finalmente hizo Sánchez a tan solo pocas horas de conocer el resultado electoral de 2019, fundiéndose en un abrazo con Pablo Iglesias. El que Sánchez, si le hace falta, repetirá gustoso con Puigdemont en Waterloo.
Puigdemont busca ‘el abrazo de Waterloo’ con Sánchez - Republica.com
El PSOE está dispuesto a enviar a Waterloo al secretario de organización, Santos Cerdán, para firmar con Puigdemont el acuerdo del PSOE y JxC.
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