Vlad_Empalador
Será en Octubre
Poder, dinero y venganza: así funciona la máquina del fango de Pablo Iglesias
El canal de televisión que acaba de lanzar el ex vicepresidente del Gobierno es el culmen de su proyecto personal para señalar enemigos, controlar su partido, influir en Moncloa... y seguir acaparando todos los focos de atención
PREMIUM
"Yonquis del poder", le interrumpe el presentador.
"Son yonquis... Yo no quiero tener nada que ver con eso. No me gusta".
(...)
La escena es de la noche del 14 de octubre de 2015. El presentador en cuestión es Risto Mejide y sentado frente a él en un sofá chester de piel marrón está, ceño fruncido, camisa blanca y coleta larga, Pablo Iglesias Turrión, entonces secretario general de Podemos y candidato a las elecciones generales que se celebrarían dos meses después.
Han pasado siete años desde entonces, varios programas de televisión, una coleta, cuatro elecciones generales y unos cuantos Consejos de Ministros. Y aquel profesor universitario que renegaba de los ex presidentes del Gobierno adictos a la exposición pública es hoy un ex vicepresidente del Gobierno con un blog en el diario vasco Gara, una columna en la revista Contexto y otra en el periódico catalán Ara. Es tertuliano en la Cadena Ser y en Rac1. Publica unos 10 o 12 tuits los días flojos, tiene un podcast que graba de lunes a jueves, también su canal en YouTube, y acaba de anunciar la creación de su propia televisión.
Hay pocos fenómenos comparables al suyo en la historia de la política y de la comunicación en nuestro país.
PARA SABER MÁS
Por qué ha muerto la nueva política. "Iglesias y Rivera eran buenos telepredicadores pero nunca tuvieron un proyecto para España"
Política sólo para fanáticos. Cómo la polarización ha acabado con la moderación en España
"Los españoles ruegan a Pedro Sánchez que le vuelva a dar un cargo, el que sea, a Pablo Iglesias porque está inaguantable", ironizaba hace unas semanas el diario satírico El Mundo Today tras publicar una falsa tribuna que se titulaba "¿Está Pablo Iglesias extralimitándose aceptando colaboraciones en demasiados medios?". La tribuna, claro, la firmaba Pablo Iglesias.
El ex líder de Podemos (pongan lo de ex entre comillas) anunció el pasado lunes el lanzamiento de una campaña de crowdfunding para financiar la puesta en marcha de su propio canal de televisión en internet -Canal Red, se llamará-. Lo hizo apenas un año después de poner en marcha su propio podcast -"un puñetero podcast", dijo él-. Y sólo 18 meses después de abandonar la política (pónganle también todas las comillas que quieran al verbo abandonar).
Perdonen que volvamos a la irresistible hemeroteca de El Mundo Today, pero a veces todo se explica mejor desde el absurdo. El titular sólo 24 horas después de su anuncio decía: "La nueva televisión de Pablo Iglesias arrancará con un especial sobre Pablo Iglesias presentado por Pablo Iglesias con entrevistas a Pablo Iglesias y coberturas en directo de Pablo Iglesias".
Yo, mí, me, con Pablo.
¿Qué lleva a todo un ex vicepresidente del Gobierno a convertirse en un omnipresente tertuliano, un tuitero compulsivo, un implacable podcaster y un obsesivo opinador de la actualidad? ¿Qué hay detrás de los nuevos planes de uno de los políticos más astutos y maquiavélicos de la historia reciente de nuestro país? ¿Para qué necesita Pablo Iglesias una televisión? ¿Se ha convertido él también en un yonqui del poder?
Nos habría encantado preguntarle a él mismo por sus intenciones, pero Iglesias no aceptó hablar con EL MUNDO. "Lamentablemente no va a ser posible, pero gracias por el interés". Así que no nos queda más remedio que acudir a La Base. Así se llama su podcast diario. Lo empezó a grabar a finales del pasado mes de enero junto a un equipo de jóvenes colaboradores en los estudios que tiene en la Gran Vía de Madrid la redacción del periódico Público, propiedad del poderoso empresario catalán Jaume Roures, mecenas de casi todos los proyectos en los que se embarca el (ex) político.
El pasado miércoles, Pablo Iglesias explicó en antena el objetivo del último de esos proyectos. "Canal Red -aseguró- nace con la voluntad de alterar la correlación mediática de fuerzas y de que haya productos audiovisuales rigurosos y de calidad con valores de izquierdas. Así de simple".
Pero, ¿es realmente así de simple? Porque casi nada es tan sencillo en el cosmos de Pablo Iglesias.
"El proyecto no es frenar a ninguna derecha", seguía Espinar. "La clave es desarrollar un espacio político en el que lo que queda de lo que fue el pablismo dentro de Podemos pueda representar una alternativa institucional y de impacto cultural".
¿Ven como no era tan simple?
Lo cierto es que desde que abandonó el Consejo de Ministros, Iglesias ha utilizado todos sus altavoces mediáticos para seguir controlando su partido, para influir en el Gobierno, manejar las batallas internas a la izquierda del PSOE, organizar campañas contra medios de comunicación, señalar a periodistas y mantenerse siempre bajo los focos de atención. Él, como en aquellas papeletas en las europeas en el año 2014, sigue siendo la cara de Podemos.
"Es realmente asombroso que una persona como él, cuyo fracaso es tan grande como la gesta que consiguió, siga siendo un líder capaz de remover los cimientos de su espacio político cada vez que habla", asegura Lucía Méndez, analista política de EL MUNDO. "No hay proporción entre lo que realmente representa hoy Pablo Iglesias y la zarabanda que provoca cuando abre la boca".
"Tanto Albert Rivera como Pablo Iglesias llegaron a la política por las razones incorrectas", contaba el ex diputado de Ciudadanos Toni Roldán en estas páginas hace unos meses. "Ellos estaban para agitar, eran buenos telepredicadores, muy buenos haciéndose selfis, pero nunca tuvieron un proyecto ni un compromiso verdadero de servicio público para cambiar las cosas en España. La historia de Iglesias es la de un vicepresidente que prefirió marcharse para hacer un podcast".
El canal de televisión que acaba de lanzar el ex vicepresidente del Gobierno es el culmen de su proyecto personal para señalar enemigos, controlar su partido, influir en Moncloa... y seguir acaparando todos los focos de atención
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- RODRIGO TERRASA
@rterrasa
Madrid - ILUSTRACIONES: JOSETXU L. PIÑEIRO
@nunhapedra
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- Sergio Pascual. "La nueva política tampoco ha encontrado una manera de dirimir la disidencia sin exterminarnos"
"Yonquis del poder", le interrumpe el presentador.
"Son yonquis... Yo no quiero tener nada que ver con eso. No me gusta".
(...)
La escena es de la noche del 14 de octubre de 2015. El presentador en cuestión es Risto Mejide y sentado frente a él en un sofá chester de piel marrón está, ceño fruncido, camisa blanca y coleta larga, Pablo Iglesias Turrión, entonces secretario general de Podemos y candidato a las elecciones generales que se celebrarían dos meses después.
Han pasado siete años desde entonces, varios programas de televisión, una coleta, cuatro elecciones generales y unos cuantos Consejos de Ministros. Y aquel profesor universitario que renegaba de los ex presidentes del Gobierno adictos a la exposición pública es hoy un ex vicepresidente del Gobierno con un blog en el diario vasco Gara, una columna en la revista Contexto y otra en el periódico catalán Ara. Es tertuliano en la Cadena Ser y en Rac1. Publica unos 10 o 12 tuits los días flojos, tiene un podcast que graba de lunes a jueves, también su canal en YouTube, y acaba de anunciar la creación de su propia televisión.
Hay pocos fenómenos comparables al suyo en la historia de la política y de la comunicación en nuestro país.
PARA SABER MÁS
Por qué ha muerto la nueva política. "Iglesias y Rivera eran buenos telepredicadores pero nunca tuvieron un proyecto para España"
- REDACCIÓN: RODRIGO TERRASA Madrid
Política sólo para fanáticos. Cómo la polarización ha acabado con la moderación en España
- REDACCIÓN: RODRIGO TERRASA Madrid
"Los españoles ruegan a Pedro Sánchez que le vuelva a dar un cargo, el que sea, a Pablo Iglesias porque está inaguantable", ironizaba hace unas semanas el diario satírico El Mundo Today tras publicar una falsa tribuna que se titulaba "¿Está Pablo Iglesias extralimitándose aceptando colaboraciones en demasiados medios?". La tribuna, claro, la firmaba Pablo Iglesias.
El ex líder de Podemos (pongan lo de ex entre comillas) anunció el pasado lunes el lanzamiento de una campaña de crowdfunding para financiar la puesta en marcha de su propio canal de televisión en internet -Canal Red, se llamará-. Lo hizo apenas un año después de poner en marcha su propio podcast -"un puñetero podcast", dijo él-. Y sólo 18 meses después de abandonar la política (pónganle también todas las comillas que quieran al verbo abandonar).
Perdonen que volvamos a la irresistible hemeroteca de El Mundo Today, pero a veces todo se explica mejor desde el absurdo. El titular sólo 24 horas después de su anuncio decía: "La nueva televisión de Pablo Iglesias arrancará con un especial sobre Pablo Iglesias presentado por Pablo Iglesias con entrevistas a Pablo Iglesias y coberturas en directo de Pablo Iglesias".
Yo, mí, me, con Pablo.
¿Qué lleva a todo un ex vicepresidente del Gobierno a convertirse en un omnipresente tertuliano, un tuitero compulsivo, un implacable podcaster y un obsesivo opinador de la actualidad? ¿Qué hay detrás de los nuevos planes de uno de los políticos más astutos y maquiavélicos de la historia reciente de nuestro país? ¿Para qué necesita Pablo Iglesias una televisión? ¿Se ha convertido él también en un yonqui del poder?
Nos habría encantado preguntarle a él mismo por sus intenciones, pero Iglesias no aceptó hablar con EL MUNDO. "Lamentablemente no va a ser posible, pero gracias por el interés". Así que no nos queda más remedio que acudir a La Base. Así se llama su podcast diario. Lo empezó a grabar a finales del pasado mes de enero junto a un equipo de jóvenes colaboradores en los estudios que tiene en la Gran Vía de Madrid la redacción del periódico Público, propiedad del poderoso empresario catalán Jaume Roures, mecenas de casi todos los proyectos en los que se embarca el (ex) político.
El pasado miércoles, Pablo Iglesias explicó en antena el objetivo del último de esos proyectos. "Canal Red -aseguró- nace con la voluntad de alterar la correlación mediática de fuerzas y de que haya productos audiovisuales rigurosos y de calidad con valores de izquierdas. Así de simple".
Pero, ¿es realmente así de simple? Porque casi nada es tan sencillo en el cosmos de Pablo Iglesias.
El politólogo Ramón Espinar, ex diputado y ex senador de Podemos y una de las voces más críticas con la deriva del partido en los últimos tiempos, lo resumía así en Twitter: "El 'puñetero podcast' fue el banco de pruebas de una estrategia empresarial, política y mediática de largo alcance: desarrollar una izquierda trumpista en España. Una tele que te contará 'lo que no quieren que sepas' con tu dinero, el de Roures y el de Podemos, claro".El 'puñetero podcast' fue el banco de pruebas para desarrollar una izquierda trumpista en España
RAMÓN ESPINAR, EX DIPUTADO DE PODEMOS
"El proyecto no es frenar a ninguna derecha", seguía Espinar. "La clave es desarrollar un espacio político en el que lo que queda de lo que fue el pablismo dentro de Podemos pueda representar una alternativa institucional y de impacto cultural".
¿Ven como no era tan simple?
Lo cierto es que desde que abandonó el Consejo de Ministros, Iglesias ha utilizado todos sus altavoces mediáticos para seguir controlando su partido, para influir en el Gobierno, manejar las batallas internas a la izquierda del PSOE, organizar campañas contra medios de comunicación, señalar a periodistas y mantenerse siempre bajo los focos de atención. Él, como en aquellas papeletas en las europeas en el año 2014, sigue siendo la cara de Podemos.
"Es realmente asombroso que una persona como él, cuyo fracaso es tan grande como la gesta que consiguió, siga siendo un líder capaz de remover los cimientos de su espacio político cada vez que habla", asegura Lucía Méndez, analista política de EL MUNDO. "No hay proporción entre lo que realmente representa hoy Pablo Iglesias y la zarabanda que provoca cuando abre la boca".
"Tanto Albert Rivera como Pablo Iglesias llegaron a la política por las razones incorrectas", contaba el ex diputado de Ciudadanos Toni Roldán en estas páginas hace unos meses. "Ellos estaban para agitar, eran buenos telepredicadores, muy buenos haciéndose selfis, pero nunca tuvieron un proyecto ni un compromiso verdadero de servicio público para cambiar las cosas en España. La historia de Iglesias es la de un vicepresidente que prefirió marcharse para hacer un podcast".