Cirujano de hierro
Será en Octubre
Cuenta la Historia que Isidro de Merlo y Quintana nació en Madrid a finales del siglo XI. Se casó con María Toribia (conocida por Santa María de la Cabeza) y vivieron en Torrelaguna una temporada hasta que finalmente se trasladaron a Madrid, a una casa (actual Museo de San Isidro), cercana a la iglesia de San Andrés (de la cual era feligrés) y donde trabajó como criado y jornalero para la noble familia de Iván de Vargas.
Por aquel entonces, la capital estaba en Toledo y Madrid era una pequeña aldea agrícola, donde nuestro santo realizaba tareas de labranza, por lo que fue conocido como Isidro Labrador. Este campesino tenia fama de ser un hombre ejemplar y muy bondadoso con los mas necesitados por lo que a lo largo de su vida se le atribuyeron muchos milagros… Se dice que mientras rezaba en la iglesia, sus campos eran labrados por bueyes guiados por ángeles… También hay que recordar que hubo un año con una gran sequía y este labrador, con un golpe de su azada, hizo brotar un manantial de agua que sirvió para abastecer a toda la ciudad de Madrid. ¡ah¡ Y no hay que olvidar lo ocurrido con su único hijo, Illán, que se cayó a un pozo y las aguas subieron milagrosamente hasta el brocal, devolviéndole con vida….
Murió en casa y su fama llegó hasta tal punto que incluso los monarcas visitaban su sepulcro para curarse de alguna enfermedad (Enrique II y su esposa Juana, Enrique IV, Isabel la Católica…). Se cuenta que el emperador Carlos I y su hijo Felipe II, bebieron de la fuente milagrosa del santo y sanaron de unas fiebres que padecían, por lo que la emperatriz Isabel, en agradecimiento, hizo levantar una ermita al otro lado del Manzanares que cobijase dicha fuente. También curó milagrosamente al rey Felipe III de una terrible enfermedad, llevando el cuerpo incorrupto a sus aposentos. Gracias a esta sanación fue beatificado en abril de 1619 en la plaza Mayor por el Papa Pablo V y 3 años más tarde también fue canonizado.
Desde entonces es patrón de la ciudad de Madrid y cada 15 de mayo se bendice el agua de la fuente que el santo hizo manar en tiempos de sequía y es costumbre ir en romería a beber el “agua del santo” que brota en un manantial anexo a la Ermita de San Isidro. Después se merienda en la pradera de San Isidro (tal y como se hacía en el cuadro de Goya “La pradera de San Isidro”), disfrutando de sus tradicionales rosquillas sencillas y listas… y para finalizar, la verbena, donde todos los chulapos y chulapas bailan el chotis en su honor.
No hay que olvidar que este santo también es patrón de todos los labradores, de los viticultores, de los Ingenieros Técnicos Agrícolas y como no, de todos los agricultores católicos del mundo.
El escritor Pérez Galdós, en sus relatos también nos recuerda que era costumbre viajar a Madrid en esta celebración porque la ciudad se llenaba de extranjeros recorriendo las calles (los isidros) y todos ellos, experimentaban el espíritu más auténtico, mas enérgico y mas acogedor que jamas ninguna otra ciudad les podía ofrecer.
Por aquel entonces, la capital estaba en Toledo y Madrid era una pequeña aldea agrícola, donde nuestro santo realizaba tareas de labranza, por lo que fue conocido como Isidro Labrador. Este campesino tenia fama de ser un hombre ejemplar y muy bondadoso con los mas necesitados por lo que a lo largo de su vida se le atribuyeron muchos milagros… Se dice que mientras rezaba en la iglesia, sus campos eran labrados por bueyes guiados por ángeles… También hay que recordar que hubo un año con una gran sequía y este labrador, con un golpe de su azada, hizo brotar un manantial de agua que sirvió para abastecer a toda la ciudad de Madrid. ¡ah¡ Y no hay que olvidar lo ocurrido con su único hijo, Illán, que se cayó a un pozo y las aguas subieron milagrosamente hasta el brocal, devolviéndole con vida….
Murió en casa y su fama llegó hasta tal punto que incluso los monarcas visitaban su sepulcro para curarse de alguna enfermedad (Enrique II y su esposa Juana, Enrique IV, Isabel la Católica…). Se cuenta que el emperador Carlos I y su hijo Felipe II, bebieron de la fuente milagrosa del santo y sanaron de unas fiebres que padecían, por lo que la emperatriz Isabel, en agradecimiento, hizo levantar una ermita al otro lado del Manzanares que cobijase dicha fuente. También curó milagrosamente al rey Felipe III de una terrible enfermedad, llevando el cuerpo incorrupto a sus aposentos. Gracias a esta sanación fue beatificado en abril de 1619 en la plaza Mayor por el Papa Pablo V y 3 años más tarde también fue canonizado.
Desde entonces es patrón de la ciudad de Madrid y cada 15 de mayo se bendice el agua de la fuente que el santo hizo manar en tiempos de sequía y es costumbre ir en romería a beber el “agua del santo” que brota en un manantial anexo a la Ermita de San Isidro. Después se merienda en la pradera de San Isidro (tal y como se hacía en el cuadro de Goya “La pradera de San Isidro”), disfrutando de sus tradicionales rosquillas sencillas y listas… y para finalizar, la verbena, donde todos los chulapos y chulapas bailan el chotis en su honor.
No hay que olvidar que este santo también es patrón de todos los labradores, de los viticultores, de los Ingenieros Técnicos Agrícolas y como no, de todos los agricultores católicos del mundo.
El escritor Pérez Galdós, en sus relatos también nos recuerda que era costumbre viajar a Madrid en esta celebración porque la ciudad se llenaba de extranjeros recorriendo las calles (los isidros) y todos ellos, experimentaban el espíritu más auténtico, mas enérgico y mas acogedor que jamas ninguna otra ciudad les podía ofrecer.
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