pechetero
Algún día moriremos. Pero los demás días no..!
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No me importaría que me enseñara energía de fusión en todos los sentidos con su física nuclear.
Una pena, la fuga de cerebros también se lleva algunos físicos brillantes.
'Me veré obligada a buscar nuevos horizontes lejos de mi región'
Son siete las mujeres que actualmente forman parte de la plantilla que trabaja en las salas de control de Almaraz. Una de ellas es Cielo María Justo (Jaraíz de la Vera, 31 años), graduada en Ingeniería Química por la Universidad de Cádiz. Es operadora desde 2019, y desarrolla su labor en ambas unidades, tanto en reactor como en turbina.
Fue en las prácticas que completó en la CNA mientras cursaba su grado universitario (también hizo en la central el proyecto de final de carrera) cuando decidió que sería en la planta cacereña donde buscaría su futuro laboral. «Durante este periodo yo ya tenía claro que quería trabajar aquí porque me llamaron muchísimo la atención la magnitud de los equipos, lo procedimentados que estaban todos los procesos, la forma de trabajar, el ambiente laboral…», aduce. Así que tras graduarse y trabajar unos meses en otra instalación de generación de electricidad cercana, en este caso termosolar, «en cuanto sacaron las plazas, me postulé».
«La preparación es muy larga y extremadamente dura»
En la primera criba de candidatos, lo que se busca es seleccionar personas que no sean «ni muy impulsivas, ni muy nerviosas, que sean capaces de mantener la calma y de soportar situaciones de estrés siempre con coherencia», detalla. Que tenga esas cualidades, pero también «con muchas ganas de estudiar y mucha capacidad de sacrificio», puntualiza, porque el periodo de estudio «es una carrera de fondo en la que tienes que ser muy constante a lo largo de tres años. Todos los días hay que dedicar bastantes horas al estudio, y ya cuando se acercan los exámenes finales, dedicarle prácticamente tu vida, que gira en torno a esto». «Es muy duro, cada semana nos sometemos a exámenes en los que la nota mínima es un 8» y «al final del proceso» hay que pasar otra prueba en la sede del Consejo de Seguridad Nuclear, en Madrid, que es «donde se obtiene finalmente la licencia», agrega.
«Profesionalmente dejaré atrás un oficio que realmente me apasiona, en el que tanto esfuerzo y sacrificio he puesto, y en el que me siento totalmente realizada como ingeniera»
De su promoción empezaron ocho y acabaron cinco, aunque reconoce que este fue «un caso especial», porque a finales de la década pasada la continuidad de la central ya estaba «en el aire» por lo que «la desmotivación» para estudiar y para comenzar una vida «ligada al sector nuclear era mayor».
En cualquier caso, señala, el aprendizaje «no acaba» al obtener la licencia, ya que una vez que acceden al puesto siguen cursando programas de formación tanto teórica «como en un simulador de alcance total en el que nos vamos renovando continuamente». Entre otras cuestiones, apunta, porque la central nuclear tiene que irse adaptando «a las nuevas exigencias» de seguridad que se le imponen y eso lleva aparejado que «siempre» se estén implantando modificaciones de diseño que implican ponerse al día en el manejo de los nuevos equipos.
Si finalmente la instalación cacereña se desmantela, «desde el punto de vista personal, me veré obligada a buscar nuevos horizontes lejos de mi región, y por tanto de mi familia y amigos; y profesionalmente, dejaré atrás un oficio que realmente me apasiona, en el que tanto esfuerzo y sacrificio he puesto, y en el que me siento totalmente realizada como ingeniera». Su marido también es empleado de la CNA, por lo que el impacto personal y profesional será doble. «Dos personas que están altamente cualificadas tendrán que buscar trabajo fuera de la región», subraya.
«Van a cerrar una central nuclear que es un referente mundial», lamenta, para argumentar a continuación que su planta «gemela» de North Anna, que está en Virginia (Estados Unidos) y que fue utilizada como modelo para construir la extremeña, «cuenta con una licencia para operar 80 años, y nosotros la vamos a cerrar a los 40». «Es contradictorio que nuestros representantes españoles en la Comisión Europea aboguen por la energía nuclear y sea aquí en nuestro país donde se quiere acabar con ella», esgrime.
Además, por el lado de la opinión pública, indica que el calendario de cierre del parque atómico español llega en un momento en el que «cada vez es más el conocimiento que se tiene de la energía nuclear», por lo que los recelos frente a esta tecnología «van desapareciendo».
Las 24 horas de los 365 días del año las salas de control están dotadas de tres personas por unidad (operadores de reactor y turbina y un supervisor) más un jefe de turno común a las dos unidades. Antes de finalizar el año, «conocemos ya nuestro calendario durante todo el siguiente», precisa. Este se distribuye en turnos en los que se van trabajando días de mañana, tarde y noche; en periodos de formación y de retén (en los que puede tocar sustituir a un compañero, por lo que tienen que estar disponibles); y en días de descanso.
Cielo María Justo en una de las salas de control de la Central de Almaraz. / El Periódico
Estos días de parada de recarga, aunque uno de los dos reactores esté detenido, no es una etapa de menos trabajo para los operadores de sala. «Todo lo contrario -aclara-. En recarga nosotros trabajamos bastante más, porque hay que estar preocupados por el mantenimiento de los equipos», y de que los que tienen que estar en funcionamiento lo hagan correctamente. También se ocupan de supervisar el movimiento de combustible, ya sea desde el reactor a la piscina o posteriormente de esta al ATI.
Sin trato diferenciado
En un tipo de ocupación laboral que tradicionalmente ha estado muy masculinizada, Cielo María Justo asegura que ni en el proceso de formación ni posteriormente ha tenido un trato diferenciado por ser mujer, «ni para bien ni para mal, algo que se agradece muchísimo: que tengamos las mismas oportunidades de proyección y de trabajo y el mismo sueldo». «Tengo la suerte de tener como supervisora» a la primera mujer que ha desempeñado esta ocupación en la Central Nuclear de Almaraz, remarca. Y aparte de sus otras compañeras en sala de control, «no me quiero olvidar tampoco de dos auxiliares de operación, que tienen que desarrollar un trabajo en el cual la fuerza es importante, porque deben abrir y cerrar válvulas», y «ellas hacen su trabajo igual» que los auxiliares masculinos.
Una plantilla de más de sesenta personas
Las salas de control son los centros neurálgicos desde donde se maneja y vigila todo lo que de importancia sucede en una planta nuclear. Almaraz cuenta con dos, una por reactor, en cada una de las cuales hay permanentemente tres trabajadores, más un jefe de turno común. En total son una plantilla de 62 empleados. Obtener la licencia de operador nuclear requiere un periodo de unos dos años y medio de formación, un permiso que es tan específico que ni siquiera les habilita para operar en otras instalaciones. El horizonte de cierre ha hecho que, por vez primera en más de cuatro décadas de funcionamiento, a día de hoy no se estén formando nuevas licencias en la central cacereña, una de las razones (otra es el aprovisionamiento de combustible), por las que se ha fijado en los primeros meses de 2025 el límite para revertir su clausura si se quiere evitar que la planta tenga que parar, aunque solo fuese temporalmente para reorganizarse. «Nuestra plantilla de sala de control está planificada de acuerdo con el PNIEC, una prórroga de la autorización de explotación llevaría asociada la formación de nuevo personal», precisan desde la CNA «Si esa prórroga se produjera poco antes del cierre, nos veríamos obligados a parar la producción a la espera de que las nuevas licencias de operación estuvieran formadas», se agrega.
'Me veré obligada a buscar nuevos horizontes lejos de mi región'
«Me veré obligada a buscar nuevos horizontes lejos de mi región»Son siete las mujeres que actualmente forman parte de la plantilla que trabaja en las salas de control de Almaraz. Una de ellas es Cielo María Justo (Jaraíz de la Vera, 31 años), graduada en Ingeniería Química por la Universidad de...
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