¿Por qué tienen IVA los alimentos básicos?

El gobierno ha anunciado por sorpresa una reducción del Iva de los alimentos que choca primero con su hemeroteca hasta hace apenas unos días, cuando aseguraba que bajar el IVA sólo servía para que las empresas aumentaran sus márgenes y para hacer insostenible la Sanidad. También choca con el entusiasmo reciente respecto a la supuesta contención de la inflación. Por lo visto ahora la inflación sí es un problema y se puede bajar el IVA sin que lo impida Bruselas, sin que se forren las empresas (salvo que sea eso lo que ahora pretende el gobierno) y sin que colapse la Sanidad. Lo que sí colapsa en este gobierno es su credibilidad.



Aunque todavía falta por pulir los detalles, parece no obstante que no nos encontramos ante una bajada o eliminación generalizada del IVA. Se elimina el IVA del pan, harinas, leche, queso, bemoles, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, patatas y cereales. En el caso de el aceite y la pasta el IVA sólo baja del 10% al 5%. Y se mantiene en el 10% (viva el veganismo fiscal) el IVA de carnes, pescados, conservas, alimentos preparados, agua embotellada, los yogures o el café.

Frente al entusiasmo progubernamental al que parece empujarnos el gobierno con esta decisión, no deja de sorprender una vez más cómo hoy lo progresista es blanco, mañana lo progresista es neցro, y determinada gente lo vota y lo aplaude lo mismo. No obstante, cuando el gobierno hace lo contrario de lo que dijo ayer nunca sabemos si reprochárselo o aplaudirlo. O sea, reprochárselo por incoherente, pero aplaudírselo porque este gobierno solo acierta cuando corrige.

Por otro lado, nos negamos a alegrarnos por esta rebaja tanto como a sorprendernos porque los alimentos básicos estén gravados con el IVA. ¿Qué clase de estado le pone hasta al más pobre un impuesto a la leche, los bemoles o el pan, no digamos la carne o el pescado? ¿Eso también son impuestos a los ricos? ¿Cómo hemos llegado a acostumbrarnos ante tal grado de expoliación incluso en lo más básico? Por supuesto ya nos anticipan que se trata de una bajada tras*itoria, que no nos acostumbremos.

Adicionalmente, no podemos caer en la trampa de pensar que el gobierno con esta media vaya a perder recaudación. Por el contrario, el gobierno se está forrando con la subida de los precios, la real, no la que mide imperfectamente el INE, de modo que lo que nos baja como una gran ayuda en realidad es la devolución de una ínfima parte de lo que nos está cobrando de más con la inflación. O sea, no es que el gobierno esté bajando impuestos para mantener la recaudación, no digamos para reducir la recaudación, sino que el gobierno no aprueba bajadas que no le sigan garantizando un aumento sustancial de la recaudación.


Finalmente, mientras por un lado el gobierno anuncia la rebaja del IVA de algunos alimentos, retira el carácter general de la subvención de los 20 céntimos al combustible. Otra medida que nos devolvía mucho menos de lo que nos quitaba y que ahora además nos quitan para que lo que Hacienda pierde por un lado lo recupere por otro. ¿Cuánto de todo esto tiene como fin ayudar a los españoles a combatir la inflación y cuánto de populismo electoral? El día que toque votar interesa recordar no sólo lo que nos dejan de cobrar, sino todo lo que antes nos han quitado.

Porque se pasan la constitución y el artículo de la capacidad económica por la entrepierna.