Cirujano de hierro
Será en Octubre
El aumento de mamas sigue siendo la intervención estética más demandada en este país, según la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE): cada año lo hacen entre 18.000 y 19.000 españolas. Sin embargo, esta realidad no debe ocultarnos la otra cara de la moneda, donde una de cada 20 españolas que recurre a la cirugía plástica lo hace para reducirse el pecho, según también datos de la SECPRE. La actriz Ariel Winter, de Modern Family, hizo lo propio hace unos meses, alegando problemas de salud relacionados desde los 17 años. No se trata de una moda. Pues si bien es cierto que un busto generoso resulta hermoso ante la mayoría, existen ciertos inconvenientes, problemas que solo conocen las portadoras de tan bellas curvas. Y ha llegado el momento de hablar de ellos.
1. Una mala postura inconsciente acaba en dolor de espalda
Ver archivo adjunto 292960
Existe la creencia de que un balcón voluptuoso causa dolores de espalda por el propio peso de las mamas. “En realidad, se debe a las medidas posturales que adoptan para disimularlo, como caminar encorvadas. Esta disposición incorrecta de la columna genera molestias, sobre todo en las zonas cervical y dorsal alta”, explica el doctor César Casado, secretario general de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE).
2. Faltan copas en el mercado
No, no se trata de una barra libre. En España las copas (la parte del sostén en la que van las mamas) más habituales son la A, la B y la C (es decir, de busto pequeño a grande). Pero la talla súper grande es más compleja de encontrar. Algunas marcas asequibles distribuyen D, E y F. "Pero encontrar la G es una misión imposible", se queja una de las afectadas. La firma estadounidense Bare Necessities llega hasta la copa J (de 38 a 40 cm resultantes tras restar al contorno del tórax a la altura del pezón, el contorno del tórax por debajo de la mama).
3. El sujetador es una tortura
La parte del sostén encargada de elevar la masa mamaria son los tirantes. A mayor masa, más esfuerzo. Salvo que se opte por tirantes gruesos, los finos tienden a clavarse en los hombros, causando rozaduras o rojeces. “No es determinante, pero sí es otra de las dolencias que relatan las pacientes en la consulta”, apunta Casado. Por si fuera poco, “los aros pueden marcar mucho el surco mamario y dificultar la vascularización de la zona, provocando con el tiempo una mayor atrofia de la glándula (perdida de tamaño y firmeza)”, apunta el doctor Antonio J. Pineda Sierra, responsable de la Unidad de Cirugía Estética de Clínica Londres Barcelona.
4. Hacer deporte no es tan fácil
Según el libro Medicina del deporte, editado por la Universidad de Sevilla, el running puede estirar el ligamento de Cooper (conjunto de tejidos que da soporte a las mamas), produciendo flacidez prematura. "La mayor parte de los sujetadores normales no evitan el problema en el caso de las mujeres de pechos grandes", asevera su autor, José María Rojo, que añade que siempre se debe buscar el sostén de mayor firmeza. Y los problemas no aparecen solo al correr. La tenista rumana Simona Halep se lo redujo para mejorar su saque. Y las nadadoras se enfrentan cada día al problema de encontrar un sujetador de su talla.
5. El canalillo rezuma
¿Y dónde está el problema?, se cuestionarán algunos. Lo expone el doctor Rubén García Guilarte, con su propia clínica de cirugía plástica: “Deriva en eccemas o intértrigo, una irritación de la piel del surco inframamario que se produce al no poder tras*pirar correctamente y acumularse una humedad excesiva a este nivel”.
6. Se ven más los defectos
Igual que el rostro no tiene una simetría perfecta, tampoco la tiene el busto. Las irregularidades en un pecho pequeño pasan más desapercibidas que en uno de grandes dimensiones. “Es el caso de los pechos demasiado separados. Pueden juntarse en quirófano, pero no siempre es posible en el grado que algunas pacientes desean, ya que el implante no puede colocarse fuera de lo que es su situación anatómica y llevarlo en extremo hacia la parte media si no hay suficiente cobertura o la posición de la areola no lo permite”, advierte el doctor Antonio de la Fuente, jefe de la Unidad de Cirugía Plástica del Hospital Ruber Internacional y director del Departamento de Cirugía Plástica de Clínica de la Fuente.
7. Amplifica el volumen real del resto del cuerpo
Un pecho voluptuoso crea la ilusión de robustez, aunque el resto de la anatomía no lo sea. “Es especialmente notorio en el caso de presentadoras de televisión con bustos grandes. El plano medio y el plano medio-corto, los más habituales, potencian esa impresión”, explica Anitta Ruiz de Monasterio, fundadora de la consultoría de imagen Nadie Como Tú.
9. Las arrugas del balcón salen antes
Al dormir de lado, un pecho cae sobre el otro. Así se va generando una pequeña arruga que, noche tras noche, acaba convirtiéndose en un canalillo apergaminado. “Lo recomendable es que todas las mujeres duerman con un sujetador que lo evite”, insiste Marta Fernández Cuevas, directora de Pillow Bra.
10. Aumentan las molestias premenstruales
El baile hormonal (varía el equilibrio entre los estrógenos y la progesterona) previo a la llegada de la regla provoca tensión mamaria en algunas mujeres. No en todas. Mientras unas apenas notan variaciones en su anatomía, otras comprueban cómo el busto les aumenta de forma evidente; y, en estas ocasiones, puede ir acompañado de dolor (mastodinia). “Conveniente contar con un sujetador una talla mayor para estos episodios”, explica Nuria Sardá, directora creativa de Andrés Sardá. La ciencia aún desconoce por qué el dolor afecta a unas féminas sí y a otras no. Pero cuando el pecho es de por sí grande, esta hinchazón se torna aún más molesta. “Puede aliviarse con suplementos a base de vitex agnus castus, una planta que reduce esos desajustes hormonales”, apunta Javier Haya, jefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia en Hospital General Universitario de Ciudad Real.
1. Una mala postura inconsciente acaba en dolor de espalda
Ver archivo adjunto 292960
Existe la creencia de que un balcón voluptuoso causa dolores de espalda por el propio peso de las mamas. “En realidad, se debe a las medidas posturales que adoptan para disimularlo, como caminar encorvadas. Esta disposición incorrecta de la columna genera molestias, sobre todo en las zonas cervical y dorsal alta”, explica el doctor César Casado, secretario general de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE).
2. Faltan copas en el mercado
No, no se trata de una barra libre. En España las copas (la parte del sostén en la que van las mamas) más habituales son la A, la B y la C (es decir, de busto pequeño a grande). Pero la talla súper grande es más compleja de encontrar. Algunas marcas asequibles distribuyen D, E y F. "Pero encontrar la G es una misión imposible", se queja una de las afectadas. La firma estadounidense Bare Necessities llega hasta la copa J (de 38 a 40 cm resultantes tras restar al contorno del tórax a la altura del pezón, el contorno del tórax por debajo de la mama).
3. El sujetador es una tortura
La parte del sostén encargada de elevar la masa mamaria son los tirantes. A mayor masa, más esfuerzo. Salvo que se opte por tirantes gruesos, los finos tienden a clavarse en los hombros, causando rozaduras o rojeces. “No es determinante, pero sí es otra de las dolencias que relatan las pacientes en la consulta”, apunta Casado. Por si fuera poco, “los aros pueden marcar mucho el surco mamario y dificultar la vascularización de la zona, provocando con el tiempo una mayor atrofia de la glándula (perdida de tamaño y firmeza)”, apunta el doctor Antonio J. Pineda Sierra, responsable de la Unidad de Cirugía Estética de Clínica Londres Barcelona.
4. Hacer deporte no es tan fácil
Según el libro Medicina del deporte, editado por la Universidad de Sevilla, el running puede estirar el ligamento de Cooper (conjunto de tejidos que da soporte a las mamas), produciendo flacidez prematura. "La mayor parte de los sujetadores normales no evitan el problema en el caso de las mujeres de pechos grandes", asevera su autor, José María Rojo, que añade que siempre se debe buscar el sostén de mayor firmeza. Y los problemas no aparecen solo al correr. La tenista rumana Simona Halep se lo redujo para mejorar su saque. Y las nadadoras se enfrentan cada día al problema de encontrar un sujetador de su talla.
5. El canalillo rezuma
¿Y dónde está el problema?, se cuestionarán algunos. Lo expone el doctor Rubén García Guilarte, con su propia clínica de cirugía plástica: “Deriva en eccemas o intértrigo, una irritación de la piel del surco inframamario que se produce al no poder tras*pirar correctamente y acumularse una humedad excesiva a este nivel”.
6. Se ven más los defectos
Igual que el rostro no tiene una simetría perfecta, tampoco la tiene el busto. Las irregularidades en un pecho pequeño pasan más desapercibidas que en uno de grandes dimensiones. “Es el caso de los pechos demasiado separados. Pueden juntarse en quirófano, pero no siempre es posible en el grado que algunas pacientes desean, ya que el implante no puede colocarse fuera de lo que es su situación anatómica y llevarlo en extremo hacia la parte media si no hay suficiente cobertura o la posición de la areola no lo permite”, advierte el doctor Antonio de la Fuente, jefe de la Unidad de Cirugía Plástica del Hospital Ruber Internacional y director del Departamento de Cirugía Plástica de Clínica de la Fuente.
7. Amplifica el volumen real del resto del cuerpo
Un pecho voluptuoso crea la ilusión de robustez, aunque el resto de la anatomía no lo sea. “Es especialmente notorio en el caso de presentadoras de televisión con bustos grandes. El plano medio y el plano medio-corto, los más habituales, potencian esa impresión”, explica Anitta Ruiz de Monasterio, fundadora de la consultoría de imagen Nadie Como Tú.
9. Las arrugas del balcón salen antes
Al dormir de lado, un pecho cae sobre el otro. Así se va generando una pequeña arruga que, noche tras noche, acaba convirtiéndose en un canalillo apergaminado. “Lo recomendable es que todas las mujeres duerman con un sujetador que lo evite”, insiste Marta Fernández Cuevas, directora de Pillow Bra.
10. Aumentan las molestias premenstruales
El baile hormonal (varía el equilibrio entre los estrógenos y la progesterona) previo a la llegada de la regla provoca tensión mamaria en algunas mujeres. No en todas. Mientras unas apenas notan variaciones en su anatomía, otras comprueban cómo el busto les aumenta de forma evidente; y, en estas ocasiones, puede ir acompañado de dolor (mastodinia). “Conveniente contar con un sujetador una talla mayor para estos episodios”, explica Nuria Sardá, directora creativa de Andrés Sardá. La ciencia aún desconoce por qué el dolor afecta a unas féminas sí y a otras no. Pero cuando el pecho es de por sí grande, esta hinchazón se torna aún más molesta. “Puede aliviarse con suplementos a base de vitex agnus castus, una planta que reduce esos desajustes hormonales”, apunta Javier Haya, jefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia en Hospital General Universitario de Ciudad Real.
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