Ramon Flores
Madmaxista
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Si el pasado 28 de abril la cuestión taurina saltó al debate político con varios candidatos en los partidos del centro derecha, en las segundas elecciones de este 10 de noviembre pareció que el suoflé se desinflaba y los toros pasaban a ser tema menor.
Lejos quedaba la presencia de diestros como Miguel Abellán y Salvador Vega en las listas del Partido Popular o la de Serafín Marín en Vox, partido que siempre ha contado con el apoyo explícito de jovenlandesante de la Puebla.
El toreo como reclamo electoral sin resultado en las urnas. Abellán y Serafín Marín se quedaban fuera del Congreso tras presentarse por Madrid y Barcelona respectivamente. La presencia de Vega, colocado como cierre de la lista por Málaga, fue más testimonial que posibilista.
En la repetición electoral de 10 noviembre, el torero fue el gran olvidado. Ningún partido habló del tema ni buscó esta vez la presencia de toreros en sus listas. La eterna utilización del torero con fines espurios.
Sin embargo, las alarmas saltaban nada más conocerse el preacuerdo de gobierno entre el PSOE y Unidos Podemos. El punto tercero de ese pacto era claro: “Lucha contra el cambio climático: la tras*ición ecológica justa, la protección de nuestra biodiversidad y la garantía de un trato digno a los animales”. Un revoltijo de ideas, de lugares comunes de la izquierda con los tópicos de siempre. Aunque las últimas palabras son toda una declaración de intenciones que ponen a la Tauromaquia el punto de mira.
El trato digno a los animales, el mantra con el que se camufla algo más que el bienestar animal. Uno de los muñidores del pacto PSOE-UP había sido Juantxo López de Uralde, activista ecologista y uno de los fundadores de Equo, partido abiertamente antitaurino. López de Uralde decidió unirse a Unidas Podemos, desde donde ahora encabeza las propuestas que tienen entre ceja y ceja a la Tauromaquia. Así lo reafirmaba esta semana en el Canal 24Horas. “A mí no me parece adecuado que en el siglo XXI la Fiesta Nacional de un país sea una fiesta en la que se sacrifica un animal de forma sangrienta”. Más claro agua. La insistencia prohibicionista de la izquierda española.
Unidas Podemos, en su último programa electoral, no podía ser más claro y hablaba de la eliminación de “ las ayudas y subvenciones relacionadas con la tauromaquia y se prohibirán espectáculos que impliquen maltrato animal”. La asfixia económica y definir como “maltrato” la lidia de un toro son los cimientos sobre los que lanzar su ataque contra la Fiesta.
La llave de todo esto la tendrá el PSOE, instalado desde hace años en la ambigua equidistancia dependiendo de la región donde toque hablar de toros. En la Junta de Andalucía, durante sus décadas de gobierno, la posición fue siempre favorable. Como lo es ahora en la Castilla la
Mancha de Emiliano García Page o la Extremadura de Guillermo Fernández Vara. Dos presidentes autonómicos que han defendido a capa y espada la vigencia de la Fiesta y el impacto económico de la tauromaquia en ambas comunidades.
Sin embargo, las dos almas del PSOE comprometen ese apoyo. Así se comprobó en la histórica prohibición de los festejos taurinos en Cataluña en 2010. El PSC dio libertad de voto y tres de sus diputados se mostraron a favor de la prohibición y otros tres se abstuvieron en la votación. O también, el ‘olvido’ del Ministerio de Cultura el pasado año al dejar a la tauromaquia sin ningún representante entre los premiados con las Medallas de Oro en el Mérito a las Bellas Artes.
Tampoco se espera mucho de los posibles aliados para la investidura de Pedro Sánchez, como la posición abiertamente contraria a los toros de otro de los actores principales de las actuales negociaciones, ERC.
Los toros están protegidos por ley como Bien de Interés Cultural. Porque la tauromaquia, mal que les pese a algunos, “es el regalo cultural de España a la humanidad”, como bien expresó en el Senado el ganadero y presidente de la Fundación del Toro de Lidia, Victorino Martín.
Sin embargo, toda ley puede ser revocada. Ahí entrará en juego la posición del PSOE como partido mayoritario del actual Congreso… si es que esta nueva legislatura tiene futuro.
(Cope)
Podemos lo deja claro: La prohibición de los toros estará en la agenda política del próximo Gobierno
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Si el pasado 28 de abril la cuestión taurina saltó al debate político con varios candidatos en los partidos del centro derecha, en las segundas elecciones de este 10 de noviembre pareció que el suoflé se desinflaba y los toros pasaban a ser tema menor.
Lejos quedaba la presencia de diestros como Miguel Abellán y Salvador Vega en las listas del Partido Popular o la de Serafín Marín en Vox, partido que siempre ha contado con el apoyo explícito de jovenlandesante de la Puebla.
El toreo como reclamo electoral sin resultado en las urnas. Abellán y Serafín Marín se quedaban fuera del Congreso tras presentarse por Madrid y Barcelona respectivamente. La presencia de Vega, colocado como cierre de la lista por Málaga, fue más testimonial que posibilista.
En la repetición electoral de 10 noviembre, el torero fue el gran olvidado. Ningún partido habló del tema ni buscó esta vez la presencia de toreros en sus listas. La eterna utilización del torero con fines espurios.
Sin embargo, las alarmas saltaban nada más conocerse el preacuerdo de gobierno entre el PSOE y Unidos Podemos. El punto tercero de ese pacto era claro: “Lucha contra el cambio climático: la tras*ición ecológica justa, la protección de nuestra biodiversidad y la garantía de un trato digno a los animales”. Un revoltijo de ideas, de lugares comunes de la izquierda con los tópicos de siempre. Aunque las últimas palabras son toda una declaración de intenciones que ponen a la Tauromaquia el punto de mira.
El trato digno a los animales, el mantra con el que se camufla algo más que el bienestar animal. Uno de los muñidores del pacto PSOE-UP había sido Juantxo López de Uralde, activista ecologista y uno de los fundadores de Equo, partido abiertamente antitaurino. López de Uralde decidió unirse a Unidas Podemos, desde donde ahora encabeza las propuestas que tienen entre ceja y ceja a la Tauromaquia. Así lo reafirmaba esta semana en el Canal 24Horas. “A mí no me parece adecuado que en el siglo XXI la Fiesta Nacional de un país sea una fiesta en la que se sacrifica un animal de forma sangrienta”. Más claro agua. La insistencia prohibicionista de la izquierda española.
Unidas Podemos, en su último programa electoral, no podía ser más claro y hablaba de la eliminación de “ las ayudas y subvenciones relacionadas con la tauromaquia y se prohibirán espectáculos que impliquen maltrato animal”. La asfixia económica y definir como “maltrato” la lidia de un toro son los cimientos sobre los que lanzar su ataque contra la Fiesta.
La llave de todo esto la tendrá el PSOE, instalado desde hace años en la ambigua equidistancia dependiendo de la región donde toque hablar de toros. En la Junta de Andalucía, durante sus décadas de gobierno, la posición fue siempre favorable. Como lo es ahora en la Castilla la
Mancha de Emiliano García Page o la Extremadura de Guillermo Fernández Vara. Dos presidentes autonómicos que han defendido a capa y espada la vigencia de la Fiesta y el impacto económico de la tauromaquia en ambas comunidades.
Sin embargo, las dos almas del PSOE comprometen ese apoyo. Así se comprobó en la histórica prohibición de los festejos taurinos en Cataluña en 2010. El PSC dio libertad de voto y tres de sus diputados se mostraron a favor de la prohibición y otros tres se abstuvieron en la votación. O también, el ‘olvido’ del Ministerio de Cultura el pasado año al dejar a la tauromaquia sin ningún representante entre los premiados con las Medallas de Oro en el Mérito a las Bellas Artes.
Tampoco se espera mucho de los posibles aliados para la investidura de Pedro Sánchez, como la posición abiertamente contraria a los toros de otro de los actores principales de las actuales negociaciones, ERC.
Los toros están protegidos por ley como Bien de Interés Cultural. Porque la tauromaquia, mal que les pese a algunos, “es el regalo cultural de España a la humanidad”, como bien expresó en el Senado el ganadero y presidente de la Fundación del Toro de Lidia, Victorino Martín.
Sin embargo, toda ley puede ser revocada. Ahí entrará en juego la posición del PSOE como partido mayoritario del actual Congreso… si es que esta nueva legislatura tiene futuro.
(Cope)
Podemos lo deja claro: La prohibición de los toros estará en la agenda política del próximo Gobierno