Seagrams
Himbersor
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Hace mucho tiempo que fantaseaba con hacerlo...
Hoy he ido al Mercadona, he comprado fruta, verdura y unas cervezas.
He pagado y me he dirigido al servicio, donde me he bajado los pantalones y me he dado placer traseril metiendome uno de los botellines de cerveza por el ano mientras me excitaba pensando que alguien bebería luego a morro de esa misma botella que ahora preñaba mi ano bitxero inundando su organismo de viruses de sidra y heces fecales.
Antes de llegar al orgasmo, puse la bolsa de la frutería encima de la tapa del vater y la abrí dejando la verdura a descubierto para finalmente echarle toda la lefota encima. Para que no llamase la atención, extendí bien la cremota sobre las manzanas y sacudí bien la lechuga, donde cayó el grueso del asunto, para que el grumo se distribuyera bien.
Despues de lavarme las manos como un buen caballero, me dirigí a la puerta de la calle, dejé las bolsas en el suelo y me puse a caminar por el pasillo mientras que finjía mirar el movil.
A los 5 minutos apareció el típico rellenito alopécico de 40 años vestido como un niño rata, clavó su mirada de famélico paganini en las bolsas y miró alrededor. En ese momento me di la vuelta fingiendo hablar por el movil mientras divisiba en la puerta de cristal del Mercadona el reflejo del alma que iba a preñar de grumo y restos fecales y que tras ese día no volvería a ser el mismo.
Hoy he ido al Mercadona, he comprado fruta, verdura y unas cervezas.
He pagado y me he dirigido al servicio, donde me he bajado los pantalones y me he dado placer traseril metiendome uno de los botellines de cerveza por el ano mientras me excitaba pensando que alguien bebería luego a morro de esa misma botella que ahora preñaba mi ano bitxero inundando su organismo de viruses de sidra y heces fecales.
Antes de llegar al orgasmo, puse la bolsa de la frutería encima de la tapa del vater y la abrí dejando la verdura a descubierto para finalmente echarle toda la lefota encima. Para que no llamase la atención, extendí bien la cremota sobre las manzanas y sacudí bien la lechuga, donde cayó el grueso del asunto, para que el grumo se distribuyera bien.
Despues de lavarme las manos como un buen caballero, me dirigí a la puerta de la calle, dejé las bolsas en el suelo y me puse a caminar por el pasillo mientras que finjía mirar el movil.
A los 5 minutos apareció el típico rellenito alopécico de 40 años vestido como un niño rata, clavó su mirada de famélico paganini en las bolsas y miró alrededor. En ese momento me di la vuelta fingiendo hablar por el movil mientras divisiba en la puerta de cristal del Mercadona el reflejo del alma que iba a preñar de grumo y restos fecales y que tras ese día no volvería a ser el mismo.