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Será en Octubre
Podemos, arrinconado: fractura interna, socios empoderados y Montero, en cuestión
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Yolanda Díaz traslada a la ministra de Igualdad "la pregunta" de si debe ir en las listas para las generales mientras alaba las renuncias de Colau y Garzón
La vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz.MariscalEFE
Eso se traduce en una gran incertidumbre sobre su nuevo rol. Sumar cuenta con Podemos en la alianza y va a hacer lo posible por integrarlo pero no se le va a poner una alfombra roja para que pase. Tendrá que amoldarse a la situación y asumir su nueva condición. Ni es tan fuerte ni es el único. Hay otros socios del espacio han tenido mucho mejor resultado el 28-M y, en consecuencia, estos exigen ver reflejado su potencial en los equilibrios internos y en las listas electorales.
Eso deja en entredicho la presencia de los dirigentes de Podemos, sobre los que se ha abierto un debate público sobre si «suman» o «restan». El foco se ha puesto en Irene Montero, Ione Belarra o Pablo Echenique como principales exponentes de un estilo y un pasado que chirrían con los nuevos cánones que quiere imponer Díaz, obsesionada con presentar su proyecto como un «movimiento ciudadano». Eso sólo puede implicar renovación de caras y la entrada de nuevas personas con un perfil independiente para apuntalar ese argumento.
La presión sobre los tres dirigentes de Podemos se ha hecho más grande en las últimas horas después de que el líder de IU, Alberto Garzón, renunciara a repetir en las listas electorales: «Es una decisión muy meditada que aspira a promover la renovación de las caras públicas que representan este necesario proyecto».
Poco después, Díaz trasladó a Montero y Belarra la «pregunta» de si deben acudir o no en las listas, dejando su futuro en el aire. Pues lo hizo, además, inmediatamente después de alabar la decisión tomada por Garzón y Ada Colau de dejar paso a otras personas. «Yo hoy le doy las gracias a una mujer que suma, se llama Ada Colau, que ha tomado una decisión. Hoy la ha tomado Alberto Garzón, que sigue sumando. Desde luego esta pregunta hay que formulársela a cada una de las personas».
IGLESIAS CONTRA UNA "HUMILLACIÓN"
Podemos no quiso estar en Magariños en la oficialización de Díaz y esa decisión estratégica es lo que ahora le está lastrando. Allí estaba una quincena de partidos encumbrándola como su candidata, mientras que Podemos, en cambio, enviaba un mensaje de aislamiento, que venía precedido de innumerables muestras de ambicionar un papel principal en la coalición. Eso que luego en la campaña llamó eufemísticamente ser el «motor».
Eso ahora se le vuelve en contra. La quincena de partidos llega ahora con los deberes encarrilados y los puentes sólidos con Sumar. Además, la mayoría de ellos se han visto reforzados en las urnas frente a los jovenlandesados. Por eso Compromís y Más Madrid plantean tener un papel destacado en sus circunscripciones.
Pablo Iglesias describía ayer así la situación en un artículo en Ara. "En estas horas, el espacio político que fue Unidas Podemos vive en los juegos del hambre de una negociación que nada garantiza que acabe bien si se impone el deseo de venganza y humillación a Podemos y a sus dirigentes".
Magariños ha dejado heridas a la interna de Podemos. Dirigentes autonómicos no compartían la decisión de no ir y se han ido alejando de su cúpula para acercarse a Díaz. Algunos desafiaron la prohibición y asistieron al acto, otros la acataron a regañadientes pero hicieron saber su posición. El 28-M ha premiado a los que más cerca se posicionaron de ella (Navarra y Extremadura).
Eso empieza a aflorar ahora. El secretario general de la Comunidad de Madrid, Jesús Santos, pidió a sus dirigentes ser «responsables». «Primero el país y no los partidos», sentenció. Palabras que se llevaron una reprimenda de la progenitora de Pablo Iglesias, que le pidió su renuncia.
Ya el vicepresidente de Baleares, Juan Pedro Yllanes, exigió «disolverse dentro de Sumar sin poner ningún tipo de condición e imposición».
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- ÁLVARO CARVAJAL
@alvaro7carvajal
Madrid
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Yolanda Díaz traslada a la ministra de Igualdad "la pregunta" de si debe ir en las listas para las generales mientras alaba las renuncias de Colau y Garzón
La vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz.MariscalEFE
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Eso se traduce en una gran incertidumbre sobre su nuevo rol. Sumar cuenta con Podemos en la alianza y va a hacer lo posible por integrarlo pero no se le va a poner una alfombra roja para que pase. Tendrá que amoldarse a la situación y asumir su nueva condición. Ni es tan fuerte ni es el único. Hay otros socios del espacio han tenido mucho mejor resultado el 28-M y, en consecuencia, estos exigen ver reflejado su potencial en los equilibrios internos y en las listas electorales.
Eso deja en entredicho la presencia de los dirigentes de Podemos, sobre los que se ha abierto un debate público sobre si «suman» o «restan». El foco se ha puesto en Irene Montero, Ione Belarra o Pablo Echenique como principales exponentes de un estilo y un pasado que chirrían con los nuevos cánones que quiere imponer Díaz, obsesionada con presentar su proyecto como un «movimiento ciudadano». Eso sólo puede implicar renovación de caras y la entrada de nuevas personas con un perfil independiente para apuntalar ese argumento.
La presión sobre los tres dirigentes de Podemos se ha hecho más grande en las últimas horas después de que el líder de IU, Alberto Garzón, renunciara a repetir en las listas electorales: «Es una decisión muy meditada que aspira a promover la renovación de las caras públicas que representan este necesario proyecto».
Poco después, Díaz trasladó a Montero y Belarra la «pregunta» de si deben acudir o no en las listas, dejando su futuro en el aire. Pues lo hizo, además, inmediatamente después de alabar la decisión tomada por Garzón y Ada Colau de dejar paso a otras personas. «Yo hoy le doy las gracias a una mujer que suma, se llama Ada Colau, que ha tomado una decisión. Hoy la ha tomado Alberto Garzón, que sigue sumando. Desde luego esta pregunta hay que formulársela a cada una de las personas».
IGLESIAS CONTRA UNA "HUMILLACIÓN"
Podemos no quiso estar en Magariños en la oficialización de Díaz y esa decisión estratégica es lo que ahora le está lastrando. Allí estaba una quincena de partidos encumbrándola como su candidata, mientras que Podemos, en cambio, enviaba un mensaje de aislamiento, que venía precedido de innumerables muestras de ambicionar un papel principal en la coalición. Eso que luego en la campaña llamó eufemísticamente ser el «motor».
Eso ahora se le vuelve en contra. La quincena de partidos llega ahora con los deberes encarrilados y los puentes sólidos con Sumar. Además, la mayoría de ellos se han visto reforzados en las urnas frente a los jovenlandesados. Por eso Compromís y Más Madrid plantean tener un papel destacado en sus circunscripciones.
Pablo Iglesias describía ayer así la situación en un artículo en Ara. "En estas horas, el espacio político que fue Unidas Podemos vive en los juegos del hambre de una negociación que nada garantiza que acabe bien si se impone el deseo de venganza y humillación a Podemos y a sus dirigentes".
Magariños ha dejado heridas a la interna de Podemos. Dirigentes autonómicos no compartían la decisión de no ir y se han ido alejando de su cúpula para acercarse a Díaz. Algunos desafiaron la prohibición y asistieron al acto, otros la acataron a regañadientes pero hicieron saber su posición. El 28-M ha premiado a los que más cerca se posicionaron de ella (Navarra y Extremadura).
Eso empieza a aflorar ahora. El secretario general de la Comunidad de Madrid, Jesús Santos, pidió a sus dirigentes ser «responsables». «Primero el país y no los partidos», sentenció. Palabras que se llevaron una reprimenda de la progenitora de Pablo Iglesias, que le pidió su renuncia.
Ya el vicepresidente de Baleares, Juan Pedro Yllanes, exigió «disolverse dentro de Sumar sin poner ningún tipo de condición e imposición».