Primero ‘Filomena’, ahora ola de calor: la Cañada sobrevive a las inclemencias del tiempo sin luz

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Marbella de tal y tal
El octubre del año pasado, los habitantes del Sector 6 de la Cañada Real Galiana comenzaron su particular infierno que, a día de hoy, continúa.


Las incontables manifestaciones por los cortes de luz en esta zona no han servido para que la situación se haya arreglado.

Naturgy procedió en octubre de 2020 a cortar la luz debido al alto consumo registrado que derivaba de los enganches ilegales que servían para el cultivo de marihuana. La compañía llegó a registrar una sobrecarga en la red del 500 por ciento.

Fue por ello que muchos residentes pagaron justos por pecadores perdiendo la comida de guardaban en sus frigoríficos, sin poder calentarse en pleno otoño ni asearse.

Lo peor llegó cuando ‘Filomena’ cubrió gran parte del país de blanco y en la Cañada seguían sin poder encender ni una estufa que les ayudase a pasar el mal trago de la nieve y las bajas temperaturas.


“La leña ahora es más que la comida”, apuntaba un vecino a Madridiario mientras se acercaba al reparto de leña que la Fundación Madrina les proporcionaba para poder hacer fuego. “Calentamos nieve en una lata de aceitunas para conseguir agua y cocinar”, relataba otro.

Ahora, diez meses después y con una ola de calor acechando, la situación sigue siendo la misma, pero a la inversa. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) emitió un aviso especial para anunciar las altas temperaturas, comprendidas entre el miércoles, 11 de agosto, y el lunes, 16 de agosto.

En la Comunidad de Madrid, en aviso amarillo, las temperaturas máximas previstas para esta primera ola de calor del 2021 superan los 40 grados centígrados; mal momento también para no tener electricidad y no poder encender un ventilador o enfriar una botella de agua en el frigorífico.

Es por ello que desde la Fundación Madrina han seguido echando una mano a las 170 familias que viven en el Sector 6. Si en invierno llevaban ropa, leña y estufas de gas, ahora con el calor se encargan de facilitarles paneles solares para que puedan cargar el móvil, encender alguna lámpara, ver la televisión o limpiar su ropa en la lavadora.


También han buscado apoyos para poder comprar neveras de gas u otras que consuman menos, para que así estas familias puedan mantener frescos sus alimentos. Los generadores instalados para que las casas puedan tener luz no pueden hacer frente a la demanda de estas familias.

“Lo pasan fatal”, señala Conrado Giménez, portavoz de esta asociación, que cada jueves se acerca a la Cañada a repartir estos enseres. “Las neveras de gas son fundamentales en hogares pobres, ya que duran entre 15 y 20 días”, añade, lamentando el alto precio de las bombonas de butano que, durante la ola de frío, llegaron a subir el doble.

Las personas que pueden, sobre todo con niños, se van de la Cañada. Tenemos el caso de una mujer rumana que se ha vuelto a su país, y mujeres embarazadas que se trasladan a la Casa de la progenitora”, comenta a este periódico, destacando que muchas personas abogan por refrescarse en el río, ya que el consumo de agua es también limitado.

Las Administraciones, sin respuesta ni remedios
El 16 de diciembre de 2020 se presentó una denuncia en los Juzgados de Madrid contra Naturgy por parte de los vecinos del Sector 6, que acabó siendo archivada.


En la denuncia se aportaron informes médicos que recogían las afecciones a la salud generadas por los cortes de luz, tales como “intoxicaciones, graves problemas respiratorios, agravamiento de pacientes crónicos, etc.”, así como informes científicos que relacionan la pobreza energética con el aumento de riesgos de todos los agravamientos a la salud.

Pese a ello, el juez solo solicitó un informe a Naturgy, remitido al Juzgado, y que sirvió a “este como única prueba para dictar un auto de sobreseimiento provisional”. En junio de este año, la Audiencia Provincial ordenó reabrir la investigación.

Desde la Comunidad de Madrid recuerdan a Madridiario que el problema persistirá mientras sigan proliferando las plantaciones de marihuana ilegales que hacen que el consumo se dispare.

Los cortes se producen por sobrecargas que provoca el elevado consumo de una cantidad ingente de conexiones ilegales, y se producen automáticamente por la actuación de los equipos de protección instalados en las redes de distribución. Es decir, los equipos detectan sobrecarga y se paran automáticamente y para evitar incendios u otros problemas. La sobrecarga llegando a proporciones industriales y excede con mucho un consumo medio normal”, explican fuentes de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura.


“Hasta que no se erradiquen las plantaciones ilegales en estos sectores, que requieren esa alta demanda de luz, tal y como reitera la empresa suministradora, no podrá haber un restablecimiento normal del fluido eléctrico”, agregan.

En cuanto a ofrecer alternativas, destacan que la Comunidad de Madrid “no tiene obligaciones en la prestación del suministro eléctrico en la zona” al situarse el Sector 6 en suelo no urbanizable de especial protección, “por lo que no es posible establecer redes de servicios urbanos”.

Asimismo, sentencian que, por el mismo motivo, “las ayudas pueden venir por los Servicios Sociales municipales. Sería el caso en esta situación, porque legalmente no podemos ofrecer otro tipo de ayudas”.

Los realojos, “la única solución”
“Son unos canallas”, critica Giménez refiriéndose a los cultivadores de marihuana. “Todos están enganchados. La única solución es el realojo”, incide.


A finales de julio, el delegado de Familias, Igualdad y Bienestar Social del Ayuntamiento de Madrid, Pepe Aniorte, anunció que el Consistorio madrileño y el Gobierno regional trabajan en un convenio de realojo para 173 familias del Sector 6.

Conrado Giménez apunta a que solo un número reducido de familias pueden acogerse a estos realojos; concretamente las que vivían en la Cañada antes de 2011 y contaban con una casa en propiedad por la que pagaban el Impuesto sobre Bienes Inmuebles.

“Las familias que vinieron después no las pueden realojar”, lamenta, por lo que desde la Fundación Madrina se está impulsando la colaboración con municipios que se presten a realojarlas en sus localidades.

 
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El octubre del año pasado, los habitantes del Sector 6 de la Cañada Real Galiana comenzaron su particular infierno que, a día de hoy, continúa.


Las incontables manifestaciones por los cortes de luz en esta zona no han servido para que la situación se haya arreglado.

Naturgy procedió en octubre de 2020 a cortar la luz debido al alto consumo registrado que derivaba de los enganches ilegales que servían para el cultivo de marihuana. La compañía llegó a registrar una sobrecarga en la red del 500 por ciento.

Fue por ello que muchos residentes pagaron justos por pecadores perdiendo la comida de guardaban en sus frigoríficos, sin poder calentarse en pleno otoño ni asearse.

Lo peor llegó cuando ‘Filomena’ cubrió gran parte del país de blanco y en la Cañada seguían sin poder encender ni una estufa que les ayudase a pasar el mal trago de la nieve y las bajas temperaturas.


“La leña ahora es más que la comida”, apuntaba un vecino a Madridiario mientras se acercaba al reparto de leña que la Fundación Madrina les proporcionaba para poder hacer fuego. “Calentamos nieve en una lata de aceitunas para conseguir agua y cocinar”, relataba otro.

Ahora, diez meses después y con una ola de calor acechando, la situación sigue siendo la misma, pero a la inversa. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) emitió un aviso especial para anunciar las altas temperaturas, comprendidas entre el miércoles, 11 de agosto, y el lunes, 16 de agosto.

En la Comunidad de Madrid, en aviso amarillo, las temperaturas máximas previstas para esta primera ola de calor del 2021 superan los 40 grados centígrados; mal momento también para no tener electricidad y no poder encender un ventilador o enfriar una botella de agua en el frigorífico.

Es por ello que desde la Fundación Madrina han seguido echando una mano a las 170 familias que viven en el Sector 6. Si en invierno llevaban ropa, leña y estufas de gas, ahora con el calor se encargan de facilitarles paneles solares para que puedan cargar el móvil, encender alguna lámpara, ver la televisión o limpiar su ropa en la lavadora.


También han buscado apoyos para poder comprar neveras de gas u otras que consuman menos, para que así estas familias puedan mantener frescos sus alimentos. Los generadores instalados para que las casas puedan tener luz no pueden hacer frente a la demanda de estas familias.

“Lo pasan fatal”, señala Conrado Giménez, portavoz de esta asociación, que cada jueves se acerca a la Cañada a repartir estos enseres. “Las neveras de gas son fundamentales en hogares pobres, ya que duran entre 15 y 20 días”, añade, lamentando el alto precio de las bombonas de butano que, durante la ola de frío, llegaron a subir el doble.

Las personas que pueden, sobre todo con niños, se van de la Cañada. Tenemos el caso de una mujer rumana que se ha vuelto a su país, y mujeres embarazadas que se trasladan a la Casa de la progenitora”, comenta a este periódico, destacando que muchas personas abogan por refrescarse en el río, ya que el consumo de agua es también limitado.

Las Administraciones, sin respuesta ni remedios
El 16 de diciembre de 2020 se presentó una denuncia en los Juzgados de Madrid contra Naturgy por parte de los vecinos del Sector 6, que acabó siendo archivada.


En la denuncia se aportaron informes médicos que recogían las afecciones a la salud generadas por los cortes de luz, tales como “intoxicaciones, graves problemas respiratorios, agravamiento de pacientes crónicos, etc.”, así como informes científicos que relacionan la pobreza energética con el aumento de riesgos de todos los agravamientos a la salud.

Pese a ello, el juez solo solicitó un informe a Naturgy, remitido al Juzgado, y que sirvió a “este como única prueba para dictar un auto de sobreseimiento provisional”. En junio de este año, la Audiencia Provincial ordenó reabrir la investigación.

Desde la Comunidad de Madrid recuerdan a Madridiario que el problema persistirá mientras sigan proliferando las plantaciones de marihuana ilegales que hacen que el consumo se dispare.

Los cortes se producen por sobrecargas que provoca el elevado consumo de una cantidad ingente de conexiones ilegales, y se producen automáticamente por la actuación de los equipos de protección instalados en las redes de distribución. Es decir, los equipos detectan sobrecarga y se paran automáticamente y para evitar incendios u otros problemas. La sobrecarga llegando a proporciones industriales y excede con mucho un consumo medio normal”, explican fuentes de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura.


“Hasta que no se erradiquen las plantaciones ilegales en estos sectores, que requieren esa alta demanda de luz, tal y como reitera la empresa suministradora, no podrá haber un restablecimiento normal del fluido eléctrico”, agregan.

En cuanto a ofrecer alternativas, destacan que la Comunidad de Madrid “no tiene obligaciones en la prestación del suministro eléctrico en la zona” al situarse el Sector 6 en suelo no urbanizable de especial protección, “por lo que no es posible establecer redes de servicios urbanos”.

Asimismo, sentencian que, por el mismo motivo, “las ayudas pueden venir por los Servicios Sociales municipales. Sería el caso en esta situación, porque legalmente no podemos ofrecer otro tipo de ayudas”.

Los realojos, “la única solución”
“Son unos canallas”, critica Giménez refiriéndose a los cultivadores de marihuana. “Todos están enganchados. La única solución es el realojo”, incide.


A finales de julio, el delegado de Familias, Igualdad y Bienestar Social del Ayuntamiento de Madrid, Pepe Aniorte, anunció que el Consistorio madrileño y el Gobierno regional trabajan en un convenio de realojo para 173 familias del Sector 6.

Conrado Giménez apunta a que solo un número reducido de familias pueden acogerse a estos realojos; concretamente las que vivían en la Cañada antes de 2011 y contaban con una casa en propiedad por la que pagaban el Impuesto sobre Bienes Inmuebles.

“Las familias que vinieron después no las pueden realojar”, lamenta, por lo que desde la Fundación Madrina se está impulsando la colaboración con municipios que se presten a realojarlas en sus localidades.

Como si bañan en Napalm esta cosa de terreno. A ver si así crece algo sano dentro de 50 años...
 
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