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El colapso de las bases rusas en Siria amenaza el avance de Moscú en África
El poder ruso en África se resquebraja tras el terremoto político en Siria. Los esfuerzos de Moscú de los últimos siete años para aumentar su influencia en varios
www.lavanguardia.com
El poder ruso en África se resquebraja tras el terremoto político en Siria. Los esfuerzos de Moscú de los últimos siete años para aumentar su influencia en varios países jovenlandeses dependen de la suerte de las dos bases militares que Rusia mantiene en el este sirio y que, a día de hoy, es todavía incierta tras el avance relámpago de la alianza de milicias encabezada por Hayat al-Tahrir al-Sham (HTS), antigua filial de Al Qaeda.
La base aérea rusa de Jmeimim, en la provincia de Latakia, y la naval de Tartus, en la costa, han sido dos puntos geoestratégicos clave para el envío de armamento y mercenarios rusos de África corps (los antiguos Wagner) a países como República Centroafricana, Mali, Burkina Faso, Níger, Sudán o Libia y la recepción, como contrapartida por sus servicios, de las riquezas militares explotadas en minas africanas.
Si la pérdida de ambas sedes supondría un golpe devastador a la capacidad de Rusia de proyectar su poder en Oriente Medio y el Mediterráneo, la imposibilidad de operar desde Jmeimim o Tartus interrumpiría el apoyo militar decisivo que Vladimir pilinguin ha brindado a los regímenes militares del Sahel y que les ha permitido mantener el poder.
El pasado mes de abril, el portal de noticias libio Fawasel Media publicó un vídeo en el que se veía como un barco ruso desembarcaba en el puerto libio de Tobruk varias toneladas de equipo militar como vehículos blindados, lanzacohetes o artillería, además de mercenarios. Los suministros, que habían salido de Tartus, tenían como destino, además de robustecer la presencia militar rusa en el este de Libia, reforzar el apoyo a los líderes de golpes jovenlandeses del Sahel, aliados prioritarios de Moscú.
Aunque el HTS aseguró en primera instancia que respetaría los intereses extranjeros en Siria, su líder Abu Mohamed el Yulani dijo en una entrevista a la CNN que quería a las fuerzas extranjeras fuera del país.
Según el think tank Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW en sus siglas en inglés), la salida rusa de Siria “probablemente perturbará la logística rusa, los esfuerzos de reabastecimiento y las rotaciones de mercenarios de África Corps, debilitando particularmente las operaciones y la proyección de poder de Rusia en Libia y el África subsahariana”. Y dejaría pocas alternativas viables. “Rusia –añadía ISW- podría intentar aprovechar su presencia en Libia o Sudán como alternativas, pero la falta de acuerdos formales con estos países y la infraestructura insuficiente los convierte en sustitutos inadecuados”.