OYeah
Madmaxista
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Como pollos sin cabeza. Rusia sabe que ha perdido y le entran las prisas por acabarlo todo. China le compra el oil a precio de agua mineral.
Rusia sustituye al jefe de las fuerzas militares que combaten en Ucrania, cargo que asumirá Valeri Guerasimov
Releva al general Serguei Surovikin, quien fue el que recomendó en noviembre la retirada rusa del norte de la región ucraniana de Jerson.
Vladimir pilinguin con el jefe del Estado Mayor, el general Valeri Guerasimov, en septiembre.AP
Rusia sustituyó este miércoles al comandante de las fuerzas militares que combaten en Ucrania desde febrero de 2022, cargo que asumirá Valeri Guerasimov, actual jefe del Estado Mayor del Ejército ruso. En los primeros meses de la guerra Guerasimov fue criticado por el pobre desempeño de las tropas rusas, pero en su expediente luce su intervención directa en notables victorias durante la primera injerencia militar rusa en Ucrania en 2014.
Guerasimov es un hombre de la casa. Lleva más de 10 años como jefe del Estado Mayor. A sus 67 años, releva al general Serguei Surovikin, que fue el que recomendó en noviembre la retirada rusa del norte de la región ucraniana de Jerson, considerado el peor revés sufrido por las tropas rusas en el conflicto. Surovikin consiguió al menos una retirada ordenada -salvando soldados y material para reforzar el frente de Donbas- evitando en un enclave complicado un repliegue caótico como el del entorno de Jarkov, donde los rusos dejaron atrás importante equipamiento militar que fue aprovechado por los ucranianos.
Más allá del repliegue de Jerson, la única gran apuesta de Surovikin fue los ataques con misiles contra infraestructura civil que han diezmado las condiciones de vida de los ucranianos y sus defensas antiaéreas pero no parecen haber ahogado la jovenlandesal del país. El llamado 'carnicero' de Siria se confirmó como el enemigo de los civiles ucranianos y ha reorganizado el frente. Pero sin superioridad aérea ha resultado menos temible de lo que se esperaba. Ucrania no es un país postrado ante los aviones rusos como lo fue Siria.
Surovikin no va al basurero de generales. Seguirá involucrado en lo que pilinguin insiste en llamar la 'operación militar especial'. Pasa a convertirse en uno de los tres brazos del nuevo jefe sobre el terreno: un subalterno del jefe que le ha quitado el puesto. Por orden del ministro de Defensa, Serguei Shoigu, Surovikin ejercerá a partir de ahora el cargo de subjefe de la agrupación conjunta de tropas en la zona de la "operación militar especial".
Oficialmente, el motivo del nombramiento de Guerasimov es "la ampliación de la magnitud de los objetivos a cumplir y la necesidad de la organización de una cooperación más estrecha entre las diferentes tropas del Ejército ruso". Muchos expertos militares dan por hecho que habrá una nueva ofensiva en primavera, incluso antes.
Que pilinguin nombre al frente de la ofensiva a su propio jefe del Estado Mayor mueve la toma de decisiones sobre el terreno un peldaño más cerca del Kremlin. Podría ser una vuelta a la intervención directa del presidente ruso en la estrategia bélica, una dinámica que según algunos analistas condenó el avance ruso en sus primeros compases. "pilinguin está tratando de luchar y gobernar como Stalin, pero al mismo tiempo tiene a su disposición un aparato civil y militar al estilo de Brezhnev, y no posee la técnica estalinista de manipulación y terror", explicaba en septiembre el analista Sergei Shelin.
Guerasimov, que al inicio de la ofensiva estuvo semanas fuera de los focos y sobre cuya destitución también se especuló, afrontará ahora la prueba más difícil de su carrera, definiendo él directamente los movimientos de tropas y ofreciendo alternativas al presidente en una guerra en la que es precisamente la perspectiva de pilinguin la que ha fallado desde un principio: ni se pudo tomar Kiev en las primeras semanas ni se han podido conservar los territorios ocupados.
Aunque algunos han achacado a Guerasimov el pobre desempeño del ejército ruso tras el ataque de febrero, tiene algunos éxitos en su viejo expediente que le permiten presentarse como un veterano enemigo de Kiev. Según el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), Guerasimov fue el comandante general de los efectivos de las fuerzas rusas y los insurgentes prorrusos durante su decisiva victoria estratégica en la Batalla de Ilovaisk en 2014, donde murieron más de 1000 soldados ucranianos. Aquella vez, tras la prudencia inicial, Moscú pisó con éxito el acelerador para no dejar caer a sus títeres en Donbas.
Surovikin deja la primera fila pero en todo caso es jefe de la Fuerza Aérea. Está por ver cómo maridará esta condición con la de segundón en el frente. El otro subjefe de las fuerzas rusas en Ucrania será Oleg Saliukov, comandante del Ejército de Tierra, y Alexei Kim, subjefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas.
Desde la toma de la localidad de Lisichansk a principios de julio del pasado año, el Ejército ruso sufrió varios reveses, como la retirada de Jersón, incluso la capital regional, y de parte de la región de Járkiv. Pero expertos como Rob Lee, analista del Foreign Policy Research Institute, no creen que lo sucedido sea un castigo. "No creo que esto se deba a que Surovikin sea visto como un fracaso. Ciertamente es posible que esto se deba a razones políticas. Como 'comandante unificado' en Ucrania, Surovikin se estaba volviendo muy poderoso y probablemente 'puenteaba' a Shoigu y a Guerasimov cuando hablaba con pilinguin".
Rusia tiene en la recámara a más de 100.000 nuevos movilizados que todavía no han entrado en combate directo. Moscú espera el mejor momento para asestar el golpe, y el ejército ucraniano cree que Kiev volverá a ser el objetivo.
En estos momentos, las tropas rusas y las unidades de la compañía militar privada Wagner combaten en las calles de la localidad de Soledar, en la región de Donetsk. La retirada de Surovikin del primer plano es un revés para Evgeny Prigozhin y sus mercenarios de Wagner. En su papel de 'señor de la guerra' había alabado el nombramiento de Surovikin y a la vez se había mostrado a través de vídeos ocupándose personalmente de las cosas en el frente. De vez en cuando criticaba a la cúpula del ejército. Ahora Surovikin juega el papel de fusible que paga los platos rotos por masacres embarazosas como la de Makiivka, una ciudad de la parte ocupada de Donetsk donde en nochevieja misiles lanzados por Ucrania arrasaron un acuartelamiento donde dormían 600 soldados rusos. Moscú ha reconocido casi 100 víctimas, pero otras fuentes multiplican esa cifra.
Rusia está sedienta de victorias. La conquista de Soledar, que Moscú asegura que está a su alcance, no sólo sería un avance en más de medio año de dificultades sino que allanaría el camino para atacar Bajmut, un importante cruce de caminos que conduce a los principales bastiones ucranianos del Donbás. Hasta ahora los rusos no han podido imponerse en este bastión, pero esperan que el enfoque gradual funcione.
Rusia sustituye al jefe de las fuerzas militares que combaten en Ucrania, cargo que asumirá Valeri Guerasimov
Releva al general Serguei Surovikin, quien fue el que recomendó en noviembre la retirada rusa del norte de la región ucraniana de Jerson.
Vladimir pilinguin con el jefe del Estado Mayor, el general Valeri Guerasimov, en septiembre.AP
Rusia sustituyó este miércoles al comandante de las fuerzas militares que combaten en Ucrania desde febrero de 2022, cargo que asumirá Valeri Guerasimov, actual jefe del Estado Mayor del Ejército ruso. En los primeros meses de la guerra Guerasimov fue criticado por el pobre desempeño de las tropas rusas, pero en su expediente luce su intervención directa en notables victorias durante la primera injerencia militar rusa en Ucrania en 2014.
Guerasimov es un hombre de la casa. Lleva más de 10 años como jefe del Estado Mayor. A sus 67 años, releva al general Serguei Surovikin, que fue el que recomendó en noviembre la retirada rusa del norte de la región ucraniana de Jerson, considerado el peor revés sufrido por las tropas rusas en el conflicto. Surovikin consiguió al menos una retirada ordenada -salvando soldados y material para reforzar el frente de Donbas- evitando en un enclave complicado un repliegue caótico como el del entorno de Jarkov, donde los rusos dejaron atrás importante equipamiento militar que fue aprovechado por los ucranianos.
Más allá del repliegue de Jerson, la única gran apuesta de Surovikin fue los ataques con misiles contra infraestructura civil que han diezmado las condiciones de vida de los ucranianos y sus defensas antiaéreas pero no parecen haber ahogado la jovenlandesal del país. El llamado 'carnicero' de Siria se confirmó como el enemigo de los civiles ucranianos y ha reorganizado el frente. Pero sin superioridad aérea ha resultado menos temible de lo que se esperaba. Ucrania no es un país postrado ante los aviones rusos como lo fue Siria.
Surovikin no va al basurero de generales. Seguirá involucrado en lo que pilinguin insiste en llamar la 'operación militar especial'. Pasa a convertirse en uno de los tres brazos del nuevo jefe sobre el terreno: un subalterno del jefe que le ha quitado el puesto. Por orden del ministro de Defensa, Serguei Shoigu, Surovikin ejercerá a partir de ahora el cargo de subjefe de la agrupación conjunta de tropas en la zona de la "operación militar especial".
Oficialmente, el motivo del nombramiento de Guerasimov es "la ampliación de la magnitud de los objetivos a cumplir y la necesidad de la organización de una cooperación más estrecha entre las diferentes tropas del Ejército ruso". Muchos expertos militares dan por hecho que habrá una nueva ofensiva en primavera, incluso antes.
Que pilinguin nombre al frente de la ofensiva a su propio jefe del Estado Mayor mueve la toma de decisiones sobre el terreno un peldaño más cerca del Kremlin. Podría ser una vuelta a la intervención directa del presidente ruso en la estrategia bélica, una dinámica que según algunos analistas condenó el avance ruso en sus primeros compases. "pilinguin está tratando de luchar y gobernar como Stalin, pero al mismo tiempo tiene a su disposición un aparato civil y militar al estilo de Brezhnev, y no posee la técnica estalinista de manipulación y terror", explicaba en septiembre el analista Sergei Shelin.
Guerasimov, que al inicio de la ofensiva estuvo semanas fuera de los focos y sobre cuya destitución también se especuló, afrontará ahora la prueba más difícil de su carrera, definiendo él directamente los movimientos de tropas y ofreciendo alternativas al presidente en una guerra en la que es precisamente la perspectiva de pilinguin la que ha fallado desde un principio: ni se pudo tomar Kiev en las primeras semanas ni se han podido conservar los territorios ocupados.
Aunque algunos han achacado a Guerasimov el pobre desempeño del ejército ruso tras el ataque de febrero, tiene algunos éxitos en su viejo expediente que le permiten presentarse como un veterano enemigo de Kiev. Según el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), Guerasimov fue el comandante general de los efectivos de las fuerzas rusas y los insurgentes prorrusos durante su decisiva victoria estratégica en la Batalla de Ilovaisk en 2014, donde murieron más de 1000 soldados ucranianos. Aquella vez, tras la prudencia inicial, Moscú pisó con éxito el acelerador para no dejar caer a sus títeres en Donbas.
Surovikin deja la primera fila pero en todo caso es jefe de la Fuerza Aérea. Está por ver cómo maridará esta condición con la de segundón en el frente. El otro subjefe de las fuerzas rusas en Ucrania será Oleg Saliukov, comandante del Ejército de Tierra, y Alexei Kim, subjefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas.
Desde la toma de la localidad de Lisichansk a principios de julio del pasado año, el Ejército ruso sufrió varios reveses, como la retirada de Jersón, incluso la capital regional, y de parte de la región de Járkiv. Pero expertos como Rob Lee, analista del Foreign Policy Research Institute, no creen que lo sucedido sea un castigo. "No creo que esto se deba a que Surovikin sea visto como un fracaso. Ciertamente es posible que esto se deba a razones políticas. Como 'comandante unificado' en Ucrania, Surovikin se estaba volviendo muy poderoso y probablemente 'puenteaba' a Shoigu y a Guerasimov cuando hablaba con pilinguin".
Rusia tiene en la recámara a más de 100.000 nuevos movilizados que todavía no han entrado en combate directo. Moscú espera el mejor momento para asestar el golpe, y el ejército ucraniano cree que Kiev volverá a ser el objetivo.
En estos momentos, las tropas rusas y las unidades de la compañía militar privada Wagner combaten en las calles de la localidad de Soledar, en la región de Donetsk. La retirada de Surovikin del primer plano es un revés para Evgeny Prigozhin y sus mercenarios de Wagner. En su papel de 'señor de la guerra' había alabado el nombramiento de Surovikin y a la vez se había mostrado a través de vídeos ocupándose personalmente de las cosas en el frente. De vez en cuando criticaba a la cúpula del ejército. Ahora Surovikin juega el papel de fusible que paga los platos rotos por masacres embarazosas como la de Makiivka, una ciudad de la parte ocupada de Donetsk donde en nochevieja misiles lanzados por Ucrania arrasaron un acuartelamiento donde dormían 600 soldados rusos. Moscú ha reconocido casi 100 víctimas, pero otras fuentes multiplican esa cifra.
Rusia está sedienta de victorias. La conquista de Soledar, que Moscú asegura que está a su alcance, no sólo sería un avance en más de medio año de dificultades sino que allanaría el camino para atacar Bajmut, un importante cruce de caminos que conduce a los principales bastiones ucranianos del Donbás. Hasta ahora los rusos no han podido imponerse en este bastión, pero esperan que el enfoque gradual funcione.