Pepeprisas
Madmaxista
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Es insultante el artículo de Marca sobre el monotema del racismo ahora que la población de color se multiplica, sobretodo la ILEGAL.
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MARCA OPINA
La víctima no puede ser sancionada
La lucha contra el racismo y la tolerancia cero contra esta lacra están por encima de todo
229Mostrar comentarios
No se trata de solicitar condescendencia al Comité de Competición: la cuestión es demostrar de forma fehaciente, ejemplar, rotunda y sin titubeos que la lucha contra el racismo en el fútbol (y por extensión en toda la sociedad) es algo prioritario, indiscutible e innegociable.
Estamos ante la oportunidad ideal de plasmar un mensaje tajante y categórico: la lucha contra el racismo y la tolerancia cero contra esta lacra están por encima de todo. Y está en manos del Juez Único José Alberto Peláez hacer ondear esa bandera -de la que nos sentiríamos orgullosos- no sancionando a Cheikh Sarr, portero del Rayo Majadahonda.
Es indudable que el guardameta senegalés cometió infracciones que, en condiciones normales, deben llevar un castigo incluso severo, pero su reacción vino motivada por una situación aberrante que no debería considerarse normal. Sarr fue objeto de intolerables insultos racistas desde la grada, que es lo que hay que atacar y atajar. La víctima no puede ser castigada. No perdamos el foco ni el honor.
El momento es extremadamente excepcional y reclama decisiones excepcionales. Nuestro fútbol, nuestro país, está en el punto de mira mundial debido a la concatenación de actos de índole racista que están dañando nuestra imagen. Evidentemente se está trasladando una percepción injusta pero mal haríamos si no ponemos remedio a esta mancha que nos están generando unos pocos simples y no frenamos esta nociva bola de nieve. No basta con no ser racistas, hay que ser antirracistas.
Por encima de argumentos jurídicos, de normativas o reglamentos está la condición humana, la sensibilidad ante un problema creciente y el deseo de atajar de raíz la cuestión. Esto ha de ser incuestionable. Al otro lado del insensible Código Disciplinario hay una persona atacada e insultada por el tonalidad de su piel. En pleno siglo XXI.
Produce sonrojo imaginar el vergonzoso escenario y la inmoral noticia que trasladaríamos al planeta si Sarr recibe un castigo. Podría incluso considerarse un castigo racista.
Que se aplique cualquier eximente, cualquier circunstancia en virtud de la excepcionalidad, del carácter extraordinario, de la fuerza mayor, de la necesidad imperiosa, del interés público, del bien general, de la protección de la 'Marca España' o incluso de los derechos humanos. Pero Sarr no puede ser sancionado.
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MARCA OPINA
La víctima no puede ser sancionada
La lucha contra el racismo y la tolerancia cero contra esta lacra están por encima de todo
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No se trata de solicitar condescendencia al Comité de Competición: la cuestión es demostrar de forma fehaciente, ejemplar, rotunda y sin titubeos que la lucha contra el racismo en el fútbol (y por extensión en toda la sociedad) es algo prioritario, indiscutible e innegociable.
Estamos ante la oportunidad ideal de plasmar un mensaje tajante y categórico: la lucha contra el racismo y la tolerancia cero contra esta lacra están por encima de todo. Y está en manos del Juez Único José Alberto Peláez hacer ondear esa bandera -de la que nos sentiríamos orgullosos- no sancionando a Cheikh Sarr, portero del Rayo Majadahonda.
Es indudable que el guardameta senegalés cometió infracciones que, en condiciones normales, deben llevar un castigo incluso severo, pero su reacción vino motivada por una situación aberrante que no debería considerarse normal. Sarr fue objeto de intolerables insultos racistas desde la grada, que es lo que hay que atacar y atajar. La víctima no puede ser castigada. No perdamos el foco ni el honor.
El momento es extremadamente excepcional y reclama decisiones excepcionales. Nuestro fútbol, nuestro país, está en el punto de mira mundial debido a la concatenación de actos de índole racista que están dañando nuestra imagen. Evidentemente se está trasladando una percepción injusta pero mal haríamos si no ponemos remedio a esta mancha que nos están generando unos pocos simples y no frenamos esta nociva bola de nieve. No basta con no ser racistas, hay que ser antirracistas.
Por encima de argumentos jurídicos, de normativas o reglamentos está la condición humana, la sensibilidad ante un problema creciente y el deseo de atajar de raíz la cuestión. Esto ha de ser incuestionable. Al otro lado del insensible Código Disciplinario hay una persona atacada e insultada por el tonalidad de su piel. En pleno siglo XXI.
Produce sonrojo imaginar el vergonzoso escenario y la inmoral noticia que trasladaríamos al planeta si Sarr recibe un castigo. Podría incluso considerarse un castigo racista.
Que se aplique cualquier eximente, cualquier circunstancia en virtud de la excepcionalidad, del carácter extraordinario, de la fuerza mayor, de la necesidad imperiosa, del interés público, del bien general, de la protección de la 'Marca España' o incluso de los derechos humanos. Pero Sarr no puede ser sancionado.