Redbull Vol. II
Madmaxista
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Corría el año de 1839, y en España tras seis años aun se luchaba contra los carlistas, el marqués de Miraflores era embajador en Francia y una de sus principales ocupaciones era obtener recursos economicos para sostener la guerra.
En Francia el gobierno de Molé era partidario de no intervenir en los asuntos de España pese a ser signatario del tratado de la Cuádruple Alianza, política que cambio cuando fue sustituido por el gobierno de Soult, más activo contra los carlistas, pero como las potencias no tienen amigos si no intereses no dejo pasar la oportunidad de obtener beneficios de su apoyo.
Las condiciones para obtener los inevitables empréstitos exteriores eran muy onerosas, la deuda exterior heredada a la fin de Fernando VII era de más de 4 000 millones de reales, llegando en 1841 a 5 857,3 millones de reales.
Miraflores vio en la subida al poder de Soult una posibilidad de obtener un empréstito en condiciones razonables que pudiese poner fin a la guerra, pero los prestatarios pedían alguna garantía, España hacia seis meses que no pagaba los intereses de su deuda, los que sumaban 170 millones de reales, era claro que nuevos préstamos requerirían garantías fuertes y reales, y es entonces cuando surge la posibilidad de dar como garantía las islas Filipinas, idea inicialmente de Miraflores quien mal informado suponía que España obtenía pocos beneficios de Filipinas y que su cesión en hipoteca no sería muy onerosa.
Los franceses acogieron la idea “con sumo calor” y “se dejo escapar la idea de que, si nos dieran doscientos millones de reales efectivos, mas cuenta nos tenia enajenar las islas” lo que puso en alerta a Miraflores que no habia planteado tal posibilidad, y que respondió el termino enajenación era algo que él nunca se atrevería a plantear. Pero tampoco descarto terminantemente tal posibilidad “pues cosa de tal magnitud exigía ventajas que compensasen tal sacrificio”.
Escribió Miraflores al gobierno “Si obtuviésemos por la cesión de las Filipinas una suma tal que asegurase la causa de S.M. y nuestro porvenir , el sacrificio de seis u ocho millones que producen las Filipinas podía ser superabundantemente compensado” Miraflores estaba mal informado sobre lo que producían las islas y además obviaba la más que previsible oposición inglesa a que los francesas obtuvieran tan importante colonia en lo que ellos estimaban su zona de interés en Asia, difícilmente los ingleses consentirían tal cosa.
Los franceses ofrecieron dar por canceladas todas las deudas de España con Francia y además 400 millones en efectivo, ciertamente la oferta era tentadora y podría suponer acabar con la interminable guerra, a cambio pedían el usufructo de las Filipinas por 50 años, al cabo de ese periodo España recuperaría la posesión eso sí, pagando a Francia las inversiones realizadas.
Afortunadamente el gobierno de Madrid estaba mejor enterado de la realidad de Filipinas que Miraflores y desautorizaron tal negociación , por considerarla inadmisible, en primer lugar las islas eran más ricas de lo que Miraflores suponía, a pesar de recibir poca atención del gobierno español las islas producían 25 millones anuales, cantidad que en tiempos de paz se podría elevar fácilmente, le dice el gobierno a Miraflores que lo que pretende Francia es comprar con 400 millones una renta de 25 , lo que era un magnifico negocio para los francesas, tambien le dice que “ Ni debe hacernos ilusión la manera aparente con que se propone el contrato, bien saben sus autores que lo que adquieren con ese falso arrendamiento es la verdadera propiedad, porque sean cuales fueran nuestros recursos al vencimiento del plazo, ellos son dueños de hacer y de aparentar en la finca tales mejoras que no podamos pagarlas ni con los tesoros del Creso. Y no pudiendo pagar esas mejoras ¿Cómo obligamos al francés a la devolución de la finca?”
Tambien el gobierno señala la más que previsible oposición inglesas y que en el probable caso de guerra entre Francia e Inglaterra sin dudar las Filipinas serian atacadas, y tendríamos que defenderlas nosotros pues nominalmente tendríamos la soberanía, lo que nos metería en una guerra no buscada y más cara que la carlista, por otro lado la deuda de España con Inglaterra era de unos 400 millones, por lo que sabiendo que teníamos dinero fresco reclamarían el pronto pago y con razón además, por lo que nos quedaríamos sin deudas, pero sin Filipinas y sin dinero en caja.
Además el gobierno sabe que tal cosa seria rechazada tanto por la reina regente como por la Cortes, y las turbulencias que tal cesión levantaría en las islas del Caribe aun españolas, al ver como se trataba a Filipinas.
El asunto se abandono definitivamente Miraflores recibió estas instrucciones “ Asi lo manifestara V.E. a ese gobierno, y penetrándose bien de la fuerza de las razones expresadas procurara fundar la negativa en aquellas que le parezcan más oportunas, suavizándolas discretamente con las palabras bien escogidas de que sabe usar V.E. cuando lo exige la ocasión”
Curiosamente no fue este el único proyecto similar que se negocio en esa época, los carlistas tenían aun mayores aprietos economicos que los liberales, en una carta que Isidro Alaix a la sazón ministro de la guerra isabelino, recibe de Maroto fechada en 29 de septiembre de 1839 este le dice “ en estos momentos se está negociando la venta y ocupación de las Islas Filipinas bajo la apariencia de una expedición carlista, que debe organizarse en las inmediatas posesiones holandesas, El plan y las proposiciones estuvieron en mi poder y lo pase a Don Carlos que en aquel entonces no lo admitió, pero en el dia se positivamente que se trata de ponerlo en ejecución, lo que manifiesto a V.E. para los usos que estime conveniente”
El gobierno reacciono reforzando las medidas de protección militar y tambien con medidas diplomáticas ante los gobiernos implicados los que negaron toda participación en tal proyecto del que nada más se supo.
En Francia el gobierno de Molé era partidario de no intervenir en los asuntos de España pese a ser signatario del tratado de la Cuádruple Alianza, política que cambio cuando fue sustituido por el gobierno de Soult, más activo contra los carlistas, pero como las potencias no tienen amigos si no intereses no dejo pasar la oportunidad de obtener beneficios de su apoyo.
Las condiciones para obtener los inevitables empréstitos exteriores eran muy onerosas, la deuda exterior heredada a la fin de Fernando VII era de más de 4 000 millones de reales, llegando en 1841 a 5 857,3 millones de reales.
Miraflores vio en la subida al poder de Soult una posibilidad de obtener un empréstito en condiciones razonables que pudiese poner fin a la guerra, pero los prestatarios pedían alguna garantía, España hacia seis meses que no pagaba los intereses de su deuda, los que sumaban 170 millones de reales, era claro que nuevos préstamos requerirían garantías fuertes y reales, y es entonces cuando surge la posibilidad de dar como garantía las islas Filipinas, idea inicialmente de Miraflores quien mal informado suponía que España obtenía pocos beneficios de Filipinas y que su cesión en hipoteca no sería muy onerosa.
Los franceses acogieron la idea “con sumo calor” y “se dejo escapar la idea de que, si nos dieran doscientos millones de reales efectivos, mas cuenta nos tenia enajenar las islas” lo que puso en alerta a Miraflores que no habia planteado tal posibilidad, y que respondió el termino enajenación era algo que él nunca se atrevería a plantear. Pero tampoco descarto terminantemente tal posibilidad “pues cosa de tal magnitud exigía ventajas que compensasen tal sacrificio”.
Escribió Miraflores al gobierno “Si obtuviésemos por la cesión de las Filipinas una suma tal que asegurase la causa de S.M. y nuestro porvenir , el sacrificio de seis u ocho millones que producen las Filipinas podía ser superabundantemente compensado” Miraflores estaba mal informado sobre lo que producían las islas y además obviaba la más que previsible oposición inglesa a que los francesas obtuvieran tan importante colonia en lo que ellos estimaban su zona de interés en Asia, difícilmente los ingleses consentirían tal cosa.
Los franceses ofrecieron dar por canceladas todas las deudas de España con Francia y además 400 millones en efectivo, ciertamente la oferta era tentadora y podría suponer acabar con la interminable guerra, a cambio pedían el usufructo de las Filipinas por 50 años, al cabo de ese periodo España recuperaría la posesión eso sí, pagando a Francia las inversiones realizadas.
Afortunadamente el gobierno de Madrid estaba mejor enterado de la realidad de Filipinas que Miraflores y desautorizaron tal negociación , por considerarla inadmisible, en primer lugar las islas eran más ricas de lo que Miraflores suponía, a pesar de recibir poca atención del gobierno español las islas producían 25 millones anuales, cantidad que en tiempos de paz se podría elevar fácilmente, le dice el gobierno a Miraflores que lo que pretende Francia es comprar con 400 millones una renta de 25 , lo que era un magnifico negocio para los francesas, tambien le dice que “ Ni debe hacernos ilusión la manera aparente con que se propone el contrato, bien saben sus autores que lo que adquieren con ese falso arrendamiento es la verdadera propiedad, porque sean cuales fueran nuestros recursos al vencimiento del plazo, ellos son dueños de hacer y de aparentar en la finca tales mejoras que no podamos pagarlas ni con los tesoros del Creso. Y no pudiendo pagar esas mejoras ¿Cómo obligamos al francés a la devolución de la finca?”
Tambien el gobierno señala la más que previsible oposición inglesas y que en el probable caso de guerra entre Francia e Inglaterra sin dudar las Filipinas serian atacadas, y tendríamos que defenderlas nosotros pues nominalmente tendríamos la soberanía, lo que nos metería en una guerra no buscada y más cara que la carlista, por otro lado la deuda de España con Inglaterra era de unos 400 millones, por lo que sabiendo que teníamos dinero fresco reclamarían el pronto pago y con razón además, por lo que nos quedaríamos sin deudas, pero sin Filipinas y sin dinero en caja.
Además el gobierno sabe que tal cosa seria rechazada tanto por la reina regente como por la Cortes, y las turbulencias que tal cesión levantaría en las islas del Caribe aun españolas, al ver como se trataba a Filipinas.
El asunto se abandono definitivamente Miraflores recibió estas instrucciones “ Asi lo manifestara V.E. a ese gobierno, y penetrándose bien de la fuerza de las razones expresadas procurara fundar la negativa en aquellas que le parezcan más oportunas, suavizándolas discretamente con las palabras bien escogidas de que sabe usar V.E. cuando lo exige la ocasión”
Curiosamente no fue este el único proyecto similar que se negocio en esa época, los carlistas tenían aun mayores aprietos economicos que los liberales, en una carta que Isidro Alaix a la sazón ministro de la guerra isabelino, recibe de Maroto fechada en 29 de septiembre de 1839 este le dice “ en estos momentos se está negociando la venta y ocupación de las Islas Filipinas bajo la apariencia de una expedición carlista, que debe organizarse en las inmediatas posesiones holandesas, El plan y las proposiciones estuvieron en mi poder y lo pase a Don Carlos que en aquel entonces no lo admitió, pero en el dia se positivamente que se trata de ponerlo en ejecución, lo que manifiesto a V.E. para los usos que estime conveniente”
El gobierno reacciono reforzando las medidas de protección militar y tambien con medidas diplomáticas ante los gobiernos implicados los que negaron toda participación en tal proyecto del que nada más se supo.
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