Un historiador valenciano crea un videojuego 100% fiel a la Edad de Piedra
"Llevo jugando a videojuegos desde que tengo uso de razón", Juan García lo admite abiertamente. Su pasión por las consolas y demás plataformas le viene de lejos, desde que su padre se presentó en casa con una gran sonrisa en el rostro y con un TV Sport bajo el brazo, un mamotreto que conectado al televisor permitía jugar a joyas como Pong.
Que se lo cuenten ahora a cualquiera de los millenials que se dejan dedos y retinas jugando a sofisticados títulos en la Xbox. Pero nuestro protagonista no es un jugón más de los que mata las horas pasando pantallas mientras devora con fruición un chicle ya sin sabor. García es un licenciado en Historia que está a punto de dar el salto al mundo del emprendimiento. Un doble mortal sin red, pero también sin miedo. Y lo va a hacer con un videojuego made in Spain que versará sobre la prehistoria. "Con datos reales", y esta es la gran diferencia.
Su criatura ha sido bautizada como Prehistory y conjuga una hábil combinación de ingredientes para enganchar a un jugador ávido no sólo de pasar un buen rato, sino también de aprendizaje.
Una buena técnica de juego que enganche al usuario es, desde luego, un elemento fundamental, pero parece que hay una demanda creciente de otro tipo de valor añadido. "Los gamers que llevan toda la vida jugando (como yo), están pidiendo videojuegos que le aporten algo más que lo conocido hasta ahora", confiesa a Teknautas su creador.
[reconstrucción de Dolni Vestonice I a cargo de J.R. Casals]
Para los profanos en la materia, el título que está cocinando a fuego lento este valenciano junto a "un equipo multidisciplinar" adentra al jugador en un mundo virtual situado en la prehistoria, donde se podrá hacer uso de todo tipo de herramientas y objetos que existían realmente en la época. El gancho del juego reside en el formato de los actuales MMORPG, juegos multijugador en web que permiten la interacción con múltiples usuarios repartidos por todo el globo.
Unos jóvenes que van a hacer historia
Una voz tímida responde sin titubear a las preguntas sobre el proyecto, y no son pocas, tantas que en algún momento se nos escapa un "enseguida terminamos", pero García corta por lo sano: "De hablar de esto no me canso nunca". Y parece que tiene buenos motivos para ello. Este juego de rol traslada al usuario a escenarios reales, pero además reproducidos con un rigor extremo. El jugador podrá adentrarse por las galerías de las cuevas de Altamira y recoger objetos reales que se sabe utilizaron sus jovenlandesadores.
El valenciano confirma que todo es real, y su minuciosidad le lleva a excusarse por haber tenido que trabajar con planos de cuevas y no haber tenido acceso a documentos que las autoridades protegen con celo. El rigor de este historiador se palpa en cada uno de los elementos que rodea al proyecto: un dossier detallado al extremo, una programación del juego por fases, el detalle del equipo de trabajo… Y todo trabajado desde casa y en los ratos libres. Dos años de intenso trabajo y por fin ven la luz del horizonte.
No fueron conscientes de la magnitud de lo que estaban haciendo hasta que un portal dedicado a los juegos les puso sobre la pista: "Tenéis algo grande entre manos". Fue en este punto cuando García y su equipo entendió que podrían hacer, valga el juego de palabras, historia: "No queremos ser prepotentes, pero Prehistory podría marcar un nuevo género en el mundo de los videojuegos".
La frase viniendo de un trabajador tan metódico como convencido hace que uno no dude en considerar esta posibilidad, pero todavía les queda recorrido. Y está la parte económica, ¿cuál será el modelo de negocio? El equipo recurrirá a la lanzadera del crowdfunding, un todo o nada que puede marcar el éxito o no del proyecto. ¿Y si falla? García no sólo ha contemplado este escenario sino que ya están contactando con posibles inversores y en el peor de los casos, llegarían a lo que el emprendedor define como "producto mínimo viable", en el que el título reduciría drásticamente sus escenarios hasta que fuera económicamente sostenible.
Es lo bueno de lo digital, que uno estira o reduce las dimensiones en función de la demanda. Pero aquí nadie se va a pillar los dedos. Si la ronda de financiación es exitosa y el producto sale adelante en toda su dimensión, los ingresos llegarían en forma de venta de licencias, micropagos dentro del juego y hasta el patrocinio de instituciones científicas y culturales que parecen ya haber dado el visto bueno a su colaboración.
¿Un museo patrocinando un videojuego? Sí, así funciona este mundo y parecería una decisión acertada si de lo que se trata es de difundir el conocimiento.
Ya están abriendo el crowfunding, en su web explican qué tipo de yacimientos reconstruyen o los proyectos de arqueología experimental para despellejar conejos y curtir pieles que luego se incorporarán al juego