SHARKHAN
Madmaxista
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Alguien debería estudiar el perfil del votante (no militante) socialista, esa persona posibilista, resignada, profesional remunerada, confiada, crédula e inasequible al desaliento. Un ciudadano al que el manual de pensamiento (ideal) del grupo Prisa le ha servido para ir tirando sin tener que perder demasiadas horas en labores de reflexión, tiempo que ha dedicado a leer a Fernando Savater, Antonio Muñoz Molina, Javier Marías, Juan José Millás, Paul Auster, Philip Roth, las más conservadoras algo de Amudena Grandes.
Han creído en la clase política y en la tras*ición española, han partipado, que es lo que se les pide, con su voto y en alguna manifestación contra la guerra. Contra el terrorismo, en pocas, porque no acaba de cuadrarles con la cuestión nacionalista. Tienen a los etarras mal resueltos. Y ahora resulta que se les ha atragantado la cosa de la inmi gración. Hoy no saben qué pensar de la directiva europea acordada ayer.
La verdad es que han pasado los años desde aquella ilusión de González y ya no tienen tan claro que ser buenos consista en esto que está ocurriendo con tanta gente que llega y delinque y ahora empieza a estar en paro y, por lo tanto, a molestar. Pero siguen creyendo que son buenos. Ellos y aquellos a los que han votado, algunas veces con el argumento de que peor es el PP y la otra izquierda ya no existe.
Siguen creyendo, y eso es lo más sorprendente.
Han creído en la clase política y en la tras*ición española, han partipado, que es lo que se les pide, con su voto y en alguna manifestación contra la guerra. Contra el terrorismo, en pocas, porque no acaba de cuadrarles con la cuestión nacionalista. Tienen a los etarras mal resueltos. Y ahora resulta que se les ha atragantado la cosa de la inmi gración. Hoy no saben qué pensar de la directiva europea acordada ayer.
La verdad es que han pasado los años desde aquella ilusión de González y ya no tienen tan claro que ser buenos consista en esto que está ocurriendo con tanta gente que llega y delinque y ahora empieza a estar en paro y, por lo tanto, a molestar. Pero siguen creyendo que son buenos. Ellos y aquellos a los que han votado, algunas veces con el argumento de que peor es el PP y la otra izquierda ya no existe.
Siguen creyendo, y eso es lo más sorprendente.