Vlad_Empalador
Será en Octubre
PNV, un partido poliédrico por la independencia
El segundo momento fue la primavera de 1936. Los conspiradores que desencadenaron la sublevación de julio de 1936 necesitaban al PNV para asegurar su triunfo en las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya, donde el partido tenía una fuerte presencia. Por eso, buscaron de nuevo, su colaboración. Los jeltzales, temerosos de que tras el triunfo del Frente Popular (FP) en las elecciones del 16 de febrero se iniciara un proceso revolucionario que subvirtiera el orden social, decidieron asistir a diferentes reuniones conspirativas, siendo su representante un importante miembro del EBB, Telésforo Monzón, presidente del Gipuzku Buru Batzar (GBB) y futuro fundador de Herri Batasuna (HB).
En el primer encuentro, celebrado a comienzos de abril, Monzón explicó a los asistentes que el PNV colaboraría con ellos en la sublevación, aunque el resultado final fuera el establecimiento de una dictadura militar. Esta respuesta satisfizo al resto de conspiradores, que hicieron una reducida entrega de armas y de dinero a los jeltzales, para hacer frente a una revolución izquierdista que consideraban próxima. Sin embargo, en el siguiente encuentro, celebrado el 20 de abril, Monzón presentó otra propuesta de colaboración, muy similar a la que Villalonga había realizado en 1931: si la sublevación era estrictamente militar, los nacionalistas vascos se mantendrían al margen, garantizando el orden en las calles y ocupando los edificios públicos; pero, si la dirigían los carlistas, se unirían a este partido e irían con ellos hasta el final. Esta propuesta fue aceptada por el resto de los asistentes, que realizaron una nueva entrega de armas a los jeltzales.
El segundo momento fue la primavera de 1936. Los conspiradores que desencadenaron la sublevación de julio de 1936 necesitaban al PNV para asegurar su triunfo en las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya, donde el partido tenía una fuerte presencia. Por eso, buscaron de nuevo, su colaboración. Los jeltzales, temerosos de que tras el triunfo del Frente Popular (FP) en las elecciones del 16 de febrero se iniciara un proceso revolucionario que subvirtiera el orden social, decidieron asistir a diferentes reuniones conspirativas, siendo su representante un importante miembro del EBB, Telésforo Monzón, presidente del Gipuzku Buru Batzar (GBB) y futuro fundador de Herri Batasuna (HB).
En el primer encuentro, celebrado a comienzos de abril, Monzón explicó a los asistentes que el PNV colaboraría con ellos en la sublevación, aunque el resultado final fuera el establecimiento de una dictadura militar. Esta respuesta satisfizo al resto de conspiradores, que hicieron una reducida entrega de armas y de dinero a los jeltzales, para hacer frente a una revolución izquierdista que consideraban próxima. Sin embargo, en el siguiente encuentro, celebrado el 20 de abril, Monzón presentó otra propuesta de colaboración, muy similar a la que Villalonga había realizado en 1931: si la sublevación era estrictamente militar, los nacionalistas vascos se mantendrían al margen, garantizando el orden en las calles y ocupando los edificios públicos; pero, si la dirigían los carlistas, se unirían a este partido e irían con ellos hasta el final. Esta propuesta fue aceptada por el resto de los asistentes, que realizaron una nueva entrega de armas a los jeltzales.