Los turistas de las Rías Bajas están caninos:
El turista aprieta el bolsillo en las Rías Baixas: «Piden dos raciones de churrasco para seis personas» (lavozdegalicia.es)
Dueños de chiringuitos a pie de playa de Sanxenxo y Bueu señalan que «aunque viene mucha gente con pasta» se nota un frenazo en el gasto, tanto en comida y bebida como en el uso de las «pedaletas» o las tumbonas
24 ago 2023. Actualizado a las 05:00 h.
Comentar · 17
Mirian Cidrás, del chiringuito Galifornia de la playa de Tuia (Bueu), uno de esos bares a pie de arena que hacen único el litoral gallego, cogió uno de estos días una de esas reservas que no dejan de sorprender: «Me pidieron dos de churrasco para seis personas... y claro, tú les dice que comer seis con dos raciones pues que es poco... y te dicen que van a tomar un vino antes, que ya vendrán medio comidos...». Añade Cidrás que son excusas, maneras de justificar que este año el turista, bien por la subida de precios bien por otras causas, cierra el bolsillo todo lo que puede. Esa sensación, la de que las Rías Baixas están a rebosar de visitantes pero que hay un evidente bajón en el consumo que hacen, la tienen también en otros chiringuitos a pie de arenal, por ejemplo, en los de las playas de Sanxenxo.
No se puede medir cómo van las cosas en los chiringuitos de verano sin hablar con Carlos Castaño (padre e hijo). Su empresa, con más de medio centenar de empleados, gestiona los bares a pie de litoral de Canelas, Montalvo y de la joya de la corona de Sanxenxo, es decir, Silgar. Carlos padre cuenta una anécdota para retratar el bajón de consumo que aprecian en los usuarios de los arenales: «A min gústame estar a pé de praia e observar que ocorre. E o outro día vin algo que nunca antes presenciara. Chegou unha familia e buscou na praia unha ubicación que lles quedara lonxe dos chiringuitos para que aos nenos non se lles antollase nada», cuenta. Su hijo, desde el chiringuito de Silgar, señala que efectivamente, y en parte porque todo se ha encarecido, el consumo de bebidas, helados o comida es mucho más moderado. «É certo que ata se comparte unha botella de auga. Pero tamén vén xente con pasta que si consume. Silgar o que ten é que atrae a todo tipo de público, dende xente con pasta que si fai gasto a outra que consume o mínimo e comparte porque posiblemente non poida facelo doutra maneira. Quizais onde menos notemos o baixón é nos xeados porque non se poden traer da casa», indica.
Castaño hijo indica que en parte es entendible ese bajón del consumo porque los precios se han disparado para todos: «Un xeado soe ir a 2,50 euros e cada vez trae menos cantidade. Se tes dous fillos... son cinco euros cada tarde. Eu comprendo que é moito», indica. Al preguntar a cómo se cotizan las consumiciones, señala: «Eu penso que nós non as temos altas, que preferimos que haxa bastante consumo aínda que non se lle gañe tanto». Indican que los refrescos los cobran a 2,70 euros, el café a 1,90 y el agua a esa misma cantidad.
«Se comparte demasiado»
Nel Blanco también tiene amplia experiencia a pie de chiringuitos en Sanxenxo. Gestiona los de las playas de Areas y Paxariñas y, más allá de valorar positivamente que el calor haya llenado los arenales en este tramo final de agosto después de «un verano un poco rarito», lo primero que dice cuando se le pregunta cómo el negocio es que el consumo está a la baja: «Este año la gente se corta mucho más en el gasto, lo notas hasta en la venta de agua. Y en las comidas es una pasada, se comparte demasiado, hay veces que se estiran las raciones de una manera...».
La conclusión, por tanto, es clara: aluvión de turistas pero más calor en el ambiente que en la caja registradora. Con todo, si la meteorología acompaña en el último tramo del estío, no habrá demasiadas quejas de los hosteleros. A pie de chiringuito prefieren recibir a extranjeros que a gallegos o incluso turistas nacionales. Dicen que traen más dinero y destacan «los italianos o portugueses que consumen mucho».
Fotos de postureo en las «pedaletas» para el Instagram y regateo a la hora de alquilarlas
Quienes se hacen cargo de los chiringuitos en las playas frecuentemente también tienen en concesión otros servicios en los mismos arenales. Es decir, gestionan tanto los hidropedales como las tumbonas. ¿Se nota también que los turistas gastan menos en estos ámbitos? La respuesta es compleja. Sí se usan menos las pedaletas, pero en las tardes de canícula las tumbonas tienen el éxito garantizado. «En un día como el de este martes, con el termómetro disparado, hay peleas por las sombrillas y las tumbonas», señala Nel Blanco, que da este servicio en las playas de Paxariñas y Areas. «O cliente de tumbonas é bastante fiel, de feito nós temos reservas de tumbonas semanais e incluso por tempada. O cliente de hotel, por exemplo, tira bastante de tumbona porque non adoita vir de vacacións coas cadeiras da praia», indica Carlos Castaño desde Silgar.
Lo de los hidropedales es otra historia. Este año, en ese contexto de bajón de consumo, también se sale menos a pedalear con estos artefactos flotantes. Es más, en muchas ocasiones hay usuarios de las playas, sobre todo jóvenes, que se acercan a hacerse fotos para el Instagram con las pedaletas pero que luego no las alquilan. Ese, dicen voces autorizadas en la materia con cierta sorna, «é o mal destes tempos».
¿Cuánto cuesta salir a la ría con un hidropedal? El coste es muy variado y depende, fundamentalmente, de qué tipo de pedaletas se alquilen, ya que las que más cuestan suelen ser las de tobogán o las que tienen alguna figura, como un unicornio, es decir, las favoritas de los niños. En Silgar se pueden rentar desde nueve a 25 euros y en Paxariñas o Areas las hay (sin tobogán) desde 8 euros por media hora a 12 por una.
Eso o los hosteleros ya están quejándose sin motivo?
Los entrevistados son de zonas a los que va gente de bastante buen poder adquisitivo, por cierto.
El turista aprieta el bolsillo en las Rías Baixas: «Piden dos raciones de churrasco para seis personas» (lavozdegalicia.es)
Dueños de chiringuitos a pie de playa de Sanxenxo y Bueu señalan que «aunque viene mucha gente con pasta» se nota un frenazo en el gasto, tanto en comida y bebida como en el uso de las «pedaletas» o las tumbonas
24 ago 2023. Actualizado a las 05:00 h.
Comentar · 17
Mirian Cidrás, del chiringuito Galifornia de la playa de Tuia (Bueu), uno de esos bares a pie de arena que hacen único el litoral gallego, cogió uno de estos días una de esas reservas que no dejan de sorprender: «Me pidieron dos de churrasco para seis personas... y claro, tú les dice que comer seis con dos raciones pues que es poco... y te dicen que van a tomar un vino antes, que ya vendrán medio comidos...». Añade Cidrás que son excusas, maneras de justificar que este año el turista, bien por la subida de precios bien por otras causas, cierra el bolsillo todo lo que puede. Esa sensación, la de que las Rías Baixas están a rebosar de visitantes pero que hay un evidente bajón en el consumo que hacen, la tienen también en otros chiringuitos a pie de arenal, por ejemplo, en los de las playas de Sanxenxo.
No se puede medir cómo van las cosas en los chiringuitos de verano sin hablar con Carlos Castaño (padre e hijo). Su empresa, con más de medio centenar de empleados, gestiona los bares a pie de litoral de Canelas, Montalvo y de la joya de la corona de Sanxenxo, es decir, Silgar. Carlos padre cuenta una anécdota para retratar el bajón de consumo que aprecian en los usuarios de los arenales: «A min gústame estar a pé de praia e observar que ocorre. E o outro día vin algo que nunca antes presenciara. Chegou unha familia e buscou na praia unha ubicación que lles quedara lonxe dos chiringuitos para que aos nenos non se lles antollase nada», cuenta. Su hijo, desde el chiringuito de Silgar, señala que efectivamente, y en parte porque todo se ha encarecido, el consumo de bebidas, helados o comida es mucho más moderado. «É certo que ata se comparte unha botella de auga. Pero tamén vén xente con pasta que si consume. Silgar o que ten é que atrae a todo tipo de público, dende xente con pasta que si fai gasto a outra que consume o mínimo e comparte porque posiblemente non poida facelo doutra maneira. Quizais onde menos notemos o baixón é nos xeados porque non se poden traer da casa», indica.
Castaño hijo indica que en parte es entendible ese bajón del consumo porque los precios se han disparado para todos: «Un xeado soe ir a 2,50 euros e cada vez trae menos cantidade. Se tes dous fillos... son cinco euros cada tarde. Eu comprendo que é moito», indica. Al preguntar a cómo se cotizan las consumiciones, señala: «Eu penso que nós non as temos altas, que preferimos que haxa bastante consumo aínda que non se lle gañe tanto». Indican que los refrescos los cobran a 2,70 euros, el café a 1,90 y el agua a esa misma cantidad.
«Se comparte demasiado»
Nel Blanco también tiene amplia experiencia a pie de chiringuitos en Sanxenxo. Gestiona los de las playas de Areas y Paxariñas y, más allá de valorar positivamente que el calor haya llenado los arenales en este tramo final de agosto después de «un verano un poco rarito», lo primero que dice cuando se le pregunta cómo el negocio es que el consumo está a la baja: «Este año la gente se corta mucho más en el gasto, lo notas hasta en la venta de agua. Y en las comidas es una pasada, se comparte demasiado, hay veces que se estiran las raciones de una manera...».
La conclusión, por tanto, es clara: aluvión de turistas pero más calor en el ambiente que en la caja registradora. Con todo, si la meteorología acompaña en el último tramo del estío, no habrá demasiadas quejas de los hosteleros. A pie de chiringuito prefieren recibir a extranjeros que a gallegos o incluso turistas nacionales. Dicen que traen más dinero y destacan «los italianos o portugueses que consumen mucho».
Fotos de postureo en las «pedaletas» para el Instagram y regateo a la hora de alquilarlas
Quienes se hacen cargo de los chiringuitos en las playas frecuentemente también tienen en concesión otros servicios en los mismos arenales. Es decir, gestionan tanto los hidropedales como las tumbonas. ¿Se nota también que los turistas gastan menos en estos ámbitos? La respuesta es compleja. Sí se usan menos las pedaletas, pero en las tardes de canícula las tumbonas tienen el éxito garantizado. «En un día como el de este martes, con el termómetro disparado, hay peleas por las sombrillas y las tumbonas», señala Nel Blanco, que da este servicio en las playas de Paxariñas y Areas. «O cliente de tumbonas é bastante fiel, de feito nós temos reservas de tumbonas semanais e incluso por tempada. O cliente de hotel, por exemplo, tira bastante de tumbona porque non adoita vir de vacacións coas cadeiras da praia», indica Carlos Castaño desde Silgar.
Lo de los hidropedales es otra historia. Este año, en ese contexto de bajón de consumo, también se sale menos a pedalear con estos artefactos flotantes. Es más, en muchas ocasiones hay usuarios de las playas, sobre todo jóvenes, que se acercan a hacerse fotos para el Instagram con las pedaletas pero que luego no las alquilan. Ese, dicen voces autorizadas en la materia con cierta sorna, «é o mal destes tempos».
¿Cuánto cuesta salir a la ría con un hidropedal? El coste es muy variado y depende, fundamentalmente, de qué tipo de pedaletas se alquilen, ya que las que más cuestan suelen ser las de tobogán o las que tienen alguna figura, como un unicornio, es decir, las favoritas de los niños. En Silgar se pueden rentar desde nueve a 25 euros y en Paxariñas o Areas las hay (sin tobogán) desde 8 euros por media hora a 12 por una.
Eso o los hosteleros ya están quejándose sin motivo?
Los entrevistados son de zonas a los que va gente de bastante buen poder adquisitivo, por cierto.
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