Dr Polux
FEOfobo & CALVOfobo
Mario, granadino e ingeniero informático, entró en Podemos en 2014. "Me gustó el proyecto y me fui implicando hasta que acabé en el consejo ciudadano, haciendo redes, comunicación y campañas. Llegué a tener una cierta responsabilidad, siempre como voluntario y sin cobrar". En plena efervescencia, impulsó un círculo en un pueblo de su zona. "Contacté con toda la gente que creía que podía ser afín y los animé a traer a sus amigos. Vinieron unos 50 a la primera reunión, 20 a la segunda, 10 a la tercera... Al final, desapareció sin más". La gente, dice, se fue cansando progresivamente. "(Los círculos) sirven de muy poco para la cantidad de tiempo que requiere organizarlos y participar. Son difíciles de mantener y acaban convertidos en una pérdida de tiempo. Suenan muy bien, pero no son muy prácticos. La verdad es que no salió ni una sola idea que se acabase plasmando y a nadie le gusta tirar el tiempo. Es muy difícil mantener el entusiasmo".
Mario, que tiene 38 años, rompió sus lazos con Podemos hace seis meses y ni siquiera tiene intención de votar en las elecciones andaluzas. "He salido harto de las movidas internas, asqueado. Ahora mismo soy incapaz de votar por nadie. Hay una enorme decepción en las bases sobre la manera de gestionar el partido porque somos gente que nos metimos en política para hacer las cosas de otra manera y eso no está pasando", insiste. Se queja de que no es una organización horizontal, como tras*mite la cúpula, sino que todo viene impuesto de "arriba hacia abajo". Y siente que las bases han sido "ignoradas" durante demasiado tiempo. "Ocurre con las asambleas, por ejemplo. Se utiliza el método asambleario cuando saben que va a ganar la opción que gusta arriba. Pero si no están seguros, buscan otra manera de hacerlo. No respetan la democracia y recurren a las malas artes de los partidos de siempre, al 'aparateo' por detrás, a los tránsfugas, etcétera", insiste.
Juan Navarro, madrileño de 69 años, jubilado tras décadas trabajando como asesor de empresas, militó en el Partido Comunista y hace unos años volvió ilusionado a los círculos de Podemos. Hoy tiene la sensación de que el partido se parece al PCE que dejó en 1978. "Me marché de allí por diferencias ideológicas y aquí me pasó igual. Se han tras*formado en un partido tradicional, de corte muy, muy antiguo, con un control estalinista. Se parece al peor PCE, al de los últimos años, sobre todo en Madrid, con la pelea entre pablistas y errejonistas, que ha sido feísima porque esconde una disputa por el modelo de organización. Ha salido ganando el viejo partido tradicional. Se acaban imponiendo porque los estalinistas son muy expertos en el control del poder. Pasan por demócratas pero no lo son".
Como Mario y Juan, cargos medios de Podemos, afines y asociados, políticos con responsabilidades y militantes de base consultados durante la última semana, desde que estalló la crisis del Ayuntamiento de Madrid, opinan que en Podemos se paladea estos días el regusto amargo del desencanto. Concejales afines a Manuela Carmena, alguno tan conocido como Rita Maestre, han sido suspendidos por el partido de forma fulminante por una pelea por las listas. Y eso se suma al goteo de salidas, expulsiones y arrinconamientos que han sufrido algunas de las que llegaron a ser caras visibles de Podemos como Íñigo Errejón, Carolina Bescansa, Tania Sánchez o Xavier Domènech.
Un cargo próximo a la organización lamenta el espectáculo. "Es vieja política. Fíjate que en IU hemos visto de todo, hasta manipular asambleas. Decían que había que regenerar IU y ahora Podemos es un calco de lo peor". Otro electo incide: "En IU al menos las reglas estaban claras. Si la dirección de Ángel Pérez, que era muy corrupta, perdía Rivas, pues se aguantaba y esperaba otra oportunidad. Aquí si pierden una votación van a por el adversario. Es otro nivel". Remata un diputado autonómico: "Empezamos a tener problemas reales para hacer listas porque la gente no quiere ni presentarse si no hay posibilidades de colocarse. Sobre todo en pueblos y sitios pequeños. Y a muchos círculos ya no viene casi nadie".
Otro representante se remonta al origen de los males bajo la condición del anonimato, como muchos de los consultados. "Cuando Pablo Iglesias se fue a Bruselas, Íñigo se hizo con el partido en Madrid. Llegó a tener 100 liberados, que yo no sé si Lenin llegó a tener 100 liberados cuando hizo la revolución, pero bueno. Cuando Pablo se dio cuenta tiró de gente que había estado en el PCE y por ahí, machacas expertos en depuración, para que le recuperaran el partido. Son una panda de estalinistas que esto lo saben hacer. Han intentado vestir el santo de rollo político, pero al final se habla de liberados, posiciones y pasta, lo de toda la fruta vida".
Lo de toda la fruta vida, especialmente en la izquierda, y especialmente en Madrid, donde las broncas de IU y la Federación Socialista Madrileña llegaron a proporciones épicas, ha alcanzado una nueva dimensión en Podemos. Los concejales de Madrid fueron expulsados de Podemos en una votación que se celebró en Telegram cuando la noticia ya estaba en la prensa. "En IU para echar a alguien teníamos procedimientos muy garantistas. Esto es otra cosa", comenta otro cargo procedente de IU.
El uso de Telegram, una red de mensajería más segura que WhatsApp, se ha convertido en seña de identidad. Todo se cuece ahí. Los cargos se organizan en grupos cada vez más reducidos en función de la confianza. Sucede que un mensaje o una confidencia en el grupo equivocado puede bajarte en las listas. Los pantallazos se filtran y, de hecho, un plan maestro para derrocar a Iglesias enviado por Carolina Bescansa por error a un grupo equivocado le costó la carrera.
"El PSOE y el PP saben hacer estas cosas con cierta clase, pero aquí se aprieta el botón nuclear de filtrar el pantallazo y a ver qué pasa. Ha habido mucho fuego amigo. La VPO de Ramón Espinar estoy convencido de que era fuego amigo. Y era una animalada. Los que vienen de IU van muy bien aquí porque saben de qué va esto. Aunque algunos dicen que eso era un juego de niños en comparación con esto. Ahí estaba más pautado. Se sabía qué se podía hacer y qué no. Aquí los disparos no discriminan: tiran una bomba, dan el pasaporte a todos y que dios escoja a los suyos", ironiza uno de los consultados.
Simplificando, Podemos se ha dividido en tres grandes familias: pablistas, errejonistas y anticapitalistas. Pero nada es sencillo en ese magma porque hay innumerables corrientes y formaciones en cada territorio. No son lo mismo las Mareas de Galicia que Adelante Andalucía, lo que hace que abarcar el fenómeno no sea comparable a los otros partidos.
Lo del Ayuntamiento de la capital se explica por el afán de control de Manuel Carmena sobre su lista frente al intento de Podemos de colocar a Julio Rodríguez, exJemad y jarrón chino del podemismo. Carmena, juez y antigua candidata del PCE en los 70, tiene una imagen pública dulce pero, según los críticos, en privado exhibe un puño de hierro. "La abuela, como recuerdan los más viejos del lugar, en los 70 en el PCE era de cuidado. Dice que no le gustan los partidos, pero lo que pasa es que no le gustan los partidos que no controla. Y después ha sido 30 años juez y nadie le ha tosido. Ya se lo advertíamos a la dirección: 'Cuidado, que vuestros concejales ya no son vuestros, que son de Carmena'", comenta un cargo regional. Rita Maestre y otros cinco del núcleo duro municipal se negaron a presentarse a las primarias de Podemos porque no les gustaban los puestos que les había reservado el partido. Después de esas primarias debe de haber otras para hacer la lista no solo con Podemos sino con todos los partidos (IU, Equo) y demás grupo de Ahora Madrid.
En un espacio político diverso y difuso, el de los Ayuntamientos del cambio, que incluye a Podemos pero no solo a Podemos, aceptar que la alcaldesa diseñe básicamente la lista es un choque interno brutal. La bronca amenaza con dinamitar las ya limitadas posibilidades de reeditar el gobierno de izquierdas en una ciudad que entre 1991 y 2015 tuvo mayorías absolutas del PP. A menor escala, se reproduce en otras capitales.
"Manuela no quiere manipular la asamblea. Directamente no quiere asambleas. Está bien decir que haya un conglomerado de superación que sea más que los partidos, pero es absurdo pretender que no haya partidos. Incluso Felipe González tenía el contrapeso del guerrismo que controlaba el partido. No puede gobernar el Ayuntamiento por influjo divino", opina una persona que conoce bien el Ayuntamiento.
Carmena, de 74 años y de la que todo el mundo da por sentado que ha señalado como sucesora a Marta Higueras, ha respondido que no tiene nada que hablar con Iglesias y este ha pedido contención y silencio los suyos: "La gente está harta del espectáculo que estamos dando". Los dos se enfrentan a la destrucción mutua asegurada —si alguno de lo partidos no se integra en la lista Carmena no tendrá opciones de ser alcaldesa ni ellos sin Carmena de cabeza de cartel— así que es posible que acabe en acuerdo incluso si las heridas siguen abiertas y sangrando.
El humo de tantos incendios ha llegado a los círculos, el orgullo en el origen de Podemos, una organización pensada inicialmente como algo horizontal en contraste con los viejos partidos de ordeno y mando. Pero la base empieza a acusar el desgaste de tanto cainismo. "Podemos nace con la voluntad de construir una forma nueva de hacer política, y para ello estamos construyendo una estructura tras*parente, ciudadana, abierta, democrática y eficaz. Una organización que responda al impulso democratizador de Podemos, en la que discutamos, debatamos y decidamos entre todos y todas", explica el partido en su web, donde presume de tener 512.623 inscritos.
En la consulta sobre el chalé de Galapagar, por ejemplo, votó el 38% del censo. La última encuesta nacional, de 'La Vanguardia', otorgaba a Podemos una estimación de voto del 16,6%, 4,5 puntos menos que en 2016, pero muy por encima del 10,54% que obtuvo Anguita en 1996. Podemos en la comunidad y en el Ayuntamiento no han querido hacer comentarios para este reportaje. Algunas de los críticos internos lamentan que Podemos ha funcionado durante la crisis contra el PSOE y el PP pero que le está costando dar el salto a ser un partido al que una base amplia vote en positivo, no para frenar a otros partidos.
Un asiduo de estos círculos cuenta que hace unos años en las reuniones eran 50 y ahora van 8. Muchos se han ido alejando paulatinamente, como Julio, que dejó de pagar la cuota (10 euros mensuales) por el desencanto al que llegó de forma progresiva. "Creí que de verdad iban a romper con el modelo de partido tradicional, sumando gente distinta, colectivos de diversos tipos, todo sin corsés ideológicos, contando con todos, una confluencia real", dice. En su opinión, esas promesas se han tras*formado en papel mojado. "Ha sido un proceso y al final se me quedó la impresión de que yo ahí no pinto nada. La cuota dejé de pagarla porque un mes no me la cobraron por error y dije: pues mira, que les den morcillas".
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Noticias de Podemos: Podemos se instala en el desencanto: A muchos círculos ya no viene casi nadie
Mario, que tiene 38 años, rompió sus lazos con Podemos hace seis meses y ni siquiera tiene intención de votar en las elecciones andaluzas. "He salido harto de las movidas internas, asqueado. Ahora mismo soy incapaz de votar por nadie. Hay una enorme decepción en las bases sobre la manera de gestionar el partido porque somos gente que nos metimos en política para hacer las cosas de otra manera y eso no está pasando", insiste. Se queja de que no es una organización horizontal, como tras*mite la cúpula, sino que todo viene impuesto de "arriba hacia abajo". Y siente que las bases han sido "ignoradas" durante demasiado tiempo. "Ocurre con las asambleas, por ejemplo. Se utiliza el método asambleario cuando saben que va a ganar la opción que gusta arriba. Pero si no están seguros, buscan otra manera de hacerlo. No respetan la democracia y recurren a las malas artes de los partidos de siempre, al 'aparateo' por detrás, a los tránsfugas, etcétera", insiste.
Juan Navarro, madrileño de 69 años, jubilado tras décadas trabajando como asesor de empresas, militó en el Partido Comunista y hace unos años volvió ilusionado a los círculos de Podemos. Hoy tiene la sensación de que el partido se parece al PCE que dejó en 1978. "Me marché de allí por diferencias ideológicas y aquí me pasó igual. Se han tras*formado en un partido tradicional, de corte muy, muy antiguo, con un control estalinista. Se parece al peor PCE, al de los últimos años, sobre todo en Madrid, con la pelea entre pablistas y errejonistas, que ha sido feísima porque esconde una disputa por el modelo de organización. Ha salido ganando el viejo partido tradicional. Se acaban imponiendo porque los estalinistas son muy expertos en el control del poder. Pasan por demócratas pero no lo son".
Como Mario y Juan, cargos medios de Podemos, afines y asociados, políticos con responsabilidades y militantes de base consultados durante la última semana, desde que estalló la crisis del Ayuntamiento de Madrid, opinan que en Podemos se paladea estos días el regusto amargo del desencanto. Concejales afines a Manuela Carmena, alguno tan conocido como Rita Maestre, han sido suspendidos por el partido de forma fulminante por una pelea por las listas. Y eso se suma al goteo de salidas, expulsiones y arrinconamientos que han sufrido algunas de las que llegaron a ser caras visibles de Podemos como Íñigo Errejón, Carolina Bescansa, Tania Sánchez o Xavier Domènech.
Un cargo próximo a la organización lamenta el espectáculo. "Es vieja política. Fíjate que en IU hemos visto de todo, hasta manipular asambleas. Decían que había que regenerar IU y ahora Podemos es un calco de lo peor". Otro electo incide: "En IU al menos las reglas estaban claras. Si la dirección de Ángel Pérez, que era muy corrupta, perdía Rivas, pues se aguantaba y esperaba otra oportunidad. Aquí si pierden una votación van a por el adversario. Es otro nivel". Remata un diputado autonómico: "Empezamos a tener problemas reales para hacer listas porque la gente no quiere ni presentarse si no hay posibilidades de colocarse. Sobre todo en pueblos y sitios pequeños. Y a muchos círculos ya no viene casi nadie".
Otro representante se remonta al origen de los males bajo la condición del anonimato, como muchos de los consultados. "Cuando Pablo Iglesias se fue a Bruselas, Íñigo se hizo con el partido en Madrid. Llegó a tener 100 liberados, que yo no sé si Lenin llegó a tener 100 liberados cuando hizo la revolución, pero bueno. Cuando Pablo se dio cuenta tiró de gente que había estado en el PCE y por ahí, machacas expertos en depuración, para que le recuperaran el partido. Son una panda de estalinistas que esto lo saben hacer. Han intentado vestir el santo de rollo político, pero al final se habla de liberados, posiciones y pasta, lo de toda la fruta vida".
Lo de toda la fruta vida, especialmente en la izquierda, y especialmente en Madrid, donde las broncas de IU y la Federación Socialista Madrileña llegaron a proporciones épicas, ha alcanzado una nueva dimensión en Podemos. Los concejales de Madrid fueron expulsados de Podemos en una votación que se celebró en Telegram cuando la noticia ya estaba en la prensa. "En IU para echar a alguien teníamos procedimientos muy garantistas. Esto es otra cosa", comenta otro cargo procedente de IU.
El uso de Telegram, una red de mensajería más segura que WhatsApp, se ha convertido en seña de identidad. Todo se cuece ahí. Los cargos se organizan en grupos cada vez más reducidos en función de la confianza. Sucede que un mensaje o una confidencia en el grupo equivocado puede bajarte en las listas. Los pantallazos se filtran y, de hecho, un plan maestro para derrocar a Iglesias enviado por Carolina Bescansa por error a un grupo equivocado le costó la carrera.
"El PSOE y el PP saben hacer estas cosas con cierta clase, pero aquí se aprieta el botón nuclear de filtrar el pantallazo y a ver qué pasa. Ha habido mucho fuego amigo. La VPO de Ramón Espinar estoy convencido de que era fuego amigo. Y era una animalada. Los que vienen de IU van muy bien aquí porque saben de qué va esto. Aunque algunos dicen que eso era un juego de niños en comparación con esto. Ahí estaba más pautado. Se sabía qué se podía hacer y qué no. Aquí los disparos no discriminan: tiran una bomba, dan el pasaporte a todos y que dios escoja a los suyos", ironiza uno de los consultados.
Simplificando, Podemos se ha dividido en tres grandes familias: pablistas, errejonistas y anticapitalistas. Pero nada es sencillo en ese magma porque hay innumerables corrientes y formaciones en cada territorio. No son lo mismo las Mareas de Galicia que Adelante Andalucía, lo que hace que abarcar el fenómeno no sea comparable a los otros partidos.
Lo del Ayuntamiento de la capital se explica por el afán de control de Manuel Carmena sobre su lista frente al intento de Podemos de colocar a Julio Rodríguez, exJemad y jarrón chino del podemismo. Carmena, juez y antigua candidata del PCE en los 70, tiene una imagen pública dulce pero, según los críticos, en privado exhibe un puño de hierro. "La abuela, como recuerdan los más viejos del lugar, en los 70 en el PCE era de cuidado. Dice que no le gustan los partidos, pero lo que pasa es que no le gustan los partidos que no controla. Y después ha sido 30 años juez y nadie le ha tosido. Ya se lo advertíamos a la dirección: 'Cuidado, que vuestros concejales ya no son vuestros, que son de Carmena'", comenta un cargo regional. Rita Maestre y otros cinco del núcleo duro municipal se negaron a presentarse a las primarias de Podemos porque no les gustaban los puestos que les había reservado el partido. Después de esas primarias debe de haber otras para hacer la lista no solo con Podemos sino con todos los partidos (IU, Equo) y demás grupo de Ahora Madrid.
En un espacio político diverso y difuso, el de los Ayuntamientos del cambio, que incluye a Podemos pero no solo a Podemos, aceptar que la alcaldesa diseñe básicamente la lista es un choque interno brutal. La bronca amenaza con dinamitar las ya limitadas posibilidades de reeditar el gobierno de izquierdas en una ciudad que entre 1991 y 2015 tuvo mayorías absolutas del PP. A menor escala, se reproduce en otras capitales.
"Manuela no quiere manipular la asamblea. Directamente no quiere asambleas. Está bien decir que haya un conglomerado de superación que sea más que los partidos, pero es absurdo pretender que no haya partidos. Incluso Felipe González tenía el contrapeso del guerrismo que controlaba el partido. No puede gobernar el Ayuntamiento por influjo divino", opina una persona que conoce bien el Ayuntamiento.
Carmena, de 74 años y de la que todo el mundo da por sentado que ha señalado como sucesora a Marta Higueras, ha respondido que no tiene nada que hablar con Iglesias y este ha pedido contención y silencio los suyos: "La gente está harta del espectáculo que estamos dando". Los dos se enfrentan a la destrucción mutua asegurada —si alguno de lo partidos no se integra en la lista Carmena no tendrá opciones de ser alcaldesa ni ellos sin Carmena de cabeza de cartel— así que es posible que acabe en acuerdo incluso si las heridas siguen abiertas y sangrando.
El humo de tantos incendios ha llegado a los círculos, el orgullo en el origen de Podemos, una organización pensada inicialmente como algo horizontal en contraste con los viejos partidos de ordeno y mando. Pero la base empieza a acusar el desgaste de tanto cainismo. "Podemos nace con la voluntad de construir una forma nueva de hacer política, y para ello estamos construyendo una estructura tras*parente, ciudadana, abierta, democrática y eficaz. Una organización que responda al impulso democratizador de Podemos, en la que discutamos, debatamos y decidamos entre todos y todas", explica el partido en su web, donde presume de tener 512.623 inscritos.
En la consulta sobre el chalé de Galapagar, por ejemplo, votó el 38% del censo. La última encuesta nacional, de 'La Vanguardia', otorgaba a Podemos una estimación de voto del 16,6%, 4,5 puntos menos que en 2016, pero muy por encima del 10,54% que obtuvo Anguita en 1996. Podemos en la comunidad y en el Ayuntamiento no han querido hacer comentarios para este reportaje. Algunas de los críticos internos lamentan que Podemos ha funcionado durante la crisis contra el PSOE y el PP pero que le está costando dar el salto a ser un partido al que una base amplia vote en positivo, no para frenar a otros partidos.
Un asiduo de estos círculos cuenta que hace unos años en las reuniones eran 50 y ahora van 8. Muchos se han ido alejando paulatinamente, como Julio, que dejó de pagar la cuota (10 euros mensuales) por el desencanto al que llegó de forma progresiva. "Creí que de verdad iban a romper con el modelo de partido tradicional, sumando gente distinta, colectivos de diversos tipos, todo sin corsés ideológicos, contando con todos, una confluencia real", dice. En su opinión, esas promesas se han tras*formado en papel mojado. "Ha sido un proceso y al final se me quedó la impresión de que yo ahí no pinto nada. La cuota dejé de pagarla porque un mes no me la cobraron por error y dije: pues mira, que les den morcillas".
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Noticias de Podemos: Podemos se instala en el desencanto: A muchos círculos ya no viene casi nadie