MOLÓN SAN
Madmaxista
Si se levanta la leve capa de civilización que nos recubre, si tuviéramos que enfrentarnos a aquello que no podemos controlar y que amenaza con destruirnos, volveríamos al caos y el salvajismo, como el que se vivió en las guerras del siglo pasado.
Si los lazos que nos unen pueden desaparecer con tanta facilidad ante el desastre, como invariablemente sucede, entonces es que en realidad cada uno está solo y desarmado.
Todo nuestro mundo es una mera sombra. Todo puede desvanecerse como en un sueño.
Las civilizaciones son leves como una pluma, y el más ligero viento las puede hacer tambalearse y desaparecer.
El ser humano está desamparado, porque la civilización que le protege puede desvanecerse en un instante.
En pocas manifestaciones del arte más culto y elitista se logra representar de manera tan eficaz el paso de la humanidad a la inhumanidad como en la tras*formación zombie.
Pasamos de la compasión a la repulsión más profunda... La podredumbre debe estar bajo tierra. Los zombies son nuestro horror vertical del que hablaba Cioran, la versión más moderna de aquello que querríamos ocultar siempre.
Los zombies, en realidad, somos nosotros, o, como mínimo, nuestra última metamorfosis, la que aparece cuando se han quitado las capas de carne que la cultura y la civilización han colocado alrededor de nuestros huesos, para ocultar un desamparo total que nos aterroriza.
Si los lazos que nos unen pueden desaparecer con tanta facilidad ante el desastre, como invariablemente sucede, entonces es que en realidad cada uno está solo y desarmado.
Todo nuestro mundo es una mera sombra. Todo puede desvanecerse como en un sueño.
Las civilizaciones son leves como una pluma, y el más ligero viento las puede hacer tambalearse y desaparecer.
El ser humano está desamparado, porque la civilización que le protege puede desvanecerse en un instante.
En pocas manifestaciones del arte más culto y elitista se logra representar de manera tan eficaz el paso de la humanidad a la inhumanidad como en la tras*formación zombie.
Pasamos de la compasión a la repulsión más profunda... La podredumbre debe estar bajo tierra. Los zombies son nuestro horror vertical del que hablaba Cioran, la versión más moderna de aquello que querríamos ocultar siempre.
Los zombies, en realidad, somos nosotros, o, como mínimo, nuestra última metamorfosis, la que aparece cuando se han quitado las capas de carne que la cultura y la civilización han colocado alrededor de nuestros huesos, para ocultar un desamparo total que nos aterroriza.