Pues ya terminé el 'Diario de un testigo de la Guerra de África'

EL CURIOSO IMPERTINENTE

Será en Octubre
Desde
17 May 2011
Mensajes
29.088
Reputación
60.502
Escrito por un joven e impetuoso Pedro Antonio de Alarcón (tenía 26 años cuando sentó plaza de soldado en el Tercer Cuerpo de Ejército comandado por Antonio Ros de Olano).

Es interesante reseñar que probablemente el autor haya sido el primero o uno de los primeros reporteros de guerra de nuestra historia, aunque no estuvo sólo en esa misión. También el poeta Gaspar Núñez de Arce participó en el conflicto. Sin olvidar al pintor Mariano Fortuny, que nos dejó un impresionante cuadro de la Batalla de Tetúan, amén de muchas pinturas de temática jovenlandés.

MARIANO_FORTUNY_-_La_Batalla_de_Tetu%C3%A1n_%28Museo_Nacional_de_Arte_de_Catalu%C3%B1a%2C_1862-64._%C3%93leo_sobre_lienzo%2C_300_x_972_cm%29.jpg


Al decir de Alarcón, la intervención española obedecía a una doble finalidad: castigar los ultrajes contra el honor de España por parte de los jovenlandeses y
acrecentar el prestigio de nuestro país, devolviéndolo al lugar que le correspondía en el concierto europeo. Sin embargo, España se enfrentaba a un formidable escollo: la Gran Bretaña estaba sumamente interesada, por razones estratégicas, en defender la independencia y la integridad territorial del llamado Imperio Jerifiano. Eso obligaba a O'Donnell a proceder con suma cautela, persiguiendo objetivos limitados. También explica que en las paginas del diario de Alarcón lata una sorda hostilidad hacia Inglaterra, a la que acusa (aunque sin nombrarla) de apoyar encubierto a los jovenlandeses. Así mismo en el desarrollo de las operaciones militares O'Donnell se caracterizó por su prudencia y buen juicio. Por contra Prim representaba el ímpetu, el elan, especialmente en la Batalla de Castillejos. La toma de la ciudad de Tetúan fue el objetivo inicial elegido, en lugar del puerto de Tánger, lo que habría podido provocar una temprana reacción de los ingleses. Los españoles no sólo tuvieron que enfrentarse con los jovenlandeses sino con un enemigo aún más mortífero: el cólera. Dos terceras partes de los muertos en la campaña lo fueron a causa de esa enfermedad.

Tras la toma de Tetúan los jovenlandeses pidieron la paz, pero las negociaciones se rompieron cuando el Gobierno Interino (contra el parecer de O'Donnell, de sus generales y del propio Alarcón) exigió la cesión de Tetúan al Reino de España. Condición inaceptable para los jovenlandeses, que fiaban en la protección británica como último recurso. Atendiendo a la opinión del Capitán General el gobierno rebajó sus exigencias, demandando la ocupación temporal de Tetúan como garantía del pago de las reparaciones. Los jovenlandeses se negaron a ceder también en ese punto, con lo que se reanudaron las hostilidades. Aumentado con tropas de refresco nuestro ejército marchó sobre Tánger y en el camino se libró la última y más feroz batalla (Gualdrás o Wad-Ras). Fue una nueva victoria para nuestras armas que obligó a los marroquíes a capitular.

Dignos de reseñar también son las observaciones de nuestro autor acerca de los jovenlandeses y judíos con los que trató durante su estancia en Tetúan. Sus comentarios acerca de ambos pueblos son deliciosamente incorrectos, aunque no dejaba de alabar la dignidad y el patriotismo de los jovenlandeses. De los judíos, en cambio, tenía peor opinión.

Lamentablemente, aquel ambiente de optimismo, henchido de fervor patriótico y de júbilo por nuestras victorias sólo fue un espejismo. Menos de diez años después algunos de los mismos capitanes que se habían distinguido en la Guerra de África se alzaron en armas contra la reina, dando inició a un turbulento sexenio que dio al traste con las esperanzas de que España volviera a ser un país fuerte y respetado. Al llegar la Restauración se tuvo que volver a empezar casi de cero.
 
Última edición:
Cuando España podía responder con contundencia a las guarradas jovenlandesas.

También es oportumo mencionar que nuestra armada desempeñó un papel clave en el conflicto, dando un imprescindible apoyo logístico a nuestro ejército, ya que este no podía vivir del terreno. Además O'Donnell se ocupó de que nuestras tropas dispensaran a la población civil del territorio conquistado un trato exquisito, algo que Alarcón señaló con frecuencia, frente al tratamiento bárbaro e inhumano que los cabileños daban a nuestros soldados. Y los bombardeos de Larache y otra localidad cuyo nombre no recuerdo ahora, realizados en condiciones climatológicas adversas.
 
¿Y está bien escrito? ¿Tiene calidad? ¿Estilo moderno?
 
¿Y está bien escrito? ¿Tiene calidad? ¿Estilo moderno?


Está escrito en el estilo típico de un autor del siglo XIX, a mitad de camino entre el Romanticismo y el Realismo, con lo que puede hacerse un poco indigesto para el lector actual. Además se trataba como ya he dicho antes de una especie de reportaje, escrito apresuradamente, narrando los acontecimientos conforme se sucedían. Puedes imaginártelo escribiendo a la luz de un candil en su tienda de campaña y mandando inmediatamente la crónica del día por vía telegráfica.

Alarcón fue autor también de 'El sombrero de tres picos' (que Falla convirtió en ballet), y de 'El clavo', 'El capitán Veneno' y 'La pródiga', narraciones todas ellas adaptadas al cine en los años cuarenta y cincuenta.

A buen seguro habrá otros foreros (estoy pensando en Caco3) que estén más familiarizados con el autor y te puedan dar una valoración más precisa de su obra.

---------- Post added 18-sep-2017 at 23:22 ----------

Por cierto, Bilbainadas, tú que has leído hace poco una biografía de Narváez.
¿Puedes explicarnos que hacía nuestro admirado espadón de Loja en aquellas fechas?
En los diarios de Alarcón no se le menciona ni una sola vez.

Quería añadir un par de breves apuntes: la aprensión del autor ante la obstinada resistencia de los jovenlandeses, la cual le hacía recordar a la de los guerrilleros españoles de nuestra Guerra de la Independencia le llevó a concluir que jovenlandia no podía ser conquistado, sino a un precio altísimo.

Otro detalle llamativo son las descripciones que hace de los encantos de las muchachas jovenlandesas y judías que conoció en Tetúan. Uno no puede por menos que sentirse ligeramente incómodo, cuando Alarcón nos revela que esas exóticos beldades en cuya descripción se recrea tenían catorce o dieciséis años de edad. Eran otros tiempos y él aún era joven. Ahora bien, después de alabar su atractivo físico el cronista señala con desprecio su carencia de cualidades jovenlandesales e intelectuales, que atribuye a la cultura semítica en las que vivían aprisionadas Para él eran "súcubos sin alma", como diría cierto forero. Él prefería una buena mujer cristiana y española. Y curiosamente sus obras más conocidas que ya he citado antes tienen un cierto cariz "feminista".
 
Última edición:
En aquella época el de Loja estaba en uno de sus muchos autoexilios parisinos (a veces los alternaba con la estancia en Loja, su pueblo), desde 1857 a 1861, alternando su residencia entre Vichy y la capital y entregándose a la ociosidad parisina.

Por desavenencias con O´Donnell que ahora no recuerdo, se mostraba contrario a la guerra aunque una vez estalló deseo a "S.M. el triunfo de las armas y la gloria de la bandera (...)" (Archivo Narváez). No era de los únicos que creía la guerra una insensatez, aunque no recuerdo muy bien sus razones seguro que era fundadas.

Te recomiendo que te leas el libro sobre Narváez de Salcedo Olid, es una biografía muy completa y bien redactada.
 
Última edición:
En aquella época el de Loja estaba en uno de sus muchos autoexilios parisinos (a veces los alternaba con la estancia en Loja, su pueblo), desde 1857 a 1861, alternando su residencia entre Vichy y la capital y entregándose a la ociosidad parisina.

Por desavenencias con O´Donnell que ahora no recuerdo, se mostraba contrario a la guerra aunque una vez estalló deseo a "S.M. el triunfo de las armas y la gloria de la bandera (...)" (Archivo Narváez). No era de los únicos que creía la guerra una insensatez, aunque no recuerdo muy bien sus razones seguro que era fundadas.

Te recomiendo que te leas el libro sobre Narváez de Salcedo Olid, es una biografía muy completa y bien redactada.

Gracias, lo tendré en cuenta. Ahora me apetece leer 'El metal de los muertos', el libro de denuncia sobre las minas de Riotinto que escribió Concha Espina, una gran escritora (fue candidata al Premio Nobel de Literatura) injustamente ninguneada por motivos fáciles de adivinar.

Antes de dejarlo por hoy quiero compartir otro aspecto del libro que me llamó la atención.
En aquella época jovenlandia era un país practicamente desconocido para los españoles, oculto tras un "telón de acero". Era como el país de "irás y no volverás", un refugio de renegados, pero del que se ignoraba casi todo. Por eso la idea que Alarcón se hacía de jovenlandia antes de poner el pie en su suelo estaba influida tanto o más por las ensoñaciones de los poetas que por relatos veraces de los viajeros, geógrafos y comerciantes. Ello no obsta que conociera algún negociante gaditano asentado en Tetúan años ha. Los jovenlandeses y los judíos tenían más comercio con los ingleses de Gibraltar que con España.

Los días posteriores a la gran batalla a las puertas de la ciudad fueron de confusión y terror dentro de sus murallas. Las mesnadas cabileñas en desbandada, llenas de rabia, quisieron vengar su humillante derrota saqueando la ****ría. Mientras los "jovenlandeses de paz" querían rendir la plaza los más fanáticos preconizaban la resistencia a ultranza. Después de un días prevalecieron los primeros. Los jovenlandeses arriaron su bandera de la alcazaba y nuestro ejército hizo su entrada en Tetúan, la mayoría de cuyos habitantes de religión fiel a la religión del amora prefirió abandonarla voluntariamente antes que recibir a los conquistadores cristianos.

Lo que vio nuestro autor cuando cruzó sus umbrales fue una ciudad que si vista de lejos le recordó a Granada, de cerca no se parecía a ninguna ciudad europea. Estaba fosilizada en el tiempo.
 
Última edición:
En aquella época el de Loja estaba en uno de sus muchos autoexilios parisinos (a veces los alternaba con la estancia en Loja, su pueblo), desde 1857 a 1861, alternando su residencia entre Vichy y la capital y entregándose a la ociosidad parisina.

Por desavenencias con O´Donnell que ahora no recuerdo, se mostraba contrario a la guerra aunque una vez estalló deseo a "S.M. el triunfo de las armas y la gloria de la bandera (...)" (Archivo Narváez). No era de los únicos que creía la guerra una insensatez, aunque no recuerdo muy bien sus razones seguro que era fundadas.

Te recomiendo que te leas el libro sobre Narváez de Salcedo Olid, es una biografía muy completa y bien redactada.


Y tan fundadas, O'Donnell con gloria militar era un adversario politico mas duro que sin ella :D
 
Y tan fundadas, O'Donnell con gloria militar era un adversario politico mas duro que sin ella :D

Debe de haber sido la última vez, o una de las últimas, en que los españoles con independencia de sus ideas, o casi todos, acudieron como un solo hombre en defensa de la patria.

En los tercios vascogados militaron no pocos carlistas.

Próceres vascongados:

Tercios%2BVascos%2B3.png


El general Carlos María Latorre sentado, detrás el coronel Rafael Sarabia. Isidoro Eleicegui, Miguel Uzuriaga y Luis Sacristán completan la fotografía.


22981250.jpg



5658149620_3.jpg


Ilustración con el retrato del general don Enrique O'Donnell, hermano del Capitán General.

2-medalla-cruz-guerra-africa-1859-1860-cernuda-corrochano.jpeg


1-facio-gr.jpeg


ZM_Afrika_PRE07.jpg


A España le cupo el honor de traer la primera imprenta de la historia de jovenlandia y a don Pedro Antonio de Alarcón el de fundar su primer periódico: 'El Eco de Tetúan'.

ECO.jpg
 
Lo que es sorprendente es que jovenlandia estuviese completamente aislado del resto de Europa hasta finales del Siglo XIX. Un sultanato independiente, que no pertenecía al Imperio Otomano, y que además fue el primer estado en reconocer la independencia de los EEUU, que en 1860 estaba anclado en la Edad Media y era ajeno al resto del mundo.
 
Lo que es sorprendente es que jovenlandia estuviese completamente aislado del resto de Europa hasta finales del Siglo XIX. Un sultanato independiente, que no pertenecía al Imperio Otomano, y que además fue el primer estado en reconocer la independencia de los EEUU, que en 1860 estaba anclado en la Edad Media y era ajeno al resto del mundo.

Cuidado con esos lapsus, Bilbainadas:D

Su aislamiento era relativo. Tenía Gibraltar ahí al lado. En el peñón había una comunidad de sefarditas marroquíes. También en Lisboa, según explicaba Jorge Borrow. Por no hablar de los renegados españoles, fiel a la religión del amores conversos que vivían en jovenlandia.

Es cierto, desde luego, que los jovenlandeses estaban muy atrasados. Para abrir paso al ejército hasta Tetúan el cuerpo de ingenieros tuvo que construir una carretera, pues no había caminos de ninguna clase.
 
Debe de haber sido la última vez, o una de las últimas, en que los españoles con independencia de sus ideas, o casi todos, acudieron como un solo hombre en defensa de la patria.

En los tercios vascogados militaron no pocos carlistas.

Próceres vascongados:

Tercios%2BVascos%2B3.png


El general Carlos María Latorre sentado, detrás el coronel Rafael Sarabia. Isidoro Eleicegui, Miguel Uzuriaga y Luis Sacristán completan la fotografía.


22981250.jpg



5658149620_3.jpg


Ilustración con el retrato del general don Enrique O'Donnell, hermano del Capitán General.

2-medalla-cruz-guerra-africa-1859-1860-cernuda-corrochano.jpeg


1-facio-gr.jpeg


ZM_Afrika_PRE07.jpg


A España le cupo el honor de traer la primera imprenta de la historia de jovenlandia y a don Pedro Antonio de Alarcón el de fundar su primer periódico: 'El Eco de Tetúan'.

ECO.jpg


Hasta republicanos y progresistas como Olozaga estaban de acuerdo con la guerra.

Aportacion de la reina, aunque no fue necesario que la reina vendiese sus joyas. ;)

Isabel%202%20guerra%20africa%201859.jpg
 
Por cierto ¿sabéis cómo llamaban a los jovenlandeses los judíos marroquíes? MORÍOS:D

¡Qué cachondos!
 
Volver