Premios que nunca se cobraron

Armand0

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El jugador que dejó caducar un boleto de 292 millones de pesetas y otras historias curiosas de la Lotería Primitiva
Desde que el 17 de octubre de 1985 se celebró el primer sorteo de la Lotería Primitiva, se han sucedido infinidad de anécdotas sobre acertantes o compungidos jugadores que vieron pasar a la fortuna por su puerta. La primera se produjo en aquel estreno de la «Loto». Una mujer que acertó los seis primeros números de la combinación ganadora se quedó sin los 62 millones de pesetas de premio porque no le sellaron correctamente su boleto. ABC recogió la desgracia de esta primera acertante, así como otras muchas historias curiosas a lo largo de los años. He aquí algunas de ellas:

Un olvido imperdonable
Dos vecinos de Gerona dejaron de ganar 150 millones de pesetas en enero de 1987 al olvidarse de sellar el boleto de la Lotería Primitiva en el que tenían seis aciertos. «Mi compañero se pasó el día llorando, porque este lamentable olvido nos ha costado 75 millones de pesetas a cada uno», se lamentaba el otro jugador frustrado. Rompieron el boleto al ver que se habían olvidado de sellarlo mientras se lamentaban con el viaje a Acapulco que habían perdido, conscientes de que «la suerte tan solo te visita una vez». «Es una pena, hemos perdido nuestra oportunidad de ser millonarios», decía uno de ellos.

La millonaria que no quería dejar de limpiar
A pesar de los más de cien millones de pesetas que había ganado su marido con la Loto, una malagueña que trabajaba como limpiadora en el Mercado Central aseguraba que no iba a dejar su empleo. «Tengo un buen puesto de trabajo y pese a los millones que me han caído voy a seguir trabajando allí», afirmaba. Ana, que así se llamaba, padecía diabetes y los médicos le habían aconsejado distracción y movilidad. «Ahora con tanto dinero si no trabajo creo que me moriría», explicaba.

El misterioso acertante de Bilbao
En mayo de 1987 el país estuvo pendiente de conocer quién podía ser el ganador de los 843 millones de pesetas del sorteo celebrado el 30 de abril, récord histórico de ganancias registrado hasta entonces. Lo único que se sabía era que había sellado su boleto en Bilbao y que había invertido 300 pesetas en seis apuestas. Se especulaba con que ese «gran envidiado» podía vivir en la zona centro de la capital vizcaína, se dijo que podía ser una empleada de una pizzería... El 20 de mayo se desvaneció por fin el misterio. Los 20 miembros de una peña de Bilbao, entre los que se encontraban parados, jubilados, trabajadores y estudiantes, se repartirían los 843 millones. Era el mayor premio concedido hasta entonces por la Lotería Primitiva.

Los cinco hermanos ganadores
Cerca de 550 millones de pesetas se repartieron en 1988 los cinco hermanos poseedores del único boleto máximo acertante que sellaron en La Orotava, Tenerife. Pedro, Francisco, Laly, Jesús y Fátima se fueron a un restaurante a celebrar su suerte, pero no faltaron a sus trabajos. Los hermanos formaban junto a sus maridos y esposas una peña para jugar todas las semanas a la Lotería Primitiva.

El viajero asustado
Keba, un joven africano de 25 años que ganó 2.372 millones de pesetas con la Lotería Primitiva en 1994, huyó a varios pueblos cercanos a Calella (Barcelona) en busca de escondite. El asustado viajero, que tenía los papeles en regla, intentaba escapar de la persecución de los periodistas y banqueros. Era el mayor premio concedido hasta entonces.

Dejó caducar un boleto de 292 millones
Inexplicable fue la dejadez de un apostante que en 1996 dejó pasar el plazo para cobrar un boleto de Lotería Primitiva que había sido premiado con 292 millones de pesetas. Había sido sellado en Ávila en septiembre de 1995 y el 14 de diciembre de aquel mismo año caducó sin que nadie hiciese efectivo el premio. El portavoz de la Onlae aseguraba que era «algo extrañísimo», ya que las renuncias se producían frecuentemente en reintegros o pequeñas cantidades, no en cifras tan elevadas. El premio no cobrado pasó a engrosar el Tesoro Público.

Cobró, y con intereses, 11 años después
El Tribunal Supremo reconoció a un mosso d'esquadra barcelonés en 1998 su derecho a cobrar un boleto de la Lotería Primitiva premiado con 149 millones de pesetas once años antes y que el Organismo Nacional de Loterías y Apuestas del Estado (Onlae) nunca admitió como válido al no estar microfilmado o informatizado. El acertante no solo cobró el premio, sino también los intereses generados durante esos años, lo que elevó la cuantía hasta unos 300 millones de pesetas. « Aunque tarde, se ha hecho justicia», dijo el acertante a ABC.

A los diez años, cobró su boleto perdido
En 1999, el Supremo obligó al Estado a pagar 112 millones a un acertante de lotería cuyo boleto se perdió. El jugador entregó el boleto con la combinación ganadora en una administración de lotería de Arenys de Mar en abril de 1989, pero se extravió por causas desconocidas. Tras diez años de pleito, logró por fin cobrar su premio. « Nunca perdí la fe en recuperar lo que me correspondía», aseguró.

Premios históricos
Una administración de la localidad madrileña de Parla concedió en 2001 el mayor premio de la historia de la Lotería Primitiva hasta entonces. El único acertante cobró cerca de 3.270 millones de pesetas. El desconocido millonario jugó una apuesta automática. Cuatro años después, los 23 miembros de la peña «Los Pelaos» ganaban 24,9 millones de euros y en agosto de 2013 un acertante de Sevilla obtuvo 67,1 millones de euros. El premio de mayor cuantía de los repartidos en la historia de la Lotería Primitiva recayó en un afortunado ganador que el 15 de octubre de 2015 obtuvo 101.724.559,10 euros. El boleto de 8 apuestas automáticas, con un coste de 8 euros, fue validado en la Administración de Loterías nº 328 de Barcelona.
 
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